Machado de Assis

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Joaquín María Machado de Assis
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Nacimiento21 de junio de 1839
Río de Janeiro, Bandera de Brasil Brasil
Defunción29 de septiembre de 1908
Río de Janeiro, Bandera de Brasil Brasil
Obras notablesMemorias póstumas de Blas Cubas, Don Casmurro, Quincas Borba

Joaquín María Machado de Assis. Considerado con justicia uno de los nombres más imponentes de la literatura brasileña. Dentro de una óptica pan-latinoamericana que considera a María del colombiano Jorge Isaacs o Martín Rivas del chileno Alberto Blest Gana como obras canónicas de la literatura del siglo XIX, observamos un todavía parcial reconocimiento de la obra del brasileño, sobre todo en los países de cultura española.

Machado de Assis, al ser comparado con los autores ya mencionados, totalmente insertados dentro del molde del sentimentalismo y del romanticismo, lectores de novelas y folletines europeos, se muestra como un verdadero misterio. Autor "contemporáneo", moderno por el tipo de personajes, por el manejo de la estructura ficcional, por los temas filosóficos leídos y reinterpretados a luz de un espíritu original y sumamente actual (aún más extraordinario si pensamos en la ausencia de un sistema filosófico nacional en el Brasil de aquella época), Machado se alimenta del escepticismo filosófico de Diderot y Voltaire, de los cuales aprende la ironía y aquel amargo humorismo que será característica de su personalísimo estilo narrativo.

Su vida

Nació el 21 de junio de 1839 en un Río de Janeiro capital del imperio, de madre portuguesa y padre mulato, de familia extremadamente pobre, Machado logra frecuentar el colegio y trabajar para mantenerse en los estudios, involucrándose en el mundo de la escritura como columnista de varios periódicos cariocas. Fundó la famosa Academia Brasileña de Letras, de la cual fue también primer presidente. Cuando muere el 29 de septiembre de 1908, Machado había publicado nueve novelas, entre las cuales sobresalen las Memorias póstumas de Bras Cubas (1881), uno de los libros más revolucionarios y modernos por el estilo y el contenido filosófico que contradice la moda de aquella época, Quincas Borba (1891) y Don Casmurro (1900).

Su literatura

Cuentística

Es en los cuentos donde Machado alcanza una técnica y un estilo incomparables por su sutileza, claridad de la lengua portuguesa, personajes inolvidables, reflexiones filosóficas, en un crescendo que proviene de su primera colección, Cuentos fluminenses (1870) y que sigue con Historias de medianoche (1873) hasta llegar a formas casi de perfección con Reliquias de la casa vieja (1906).

Obra asombrosa, realizada a mediados del siglo XIX en la "periferia del mundo capitalista", como afirma Roberto Schwarz, Machado rompe con los esquemas tradicionales, adoptando una nueva forma de observación de la vida que no se propone resolver problemas filosóficos, o éticos, o religiosos, ni quiere ser un vademécum de preguntas del lector al que responde la sabiduría libresca.

Modernidad de su obra

Su modernidad consiste en plantear "inquisiciones", para decirlo borgianamente, evitando aspectos ásperamente dogmáticos, o imposiciones ideológicas. Machado intensifica el concepto básico moderno según el cual la literatura no es más que ficción, invención, ya que ella no tiene la fuerza espiritual de responder a problemas existenciales, excepto la de guiar a una mirada más atenta y problemática sobre la realidad, desencantada y sorprendida al mismo tiempo. Es suficiente pensar en un cuento muy celebrado, "Misa de gallo", para divisar el rechazo de modelos literarios preestablecidos. Con la descripción física y psicológica de personajes ambiguos, como Concepción, no se accede a una interpretación unívoca de los acontecimientos narrados ya que Machado obliga el lector a reconocer la presencia constante de aspectos ambivalentes: lo contrario de "blanco" no necesariamente es "negro", y "blanco" y "negro" podrían perfectamente encontrarse en el corazón del hombre, sin la necesidad de ninguna división superficial.

Machado, retirándose de un universo romántico de ideales fríos y estáticos, que no permiten al hombre permanecer en una dimensión de búsqueda constante, irrefrenable, dramática, prefiere aquel sistema irónico de filosofías y verdades negativas, que revelan, más que un tranquilo y estéril modus vivendi, toda la inquietante indagación del alma humana que busca respuesta al sentido de la vida, sin decaer en banalismos religiosos o intelectualismos filosóficos.

Narrativa

Aunque Dios sea una realidad ausente en la narrativa machadiana, Machado parece revelar al lector su fe en un misterio de la existencia que representa el inevitable choque originado de una realidad intensamente vivida. El escepticismo de Machado no se limita al desprecio de una concepción metafísica de la naturaleza de las cosas, sino que se abre a una relectura constante de la realidad, con toda una simbología escondida, poética que, a ratos, designa el deseo de conquistar el significado de la vida a través de su materialidad carnal, objetiva, pasajera -objetos y signos de la fluctuación existencial que siempre remite a una realidad superior, de la cual el objeto constituye el fragmento tangible y experimentable.

El narrador machadiano intuye el valor de la ambigüedad de la realidad, de su imposible percepción unitaria porque la realidad revela siempre lo que en pintura se llama "punto de fuga", un punto al cual convergen todas las líneas del cuadro. En la apariencia de la realidad -y a través de la literatura- Machado percibe una apertura al más allá, gracias a la cual imágenes, objetos y personajes esconden siempre el signo de una realidad "superior", no inmediatamente perceptible.

Ver también

Fuentes