La muerte de Séneca de Manuel Domínguez Sánchez

La muerte de Séneca
Información sobre la plantilla
Séneca, después de abrirse las venas.jpg
Datos Generales
Autor(es):Manuel Domínguez Sánchez
País:Bandera de España España
Técnica:Óleo sobre lienzo,
Dimensiones:270 X 450 cm

La muerte de Séneca. Es una obra del pintor Manuel Domínguez Sánchez.

Historia

Manuel Domínguez eligió un argumento de la Roma antigua, aunque vinculado en gran medida al mundo hispano al tener como protagonista al filósofo cordobés Lucio Anneo Séneca (4-65 d. C.), maestro del emperador Nerón, quien ordenó su muerte acusándole de haber participado en la conjura de Pisón contra su persona. Burlando la ejecución de la orden imperial como desprecio hacia Nerón, Séneca decidió quitarse la vida. Para ello se abrió las venas y se metió en una bañera, aunque finalmente murió por la inhalación de los vapores del baño.

La obra

Conocido tradicionalmente el lienzo con el título abreviado de La muerte de Séneca, la escena se ambienta en una fría estancia circular, que parece representar la sala de unas termas, decorada con ricos mármoles y relieves. En ella está situada la bañera en la que asoma el cuerpo macilento y huesudo del anciano filósofo, con la cabeza desplomada hacia atrás y el brazo caído, cubierta su desnudez por un paño sobre el que reposa una corona de laurel, como homenaje póstumo a la sabiduría del viejo filósofo. Reclinado sobre él, llora desconsolado uno de sus discípulos, sentado en una banqueta de bronce, cubriéndose con la mano el llanto de su rostro, mientras los demás permanecen en pie, contemplando con consternada serenidad la última exhalación del filósofo. Uno de ellos se lleva el puño al pecho jurando venganza por la muerte de su maestro con la mirada fija en su cadáver, viéndose detrás el pebetero con las brasas humeantes, instrumento definitivo del suicidio.

El éxito que esta pintura tuvo ya en su tiempo residió fundamentalmente en la modernidad que suponía la severa monumentalidad de su composición, así como en su elegante sencillez en la disposición de las figuras, de rasgos clásicos, situadas en un espacio interior amplio, de arquitectura rica y grandiosa. La escena se organiza sobre coordenadas verticales, marcadas por los personajes que permanecen en pie y la vasija del primer término y subrayadas por las columnas de la sala, frente a la horizontalidad del propio formato del lienzo, el perfil de la bañera y los frisos del fondo, formando una estructura reticular tan sólo rota por el cuerpo del joven inclinado sobre su maestro y el brazo desplomado del filósofo, cuyas extremidades marcan sendas diagonales paralelas. Así, conjugando tan estudiada rítmica, Domínguez logra una composición de enorme elegancia y solemnidad, concentrando toda la intensidad emocional de la escena en estos dos personajes principales.

Fuente