Fiestas tradicionales de Polonia

Fiestas tradicionales de Polonia
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Fiestas tradicionales

Fiestas tradicionales de Polonia Antiguamente, la vida en aldeas era regulada por el ritmo de la naturaleza, así como por una multitud de normas, sabiduría y creencias populares, prácticas mágicas, etc. La naturaleza era, indudablemente, la fuente de todo el conocimiento popular. Fue ella la que permitía ordenar y comprender el mundo dividido en ciclos anuales. El pueblo buscaba en ella respuestas y explicaciones a todo que pasaba a su alrededor.

Historia

Podría decirse que las fiestas tradicionales polacas reunían, en cierto modo, tanto creencias populares como la Liturgia católica, lo que se traducía en un sincretismo de costumbres muy antiguas, como los viejos ritos paganos, con la doctrina cristiana. Todo ello hacía que el calendario polaco de tradiciones populares fuera excepcionalmente interesante, diverso y dotado de una gran carga simbólica.

Principales festejos

  • Primavera

Según la creencia popular, durante la primavera todo vuelve a la vida y se despierta. La mayor parte de costumbres y fiestas populares, algunas de las cuales se remontan hasta los tiempos paganos, son reflejo de los cambios que se producen en la naturaleza. Pero también la Iglesia ha dejado huella en esta época del año, con la Pascua como celebración más importante de calendario católico.

  • Marzanna

Marzanna, que era un muñeco de paja, simbolizaba el invierno, pero también la muerte y el mal. Para reflejar la llegada de la primavera, el pueblo cultivaba la costumbre de mostrar en procesión a Marzanna en las aldeas y en las ciudades, para al término de la misma ahogarla o quemarla. El muñeco se llevaba de casa en casa en una procesión bulliciosa y colorista. Todo el rito tenía como fin protegerle a la gente del mal, que se asociaba con el invierno y tenía lugar el cuarto domingo de Cuaresma (Domingo Blanco, Negro o de Muerte, dependiendo de la región). Aunque la particularidad de ritos adscritos a esta costumbre divergía por regiones, el fondo ideológico era el mismo.

A partir del siglo XIX la costumbre derivó poco a poco en un evento de diversión y encuentro social, con el acompañamiento de niños y adolescentes. En la actualidad, en cambio, suele relacionarse con el primer día de primavera (según el calendario, día 21 de marzo) y se celebra principalmente entre los estudiantes de primaria.

  • Domingo de Ramos

El Domingo de Ramos es una celebración solemne que se celebra ampliamente en todo el país. Antiguamente, ese día solía escenizarse la entrada triunfante de Jesús en Jerusalén que consistía en una procesión con la figura de Jesús en mula (Jesús de Ramos) mientras los niños echaban flores y ramitas delante de la figura y gritando: “Hosanna en las alturas” – todo para recordar el acontecimiento bíblico que ha pasado a la realidad de la cultura polaca. No obstante, el símbolo por antonomasia de la fiesta son los ramos mismos, siendo su forma más frecuente los ramas de sauce, con sus brotes característicos o de boj, así como flores secas y ramos de Vilna -preparados cuidadosamente a través de un mosaico de flores secas, hierbas y espigas de cereales.

Los ramos más espectaculares utilizados en esta celebración provienen de la región de Kurpie y pueden alcanzar hasta 5-6 metros de altura. Están confeccionados con un tallo de arbol joven (pino o abeto) como eje y presentan una rica decoración de vegetación forestal, flores de papel y cintas de colores. Según la creencia popular, el crecimiento y salud de los niños dependía de la altura de los ramos. A los niños se les prometía que crecerían “tan alto como aquellos arbolitos”. Aún hoy día, en dos ciudades de la región, se organizan certámenes populares en los que los participantes compiten por exponer el ramo más alto y mejor decorado del Domingo de Ramos.

  • Semana Santa y La Pascua (El Domingo de Resurrección)

La Semana Santa, originariamente, fue tiempo de luto. Empezaba el miércoles, cuando se apagaba velas en las iglesias para continuar el jueves en el que empezaban a acallar las campanas destituidas sucesivamente por las aldabas. Los fieles, en un estado de concentración y oración, iba preparándose para la llegada de Cristo, mártir de la muerte. Las celebraciones de aquella época fueron fuertemente marcadas por la liturgia de Iglesia católica, asemejándose hoy día a tradiciones de Pascua cultivadas en otros países de Europa católica. A pesar de ello, hay costumbres y símbolos de la Pascua característicos exclusivamente de Polonia que describo a continuación:

• Las técnicas de ornamentación de los huevos de Pascuas difieren mucho de una regíon a otra, por lo que es difícil distinguir la región concreta de las que son originarias.

• La bendición de alimentos durante el Sábado Santo. Aquel día era de típico llevar una cesta llena de comidas típicas de Pascua a la iglesia, para su bendición. A cada alimento se le daba una dimensión simbólica, por ejemplo, los huevos eran símbolo de la vida y la resurección; el corderito (confeccionado de azúcar, mantequilla o de masa de harina) simbolizaba, en cambio, el Cordero de Dios (Jesucristo); el rábano picante; la mantequilla eran símbolos de la amargura y la dulzura que le esperara al hombre después de su muerte y resurección; los embutidos se asociaban con el fin de la cuaresma; mientras que la sal era símbolo de bienestar y hospitalidad.

• Las tumbas de los Santos en las iglesias. Las tumbas de Santos, también ricamente adornadas y decoradas con flores eran un punto de referencia muy importante para la tradición polaca. En momentos difíciles de nuestra historia, las tumbas simbolizaban el carácter nacional y la esencia de lo polaco. En ocasiones, servían asimismo como emisoras de encubiertos mensajes políticos, aludiendo por su decoración a acontecimientos políticos contemporáneos. Todavía hoy en día la vida política suele representarse en la iconografía de las tumbas. Asimismo, es tradicional la costumbre de celebrar vigilias populares al lado de las tumbas. En algunas regiones de Polonia suele haber unas unidades especiales, denominadas localmente Turki, por su vestimenta al estilo turco -nombre que alude a un hecho histórico del siglo XVII, Batalla de Viena-. En ciudades más grandes, existe en cambio la costumbre de “visitar tumbas” en la que gente va de iglesia en iglesia para contemplar y admirar las ricas decoraciones de las tumbas y para orar y reflexionar.

• El suntuoso desayuno de Pascua que se consume a la vuelta de la celebración de resurrección en la iglesia. Antiguamente la gente creía que, a lo largo de un día de fiesta tan grande, estaba prohibido poner leñas al horno y prender fuego. Por ello el desayuno de Pascua ha cobrado el nombre de comida “sin humo”. También hoy día, platos de Domingo de Resurrección se sirven fríos, aunque en abundancia. La mayoría de los platos contienen huevo y carne de distintos tipos.

• El lunes de Pascua, llamado también “smigus-dyngus”, es una antigua tradición popular en la que los chicos les mojan a las chicas con agua. El agua reflejaba futuros éxitos y felicidad, por ello, la chica que no terminase mojada de una u otra manera aquel día podía enfadarse o tomarlo incluso como mal augurio. En los tiempos pasados, aparte de mojar con agua, solía dárseles también a las chicas suaves golpecitos con ramas de árbol u otros. Ambas actividades tenían como objetivo hacer que las chicas les diesen a los chicos pequeñas donaciones o comida, evitándo así esas prácticas poco agradables. Hoy día el mojar con agua se practica de forma simbólica, mayoritariamente mediante el uso de jugetes, producidos ad hoc para este fin. Aunque hayan quedado partidarios de la costumbre antigua que utilizan para este fin hasta cubos o pompas de agua…

• Durante la Pascua se celebran también una multitud de costumbres locales, como por ejemplo la fiesta llamada “emaus”, típica de Cracovia, celebrada en homenaje a la entrada de los Apóstoles a la ciudad Emaus; o las procesiones de caballos en Silesia, o así llamados “mendigos”, figuras espantosas hechas de paja que “visitaban” casas de Malopolska. Además de múltiples juegos de rodar o romper huevos, símbolo de Pascua.

  • Pentecostés

El Pentecostés ha sido una tradición precristiana, relacionada estrechamente con el ciclo vegetativo y la naturaleza que vuelve a brotar después de un largo periodo de invierno. La fiesta se relacionaba también con cambios que se llevaban a cabo en la naturaleza y con la preparación para las labores en el campo. Hoy día resulta difícil establecer una fecha concreta en la que solía celebrarse el Pentecostés antiguamente. Eso sí, sabemos que las actividades típicas de aquel día eran limpiar y ordenar las casas, esparcir agua sobre los animales y darles pequeños golpecitos, para así “impulsarlos a la vida”. También solían organizarse fiestas con hogueras, música y bailes.

Posteriormente, y de acuerdo con la política de la Iglesia, el Pentecostés fue absorbido por la fiesta cristiana del Espíritu Santo y hoy día suele celebrarse en el séptimo domingo y lunes después de la Pascua. Se celebraban procesiones con banderas de santos, dirigiéndose hacia recién sembrados campos. También, era costumbre decorar el ganado, con coronas de hierbas bendecidas y flores. Hay que reconocer que el Pentecostés fue especialmente popular entre los pastores, que celebraban y bailaban ese día al lado de las hogueras -costumbre que se ha mantenido en distintos lugares de Polonia-. Hasta hoy día se pueden ver hogueras en una u otra colina en la noche del Pentecostés.

  • Corpus Christi

El Corpus Christi es la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, es una celebración litùrgica destinada a celebrar la Eucaristía. En Polonia la celebración del Corpus Christi se lleva a cabo el jueves después del octavo domingo de la Fiesta del Espíritu Santo y 60 días después del Domingo de Resurrección, siendo flexible la fecha exacta de su celebración. Las celebraciones toman forma de procesiones con el Cuerpo de Cristo (la Eucaristía) mostrado por la parroquia. Las procesiones paran cuatro veces en cada uno de los cuatro altares -cifra que seguramente tiene que ver con las cuatro esquinas del mundo de las antiguas procesiones alrededor de los campos-. En los altares, decorados con flores, se leen fragmentos del Evangelio relacionados con el tema de la Eucaristía. Dichas procesiones suelen ser muy solemnes, y se realizan con la participación de los clérigos, miembros de gremios artesanales, llevando figuras e imágenes santas. Durante las procesiones también, se echan flores sobre el camino que precede la ruta de la Eucaristía.

El hecho de participar en la procesión, es cierta manifestación de pertenencia a la comunidad de los creyentes católicos, por lo que suelen ser unos eventos de carácter multitudinario. Las ventanas de las casas a lo largo de todo el camino de la procesión se decoran con imágenes de los santos y demás símbolos católicos. En algunas partes existe incluso la costumbre de desprender unas alfombras de flores por las que pasa luego la procesión.

Las procesiones más grandes se organizan el mismo día del Corpus Christi, que cae siempre el jueves y es festivo en toda Polonia, celebrándose –no obstante- procesiones menores a lo largo de toda la octava, es decir, durante el período comprendido entre el Domingo de Resurrección y el jueves del Corpus Christi.

Día de San Juan Bautista La fecha de esta fiesta coincide con la vigilia de San Juan Bautista, día del solsticio de primavera que simbolizaba el paso a la nueva etapa del año, dedicada originariamente a trabajos en el campo. La gente deseaba asegurarse una futura prosperidad y protegerse los males. Se creía también que el agua aquel día poseía unos valores especiales, maravillosos. Los baños en los lagos, estanques y ríos no se permitían antes de ese día.

En el atardecer, los jóvenes solían reunirse alrededor de las hogueras, donde a través de bailes y saltos expresaban su deseo de purificarse y asegurar la prosperidad; cantaban canciones a San Juan solicitando felicidad en el amor y un buen matrimonio.

El momento más importante de la velada era cuando las chicas colocaban coronas de flores sobre unas tablas de madera y con una vela encendida en el medio, para luego lanzarlas a las aguas. La corona que cayese mal y se sumergiese bajo la superficie se consideraba señal de un mal augurio, en cambio, si se notaba que flotaba tranquilamente, significaba felicidad y éxito en el amor. Con todo, lo que más se deseaba era que la corona fuese sacada del agua por el amado, hecho que simbolizaría una boda inminente.

  • VERANO

Durante el verano se concentraban la mayoría de las tareas agrícolas como el cultivo de las plantas, el ganado y mantenimiento de las granjas. Puesto que el esfuerzo y el trabajo físico normalmente no va a la par con el espíritu de fiesta, era una época escasa en celebraciones en comparación con las demás estaciones del año.

Las primeras fiestas y celebraciones mayores empezaban tan solo después de la gran cosecha y de la Fiesta de la Cosecha, -la que hoy día suele unirse a la fiesta católica de la Asunción de la Virgen María y que suele ser denominada también popularmente, fiesta de la María Verde-, porque era una costumbre bendecir aquel día ramos de hierbas, flores, frutas y verduras, etc.

  • OTOÑO

Durante el otoño la gente del pueblo finalizaba todas las tareas del campo y en las granjas y solía reunirse en grandes grupos en casas donde se dedicaban a tejer, hilar o punteaba plumas. También, durante ese tiempo se celebraban bodas y otras fiestas populares, porque la comunidad disponía de más tiempo libre que durante la primavera o el verano.

Día de Todos los Santos y Día de los Difuntos

La época del otoño tardío se consideraba tiempo mágico, se creía que por aquel entonces las almas de los difuntos bajaban para andar entre los vivos. Se los invitaba de buena gana a entrar en las casas, donde vivían durante su vida humana y se les daba bienvenida con la comida aceptando que podían tener sed y hambre. También hoy en día, según la liturgía eclesiástica, se honra la memoria de los difuntos: el 1 de noviembre a los santos, -es decir, almas salvadas-, y el 2 de noviembre a los que aún están esperando su salvación, a lo que los feligreses pueden ayudarles mediante su oración y limosnas. Durante ambos días, se visitan las tumbas, en las que los fieles dejan las coronas de flores y encienden antorchas para demostrar el recuerdo vivo de los difuntos, o de un difunto en concreto.

  • Vigilia de Sta. Catalina y Vigilia de San Andrés

Estos dos días la gente se reunía para predecir el futuro de su matrimonio. Katarzynki (que caen en la noche anterior al Día de Santa Catalina) se celebra el 24 de noviembre. Fue una fiesta destinada a predecir el futuro de los hombres. Especialmente, los solteros deseaban saber qué novia o mujer iban a tener en el futuro. No obstante, la costumbre de predicar la suerte en la vigilia de Santa Catalina no se ha conservado hasta nuestros tiempos. En cambio, la vigilia de San Andrés (29 de noviembre) sí que es muy popular como día de fiesta en todo el país, en las que se predica el futuro. En la antigüedad, fue una velada destinada a predecir el futuro de las novias quienes, al igual que los chicos solteros un par de días antes (24 de noviembre), querían conocer su futuro en la vida de pareja, su amor y su matrimonio.

Las adivinanzas podían tomar distintas formas, como por ejemplo: asociar el sentido a las formas de cera que aparecían al verterla en el agua fría, echar suertes sacando una tarjeta con nombre del chico de entre varias que se depositaba antes de dormir debajo de la almohada, etc. El abanico de formas de predecir el futuro era muy amplio.

Asimismo, solía darse mucha importancia a los sueños. Las celebraciones de vigilia de San Andrés combraban aún más significado, puesto que fue el último día del período de fiesta antes del Adviento (según el calendario cristiano). En la actualidad, la fiesta de San Andrés consta de distintos juegos aludiendo a la antigua costumbre de predicar el futuro, aunque ya tan solo en un sentido lúdico.

  • INVIERNO

Fue una época de espera, cuando durante varios meses la Naturaleza caía en un sueño profundo y todas las tareas del campo se estancaban. La comunidad aguardaba el inicio del nuevo ciclo de la vida, así como al nacimiento del Niño Jesús y el Año Nuevo. Un rasto característico de aquella época -unas tardes muy largas- propiciaban visitas de espíritus de los difuntos, según se creía, y asimismo reforzaba la impresión de una difuminación de fronteras entre el mundo terrestre y el del más allá. Es por ello, que a lo largo del invierno destacaban una variedad de símbolos que representando el homenaje a los muertos, como por ejemplo el fuego, algunos platos concretos, o el asiento que se deja libre en la mesa.

  • La Navidad

En Polonia, las celebraciones navideñas empiezan en realidad el día 24 de diciembre con la vigilia de Nochebuena, cuando las familias se reunen alrededor de unas mesas suntuosas. Aunque la fiesta eclesiástica fuese los días 25 y 26 de diciembre, la vigilia del día 24 tiene un carácter especial. Antes de empezar a cenar se cultiva la costumbre de dividir entre los familiares una oblea de pan ácimo, haciendo hincapié en la unión de todas las personas reunidas que se estaban felicitando mutuamente por Navidad y el Año Nuevo.

La vigilia de Navidad cobraba incluso cierta dimensión mágica. Se creía que las actividades precedentes a la vigilia podían influir la suerte del año entrante. Por ello, se procuraba mucho no incurrir en discusiones o vaguedad, ni tampoco prestarle nada a nadie aquel día. Se prohibía también realizar labores domésticas como tejer, coser o hilar porque, según se creía, el trabajo durante el día de la Vigilia atraía a los demonios. Por lo tanto, las ocupaciones de ese día comprendían decoración de las casas y la preparación de los platos para la cena. De acuerdo con la costumbre, las familias se sentaban a la mesa con la aparición de la primera estrella -símbolo de la Estrella de Belén que guiaba a los Reyes Magos hacia el Niño Jesús. Tanto en la antigüedad como hoy día, la cena navideña se compone de platos de vigilia; aunque las normas de la Iglesia ya no son tan severas y permitan el consumo de carne, en la mayoría de las casas sigue cultivándose la tradición de servir los platos cuaresmales. En la mesa predominan comidas hechas con semillas de amapola, guisantes, frijoles, miel –es decir, productos que según las creencias antiguas poseían unas cualidades especiales-, así como setas y pescado.

De acuerdo con la tradición, el número de platos debía ser impar y su cantidad final dependía, obviamente, del nivel de riqueza de la familia. En cambio, hoy en día suele prepararse 12 platos, haciendo así hincapié en el número de los apóstoles o de los meses del año. Independientemente del número de comidas en la mesa, es necesario degustar todos los platos, para así asegurarse la prosperidad del año siguiente. Según la tradición, también, se pone heno bajo el mantel blanco y se deja libre un asiento para él, así llamado, caminante errante -un signo claro de homenaje a tradiciones relacionadas con los muertos-. Todas estas costumbres que acompañan la preparación de la mesa de la cena de vigilia, siguen cultivándose en las casas polacas hasta hoy día.

Después de la cena, los anfitriones salían a visitar a sus animales a los establos para compartir con ellos la oblea, así como restos de los platos de la cena; se creía que aquella noche los animales tenían el poder de hablar con voz humana.

El siguiente rito navideño consistía en asistir a la Misa de Gallo a medianoche. Antes de la misa todos los convidados cantaban villancicos del nacimiento del Niño Jesús o canciones pastoriles populares, relacionadas con las costumbres de carácter lúdico, típicas en Polonia en la época de Navidad. Las más antiguas de las canciones datan del siglo XV y cada año siguen apareciendo nuevas. Sus transcripciones se recopilan en grandes cancioneros y su ejecución multitudinaria constituye una de las diversiones más populares del período.

El hecho de repartir regalos el 24 de diciembre es una costumbre nueva y dependiendo de la región los regalos llegan de la mano de personajes diferentes, como Papá Noel, Gwiazdor (el Dueño de las Estrellas), Ángel o el Niño Jesús.

La Misa de Gallo, en la que se celebraba el nacimiento de Jesús Cristo, era la culminación del día y tenía un carácter muy solemne. No obstante, los jóvenes ya empezaban a gastar bromas y hacer travesuras, demostrando así que la epoca de fiesta, felicidad y diversión se estaba acercando. El 25 de diciembre (primer día de Navidad) estaba destinado a pasarlo explícitamente en el círculo familiar, descansando y celebrando la Navidad en casa, con los más cercanos. Las visitas y reuniones con amigos y familia más lejana no empezaban hasta el día siguiente, 26, fiesta de San Esteban el Mártir. El 26 de diciembre se bendecía en las iglesias los cereales; era una costumbre guardar un puñado de cereal para unirlo en su época al grano de siembra y asegurarse una buena cosecha. Asimismo, hay quienes dicen que la costumbre de bendecir cereales tenía que ver con la muerte del mártir que había sido lapidado; hoy en día la costumbre de lanzarse cereales unos a otros simboliza más bien la futura prosperidad y felicidad.

Pero el símbolo navideño por antonomasia es el Árbol de Navidad. La costumbre de decorar árboles durante fiesta de Navidad ha llegado a Polonia relativamente tarde, porque en el siglo XIX, y, en algunas regiones tan solo en los años 20. del siglo pasado. Anteriormente, también era común decorar las casas pero los adornos eran diferentes; se usaba por ejemplo ramos decorados con papel de seda, manzanas y nueces, que se colgaban del techo; gavillas de heno que se colocaban en las esquinas de la casa u otras decoraciones hechas de cereales y obleas de pan, parecidas en su estructura a las que se dividían entre los miembros de familia antes de la cena de vigilia.

El día de los Reyes Magos (6 de enero) solía practicarse la costumbre de llevar la estrella de Belén de casa en casa cantando villancicos. Los disfrazados felicitaban a los anfitriones y ofrecían sus representaciones de escenas relacionadas con nacimiento del Niño Jesús; gastaban bromas y hacían pequeñas trampas. Entre los disfraces no podía faltar el de cabra, cigüeña, oso, judío, hombre viejo y la mujer vieja, Herodes, soldados, diablo, muerte y otros monstruos. Cuando tocaban a la puerta, la gente salía para darles la bienvenida y convidarles con comida y bebidas alcohólicas pues era costumbre considerarlo un buen augurio.

Otra costumbre navideña era hacer el Belén, es decir una representación plástica del nacimiento de Jesucristo que se elaboraba con madera o cartón y luego mostraba al público cantando villancicos y canciones populares, al mismo tiempo recogiendo donaciones.

El período navideño terminaba el día 2 de febrero con la fiesta de Nuestra Señora de la Candelaria, cuando era costumbre bendecir las candelas en las iglesias. Según la creencia popular, las candelas protegían a la gente del fuego, fuesen truenos, incendios, o demonios. Después de la celebración, se intentaba llevar candela encendida desde la iglesia a casa.

  • Carnaval y el Miércoles de Ceniza

Pocos días antes del Miércoles de Ceniza se celebraban unas fiestas pomposas que habían de prepararle a la gente a la pronta llegada del fin de la época de Carnaval. Durante las intensas noches de fiesta, hombres y mujeres solían dividirse en dos grupos y se divertían por separado; la gente bailaba enloquecidamente y cultivaba ritos ancestrales, por ejemplo, unos saltos rítmicos y muy altos, acompañados de gritos con carácter de conjuros. La costumbre de saltar alto estaba relacionada con el deseo de obtener buenas cosechas en el futuro. La última noche del Carnaval la fiesta debía terminar como muy tarde a medianoche, cuando el Carnaval y la Cuaresma se encontraban. En realidad, ocurría con frecuencia que la fiesta durara hasta la madrugada o, incluso, se prolongara hasta días siguientes, a pesar de la indignación de los representantes de la Iglesia.

  • El Miércoles de Ceniza

El Miércoles de Ceniza (llamado también Popielec en polaco) fue un día de penitencia y también el primer día de la Cuaresma, durante el cual era obligatorio mantener un ayuno estricto. Durante la misa que se celebraba aquel día, el sacerdote imponía ceniza sobre cabezas de los fieles pronunciando a la par las palabres del Evangelio: “Arrepentios y creed en el Evangelio” o “Polvo al polvo, cenizas a las cenizas”. La ceniza utilizada provenienía tradicionalmente de los bendecidos ramos del Domingo de Ramos anterior.

Fuentes