Juan Pedro Baró

Juan Pedro Baró
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NombreJuan Pedro Baró
Nacimiento16 de mayo de 1861
Matanzas, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento8 de julio de 1939
París, Bandera de Francia Francia

Juan Pedro Baró. Fue uno de los principales hacendados de la Isla de Cuba. Patriota amante de la causa emancipadora contribuyo siempre a impulsar la tendencia separatista de su país.

Síntesis biográfica

Juan Pedro Baró nacido en Matanzas el 16 de mayo de 1861. Se educo en los principales centros de su ciudad natal, conocía con perfeccion los idiomas inglés y francés.

Patriota amante de la causa emancipadora contribuyo siempre a impulsar la tendencia separatista de su país. Cuando supo en París de la muerte del Lugarteniente General Antonio Maceo todos los cubanos residentes en Francia creyeron que terminaría la guerra, pero Pedro en su residencia de la Ciudad Luz, reunió a todos los cubanos y realizo una colecta para recaudar fondos y enviar a la Junta Revolucionaria de Nueva York.

De espíritu refinado, busco en los viajes satisfacciones que creyo incompatible con los negocios y liquidando todas sus poseciones agrícolas se libero de toda preocupación que no fuera viajar por el mundo sin dejar de sentir añoranza por su tierra.

Comienzos de un amor

El amor entre Catalina Lasa y Juan Pedro Baró es una leyenda acogida con los años por la cotidianidad habanera como muestra del amor sublime y total.

La atracción mutua fue instantánea, se pudiera hablar de amor a primera vista. No podían evitar sus sentimientos y comenzaron una relación clandestina, se encontraban en una suite del Hotel Inglaterra para vivir instantes de libertad.

Todavía el divorcio no era legal en Cuba, por lo que esta pareja estaba aparentemente condenada a desaparecer o continuar en el silencio. La aventura fue descubierta por la familia de su esposo y Catalina Lasa le pidió entonces la separación, sin dudas se sentía más ligera ahora que no debía esconder su amor. Luis Estévez Abreu se negó a conceder la interrupción de la vida conyugal, probablemente por despecho. Pero «La maga halagadora» estaba decidida a continuar su relación con Juan Pedro Baró y se marchó a vivir con él.

Los amantes abandonan Cuba y se establecen en París, pero estaban determinados a legalizar su unión. Es por esto que viajan al Vaticano, donde logran que el Papa los reciba, anule el matrimonio de Catalina y los bendiga.

Pueden regresar a la Isla en 1917, pues el presidente Mario García Menocal aprobó la ley de divorcio y tienen derecho a ser reconocidos como un matrimonio respetable.

Juan Pedro le hizo a Catalina un fino regalo que llega hasta nuestros días, sembró en los jardines de la casa una rosa única, nacida de un injerto hecho por floricultores habaneros del jardín El Fénix, y bautizada con el nombre de la enamorada. Similar a esa rosa de pétalos anchos y bordes puntiagudos, amarilla como la soñó Catalina, pudo lograrse una mucho tiempo después.

La felicidad solo duró cuatro años, la salud de Catalina se fue desvaneciendo entre las lujosas paredes del palacete.

Él se la llevó a Francia donde murió el 3 de diciembre de 1930, entre sus brazos. El cuerpo de Catalina, embalsamado, llegó a Cuba en el vapor francés Meñique. Primero el esposo la enterró en una bóveda provisional mientras terminaban el panteón familiar, ubicado en el mismo centro de la Necrópolis.

La voluntad de Juan Pedro era costosa, la parcela sobre la cual se levantaría el panteón, ascendía a casi 2 000 pesos en oro. El costo de la construcción de la eterna morada de Catalina, fue del medio millón de pesos.

Muerte

Fallece en Paris el 8 de julio de 1939 a la edad de 78 años. En octubre de 1940 el cadáver de Juan Pedro Baró fue trasladado a la Habana, recibiendo cristiana sepultura.

Juan Pedro murió a diez años de haber enviudado, en 1940 fue clausurado el panteón de una manera inusual: sobre Catalina y Juan Pedro, se fundieron losas de hormigón in situ para que nadie pudiera profanar las tumbas.

Se cuenta que él se hizo enterrar a los pies para cuidar eternamente el sueño de su amada. La tumba nunca más se abrió.

La casa que Pedro le regaló a Catalina, es hoy la Casa de la Amistad, ubicada en la avenida Paseo en el Vedado La Habana.


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