Las hijas del Cid

Las hijas del Cid, del romance XLIV del Tesoro de Romanceros
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Datos Generales
Autor(es):Dióscoro Puebla
Año:1871
Dimensiones:232 X 308 cm

Las hijas del Cid, del romance XLIV del Tesoro de Romanceros. Óleo sobre lienzo del pintor Dióscoro Puebla.

La obra

La escena está basada en los romances caballerescos que interpretan el Cantar de Mio Cid, el romance XLIV del Tesoro de Romanceros, como aclara el mismo título del cuadro, que fue presentado por su autor a la Exposición Nacional de 1871. Elvira y Sol fueron atadas a sendos robles tras haber sido desvestidas y azotadas por sus esposos, los infantes de Carrión. Estos aparecen al fondo, a caballo, huyendo del robledal de Corpes. La obra es la más destacada entre las numerosas que en la segunda mitad del siglo trataron el motivo. Este aunaba el interés legendario con el planteamiento del tema académico por excelencia, el desnudo, y con la captación de la expresión del dolor. Como destacó la crítica, su interpretación es contenida y su colorido, en tonos dorados sobre el fondo del paisaje, muy delicado.

En efecto, la sensación de calma de la escena, a pesar del dramatismo de su argumento, la riqueza de su delicada gama cromática y el equilibrio de la composición, evocan en cierto sentido las obras de este gran maestro seguidor de Caravaggio y admirador de la exuberancia veneciana, al igual que la blancura nacarada y sensual de las carnaciones femeninas, concebidas con un sentido pleno de las formas y un marcado idealismo en los modelos. Junto a las figuras de doña Elvira y doña Sol, Puebla concede un destacado protagonismo a la espesura del bosque de robles que las envuelve, matizando con infinita variedad de tonos su sombría vegetación, ante la que destacan limpiamente los cuerpos desnudos de las mujeres y el claro por el que huyen sus crueles maridos, dando así un punto de fuga y profundidad a la composición, que se desarrolla en un primer término muy inmediato al espectador.

La excelente factura de este lienzo no fue suficientemente valorada en su tiempo, ya entonces rebasado el purismo tardorromántico en que Dióscoro Puebla había fraguado su personal estilo por el realismo conquistado por las nuevas generaciones de pintores de historia. En efecto, la crítica de la época pasó por alto la indiscutible belleza plástica de la pintura, para hacer hincapié sobre todo en aspectos relativos a la interpretación de su argumento, como su escasa originalidad o la frialdad de su planteamiento dramático.

Fuente