Huelga de Marzo de 1935

Huelga de Marzo de 1935
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Huelga general de Marzo de 1935.JPG
Fecha:7–8 de abril de 1935
Resultado:
Derrota del movimiento huelguístico
Consecuencias:
Durante más de 48 horas, el transporte urbano y por carretera, las fábricas, el comercio, e incluso las dependencias del Estado en todo el país se paralizaron. Se desató un clima de terror contra la clase obrera cubana.
País(es) involucrado(s)
Bandera de Cuba Cuba
Líderes:
Organizaciones políticas y de masas y la clase obrera cubana
Organizaciones involucradas:
Partido Comunista de Cuba (PCC), Confederación Nacional Obrera de Cuba (CNOC), Joven Cuba (JC), Comité de Huelga Universitario

Huelga de Marzo de 1935. Huelga que había sido anteriormente convocada por el Comité de Huelga Universitario el 23 de febrero de 1935. Pero no es hasta esta fecha que se produce la Huelga general de obreros y empleados en Cuba para derrocar al régimen BatistaCafferyMendieta. Durante más de 48 horas, el transporte urbano y por carretera, las fábricas, el comercio, e incluso las dependencias del Estado en todo el país se paralizaron. En algunos lugares, la huelga sobrevivió hasta el 15 de marzo. Pero la cruenta represión desatada por el régimen sumada a la falta de coordinación y unidad entre todas las organizaciones involucradas en el movimiento huelguístico, provocaron su derrota.

Antecedentes

Durante los primeros días del mes de marzo de 1935 el Comité de Huelga de la Universidad de La Habana, estuvo dando todos los pasos necesarios para promover una huelga general con la finalidad de derrocar el régimen dictatorial que existía en Cuba.

Desde el campamento militar situado en Columbia, el coronel Batista decidía los destinos del país. El gobierno civil presidido por Carlos Mendieta no era sino una pantalla que servía para darle un cariz legal a una situación totalitaria.

Aunque en apariencia existía un presidente, el poder estaba en los cuarteles y era la maquinaria militar, formada por la nueva oficialidad surgida en el golpe del 4 de septiembre de 1933 la que tenía las riendas del poder. Sus apetencias económicas estaban en ascenso y las circunstancias la enfrentaban con la mayoría de la nación que carecía de las armas y la organización necesaria para lograr derrotarla.

Antonio Guiteras lideraba en esa época la organización Joven Cuba y estimaba que era prematuro y en extremo riesgoso el convocar a la huelga general sin tener el armamento necesario para apoyarla y mantener a toda costa el paro. En total coincidencia, el Partido Comunista y la Confederación Nacional Obrera de Cuba (CNOC) consideran insuficiente la preparación previa al paro, pues aún no tienen completamente organizada su vasta red de organismos armados de autodefensa para apoyarlo.

Batista comenzó a moverse y dio la orden para que sus efectivos militares tomaran el recinto de la Universidad de La Habana y con esa medida impidieron que el Comité de Huelga hiciera uso de ese local para sus reuniones habituales así como los contactos con los obreros que aceptaron la línea insurreccional. También sectores de oposición y el pueblo en general se vio privado de esa vía de comunicación por ser la Universidad centro de reunión oposicionista.

Acciones

Durante el 7 de marzo se tomó la decisión y se dio la orden de convocar a una huelga general contra el gobierno que presidía el coronel Mendieta nominalmente. Eduardo Chibás, visitó las tres terminales de los tranvías de La Habana. Los tres jefes de esas terminales dieron la orden de paro y Chibás se los llevó para esconderlos, ya que con toda seguridad se dictaría la orden de arresto contra ellos.

El espectáculo durante esa madrugada y horas siguientes fue muy alentador para el movimiento revolucionario. La Habana parecía una ciudad muerta. No había ni un tranvía ni un ómnibus que transitara por las calles. Tampoco circulaban autos.

Pero, por la mañana, el gobierno tomó todas las estaciones de radio y obligó que se transmitieran sus amenazas contra los empleados públicos que no acudieran a sus labores. Aseguraban que todo el que no acudiera a su trabajo sería cesanteado y fichado como enemigo del régimen. Se ordenó que los ómnibus y tranvías fueran puestos en circulación manejados por soldados o por obreros que fueron obligados a sacar esos vehículos a la calle.

El coronel Pedraza fue nombrado jefe militar de La Habana. Dio la orden de que nadie podía salir de su casa ni transitar por las calles de la ciudad después de las nueve de la noche. La oposición se encontró con grandes dificultades para movilizarse, mientras el gobierno dio rienda suelta a la más salvaje represión.

Concecuencias

Figuras distinguidas contrarias a Batista fueron asesinadas y lanzados sus cuerpos en diversas partes de la capital.

Enrique Fernández, fue detenido por el comandante Mariné en la mañana del 10 de marzo y llevado a la Jefatura de la Policía, luego torturado y a la una de la madrugada acribillado a balazos en el reparto Miramar. Armando Feito y su suegro, Miguel Roque, fueron llevados también a la Jefatura de la Policía y sus cuerpos aparecieron atravesados a balazos en el Reparto Miramar. Entre otros fueron asesinados, el ex-militar Juan María Muñoz, René Lago, Julio Alvarez, Marcelino Fernández Cadenas, Evelio Matoso Gómez.

Después de la derrota, los cuadros obreros quedaron destrozados, el desaliento y temor cundió entre los oposicionistas y se desató un clima de terror contra la clase obrera Cubana.[1]Se había demostrado que no había el armamento necesario para respaldar el paro.

Referencias

  1. Clímax represivo. 1935–1937. Disponible en: http://www.mtz.jovenclub.cu/historia/betancourt/pgs/republic/p59.htm. Consultado el 24 de abril de 2014.

Fuentes