Jean-Baptiste Lamarck

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Jean-Baptiste Lamarch
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Botánico y biólogo
NombreJean-Baptiste Pierre Antoine de Monet
Nacimiento1 de agosto de 1744
villa de Bazentin,
región de Picardía,
Francia Bandera de Francia
Fallecimiento18 de diciembre de 1829 (85 años) 
ciudad de París,
Francia Bandera de Francia
Otros nombresCaballero de Lamarck

Jean-Baptiste Pierre Antoine de Monet. Conocido como el Caballero de Lamarck, fue un aristócrata, botánico y biólogo, uno de los grandes nombres de la época de la sistematización de la Historia Natural, cercano en su influencia a Linneo, el Conde de Bufón y Cuvier. Lamarck formuló una de las primeras teorías de la evolución biológica, acuñó el término «biología» para designar la ciencia de los seres vivos y fue el fundador de la paleontología de los invertebrados.

Síntesis biográfica

Era el undécimo hijo de una familia ocupada desde muchas generaciones en el arte de la guerra.

Por voluntad de su padre, pasó del castillo familiar al seminario de los jesuitas de Amiens, donde estudió entre 1755 y 1759. En 1761, la muerte de su padre, y contando Lamarck sólo 17 años, se incorporó como voluntario al ejército francés, que intentaba poner fin a la Guerra de los Siete Años, bajo el nombre d Caballero de Saint-Martin.

En las milicias

Su paso por la milicia fue breve pero heroico; luchando valientemente en Villinghausen, el 16 de julio de 1761 obtuvo el grado de oficial. No obstante, su carrera militar quedó truncada por una enfermedad que le obligó a trasladarse a París.

Trayectoria

Durante un tiempo trabaja para un contable y, más tarde, se consagra a estudios de medicina y se apasiona por la botánica, tal vez influido por Jean-Jacques Rousseau, en cuyas herborizaciones, al parecer, había participado. Su primera obra, Flora francesa (1778), donde ofrece las claves dicotómicas que permiten identificar las plantas, fue publicada cuando contaba 34 años. Flora francesa le ganó la confianza de Buffon y le abrió las puertas de la Academia de Ciencias, donde presenta la memoria Investigaciones sobre las causas de los principales hechos físicos (1780), obra que, sin embargo, no será publicada hasta 1794. Buffon confía a Lamarck la dirección de una misión científica por Europa central (1780) con el objetivo de enriquecer las colecciones de plantas del Jardín del Rey, que pronto se convertiría, con la llegada de la Revolución, en el Museo Nacional de Historia Natural.

Al morir Buffon, la dirección del Jardín del Rey es confiada a Daubenton, y Lamarck logra obtener el modesto cargo de «guardián de los herbarios del gabinete del Rey» 17831790. Al producirse la Revolución, a la que Lamarck se adhiere plenamente, una de sus primeras gestiones es pedir a la Asamblea Nacional la reforma del Jardín del Rey y su transformación en una moderna institución científica al servicio del pueblo. En plena Convención, el Comité de Instrucción Pública prepara la reforma, que es aprobada por la Asamblea el 10 de junio de 1793. Nace así el Museo Nacional de Historia Natural y se crean doce cátedras, que son otorgadas a Daubenton, Desfontaines, Dolomieu, Fourcroy, E. Geoffroy Saint-Hilaire, Haüy, Jussieu, Lacépède, Latreille, Thouin, Vauquelin y Lamarck. Al ciudadano Lamarck se le confía la cátedra de animales inferiores (insectos y gusanos, según Linneo). El 30 de abril de 1796 dicta el primer curso, que debería llevarle a su Filosofía zoológica.

El 9 de noviembre de 1799, el golpe de Estado del 18 de Brumario precipita la caída del Directorio, la instauración del Consulado napoleónico, y abre las puertas del Imperio, que debía regirse sobre las bases de «los preceptos de la religión católica, la fidelidad al Emperador, a la monarquía imperial y a la dinastía napoleónica».

En este período que se inicia, si bien las ciencias exactas y naturales continuarán florecientes, la libertad intelectual sufrirá las consecuencias negativas de la dictadura bonapartista. Dichas circunstancias, unidas a la publicación por Lamarck de unos Anuarios meteorológicos 17991810, llenos de errores, y a sus críticas desafortunadas a Berthollet y Lavoisier en el Institut (creado en 1795, le valen el descrédito oficial, que coincide con el progresivo prestigio que va adquiriendo Cuvier.

Investigaciones

Lamarck trata por vez primera de la evolución de los animales y de las plantas en 1800, en la lección inaugural de su curso de zoología de los Animales invertebrados 11 de mayo de 1800. Dicho texto sería publicado en 1801 con el nombre de El sistema de los animales sin Vértebras. En dicha obra aparecen ya las tesis esenciales de su doctrina transformista. Hasta entonces parece que Lamarck había sido rigurosamente fijista.

En 1802, en su obra Investigaciones sobre la organización de los cuerpos vivientes, Lamarck trata nuevos problemas, como el de la degradación y el origen de la vida. En 1803 aparecen publicados los dos primeros volúmenes de la Historia natural de los vegetales; en 1809, su obra capital, la Filosofía zoológica, donde por primera vez en la Historia aparece formulada una teoría positiva de la evolución de los seres vivos. Su obra maestra, la gran Historia natural de los animales sin vértebras 18151822 sienta las bases de la clasificación sistemática del inmenso mundo dé los invertebrados (que representa aproximadamente el 97% de las especies animales conocidas), por aquel entonces muy olvidado de los zoólogos.

Obra

Clasificación de los animales

La clasificación lamarckiana se basa en criterios funcionales. El sistema Nervioso central es el punto de partida, pues a partir de su centralización y complejificación progresiva puede construirse la cadena de los seres. Así, Lamarck clasifica a los animales en tres grandes grupos: aquellos dotados de irritabilidad (Invertebrados inferiores), aquellos que poseen además el «sentimiento interior» (invertebrados superiores) y aquellos que revelan inteligencia y voluntad (Vertebrados).

Naturaleza y origen de la vida

Para Lamarck, la vida es un fenómeno natural consistente en un modo peculiar de organización de la materia. En este sentido, considera que los organismos vivos están formados por los mismos elementos y las mismas fuerzas físicas que componen la materia inanimada; los Reinos animal y vegetal sólo difieren, por tanto, del Reino mineral por el modo de organización interna de los mismos elementos.

A partir de su concepto de vida, Lamarck hace radicar en la generación espontánea el mecanismo de su origen: el movimiento de la materia provocado por la acción de las fuerzas de la naturaleza es capaz de generar de manera espontánea a los organismos vivos más sencillos. A partir de ellos, la naturaleza continúa su tendencia al progresivo incremento de complejidad a medida que cada organismo va siendo sustituido por otros dotados de más órganos y facultades. Para explicar la coexistencia temporal de organismos de distinto grado de complejidad, Lamarck postula que la naturaleza está permanentemente produciendo nuevas formas de vida.

Transformismo

Lamarck postula dos fuerzas evolutivas cuya combinatoria habría conformado un Árbol filogenético ramificado: por un lado, la tendencia intrínseca de la naturaleza hacia el aumento de la complejidad daría cuenta del tronco ascendente que puede trazarse desde los organismos más sencillos hasta los más complejos; por otro, la acomodación de los organismos a las circunstancias externas y la herencia de tales adaptaciones explicaría las desviaciones que ramifican esa gradación regular.

El transformismo de Lamarck suele describirse atendiendo tan sólo a estas dos últimas leyes básicas, formuladas en su Filosofía zoológic○ y completadas en la Historia natural de los animales sin vértebras: La ley del uso y desuso de los órganos y La ley de la herencia de los caracteres adquiridos. Así, en una primera fase, el movimiento de los fluidos internos del organismo, desatado por su comportamiento, provocaría el sobredesarrollo o la atrofia de los órganos (ley del uso y desuso de los órganos); en una segunda fase, tales modificaciones se transmitirían a los descendientes por gemación (Ley de la herencia de los caracteres adquiridos).

A menudo Lamarck ha sido caracterizado como un Vitalista místic, defensor de una voluntad orgánica ajena a la causalidad física y responsable de la transformación de las especies. Sin embargo, «en su última gran obra, y el contexto de su teoría transformista, Lamarck defendió una visión convencional de causalidad mecanicista, y ridiculizó cualquier interpretación teleológica. Mantenía que los fines son falsas apariencias que reflejan la necesidad causal subyacente.» (Gould 2002: 172).

La herencia de las ideas lamarquistas

La idea lamarquista de evolución influyó sobre el pensamiento evolutivo durante gran parte delsiglo XIX, pero fue desplazada por la selección natural de Charles Darwin sin haber perdido nunca una cierta capacidad de influencia.

Muchas especies y subespecies le han sido dedicadas a Lamarck, ejemplo de estas son: Apis mellifera lamarckii la abeja Egipcia o abeja de Lamarck.

Sus últimos años

Los últimos años de la vida de Lamarck transcurrieron en la pobreza, tristes y sin gloria. Cuatro veces viudo, hacia 1819 quedó casi ciego por el uso repetido de la lupa de observación. Fueron los años en que Cuvier, entonces en la cumbre de su gloria, increpaba a Lamarck diciéndole que la mejor prueba de que la función no creaba el órgano la tenía en su propio proceso de ceguera. Republicano convencido, la Restauración será para él fuente de rechazo y de dificultades financieras.

Muerte

Muere el 18 de diciembre de 1829 a la edad de 85 años en su casa del Museo. Sus restos fueron arrojados a la fosa común del Cementerio de Montparnasse (París).

Lamarquismo

El larmarquismo es la teoría, modificada por sus continuadores, del biólogo francés Lamarck sobre la evolución de la naturaleza orgánica.

El lamarquismo, como predecesor del darwinismo, fue en tal sentido el paso más importante en el desarrollo de la biología. Íntegramente basado en la filosofía materialista del siglo XVIII, interpretaba todos los fenómenos de la vida; –entre ellos también los psíquicos–, como procesos exclusivamente físico-químicos que tienen lugar en los organismos. En su tiempo, el lamarquismo se oponía a la concepción vitalista, ampliamente difundida, según la cual, los processs vitales están condicionados por una especial “fuerza vital” inmaterial.

Lamarck consideraba todos los movimientos orgánicos como resultado de la acción de causas estimulantes externas (influencia mecánica desde fuera, luz, calor, etc.), aproximándose en este punto a la teoría actual de los tropismos. Lamarck refutaba también la idea metafísica generalmente difundida sobre las especies como tipos eternos, inmutables, de la naturaleza orgánica. Considerando como reales no las especies, sino los organismos individuales, Lamarck afirmaba que la naturaleza orgánica se compone de una serie ininterrumpida de estos individuos vinculados entre sí por lazos imperceptibles.

La idea central del lamarquismo –la mutabilidad de las especies y la precedencia de los organismos superiores, particularmente del hombre, de los inferiores mediante el desarrollo gradual– concuerda plenamente con el darwinismo, del cual el lamarquismo sólo discrepa en la apreciación de los factores que condicionan el desarrollo de los organismos. A diferencia del darwinismo, que atribuye un valor particularmente importante a factores como la selección natural y la lucha por la existencia, el lamarquismo concede la prioridad a la influencia del medio exterior, que, al rodear al organismo facilita el desarrollo de sus órganos, estructurando la adaptación conveniente que asegure su autoconservación. En el desarrollo de los órganos de los animales superiores, Lamarck atribuyó una gran importancia a los factores psíquicos (la necesidad, el hábito, etc.), que condicionan el uso o el desuso de los órganos, considerando posible, además, hasta el surgimiento de nuevos órganos en caso de surgir la necesidad de ellos.

De las fundamentales orientaciones del lamarquismo se derivaron hacia fines del siglo XIX algunas corrientes, unidas bajo la denominación común de neolamarquismo. A la vez que la aspiración de conciliar el lamarquismo con el darwinismo (escuela americana), se observa la tendencia a exagerar el papel de los factores psíquicos (escuela alemana), con su reconocimiento de facultades psíquicas a las formaciones orgánicas más inferiores y dando una base para la adulteración vitalista de la teoría de Lamarck. Concentrando su atención en el papel de los factores externos, otros lamarquistas, en contradicción con la experiencia, explican también por tales factores la mutabilidad hereditaria; y que el uso o desuso de los órganos es transmitido por herencia gracias a la correspondiente mutación de las células seriales.

Pese a todas las desviaciones que en ciertos casos adquirieron un tinte reaccionario, el lamarquismo desempeñó gran papel en el desarrollo de la biología con la solución de una serie de problemas relacionados con la influencia del medio exterior sobre los cambios y el desarrollo de los organismos.

Publicaciones

  • Las obras de Lamarck se encuentran disponibles en versión electrónica en la página del CNRS dedicada al naturalista .
  • Histoire naturelle des animaux sans vertèbres, présentant les caracteres géneraux et particuliers de ces animaux, leur distribution, leurs classes, leurs familles, leurs genres, et la citation des principales espèces qui sy rapportent; précédée dune introduction offrant la détermination des caracteres essentiels de lanimal, sa distinction du végétal et des autres corps naturels, enfin, lexposition des principes fondamentaux de la zoologie HNASV (1815).

Fuentes

  • González de Tánago Rodríguez, L. 2004. Leyendo a Lamarck en Darwin. Elementos lamarckianos de la Teoría de la descendencia con modificación. Trabajo de investigación dirigido por José Luis González Recio. Universidad Complutense de Madrid. Madrid.
  • Gould, S.J. .2002. The Structure of Evolutionary Theory. Cambridge MA: Harvard Univ. Press. (La estructura de la teoría de la evolución. Barcelona: Tusquets)
  • Louis Joseph Ferdinand Hérold (Paris, 28 de enero de 1791 — 19 de enero de 1833), fue un compositor francés.
  • Rosental M. y P. Iudin. Diccionario Filosófico. Ediciones Universo, Argentina, 1973, p. 262.