Lago Crescent

Lago Crescent
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Un oasis con 2.000 años de antigüedad.


Lago Crescent: Es un manantial de agua dulce en forma de media luna que el desierto aún no ha conseguido devorar. Parece que ha existido desde hace 2.000 años, aunque en los últimos tiempos había visto menguar su capacidad debido al aumento de la desertificación en la región y a un dique construido por los agricultores, que modificó la estructura del terreno.

Ubicación

A 2.500 kilómetros de Pekín y a unos 6 kilómetros al sur de la ciudad de Dunhuang China, en la antigua ruta de la seda.

Historia

Desde hace miles de años, peregrinos y comerciantes que transitaban la histórica Ruta de la Seda hacia el oeste, utilizaban el oasis de la Media Luna como su última parada antes de enfrentarse a las dificultades del desierto del Gobi.

La ciudad de Dunhuang fue durante más de 2.000 años una de las entradas más importantes a China, así como su salida hacia el oeste, unas históricas sendas y enclaves estratégicos que eran transitados por los diferentes viajeros que se enfrentaban a viajes inciertos dentro de las implacables arenas del Gobi y del desierto de Taklamakan, sorteando miles de dificultades, además de los fantasmas y demonios, que según se decía rondaban este obligado paso del desierto.

Un lago que estaba en peligro de desaparecer bajo la arena hasta que el gobierno intervino para salvarlo. A causa de la desertificación en la región, el milenario oasis, todo un icono turístico en el desierto de Gobi, ha menguado en los últimos años pero la acción del gobierno ha evitado que este manantial de agua dulce en forma de media luna sea engullido por el desierto.

A partir de 2006 se tomaron medidas para conservarlo: se rellenó con agua y se prohibió hacer nuevos pozos. El lago Crescent (Yueyaquan en chino), que los turistas visitan en camello, ha recuperado una parte de su tamaño.

Descripción

Hoy mide 218 metros de largo por 54 de ancho.

Gracias a estar situado en un enclave preciso donde las arenas no cubren las aguas del manantial y el viento y el movimiento de la tierra hacen que el lago y el desierto convivan de manera armoniosa por los siglos de los siglos, resistiendo el envite de tormentas y sequías.

Alrededor de 500.000 turistas visitan cada año el oasis, atraídos por la pagoda situada junto al lago y las cercanas cuevas de Mogao, declaradas Patrimonio de la Humanidad.

El oasis y la zona en general sobreviven fundamentalmente gracias al turismo. Muchos vienen a ver la pagoda situada junto al lago. Muy cerca están también las famosas cuevas de Mogao, también conocidas como las Cuevas de las Mil Budas, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Son más de 400 templos, decorados con pinturas murales del siglo IV, donde se han hallado miles de esculturas, manuscritos, etc.

El lago mide 218 metros de largo por 54 de ancho. La medida luna de agua, la pagoda y la franja verde que rodea el oasis han sido inolvidables para todos los turistas, peregrinos de los templos cercanos y comerciantes de la ruta de la seda que han pasado por aquí desde hace siglos. Ahora, los camellos sirven como reclamo para hacer una ruta sobre la arena, en un entorno tan singular.

Otros datos

Aunque durante los últimos 30 años el nivel del agua ha descendido considerablemente debido al aumento de población de Dunhuang y de las canalizaciones para regar sus cultivos.

Sin duda, un sorprendente oasis que sirvió de aliento y cobijo a millones de personas, misterios, deseos e historias que cubrían la mítica ruta de la seda, es posible que incluso los Reyes magos de oriente pasarán por allí en alguno de sus viajes.

Fuentes