Lo singular y lo universal (Filosofía)

Lo singular y lo universal (Filosofía)
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Concepto:Lo singular es un objeto o fenómeno concreto del mundo material. Lo universal es lo inherente a un grupo de objetos y fenómenos interrelacionados entre sí.

Lo singular, lo particular y lo universal. Categoría dialéctica que expresa: lo singular son características esenciales que hacen diferente a los objetos, fenómenos y procesos en particular, diferenciándolo de otros que se le parecen y lo universal muestran las características comunes en diferentes objetos, fenómenos y procesos.

Introducción

Cuando nos referimos a "esta máquina”, “este hombre” o “este árbol” nos estamos refiriendo a objetos singulares. Pero cuando hablamos en general de "la máquina”, "el hombre" o "el árbol”, nos referimos a todo un grupo, clase o género de esos fenómenos. Cada objeto posee siempre una serie de propiedades específicas. Debido a ello, en nuestro pensamiento se forman conceptos sobre las cosas singulares que son un reflejo de las indicadas propiedades de los objetos. Es la categoría de "lo singular”. María, por ejemplo, se diferencia de Bertha por su estatura, el color de los cabellos y la manera de hablar. Por eso no se parecen la una a la otra. Todas las personas, aunque sean diferentes, tienen mucho de común. Cada uno tiene una serie de peculiaridades y rasgos individuales, propios sólo de él. Pero, además, tiene lo que es general para todas las personas: la facultad de trabajar, pensar, hablar, etc. De lo dicho se deduce claramente que lo individual o singular está vinculado a lo general o universal, como podremos ver en la oración más simple. Cuando expresamos "El cedro es un árbol”, "Terry es un perro" y "Juan es un hombre”, los conceptos “cedro”, “Terry” y “Juan” son lo singular, y los conceptos "árbol”, “hombre” y “perro” son lo universal. Unos y otros caracterizan al mismo objeto.

Lo singular y lo universal. Definición

Lo singular es un objeto o fenómeno concreto del mundo material. Lo universal es lo inherente a un grupo de objetos y fenómenos vinculados entre sí. Por eso, lo singular está siempre ligado a lo universal a que perteneces.

Esta comunidad no es siempre igual. El “cedro” no es sólo un árbol, sino una planta; “Terry” no es sólo un perro, sino un animal. Esto significa que lo general, lo que vincula el cedro en cuestión con otros árboles, los une en la especie de “cedro”. Este grado de comunidad es lo que se denomina "lo particular”. Y lo general que emparenta a todos los cedros con los árboles en general en la familia de "árbol" es lo universal. Por consiguiente, “Terry” es lo singular; perro, lo particular, y animal, lo universal; hidrógeno es lo singular; gas, lo particular, y elemento químico, lo universal. Se establece así la siguiente relación: singular- particular-universal. Pero si en la propia naturaleza existe sólo lo singular, que se refleja en la categoría de lo singular! ¿Tiene la categoría de lo universal su analogía en la realidad? Si no la tiene, ¿no será lo universal una simple creación de nuestro cerebro?” La pregunta capta con acierto la dificultad existente en el propio planteamiento del problema de lo singular y lo universal; un problema que no han podido resolver los filósofos que piensan metafísicamente, pues separan lo singular de lo universal. Mas el quid de la cuestión está en que lo singular y lo universal se encuentran en relación indisoluble, dialéctica. Por eso, sólo podremos comprender la respuesta a esta pregunta cuando aclaremos en qué consiste esa relación.

Dialéctica de lo singular y lo universal

Lo singular, lo individual no existe aislado de lo universal. Por ejemplo, un cedro concreto tiene una serie de propiedades esenciales inherentes al árbol en general. Por tanto, se establece una relación indisoluble entre lo singular y lo universal: todo lo singular es, de uno u otro modo, universal, y todo lo universal existe en lo singular. Lenin dice en su obra En Torno a la cuestión de la dialéctica:

"Los contrarios (lo singular es contrario de lo universal) son idénticos: lo singular no existe más que en esa relación que lleva a lo universal. Lo universal existe únicamente en lo singular, a través de lo singular".

Así soluciona el materialismo dialéctico el problema de la relación entre lo singular y lo universal. La dialéctica de lo general y de lo singular se halla íntimamente vinculada a la dialéctica de lo abstracto y lo concreto. Lo “universal”, junto con lo “singular” y lo “particular”, es una categoría que refleja algo en la dialéctica objetiva. “La categoría ‘universal’ es un reflejo de lo universal real, es decir, de la unidad objetiva de lo multiforme y fenoménico de la naturaleza y de la sociedad, en la conciencia humana. Lo universal objetivo se refleja en el pensamiento en forma de un sistema de conceptos y definiciones. Lo universal abstracto, seleccionado por comparación de la masa fenoménica singular y particular, juega en el procedimiento un importante pero limitado papel. En sí mismo, lo universal abstracto no puede reflejar la universalidad básica porque lo universal existe fuera de la conciencia, pero no como simple similitud o como identidad abstracta de los fenómenos, sino como vínculo vivo y concreto entre las cosas distintas y opuestas, fenómenos y procesos vivos, como la ley, la necesidad, etc. De este modo los singulares y los universales existen ya en la realidad, en la dialéctica objetiva, y existen singulares y universales en el pensamiento, en la dialéctica subjetiva. Los singulares “reales” son las cosas distintas que existen en la realidad y que componen la dialéctica objetiva. Los universales en el pensamiento, es decir, en la dialéctica subjetiva, es el “universal abstracto”; presenta una perspectiva parcial de la cosa en cuestión, es decir, abstrae una u otra de las relaciones reales que contribuyen a formar lo universal real. Lo singular en el pensamiento tiene dos caras. Por una parte constituye una reflexión simple en la dialéctica subjetiva del individuo concreto. Por la otra, cuando lo singular en el pensamiento es el resultado de un “ascenso de lo abstracto a lo concreto” constituye lo concreto, es decir, el reflejo total y profundo de lo singular en toda su generalidad. Puesto que la generalidad o la universalidad de lo singular consi sten en sus relaciones reales con otros componentes de la dialéctica objetiva, lo concreto es el reflejo de la cosa en todas las propiedades, relaciones, etc.

El idealismo y lo singular y lo universal

Los idealistas responden de otra forma. Tergiversan la dialéctica de lo singular y lo universal. Platón, por ejemplo, decía que "lo universal”, es decir, "la idea”, existe con anterioridad a lo singular, con anterioridad a las cosas reales. Hegel y otros idealistas objetivos expresaron el mismo pensamiento. Pero eso es falso. Agrupamos las orquídeas en el concepto general de "Flores" únicamente porque todas ellas tienen algo común que las hace flores. Si no existiera eso en lo singular, en la propia realidad, no existiría tampoco el concepto general. Lo universal existe en las cosas singulares. Nuestra mente lo refleja, pero no lo crea. No hay especies de animales o de plantas aparte de los animales y las plantas que existen en realidad. Por tanto, lo universal no puede ser lo primario. No puede ser tampoco, como hemos visto, una construcción de nuestro cerebro. Lo universal existe objetivamente, en la propia realidad, mas no por sí solo, no separado de las cosas, sino en las propiedades comunes que poseen las cosas y los fenómenos.

Lo universal, pues, se refleja en nuestra conciencia, pero no es creado por ella.

Es imposible separar lo singular y lo universal. Lo singular contiene en sí lo universal, y lo universal existe únicamente en lo singular (individual) y a través de ello. Esta tesis tiene suma importancia para la actividad práctica, en particular para la lucha contra el revisionismo y el dogmatismo.

Significación práctica

Es muy frecuente que la solución práctica de los problemas esté vinculada al análisis de las categorías de lo singular y lo universal. Esto ocurre, sobre todo, cuando se trata de aplicar de manera concreta conceptos generales como las leyes de la ciencia. Las leyes de la naturaleza y de la vida social se manifiestan siempre en cosas y fenómenos singulares, concretos. En la naturaleza no existen "leyes en general”. Al mismo tiempo, los diversos objetos y procesos del mundo circundante, comprendidos también los fenómenos sociales, tienen multitud de peculiaridades individuales, de rasgos irrepetibles, específicos, originados por las condiciones en que se manifiestan. De ahí que en la actividad práctica tenga la mayor importancia estudiar de manera concreta los fenómenos singulares y las condiciones en que se producen. Para comprender la correlación de las fuerzas de clase en la Revolución Socialista de Octubre y la táctica del Partido Comunista, encabezado por Lenin, es preciso analizar las condiciones concretas que se crearon en Rusia a comienzos del siglo XX y, en particular, en el verano y el otoño de 1917. El conocimiento de las tesis generales acerca de lo que es la revolución y de qué clases de revolución existen es insuficiente por sí solo para organizar la victoria de una revolución socialista concreta. Por tanto, hay que tomar en consideración acertadamente la concatenación de lo singular y lo universal. ¿Para qué, entonces, estudiar las leyes generales? ¿No será mejor estudiar sólo las condiciones y procesos concretos que nos interesan? Razonar así sería profundamente erróneo. En efecto, si recordamos que lo singular está vinculado a lo universal y que lo universal revela la esencia de lo singular, estará claro que importa estudiar las leyes precisamente porque nos dan a conocer los procesos y propiedades peculiares de todo un grupo de fenómenos. En cada caso, utilizando el conocimiento de las leyes generales, los hombres aprovechan la experiencia de generaciones y generaciones y no tienen por qué “descubrir” esas leyes una y otra vez. Por ejemplo, si han sido estudiadas las leyes generales de la revolución, no hay necesidad de “descubrirlas” de nuevo cada vez; lo único que hace falta es aplicarlas con acierto a las condiciones concretas. Por tanto queda dicho, de que en la actividad práctica no es posible guiarse únicamente por las tesis generales, aplicándolas sin tomar en consideración las condiciones en que se desarrollan los fenómenos singulares. Solo el conocimiento de la dialéctica de lo singular y lo universal proporciona una orientación certera en la actividad práctica. Por eso constituirán por igual una tergiversación del marxismo tanto la hiperbolización infundada del papel de lo singular, de las condiciones específicas de tal o cual país (y así proceden precisamente los revisionistas) como la absolutización de las leyes generales (rasgo característico del dogmatismo).

Fuentes

  • Blakeley, Thomas J. La Teoría soviética del conocimiento. Ed. G. del Toro, Madrid, 1969, págs. 96-97.
  • V. Lenin, Obras, t. 38, pág. 359.

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