La pelua de Cunagua

La pelua de Cunagua
Información sobre la plantilla
Leyenda
Cunagua.jpeg

LEYENDAS DE MORON. Numerosas leyendas y tradiciones conforman el acervo de la cultura de Morón.

Historia

Todos los pueblos han incluido en las páginas de sus respectivas historias, elementos fantásticos que no guardan relación alguna con la verdad. El hombre, con su carácter imaginativo y creador, ha inventado situaciones y personajes que han pasado de una generación a otra como una verdad indiscutible. Principalmente en el área rural es donde han proliferado estas especies de cuentos de hadas, porque como es lógico, es donde la cultura es más baja. Los campos de Morón también fueron escenarios de algunas de esas historias inverosímiles o leyendas.

LEYENDA DE LA PELUA DE CUNAGUA

Estos hechos que voy a narrar aquí se produjeron entre los años 1927 y 1928. Resulta que por esa fecha salieron a cazar jutías a la zona costera de La Garita un cordazo (haitiano joven emigrante) y un haitiano nombrado Salomón. Cuando ya llevaban suficiente tiempo dedicados a tales faenas, Salomón decide regresar, pero el cordazo le dice que él se va a quedar solo cazando jutías. Salomón regresa para el batey Las Llaves –que era donde vivían-. Este batey estaba ubicado al norte de la Loma de Cunagua y era también conocido por el nombre de La 47. Al este tenía el batey Las Llaves 49 y Galán, y por el oeste limitaba con La 48 y parte de La Garita. En los precisos momentos en que el cordazo estaba subido en un mangle, tratando de derribar a una jutía, se le apareció un personaje extraño que, según él, tenía cascos como los caballos, manos como las personas, un pelo larguísimo y hablaba patuá y español. Cuando el haitiano vio aquella figura, se tiró del mangle para salir corriendo, pero ésta lo atrapó y se lo echó al hombro como si fuera una pluma. Salió con el cordazo a cuestas y caminó varios kilómetros, llegó a las inmediaciones de una laguna, la cual atravesó nadando hasta que se detuvo junto a una enorme roca que cerraba la puerta de una cueva. Apartó la roca sin dificultades –veinte hombres no hubieran podido moverla- y penetró en la cueva con su presa. El cordazo pensó que había llegado el final de su vida y resulta que se había equivocado porque aquel personaje legendario, conocido como La Pelúa de Cunagua no lo quería para comérselo, sino que lo quería de marido. De manera que lo acomodó en un sitio confortable de la cueva y salió a buscar comida (desde luego, este personaje se comía la carne cruda). Al día siguiente, al Salomón ver que el cordazo no regresaba de La Garita, adonde habían ido juntos a cazar jutías, le contó al mayoral de la finca lo sucedido y éste dio cuenta a la guardia rural, por lo que se organizó un piquete para salir en busca del joven haitiano. Por las noches, en el batey se escuchaban los toques de santos, llamando al cordazo perdido y en toda la Garita, los gritos de los que lo buscaban afanosamente. Desde elinterior de la cueva, el cordazo escuchaba los toques de tambor y las voces de quienes lo buscaban, pero no podía hacer nada porque La Pelúa de Cunagua le había sacado las uñas de los pies para que no pudierta huír y lo había amenazado de muerte si lo intentaba, de manera que el pobre haitiano había perdido todas las esperanzas de volver a los suyos. Un día La Pelúa salió a buscar comida y dejó la puerta de la cueva abierta, es decir, puesto que él no podía caminar, no corrió la piedra. En esos momentos se apareció una virgen luminosa y le dijo que escapara, que intentara caminar, que lo iba a lograr, de manera que el cordazo se levantó y salió andando –obra del milagro de la virgen- como si nada. A media noche, se apareció al batey Las Llaves en los momentos en que sonaban los tambores por su desaparición. Finalmente el cordazo no quiso quedarse en la zona por temor a que La Pelúa diera con él y se fue para Esmeralda, donde hubo de sacarse un billete de lotería con cuyo dinero compró un pasaje y se fue para Haití. Luego se organizaron expediciones de los pobladores con la guardia rural en busca de La Pelúa, pero jamás nadie la vio ni hubo noticias de que volviera a aparecer. La prensa de la época se hizo eco de este suceso, pero al paso de los años de la Pelúa sólo quedó esta anécdota que me contó Epifanio Díaz Madero, en mi casa, el 10 de mayo del 2001,para que no se olvidara definitivamente.

Fuente

Información consultada con Larry Morales