Jean-Léon Gérôme

Jean-Léon Gérôme
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Datos personales
Nombre completoJean-Léon Gérôme
Nacimiento11 de mayo de 1824
Vesoul, Francia, Bandera de la República de Florencia República de Florencia
Fallecimiento10 de enero de 1904
Paris, Bandera de Francia Francia
OcupaciónPintor y escultor
Datos artísticos
Obras notablesDiogenes, Polyphemus, Pollice Verso

Jean-Léon Gérôme Fue un pintor y escultor francés academicista cuyas obras son, por lo general, de tema histórico, mitológico, orientalismo, retratos y otros temas, con lo que lleva al Academicismo tradicional a un clímax artístico. Es considerado uno de los pintores más importantes de este período académico, y además de ser pintor y escultor, fue también un maestro con una larga lista de estudiantes.

Síntesis biográfica

Jean-Léon Gérôme (Nace en 11 de mayo de 1824 en Vesoul, Francia y muere un 10 de enero de 1904 en París, Francia) fue uno de los pintores franceses más famosos de su época. Durante su larga carrera, fue el objeto de polémicas o de acérrimas críticas, en particular por haber defendido, en contra de las generaciones realistas e impresionistas, los códigos de una pintura academicista debilitada.

Inicios

Gérôme, pintor academicista muy poco ortodoxo, supo de este modo transformar la Historia en espectáculo, de la Antigüedad al mundo que fue su contemporáneo, y situar, mediante imágenes particularmente eficientes, al espectador como testigo ocular. Esta exposición, la primera monografía organizada en París desde la defunción del artista en 1904, muestra la obra de Gérôme bajo todos sus aspectos, pintor, dibujante y escultor, desde el comienzo de su carrera por los años 1840, hasta los verdaderamente últimos, y subraya la relación singular que mantuvo con la fotografía. No pretende una rehabilitación del artista, llevada a cabo en los años 1970-1980, mediante los trabajos pioneros del profesor Gerald Ackerman, sino destacar la paradójica modernidad de aquel que fue durante mucho tiempo considerado como reaccionario.

Creador de "imágenes", su arte ha nutrido este arte de la "ilusión de lo verdadero", de creación artificial de mundos exactos, como lo es el cine y número de sus obras, que difundidas mediante el grabado y la fotografía se han convertido en motivos icónicos de la cultura visual popular.

El círculo de los neogriegos se creó de manera informal, reuniendo a partir de 1847 calle de Fleurus a jóvenes artistas apasionados por una nueva visión de Grecia de la Antigüedad. Este enfoque pretendía ser arqueológico, en ruptura con las evocaciones entonces corrientes de una Antigüedad griegorromana aproximativa.

Vida Artistica

En el Salón de 1847, los Jóvenes Griegos haciendo peleas de gallos firman los comienzos de Gérôme como joven talento prometedor. Se le homenajea como un artista audaz en sus elecciones iconográficas, pero considerado por algunos como un peligroso perturbador de las reglas en vigor. Ante el éxito del cuadro, a Gérôme se le reconoce muy pronto como el jefe de fila de este movimiento de corta duración que desempeñó un papel importante en la renovación pictórica de los años 1840 y en la dilución progresiva del costumbrismo en la pintura de historia. En su Salón de 1859, Baudelaire aborda la espinosa cuestión del futuro de la pintura de historia de: "Aquí la erudición tiene por objetivo disfrazar la ausencia de imaginación. En la mayoría de los casos, sólo se trata entonces de transponer la vida común y vulgar al marco griego o romano". La crítica alcanza lógicamente el inventario de los envíos de Gérôme que presenta tres obras con resonancias inspiradas de la Antigüedad de lo más marcadas: El Rey Candaules, Ave Caesar et César muerto. Se reconocen sin embargo las "nobles cualidades" del pintor, pero echadas a perder por "la diversión de la página erudita" y "la trampa de la distracción". Así es como se plantea el caso de Gérôme, el de un artista de transición, entre el declive de la pintura academicista de historia, el gran género con inmutables normas, y su reivindicación eclecticista.

Gérôme fue un pintor de taller. Aquí es donde inventó y compuso imágenes nutridas por su memoria, pero sobre todo por un imaginario labrado en la cultura pictórica, literaria y teatral. El artista era coleccionista de objetos orientales, en particular adquiridos a lo largo de sus viajes. Los testimonios describen el taller del bulevar de Clichy tendido de grandes tapices, traídos de Oriente. Lugar de creación, el taller se convirtió en el tema de sus obras, tras 1878 y el paso del pintor a escultor, a veces sutilmente – de este modo los objetos colgados en los muros de los decorados orientales de sus lienzos reproducían la colocación del taller – y luego de un modo más literal.

La fascinación de Gérôme por el gesto del escultor, por su dominio de la materia y su capacidad para darle forma le orientan hacia el mito de Pigmalión infundiendo vida a Galatea. Se representó a sí mismo en escultor, jugando, en El Final de la sesión con la redundancia de la presencia del modelo en carne y hueso y de la estatua, que se está elaborando. Sus representaciones mezclaron estrechamente las referencias al mito de la Antigüedad con la realidad contingente del taller.

A partir de 1859, Gérôme se relacionó con uno de los mayores marchantes de su época, Adolphe Goupil, llegándose a casar con una de sus hijas, Marie, en 1863. Goupil también era uno de los fundadores de la editorial de arte que lleva su nombre. Su genio personal consistió en asociar desde 1846 el comercio de las reproducciones de obras de arte, por aquel entonces en pleno auge, con el de las pinturas originales.

Gérôme realizó numerosos viajes hacia el este del Mediterráneo, a partir de 1855. Este extranjero próximo que, a mitades del siglo XIX, comenzaba en Grecia. El pintor hizo de éste el tema de numerosas de sus obras.

Sus representaciones orientales son totalmente singulares; con el pretexto de la exactitud que le otorgaba su manera precisa, fortalecida por su recurso no disimulado a la fotografía, testimonio de sus viajes, Gérôme inventó escenas orientales que se inspiraban del imaginario pictórico y literario de su época. El Oriente que pintó Gérôme era aquel soñado en 1829 por Victor Hugo, en las Orientales. Sus imágenes "verídicas" del Oriente de su tiempo seguían fieles a una visión orientalista, en la que se mezclaban sensualidad y violencia. Una crítica de 1863 describió así la siniestra excursión por el Nilo del Prisionero: "Todo el Oriente se encontraba aquí, con su fatalismo implacable, su sumisión pasiva, su tranquilidad inalterable, sus insultos sin vergüenza y su crueldad sin remordimientos".

Fue a partir de 1890, con Tanagra, que Gérôme opera un trastorno radical en su trabajo, orientándose hacia el verdadero reto de su obra esculpida, la policromía. El color aplicado a la escultura moderna, imitado de la policromía de las esculturas de la Antigüedad, había generado duros debates, a lo largo de la primera mitad del siglo XIX: Gérôme, curioso incansable, vio en ello la oportunidad de renovar la disciplina. Fue en la pintura de los mármoles que mostró todo de lo que era capaz, utilizando una pintura a la cera pigmentada que pensaba aproximarse a aquella de la Antigüedad.

A finales de los años 1890, se dedica cada vez más a la escultura, presentando por otro lado con frecuencia estatuitas destinadas a la edición (Bonaparte entrando en el Cairo, Tamerlan). Era en una escultura que Gérôme trabajaba en el momento de su muerte, la más espectacular, Corinthe, su testamento artístico.

Fuentes