José Watanabe

José Watanabe
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Poeta, dramaturgo y guionista peruano.
NombreJosé Watanabe
Nacimiento1946
Bandera de Perú Perú
PremiosPremio de Poesía José Lezama Lima

José Watanabe. Poeta, dramaturgo y guionista peruano, autor de guiones para películas y escritor para el teatro

Síntesis biográfica

Nacimiento

Nació en Perú en el año 1946. En 1970 ganó (compartido) el primer premio del concurso “Joven poeta del Perú”.

Trayectoria

Es autor de los guiones de películas como: La ciudad y los perros y Maruja en el infierno, dirigidas por Francisco Lombardi, y Alias la gringa y Reportaje a la muerte, de Alberto Durant y Danny Gaviria respectivamente. Escribió para el teatro una versión de Antígona que fue llevada a las tablas por el grupo Yuyachkani, y en 1997 una antología de su poesía fue traducida al inglés con el título de Path through the Canefields. Es coautor del reportaje fotográfico La memoria del ojo: cien años de presencia japonesa en el Perú (1999). Es autor, además, de Album de familia (poesía, 1971); El huso de la palabra (poesía, 1989); Historia natural poesía, 1994) y Cosas del cuerpo (poesía, 1999).

Publicaciones

Ha publicado:

  • Album de familia (poesía, 1971)
  • El huso de la palabra (poesía, 1989)
  • Historia natural (poesía, 1994)
  • Path through the Canefields (antología, 1997)
  • Cosas del cuerpo (poesía, 1999)
  • La memoria del ojo: cien años de presencia japonesa en el Perú (reportaje fotográfico, 1999, en coautoría)
  • Antígona (teatro).

Acta del Comité de Selección del Premio José Lezama Lima

Watanbe es merecedor del Premio de Poesía José Lezama Lima en el año 2002.

A los 31 días del mes de enero de 2002, la Casa de las Américas entrega los premios José María Arguedas, de narrativa, Ezequiel Martínez Estrada, de ensayo, y José Lezama Lima, de poesía, a obras relevantes escritas en español por un autor de nuestra América y publicadas durante el año 2000.

Después de analizar las propuestas realizadas por un Comité de Nominación Internacional creado al efecto, la Casa de las Américas ha decidido lo siguiente:

Otorgar el Premio José Lezama Lima, por la excelente muestra de una poesía alejada de todo convencionalismo, donde las profundas y diversas raíces de su autor se entretejen en torno al mito familiar, así como para traducir en palabras sus emociones a El guardián del hielo, de José Watanabe, de Perú.

Texto selecto

Poemas del libro El guardián del Hielo

Las manos
Mi padre vino desde tan lejos
cruzó los mares,
caminó
y se inventó caminos,
hasta terminar dejándome sólo estas manos
y enterrando las suyas
como dos tiernísimas frutas ya apagadas.

Digo que bien pueden ser éstas sus manos
encendidas también con la estampa de Utamaro
del hombre tenue bajo la lluvia.

Sin embargo, la gente repite que son mías
aunque mi padre
multiplicó sus manos
sólo por dos o tres circunstancias de la vida
o porque no quiso que otras manos
pesasen sobre su pecho silenciado.

Pero es bien sencillo comprender
que con estas manos
también enterrarán un poco a mi padre,
a su venida desde tan lejos,
a su ternura que supo modelar sobre mis cabellos
cuando él tenía sus manos para coger cualquier viento,
de cualquier tierra.

La mantis religiosa
Mi mirada cansada retrocedió desde el bosque azulado por el sol
hasta la mantis religiosa que permanecía inmóvil a 50 cm. de mis ojos.
Yo estaba tendido sobre las piedras caliente de la orilla del Chanchamayo
y ella seguía allí, inclinada, las manos contritas,
confiando excesivamente en su imitación de ramita o palito seco
Quise atraparla, demostrarle que un ojo siempre nos descubre,
Pero se desintegró entre mis dedos como una fina y quebradiza cáscara.

Una enciclopedia casual me explica ahora que yo había destruido a un macho vacío.
La enciclopedia refiere sin asombro que la historia fue asi:
el macho, en su pequeña piedra, cantando y meneándose, llamando hembra
y la hembra ya estaba aparecida a su lado, acaso demasiado presta y dispuesta.
Duradero es el coito de las mantis.
En el beso ella desliza una larga lengua tubular hasta el estómago de él
y por la lengua le gotea una saliva cáustica, un ácido,
que va licuándole los órganos
y el tejido del más distante vericueto, mientras le hace gozo,
y mientras le hace gozo la lengua lo absorve, repasando
la extrema gota de sustancia del pie o del seso, y el macho
se continúa así de la suprema esquizofrenia de la cópula a la muerte.
Y ya viéndolo cáscara, ella vuela, su lengua otra vez lengüita.

Las enciclopedias no conjeturan. Ésta tampoco supone qué última palabra
queda fijada para siempre en la boca abierta y muerta del macho.

Nosotros no debemos negar la posibilidad de una palabra de Agradecimiento.

Fuente