Los mártires Abakuá

Los mártires Abakuá
Información sobre la plantilla
Losmártiresabakuá.jpg
Hecho histórico poco conocido en el cul cinco negros de la sociedad secreta Abakuá, en particular de la Bakokó Efó, intentaron rescatar a los estudiantes de medicina siendo ultimados por los voluntarios al servicio de España.
Fecha:27 de noviembre de 1871
Lugar:Alrededores de la antigua prisión de La Habana
Descripción:
La acción no logró alcanzar el objetivo que se habían trazado los abakuá por ser superados en número.
Resultado:
Cinco de los abakuá que ejecutaron la acción fueron abatidos a tiros y bayonetazos y luego los estudiantes de medicina que habían sido seleccionados para ser ejecutados fueron injustamente fusilados.
Consecuencias:
Incremento del descontento popular hacia la metrópolis española y demostración de que todos los integrantes de la sociedad cubana estaban listos para buscar la soberanía y abolir la esclavitud en la isla por medio de la lucha armada.
País(es) involucrado(s)
Bandera de Cuba Cuba Bandera de España España
Líderes:
Negro Álvarez de la Campa, esclavo y hermano de leche del estudiante Alonso Álvarez de la Campa.
Ejecutores o responsables del hecho:
Negros miembros de la potencia abakuá Bakokó Efó
Organizaciones involucradas:
Sociedad secreta Abakuá


Los mártires Abakuá. Cinco negros miembros de la sociedad secreta Abakuá mueren el mismo día del fusilamiento de los estudiantes de medicina[1] después de haberse lanzado, junto a otros, en una arriesgada carga al machete en solidaridad con los jóvenes inocentes y en un intento por rescatarlos de la injusta condena que les había sido impuesta; esta acción es tal vez una de las más míticas y desconocidas de las historias que hasta hoy llegan en torno al 27 de noviembre de 1871.[2]

Los hechos

El 27 de noviembre de 1871, miembros de uno de los juegos de la potencia abakuá Bakokó Efó desataron una protesta armada en los alrededores de la antigua prisión de La Habana para impedir el fusilamiento de los ocho estudiantes de Medicina. Vil acto exigido por la mercenaria tropa de voluntarios ante los cuales una ciudad entera se doblegó por las amenazas de derramamiento de sangre generalizada que éstos afirmaron que iba asuceder sino se ejecutaba a esos jovencitos.[3]

Los hechos fueron protagonizados por un pequeño grupo de negros armados que enfrentaron a aproximadamente 3000 voluntarios del presidio[4], con la intención de reclamar su liberación, no de impedir los fusilamientos porque no podían. Uno de ellos fue el negro Álvarez de la Campa, esclavo y hermano de leche[5] del estudiante Alonso, uno de los fusilados que según la tradición llevaba los apellidos de sus dueños.

La noticia según el periódico La Quincena

La refriega, según noticia aparecida en el periódico La Quincena,[6]cuenta que:

... tuvo lugar a las once de la mañana del propio día cuando apostados detrás de los fosos que se extienden frente a la plaza, unos negros dispararon sus revólveres contra los voluntarios. También se precisó que los abakuá dispararon e hirieron al alférez de artillería Antonio Pérez, natural de Navarra y al voluntario Ramón Santualla, gallego, de 22 años, luego huyeron y fueron perseguidos, aprehendidos y masacrados, causa de muerte registrada de al menos cinco de ellos porque se desconoce la cantidad exacta de participantes.

La mayoría de aquellos hombres desconocidos murieron asesinados a tiros y bayonetazos y sus cuerpos fueron tirados en varios sitios en los alrededores del Paseo del Prado y de la actual Avenida de las Misiones. Estos abakuá reflejaron la rebeldía cubana, se inmolaron por intentar salvar a los estudiantes, aún sabiendo que no lo conseguirían. Eso da la medida de que entonces había un sector negro de la población cubana con una conciencia de identidad tan fuerte, que era capaz de morir por ella”.

Otras versiones

Según otra relatoría de estos hechos se estima que los hombres caídos pertenecían a la potencia Bakokó Efó, primer grupo de blancos que habían sido aceptados en la sociedad secreta Abakuá en La Habana, y entre ellos y algún estudiante -posiblemente Alonso Álvarez de la Campa- existieran lazos de hermandad religiosa. Se llega a esta conclusión porque no había ningún motivo por el cual un grupo de negros, durante la esclavitud cruda de la época, se opusiera al fusilamiento de jóvenes blancos.

Como varios sucesos de la época, este es un hecho con muchas inexactitudes históricas. Esencialmente transmitido de forma oral, todavía quienes lo investiguen deben limpiar la hojarasca para dejar la verdad. Así, algunos se refieren a que el intento por rescatar a los estudiantes tuvo lugar cuando salían camino al paredón de fusilamiento.

Otros, por su parte, afirman que todo ocurrió más temprano y fue un ataque contra los voluntarios apostados en las afueras de la cárcel. Algunos más exageran la historia y hablan de un levantamiento de negros en La Habana e incluso del enterramiento colectivo de todos —atacantes y estudiantes— en la misma fosa común. Quienes sostienen esa idea no tienen pruebas de tales afirmaciones.

Sin embargo, todos coinciden en un elemento: al parecer en el acto murieron cinco negros liderados por el hermano de leche de Alonso Álvarez de la Campa[7], el más joven de los estudiantes condenados. De hecho, esa es la versión que defiende la película cubana Inocencia, inspirada en los hechos del 27 de noviembre y que fue realizada tras una profunda investigación histórica.

Las investigaciones de Serafín Quiñones

En un artículo publicado en 1998 en La Gaceta de Cuba, el investigador cubano Serafín Quiñónez recoge tres documentos que arrojan cierta claridad sobre el asunto:

  • En el primero de ellos, se cuenta cómo “apostados detrás de los fosos que se extienden frente a la plaza, unos negros dispararon sus revólveres contra los voluntarios, hiriendo a un alférez de artillería".
  • Un segundo testimonio agrega cómo “el resto de los que se sintieron atacados por los negros arremetieron inmediatamente contra ellos, y en aquel punto fueron despedazados los cinco que se creyeron autores de la agresión”.
  • La evidencia final, habla sobre un estudio publicado en Santiago de Cuba en 1956 que recoge el testimonio del celador del lugar: “son cinco los hombres de color muertos, recogidos en diferentes lugares de este barrio, los cuales estaban heridos de arma de fuego y bayoneta”.

Otras autoridades que avalan la historia

Autores contemporáneos como los periodistas Pedro de la Hoz y Pedro García, así como el investigador cubano Félix Julio Alfonso, se han referido al tema. En el discurso pronunciado el 27 de noviembre de 2015 en las afueras del Hotel Inglaterra, Alfonso aseguró que

“...tampoco podemos olvidar a los mártires abakuás que, en una acción temeraria, casi suicida, intentaron en vano salvar la vida de los condenados y fueron cazados a tiros en las calles aledañas al lugar del crimen”.

Una opinión contraria

Aun así, para otros historiadores cubanos, entre los que se encuentra Luis Felipe Leroy y Gálvez —autor de una de las más completas investigaciones sobre el 27 de noviembre de 1871—

...la muerte aquel día en La Habana de cinco hombres negros no es un indicio concluyente para afirmar que lo hicieran en defensa de los estudiantes, y mucho menos que existiera un levantamiento mayor.

De acuerdo a su criterio, la escasa credibilidad

“...se patentiza por el hecho de que no sólo no existe tradición seria en ese sentido, sino también que el número de defunciones asentadas en los libros de entierros del cementerio de esta capital, mantiene el nivel normal durante esos días”.

[8]

La solicitud de Emilio Roig

El historiador Emilio Roig de Leuchsenring remitió una carta el 18 de enero de 1943 al Ministro de Obras Públicas de la época, en cumplimiento de un acuerdo de la Sociedad de Estudios Históricos e Internacionales, que pedía la construcción de un monumento, como homenaje permanente,

«a los que pagaron con sus vidas la defensa de aquellos inocentes»: cinco negros que habían intentado rescatar a los jóvenes durante el trayecto de la prisión al sitio de la ejecución.

La opinión del Che

De este crimen nunca se había tratado como se debería hacer en la historia de Cuba. Sin embargo el comandante Ernesto Che Guevara en noviembre de 1961, para sorpresa de todos, se refirió a este hecho señalando:

“Y no sólo se cobró en esos días la sangre de los estudiantes fusilados. Como noticia intrascendente, que aún durante nuestros días queda bastante relegada porque no tenía importancia para nadie, figura en las actas el hallazgo de cinco cadáveres de negros muertos a bayonetazos y tiros. Pero de que había suficiente fuerza en el pueblo, de que no se podía matar impunemente, dan testimonio el que también hubiera algunos heridos por parte de la canalla española de la época”.

[9]

A pesar de estas afirmaciones del Che, aún en muchos sectores prevalecía la duda acerca de este acontecimiento.

Acciones para recordar a los caídos

  • Desde el 27 de noviembre de 2006 los miembros de la sociedad abakuá realizan una peregrinación hasta un jagüey situado en la esquina de Morro y Colón en La Habana Vieja, el lugar donde según la tradición cayó uno de los negros aquel día.
  • La Cátedra de Pensamiento Crítico y Culturas Emergentes Haydée Santa María y la Cofradía de la Negritud rinden homenaje cada año a los héroes ñáñigos frente a la tarja ubicada en Morro y Colón. En el muro del parque frente al monumento al yate Granma, sitio aproximado donde cayera uno de los mártires anónimos de aquel 27 de noviembre.
  • Activistas de la Sociedad Abakuá de La Habana realizan una peregrinación cada año desde la esquina de Morro y Colón hasta el monumento a los ocho estudiantes de Medicina, en un intento por restaurar esa parte olvidada de la historia.
  • Según el Dr. Orlando Gutiérrez Boza, Diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular y Presidente del Consejo Supremo de la Asociación Abakuá de Cuba,
...recordar a los caídos del 1871 es una manera de honrar a sus antepasados.

La peregrinación que realizan incluye cantos luctuosos propios de ese grupo religioso, así como bailes y ofrendas florales tanto a los estudiantes como a los negros muertos.

Conclusiones

La historia de los cinco negros muertos casi junto a los estudiantes de medicina aún necesita conocimientos mayores. Sacar a la luz los documentos citados por algunos investigadores, aclarar desde la historiografía detalles importantes de lo sucedido ese y los días siguientes, así como sistematizar —desde lo oral pero también desde las pruebas documentales— un estudio definitorio sobre lo ocurrido, son aspectos decisivos para arrojar la exacta claridad sobre el asunto y zanjar de una vez las dudas sobre el tema.

Véase también

Bibliografía

  • Guevara E. "Los estudiantes de medicina fusilados el 27 de noviembre de 1871". Bohemia, 1961; Vol. Núm. 53(49):76
  • Le Roy Gálvez LF. "Muerte de Castañón y sucesos del 23 al 27 de noviembre de 1871". Vida Univers 1957; (78-79):3-6.
  • Le Roy Gálvez LF. Responsabilidad de España por los sucesos del 27 de noviembre de 1871. Patria 1970; 26(11):1-2
  • Nicolás Guillén: “Racismo y cubanidad”, en Prosa de Prisa, Ed. Letras cubanas, La Habana, 1975.

Fuentes

Referencias