Huecos de araña (libro)

Huecos de araña
Información sobre la plantilla
LIBRO-Huecos-de-arana.jpg
Autor(a)(es)(as)Jamila Medina Ríos
Editorial:Ediciones UNION
PremiosPremio David de Poesía en 2008

Huecos de araña (libro): Poemario con que Jamila Medina Ríos se presenta como escritora, publicado por Ediciones Unión, se erigió con el premio David en el año 2008.

Reseña literaria

Este cuaderno describe la vida de algún Ella, que poco a poco, se descubre también como su alterego o su ego. El libro describe, en recorrido pendular, desde su nacimiento en “Portales” hasta “Solo de sangre” el corte o punto cero de dicho recorrido. A estos extremos se interponen además Cuerpo de reina, Raíces/huecos de araña.

Portales

Los portales son el preámbulo, el nacimiento, y su primera niñez. El mundo gira alrededor de este alumbramiento. Ella lo construye como una verdadera predeterminación. Se narra a si misma cual reina o elegida, como si acaso no lo fueran cada uno de los mortales en la íntima circunstancia de la vida; sin embargo, el gesto se cree diferente porque es contado desde un distanciamiento objetivo, autosugestión o enajenamiento.

A los “Portales” se asoma la autora para descubrir y describir, cinematográficamente, cómo transcurre el mundo. En la naturaleza, escenario de las primeras focalizaciones, la vemos atrapada como buscando liberación en los sucesos que la excitan y son fruto de una percepción crinográfica del entorno, donde todos sus elementos se van sucediendo aglomeradamente, como en la percepción de un niño, sin precisar los límites que los separan, ni donde finaliza el uno y comienza el otro.

El observador de los “Portales” es capaz también de detenerse, y hacer un minuto solemne ante alguna precisión majestuosa de la naturaleza y, entonces, en un proceso equilibrador a la velocidad trata de oponer instantes detenidos: gestos, figuraciones, que se ofrecen de manera fugaz e irrepetible y que en su escudriñadora ambición necesita.

El color es otra de las motivaciones que surgen en los “Portales”. Hay color para todo. El sujeto lírico, todavía infante, necesita encontrar el tono capaz de asentarse en el espectáculo que presencia. Lleva en el color el complejo adánico de nombrar todas las cosas desdoblando la luz sobre sus figuraciones.

Los animales, las plantas, el viento, todo gira a la voluntad de su creación y se manifiesta, con un discurso de estructura ampulosa, con un aliento más sobre el aliento de la naturaleza. Una vez probado el fruto prohibido, la caída de la gracia es drástica. Disminuyen las figuraciones, la policromía, el sonido de la gaita, el coro de los gaiteros. La vida se torna radical y objetiva. El lenguaje ampuloso y contracto tiende a disiparse, a acercarse a lo terreno, a lo cotidiano. Cuerpo de reina ha conocido el pecado ha madurado el germen que festinaba su niñez y ahora se encuentra ante los mismos dilemas universales que nos conmueven: el amor, la muerte.

Todo se divisa más claro ahora. Los enmascaramientos pierden propósito. La muchacha que hilvanaba festinadamente la historia, y habíamos dicho su alterego, era aguardada por Cuerpo de reina, el futuro que sentía en sus venas, su destino o parte del mismo donde rige y es regida por las condiciones de eros y tánatos. El discurso se muda entonces de una tercera persona a la primera, y es que ambas (niña y reina) convergen en un Yo Único que disfruta a la par del sexo, la muerte. La muerte romántica todavía urdida a la usanza antigua, casi mitológica, de cortarse las venas lentamente con un objeto filoso y disfrutar del morbo de ver hacerse nata la sangre. La autora necesita detenerse en estos paisajes para compensar las velocidades anteriores, para que todo su morbo encuentre cause y liberación. El discurso aquí, más lento y reposado, se recrea en el acto sexual tanto como en la inmolación y participan de un lenguaje más o menos común de referentes cercanos como si ambos fueran anverso y reverso de un mismo cuerpo. El erotismo fino y romántico de la inmolación se complementa con el sexo sentencioso del Falo entre las piernas como una daga para el juicio. En esta imbricación es donde la autora se crece, donde hace la catarsis de mujer-reina y se agigantan los versos que defienden su cuaderno.

La fusión de ambas ideologías no aborta una juntura demasiado agresiva, antes sí, se aprecia el cambio de estados. Se evoluciona de “Portales”, con un registro culto y estilo cortado, enmascarador, propio de la inocencia que atisba y sopesa las realidades, a un estilo y el registro que se acercan a lo conversacional y lo estándar respectivamente.

Cuerpo de Reina

“Cuerpo de reina” cuenta en lo formal con un discurso más accesible. La autora evidentemente ha traspasado los “Portales”. La visión que acariciaba disimulándola bajo la difícil urdimbre de sus figuraciones intenta ahora nombrarla en su justo tamaño.

Si la visión de Portales se consolida en Cuerpo de reina, una vez que leemos Raíces/huecos de araña, nos damos cuenta que Cuerpo de reina fue el punto medio en la ondulación pendular o el recorrido medio de la parábola. Fue hasta aquí el momento ascendente. Raíces/huecos de araña, desde el título nos pretexta retroceso, frustraciones, inconformidades, maneras imposibles de saltar, destronamientos. Con todo, lo que se aprendió en Cuerpo, no se desprecia, la muerte sigue siendo un referente, pero ahora revaluado en la temática de la insularidad y las acotaciones que por fuerza mayor particularizan nuestra insularidad: la disidencia, el retorno, el extrañamiento y otras formas de inmolarse para una vida mejor. Pasada la ilusión sexual y el anhelo de una muerte romántica, se revelan, como decurso natural estas zonas áridas o partes del descenso de la parábola. A pesar de que pudiera creerse todo lo anterior como tema central, quizás se trata de la afectación más pronunciada, pero no de la única, los huecos de araña, en realidad, son muchos.

Sobre el pretexto de la insularidad se erige la disidencia. Pareciera que la isla ejerce la misteriosa fuerza que la impulsa conforme la limita, conforme la cerca de océano y le obliga a soñar con otra la parte. Vuelve lo prohibido, lo inaccesible a ser la nota sediciosa, rebelde en el país.

El referente “muerte”, lleva aquí una cercanía causal a la noción de vida. La posibilidad de escoger otro modo de muerte, lleva implícito un cambio de vida, una rotación diametral que no es más que la posibilidad de saltar, de burlar las aguas del Caribe o las aguas, en general. La autora expone al sujeto lírico a una agonía frente a la inmensidad infranqueable de las aguas. No importa cuál sea el destino entonces, antes bien hubiera sido mejor, no tener que hacer el salto sino, haber nacido al final del salto. No es necesario llevar más los mismos demonios que nos acompañan con la partida: desazón, añoranza, nostalgia. Hubiera sido mejor no tener que llegar al irremisible despegue y no cargar con ese conflicto de la insularidad por dentro. -Si otros hubieran sido nuestros padres-, clama el sujeto lírico ante esta disyuntiva.

El reencuentro y los traumas del recuento. La Habana como puente que los hace posible, porque antes también conspiró en las partidas y volver es una experiencia geométrica, demasiado, cuando los órdenes del cuerpo ya le son contrarios al país y también es necesario amoldarse. Estos son los comentarios al margen, los huecos de araña desde donde crecerse es una verdadera aventura y desafiar la inercia merece irse acabando hasta el punto cero de la desaceleración.

Sangre

Llegar a la sangre es descender completa la parábola, es haber desacelerado hasta el final. Haber probado de los sueños, haberse ejercitado en las marciales amorosas; no en el amor que no surge sino después de la necesaria madurez del espíritu, de la contemplación. Lejos de él están los fueros y las ebulliciones. En ¨Solo de sangre¨ ocurren las verdaderas desgarraduras. Nacen las más valiosas heridas del alma.

Cuando solo queda la sangre, no se ha de buscar algo más genuino y lo genuino corona desde más adentro. Hasta allí nos lleva la autora y nos muestra cómo funciona el amor.

Ella pretende guardarse las luces de lo imposible de estos amores, de la frustración que los lleva a la sangre; pero de algunos versos reveladores podemos extraer unas delgadísimas líneas de sentido. Una de ellas podría ser la imposibilidad de ser o encontrar la ambivalencia que satisfaga reacciones antagónicas.

El sujeto lírico sufre las mismas desgarraduras del salmón. Se erige entre ella y este o estos amores alguna contradicción. Una difícil lucha por encontrar el punto conciliador. Se lo aprecia con el símbolo de este pez que en el recorrido de regreso (…) destroza su cola rosada contra las rocas volviendo a casa. Símbolo contextualizado en todo el poemario, y que recobra aquí otra traslación de sentido: el que lucha contra imposibles por encontrarse o conciliarse consigo para amar lo inconciliable.

Datos del autor

Jamila Medina Ríos (Holguín, 1981) Poeta, narradora, ensayista y editora. Una de las voces más reconocidas de la poesía contemporánea cubana.

Licenciada en Letras en la Universidad de La Habana (2007). Cursó la carrera de Ciencias de la Religión, en el Instituto Superior Ecuménico de Ciencias de la Religión, y la maestría en Lingüística Aplicada de la Facultad de Lenguas Extranjeras, en la Universidad de La Habana.

Trayectoria profesional

Perteneció al grupo Vórtice y cursó el Taller de Técnicas Narrativas del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso en 2002. Laboró como editora y codirectora de la revista estudiantil Upsalón, de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana. Impartió clases de Literatura y Lingüística, en ese centro de estudios y en la Escuela Latinoamericana de Medicina.

Participó, en el año 2011, en el Encuentro Iberoamericano de Poetas en el Centro Histórico: Vértigo de los aires, en México, D.F. Actualmente es jefa de la redacción de poesía en Ediciones Unión.

Actualmente reside en La Habana.

Bibliografía activa

  • Huecos de araña (poesía), Ediciones Unión, 2009. (Premio David 2008).
  • Ratas en la alta noche (cuento), Malpaís Ediciones, México DF, 2011.
  • Escritos en servilletas de papel (cuento), Ediciones La Luz, Holguín, 2011.
  • Diseminaciones de Calvert Casey (ensayo), Editorial Letras Cubanas, 2012.
  • Primaveras cortadas (poesía), Proyecto Literal, México DF, 2012.
  • Del corazón de la col y otras mentiras (poesía), Colección Sur Editores, 2012.
  • Anémona (poesía), Sed de Belleza, Santa Clara, 2013.

Premios

  • Premio David de Poesía 2008.
  • Premio Alejo Carpentier de Ensayo 2012.
  • Beca de Creación Prometeo La Gaceta de Cuba 2012.
  • Premio de Poesía Nicolás Guillén 2017.

Fuentes

Medina Ríos, Jamila. Huecos de araña. Plaza de la Revolución, Cuba: Ediciones UNION. (2009).

https://www.claustrofobias.com/huecos-de-arana-de-jamila-medina/