Los ángeles de tiza

Los ángeles de tiza
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Título originalLos ángeles de tiza
Autor(a)(es)(as)Enrique Pérez Díaz
GéneroNovela
PaísBandera de Cuba Cuba

Los ángeles de tiza. Es una novela que explora un amplísimo abanico temático que rechaza otros tópicos difíciles de tratar, entre ellos la religión, la espiritualidad, el divorcio y la muerte. Es un un relato sin edad, al que pueden acercarse todos los miembros de la familia.Por su parte, el humor “enriquiano” (a veces discreto y flemático; en otras, irónico y cáustico) es una constante en toda la narración, que se caracteriza por un ritmo ágil y suficiente, sin descripciones excesivas ni diálogos complejos. Disímiles problemáticas que, en los entornos privados y académicos, afectan a los jóvenes de hoy. Familias disfuncionales y monoparentales, carencias económicas y afectivas, abuso sexual hacia las niñas, pérdida de valores, conflictos filiales, errores de la mala pedagogía: estrechamente vinculada a la ya antológica Escuelita de los horrores.

Argumento

¿Qué pasaría si, en las pizarras de una secundaria básica cualquiera, aparecieran unos ángeles dibujados con tiza? Es la interrogante que articula la novela de Enrique Pérez Díaz publicada en Cuba.

El autor opta por poner el dedo sobre la llaga y desplazar la atención del lector hacia disímiles problemáticas que, en los entornos privados y académicos, afectan a los jóvenes de hoy, quienes representan una generación insustancial y altamente tecnologizada, con muchas más posibilidades de las que tuvieron sus padres y abuelos, pero que no sabe en qué invertir sus días, y mucho menos establecer prioridades capaces de hacerlos “alguien en la vida”. Es, por consiguiente, una generación que no sabe a dónde va, cuyos algoritmos conductuales se fundamentan en la utilidad y el hedonismo más descarnados, y que muchas veces se limita a repetir frases, asumir poses y apropiarse de símbolos sin comprender sus esencias ni significados.

A esos muchachos les habla Ariel, el ángel luciferino (o sea: portador de luz) que aparece en esa secundaria cualquiera, y las consecuencias no se hacen esperar. Más temprano que tarde, el orden académico, anquilosado en un nudo burocrático cuyos gestores intentan defender a toda costa, es cuestionado y subvertido por presencias sobrenaturales que ponen en crisis un amplio surtido de métodos pedagógicos ulcerados y actos de violencia física y psicológica. Por consiguiente, esta novela no solo llama la atención sobre la forma en que piensan y se comportan muchos de los adolescentes cubanos. Al mismo tiempo, devela esos mecanismos “educativos”, emergentes pero ineficientes, que invaden los centros escolares sin reparar en su labor corrosiva ni alzar una mano para contrarrestar sus nocivos efectos.

...“Por favor, píntame un ángel”. O quizás varios (mientras más, mejor), pero que sean alegres y ruidosos, aventureros y contestatarios, capaces de corregir la línea de tiro y (en plena urbe signada por zonas Wi-Fi, redes sociales y reguetoneras solteras) mostrar a las nuevas generaciones dos o tres alternativas, tan sencillas como viejas, ideales para el crecimiento intelectual y emocional: leer un libro, hacer un amigo, contemplar el mar, perseguir una meta, soñar un camino…[1].

Referencia

  1. Por favor, dibújame un ángel. Disponible en La Jiribilla. Consultado el 16 de mayo de 2017

Fuente