Los mártires Abakuá
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Los mártires Abakuá. Cinco negros miembros de la sociedad secreta Abakuá mueren el mismo día del fusilamiento de los estudiantes de medicina[1] después de haberse lanzado, junto a otros, en una arriesgada carga al machete en solidaridad con los jóvenes inocentes y en un intento por rescatarlos de la injusta condena que les había sido impuesta; esta acción es tal vez una de las más míticas y desconocidas de las historias que hasta hoy llegan en torno al 27 de noviembre de 1871.[2]
Sumario
- 1 Los hechos
- 2 La noticia según el periódico La Quincena
- 3 Otras versiones
- 4 Las investigaciones de Serafín Quiñones
- 5 Otras autoridades que avalan la historia
- 6 Una opinión contraria
- 7 La solicitud de Emilio Roig
- 8 La opinión del Che
- 9 Acciones para recordar a los caídos
- 10 Conclusiones
- 11 Véase también
- 12 Bibliografía
- 13 Fuentes
- 14 Referencias
Los hechos
El 27 de noviembre de 1871, miembros de uno de los juegos de la potencia abakuá Bakokó Efó desataron una protesta armada en los alrededores de la antigua prisión de La Habana para impedir el fusilamiento de los ocho estudiantes de Medicina. Vil acto exigido por la mercenaria tropa de voluntarios ante los cuales una ciudad entera se doblegó por las amenazas de derramamiento de sangre generalizada que éstos afirmaron que iba asuceder sino se ejecutaba a esos jovencitos.[3]
Los hechos fueron protagonizados por un pequeño grupo de negros armados que enfrentaron a aproximadamente 3000 voluntarios del presidio[4], con la intención de reclamar su liberación, no de impedir los fusilamientos porque no podían. Uno de ellos fue el negro Álvarez de la Campa, esclavo y hermano de leche[5] del estudiante Alonso, uno de los fusilados que según la tradición llevaba los apellidos de sus dueños.
La noticia según el periódico La Quincena
La refriega, según noticia aparecida en el periódico La Quincena,[6]cuenta que:
La mayoría de aquellos hombres desconocidos murieron asesinados a tiros y bayonetazos y sus cuerpos fueron tirados en varios sitios en los alrededores del Paseo del Prado y de la actual Avenida de las Misiones. Estos abakuá reflejaron la rebeldía cubana, se inmolaron por intentar salvar a los estudiantes, aún sabiendo que no lo conseguirían. Eso da la medida de que entonces había un sector negro de la población cubana con una conciencia de identidad tan fuerte, que era capaz de morir por ella”.
Otras versiones
Según otra relatoría de estos hechos se estima que los hombres caídos pertenecían a la potencia Bakokó Efó, primer grupo de blancos que habían sido aceptados en la sociedad secreta Abakuá en La Habana, y entre ellos y algún estudiante -posiblemente Alonso Álvarez de la Campa- existieran lazos de hermandad religiosa. Se llega a esta conclusión porque no había ningún motivo por el cual un grupo de negros, durante la esclavitud cruda de la época, se opusiera al fusilamiento de jóvenes blancos.
Como varios sucesos de la época, este es un hecho con muchas inexactitudes históricas. Esencialmente transmitido de forma oral, todavía quienes lo investiguen deben limpiar la hojarasca para dejar la verdad. Así, algunos se refieren a que el intento por rescatar a los estudiantes tuvo lugar cuando salían camino al paredón de fusilamiento.
Otros, por su parte, afirman que todo ocurrió más temprano y fue un ataque contra los voluntarios apostados en las afueras de la cárcel. Algunos más exageran la historia y hablan de un levantamiento de negros en La Habana e incluso del enterramiento colectivo de todos —atacantes y estudiantes— en la misma fosa común. Quienes sostienen esa idea no tienen pruebas de tales afirmaciones.
Sin embargo, todos coinciden en un elemento: al parecer en el acto murieron cinco negros liderados por el hermano de leche de Alonso Álvarez de la Campa[7], el más joven de los estudiantes condenados. De hecho, esa es la versión que defiende la película cubana Inocencia, inspirada en los hechos del 27 de noviembre y que fue realizada tras una profunda investigación histórica.
Las investigaciones de Serafín Quiñones
En un artículo publicado en 1998 en La Gaceta de Cuba, el investigador cubano Serafín Quiñónez recoge tres documentos que arrojan cierta claridad sobre el asunto:
- En el primero de ellos, se cuenta cómo “apostados detrás de los fosos que se extienden frente a la plaza, unos negros dispararon sus revólveres contra los voluntarios, hiriendo a un alférez de artillería".
- Un segundo testimonio agrega cómo “el resto de los que se sintieron atacados por los negros arremetieron inmediatamente contra ellos, y en aquel punto fueron despedazados los cinco que se creyeron autores de la agresión”.
- La evidencia final, habla sobre un estudio publicado en Santiago de Cuba en 1956 que recoge el testimonio del celador del lugar: “son cinco los hombres de color muertos, recogidos en diferentes lugares de este barrio, los cuales estaban heridos de arma de fuego y bayoneta”.
Otras autoridades que avalan la historia
Autores contemporáneos como los periodistas Pedro de la Hoz y Pedro García, así como el investigador cubano Félix Julio Alfonso, se han referido al tema. En el discurso pronunciado el 27 de noviembre de 2015 en las afueras del Hotel Inglaterra, Alfonso aseguró que
Una opinión contraria
Aun así, para otros historiadores cubanos, entre los que se encuentra Luis Felipe Leroy y Gálvez —autor de una de las más completas investigaciones sobre el 27 de noviembre de 1871—
De acuerdo a su criterio, la escasa credibilidad
La solicitud de Emilio Roig
El historiador Emilio Roig de Leuchsenring remitió una carta el 18 de enero de 1943 al Ministro de Obras Públicas de la época, en cumplimiento de un acuerdo de la Sociedad de Estudios Históricos e Internacionales, que pedía la construcción de un monumento, como homenaje permanente,
La opinión del Che
De este crimen nunca se había tratado como se debería hacer en la historia de Cuba. Sin embargo el comandante Ernesto Che Guevara en noviembre de 1961, para sorpresa de todos, se refirió a este hecho señalando:
A pesar de estas afirmaciones del Che, aún en muchos sectores prevalecía la duda acerca de este acontecimiento.
Acciones para recordar a los caídos
- Desde el 27 de noviembre de 2006 los miembros de la sociedad abakuá realizan una peregrinación hasta un jagüey situado en la esquina de Morro y Colón en La Habana Vieja, el lugar donde según la tradición cayó uno de los negros aquel día.
- La Cátedra de Pensamiento Crítico y Culturas Emergentes Haydée Santa María y la Cofradía de la Negritud rinden homenaje cada año a los héroes ñáñigos frente a la tarja ubicada en Morro y Colón. En el muro del parque frente al monumento al yate Granma, sitio aproximado donde cayera uno de los mártires anónimos de aquel 27 de noviembre.
- Activistas de la Sociedad Abakuá de La Habana realizan una peregrinación cada año desde la esquina de Morro y Colón hasta el monumento a los ocho estudiantes de Medicina, en un intento por restaurar esa parte olvidada de la historia.
- Según el Dr. Orlando Gutiérrez Boza, Diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular y Presidente del Consejo Supremo de la Asociación Abakuá de Cuba,
La peregrinación que realizan incluye cantos luctuosos propios de ese grupo religioso, así como bailes y ofrendas florales tanto a los estudiantes como a los negros muertos.
Conclusiones
La historia de los cinco negros muertos casi junto a los estudiantes de medicina aún necesita conocimientos mayores. Sacar a la luz los documentos citados por algunos investigadores, aclarar desde la historiografía detalles importantes de lo sucedido ese y los días siguientes, así como sistematizar —desde lo oral pero también desde las pruebas documentales— un estudio definitorio sobre lo ocurrido, son aspectos decisivos para arrojar la exacta claridad sobre el asunto y zanjar de una vez las dudas sobre el tema.
Véase también
- Fusilamiento de los ocho estudiantes de medicina
- Fermín Valdés Domínguez
- Sociedad secreta Abakuá
- Cuerpo de voluntarios
Bibliografía
- Guevara E. "Los estudiantes de medicina fusilados el 27 de noviembre de 1871". Bohemia, 1961; Vol. Núm. 53(49):76
- Le Roy Gálvez LF. "Muerte de Castañón y sucesos del 23 al 27 de noviembre de 1871". Vida Univers 1957; (78-79):3-6.
- Le Roy Gálvez LF. Responsabilidad de España por los sucesos del 27 de noviembre de 1871. Patria 1970; 26(11):1-2
- Nicolás Guillén: “Racismo y cubanidad”, en Prosa de Prisa, Ed. Letras cubanas, La Habana, 1975.
Fuentes
- https://mandy14.cubava.cu/2017/10/20/los-abakua-caidos-el-27-de-noviembre-de-1871/
- https://adncuba.com.
- http://www.cubadebate.cu/especiales/2018/11/27/sucesos-del-27-de-noviembre-cuatro-historias-contra-el-odio-video/
- https://www.afrocubaweb.com/abakwa/27-11-1871.html
- https://havanatimesenespanol.org/noticias/homenaje-a-los-martires-de-hermandad-abakua-caidos-en-1871
Referencias
- ↑ “España” –escribió José Martí 22 años más tarde- “en aquella vergüenza no tuvo más que un hombre de honor: el generoso Capdevila, que donde haya españoles verdaderos tendrá asiento mayor, y donde haya cubanos”. (“El 27 de noviembre”, Patria, Nueva York, 27 de noviembre de 1893.
- ↑ Augusto Warela: “Páginas olvidadas de nuestra historia: cinco héroes negros”, en Orientación Social, Santiago de Cuba, 1956.
- ↑ Citado por Raúl Roa en “Aventuras, venturas y desventuras de un mambí”, Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 1970, p. 185-186.
- ↑ “…alrededor de la cárcel había unos cuatro o cinco mil hombres mientras se celebraba el Consejo de Guerra que duró hasta las dos de la tarde del lunes y hasta esa hora, o mejor, hasta después de la ejecución de los reos, que tuvo lugar a las cuatro y media de la tarde, puede decirse que envolvía el edificio una red de bayonetas”. (De un artículo publicado el 30 de noviembre de 1871 en La Quincena, revista general de noticias políticas y comerciales de la isla de Cuba para ultramar.
- ↑ Los de abajo, carniprieto o carniblanco, cada uno en su puesto, se entendían; y allá arriba, en la casa de vivienda, en los caserones, ¿qué pasaba? Que no había blanquito de buenos pañales que no tuviera un biberón negro y un hermano de leche negro. Se criaban como hermanos”. (Un informante de Lydia Cabrera en Reglas de Congo, Palo Monte y Mayombe, Miami, 1986, p. 22). “La penetración ideológica negra” se efectuó, ciertamente en más de una ocasión, por modo que llamaríamos “maternal”, ya que la dulce negra esclava sustituía con mucha frecuencia el papel de la madre a quien, unas veces las exigencias sociales de su belleza, y otras, serios quebrantos de salud, separaban del recién nacido: este se formaba, crecía, se educaba entre negros”.(Nicolás Guillén: “Racismo y cubanidad”, en Prosa de Prisa, Ed. Letras cubanas, La Habana, 1975, t l, p. 66).
- ↑ Artículo publicado el 30 de noviembre de 1871 en La Quincena, revista general de noticias políticas y comerciales de la isla de Cuba para ultramar.
- ↑ Alonso Álvarez de la Campa tenía 16 años, fue el primero en morir. Había tomado una flor el 22 de noviembre en el cementerio de Espada. “Alonso era hijo de uno de los más ricos jefes de voluntarios, habría de morir por ellos mismos. Y más aún: su padre había costeado las armas de la compañía que lo fusiló; el hijo murió con las armas pagadas por su padre” (Fermín Valdés Domínguez: Los Voluntarios de La Habana en el acontecimiento de los estudiantes de medicina, Imprenta de Segundo Martínez, Madrid, 1873, p. 65.
- ↑ Luis Felipe Leroy y Gálvez: El Fusilamiento de los estudiantes del 71, Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 1973.
- ↑ Ernesto Che Guevara, discurso pronunciado en la Universidad de La Habana el 27 de noviembre de 1961, en Obras, Ed. Casa de las Américas, La Habana, 1970, p 602-603. Un año antes de aquel discurso del Che, por otra parte, la edición del periódico Revolución correspondiente al sábado 28 de noviembre de 1960, bajo el titular “El 27 de noviembre y los ñáñigos”, anunciaba que en el programa “Pueblo y Cultura del canal 4 “Televisión Revolución”, se exhibiría una “Dramatización del fusilamiento de los estudiantes con una novedosa documentación sobre la intervención de los potencias ñáñigas en el frustrado rescate de los mártires”. El libreto de aquel dramatizado lo había escrito el musicólogo Hilario González, la producción corría por cuenta del escritor Humberto Arenal, la dirección estuvo a cargo de Manolo Rifat. La documentación fue aportada por el periodista Manuel Cuellar Vizcaíno, el musicólogo Odilio Urfé y Santos Ramírez, Isunekue de la potencia abakuá Usagaré Sangrimoto.