Louis Trolle Hjelmslev

Louis T. Hjelmslev
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Lingüista danés, maestro indiscutible del Círculo lingüístico de Copenhague.
NombreLouis Trolle Hjelmslev
Nacimiento1899
Fallecimiento1899
NacionalidadDanés

Louis Trolle Hjelmslev. Lingüista. Maestro indiscutible del círculo lingüístico de Copenhague. Nacido en una familia de académicos, Hjelmslev estudió lingüística comparativa en Copenhague, Praga y París. En 1931 fue uno de los creadores del Círculo Lingüístico de Copenhague, y colaboró con Hans Jørgen Uldall en el desarrollo de la glosemática (dedicada al estudio de los glosarios con un enfoque científico similar al del cálculo

matemático).

Estudios Realizados

Realizó sus estudios de filología comparada en Copenhague, y más tarde fue alumno de Antoine Meillet en París. En su primera obra, Principios de Gramática general (1928), se notan las influencias de Ferdinand de Saussure. En 1931 fundó el Círculo lingüístico de Copenhague. Sus obras Prolegómenos a una teoría del lenguaje (1943); El lenguaje, escrito en la misma época y publicado en 1963], así como la serie de artículos recogidos bajo el título de Ensayos lingüísticos (1959) construyen su teoría de la glosemática, que profundiza en algunas de las hipótesis propugnadas por Saussure. La glosemática otorga una función central a la forma lingüística y los elementos lingüísticos analizados vienen definidos por sus relaciones combinatorias, según el modelo de análisis fonológico.

Sus trabajos, que elaboran una tipología de los sistemas semióticos no lingüísticos, han ejercido una gran influencia en el desarrollo posterior de las ideas estructuralistas de Louis Trolle Hjelmslev, considera que, la lingüística, peca de tradición humanística, le da mucha importancia a los fenómenos no lingüísticos (psicológicos, fisiológicos, físicos,sociológicos…).

Lo que Hjelmslev propone es una lingüística que sólo tome en cuenta las reglas propias del funcionamiento interno de la lengua.

Según él, la teoría lingüística debe servir, sobre la base de un número ilimitado de reglas, a describir y a predecir cualquier enunciado sin importar la lengua, existente o no. Al interior del sistema que es la lengua, el enunciado es visto como un proceso que consiste en la combinación de elementos. Estos elementos se entrelazan, y con un conjunto, de relaciones de dependencia.

Son estas relaciones de dependencia que son verdaderamente objeto de la descripción científica. Estas relaciones son concebidas como funciones, en el sentido matemático del término, en la medida en que se tiene dos variables, una influencia a la otra.

Hjelmslev define la lengua como un sistema de signos. El signo es una función donde los dos términos son el contenido y la expresión. No se trata de dar una definición psicológica del signo. Hjelmslev se acuerda de la concepción de Saussure en cual la lengua no es una sustancia, pero una forma.

Después de haber unido todos estos elementos, él propone los siguientes términos: la forma del contenido y la forma de la expresión.

Hjelmslev no se ocupa de la sustancia. Ni la sustancia del contenido (que correspondería al referente en el mundo), ni de la sustancia de la expresión. Él se ocupa esencialmente de la forma.

Forma del contenido: cada lengua impone una forma, es una especie de filo que se vota sobre la realidad (sustancia). Lo que vale, es el filo que regresa. Por ejemplo, el espectro de colores es debido al hecho que los colores absorben la luz de manera diferente.

Sin embargo, en la realidad, hay un continuum. Las lenguas fijan el límite en ese continuum: allá, es verde; allá, es rojo… Antes las lenguas no daban todos los colores. Así como el latín, no hay una palabra para designar el color azul.

Las formas del contenido pueden ser divididas en elementos constitutivos más pequeños: Hjelmslev los llama plémères. Si se considera la forma de un objeto, se puede cortar en elementos más pequeños. Estos pequeños elementos, los plémères, constituyen una forma de contenido por su montaje.

Forma de expresión corresponde al significante saussureano. Esta se descompone también en pequeños elementos, que Hjelmslev llama 'cénèmes'. Estos son los equivalentes a fonemas.

Hjelmslev da un nombre común a plémères y cénèmes: glosemas. La glosemática tiene como objetivos de estudiar las variaciones de los cénèmes y las repercusiones que de estas variaciones conllevan a los plémères, y, al contrario, estudiar las variaciones de los plémères, y, las repercusiones que de estas variaciones conllevan a los cénèmes.

Hjelmslev rebautizo los términos de la dicotomía saussureana. A la lengua, él prefiere denominarla como el esquema; para designar el habla, el discurso, él emplearía el término uso.

Obra teórica

Su libro más importante, los "Prolegomena", fue publicado en 1943. Supone una crítica de la metodología utilizada hasta el momento por la lingüística, que resultaba descriptiva de forma no sistemática.

Hjelmslev propuso una teoría lingüística cuyo fin eran una lingüística más general y contribuir a la epistemología general. Al igual que Saussure (1857-1913), consideró la lingüística como parte de la semiótica (ciencia de los signos). Según su análisis, el signo es una forma, es decir: es posible describirlo empíricamente, pero su sustancia es ontológicamente especulativa (puede interpretarse de forma diferente a como quiso el emisor).

Un signo también tiene una función, a la que están asociados dos elementos, el contenido y la expresión.

También introdujo la connotación como elemento no lingüístico de su "cálculo" del lenguaje, rechazando la prioridad dada tradicionalmente al estudio de los sonidos (fonética): cuando el sujeto oye algo, se pone en marcha un proceso cognitivo que traduce las ondas en datos con significado. De la misma forma, lo percibido por la vista es interpretado por el cerebro de forma inmediata, sin necesidad de ser traducido a una "sustancia" fonética o en un objeto perceptual concreto.

Hjelmslev afirmaba que para interpretar un signo era necesario contextualizarlo.

Su concepción de que expresión y contenido son los mecanismos connotativos generales anticipó la idea de la escuela de Greimas de que todo significado es esencialmente del mismo tipo. Por tanto, las imágenes artísticas y la literatura no sólo se construyen de acuerdo con los mismos principios, sino que, más en general, lo visual y lo auditivo son idénticos en un nivel profundo.

Valoración

Hjelmslev propuso ampliar la aplicación del análisis técnico, haciendo hincapié en que el objeto de la lingüística no sólo debía ser el lenguaje, sino también la cultura humana, que lo reinventa continuamente, y la memoria colectiva de su saber acumulado a través de la lengua. Este argumento resultó innovador en su momento y aún se mantiene vivo hoy en día.

El círculo lingüístico de Copenhague

Hjemslev padre del circulo de Copenhague (1934), para el lenguaje contiene una estructura matemática. El signo lingüístico posee : un PLANO DEL CONTENIDO (semántica, gramática), y un "PLANO DE LA EXPRESIÓN" (fonología). Llama "glosemas" a los rasgos fonológicos no analizables lingüísticamente; en su "Glosemática" el sistema lingüístico es biplánico = plano del contenido : pleretemas, frente al plano de la expresión : vacío.

Pensamiento

Louis Trolle Hjelmslev considera que, la lingüística, peca de tradición humanística, le da mucha importancia a los fenómenos no lingüísticos (psicológicos, fisiológicos, físicos, sociológicos…). Lo que Hjelmslev propone es una lingüística que sólo tome en cuenta las reglas propias del funcionamiento interno de la lengua.

Según él, la teoría lingüística debe servir, sobre la base de un número ilimitado de reglas, a describir y a predecir cualquier enunciado sin importar la lengua, existente o no. Al interior del sistema que es la lengua, el enunciado es visto como un proceso que consiste en la combinación de elementos. Estos elementos se entrelazan, y con un conjunto, de relaciones de dependencia. Son estas relaciones de dependencia que son verdaderamente objeto de la descripción científica. Estas relaciones son concebidas como funciones, en el sentido matemático del término, en la medida en que se tiene dos variables, una influencia a la otra.

Hjelmslev define la lengua como un sistema de signos. El signo es una función donde los dos términos son el contenido y la expresión. No se trata de dar una definición psicológica del signo. Hjelmslev se acuerda de la concepción de Saussure en cual la lengua no es una sustancia, pero una formad después de haber unido todos estos elementos, él propone los siguientes términos: la forma del contenido y la forma de la expresión.

Hjelmslev no se ocupa de la sustancia. Ni la sustancia del contenido (que correspondería al referente en el mundo), ni de la sustancia de la expresión. Él se ocupa esencialmente de la forma.

Forma del contenido: cada lengua impone una forma, es una especie de filo que se vota sobre la realidad (sustancia). Lo que vale, es el filo que regresa. Por ejemplo, el espectro de colores es debido al hecho que los colores absorben la luz de manera diferente.

Sin embargo, en la realidad, hay un continuum. Las lenguas fijan el límite en ese continuum: allá, es verde; allá, es rojo… Antes las lenguas no daban todos los colores. Así como el latín, no hay una palabra para designar el color azul.

Las formas del contenido pueden ser divididas en elementos constitutivos más pequeños: Hjelmslev los llama plémères. Si se considera la forma de un objeto, se puede cortar en elementos más pequeños. Estos pequeños elementos, los plémères, constituyen una forma de contenido por su montaje.

Forma de expresión corresponde al significante saussureano. Esta se descompone también en pequeños elementos, que Hjelmslev llama 'cénèmes'. Estos son los equivalentes a fonemas.

Hjelmslev da un nombre común a plémères y cénèmes: glosemas. La glosemática tiene como objetivos de estudiar las variaciones de los cénèmes y las repercusiones que de estas variaciones conllevan a los plémères, y, al contrario, estudiar las variaciones de los plémères, y, las repercusiones que de estas variaciones conllevan a los cénèmes.

Hjelmslev rebautizo los términos de la dicotomía saussureana. A la lengua, él prefiere denominarla como el esquema; para designar el habla, el discurso, él emplearía el término uso.

La escuela de la glosemática

Con el nombre de glosemática se conoce la teoría desarrollada por el lingüista danés Louis Hjelmslev (1899-1965) –con la colaboración de Hans J. Uldall– en el marco del Círculo lingüístico de Copenhague, foro de investigación inspirado en el Círculo lingüístico de Praga. Esta escuela lingüística se reconoce explícitamente como deudora de los aportes de Saussure y, especialmente, de la idea de que la lengua es un sistema de valores, entendidos como entidades opositivas, relativas y negativas.

De las distintas definiciones de lengua brindadas en el Curso de Lingüística General interesa especialmente a Hjelmslev aquella que sostiene que la lengua es forma y no sustancia. La glosemática basa su teoría en la profundización de esta idea: la lengua es una entidad autónoma de dependencias internas, esto es, en ella importan sólo las relaciones formales entre los elementos de los distintos niveles lingüísticos, entendidas como constantes (la forma).

Así, por ejemplo, el fonema /d/ se define dentro del sistema fonológico del español como una consonante (en oposición a las vocales), que puede asumir la posición inicial o final de sílaba, por su posibilidad de ser seguida por otra consonante conformando grupo (dragón) y por entrar en conmutación con determinados elementos que entran dentro de esa categoría (clave).

Estas definiciones alcanzan para capturar el papel esencial de la d española en el mecanismo interno de la lengua, es decir, dentro de la lengua considerada como esquema (el dominio de las formas puras).

Por otra parte la lengua como realización social dada, pero independientemente de su manifestación, constituye la norma, la forma material.

Así la /d/ se define desde esta perspectiva como una dentoalveolar sonora (opuesta por ejemplo a la /t/, dentoalveolar sorda): lo que la distingue es una propiedad positiva, los mínimos diferenciales que le otorgan cualidades positivas frente a los otros elementos del sistema.

Por último, desde la perspectiva de la lengua considerada como uso (conjunto de hábitos) la /d/ se define como dentoalveolar, sonora, oclusiva o dentoalveolar, sonora, fricativa: esta definición abarca todas las cualidades registradas en la pronunciación habitual de la /d/ española. Hjelmslev concluye que de las tres acepciones de la lengua mencionadas es la que concibe a la lengua como esquema la más próxima al sentido que se asigna a esta palabra: así se evita todo el carácter material y se separa lo verdaderamente esencial de lo accesorio.Por último, el habla saussureana se denomina acto y no es más que un documento pasajero y accidental.

De manera muy apretada puede decirse que la glosemática considera que la lengua es una semiótica compuesta de dos planos: expresión y contenido (que corresponden a los planos del signo saussureano: significante y significado). El signo, desde el punto de vista interno, es en realidad una función, una entidad generada por la conexión entre dos funtivos: una expresión y su contenido o un contenido y su expresión. No hay una función signo sin que estén presentes simultáneamente expresión y contenido: por ello la función signo es en sí misma una entidad solidaria. En cada uno de los planos del signo es preciso distinguir entre la forma y la sustancia. Si se comparan expresiones en distintas lenguas como yo no lo sé /I do not know (inglés)/ ich weiss es nicht (alemán)/je ne le sais pas (francés),encontramos un factor común –la llamada materia,el contenido- que así considerada no es analizable, es una masa amorfa.

Esa materia está ordenada, formada en cada lengua de manera diferente (para visualizar este aspecto hemos subrayado en los ejemplos los elementos que realizan la negación en las distintas lenguas, véase también el orden de las palabras y la posición de los verbos que están en negrita). Es decir que cada lengua coloca sus propios límites en la masa amorfa de pensamiento, distribuye los elementos de distinto modo y con distinto énfasis. Retomando la metáfora de Hjelmslev: es como un único y el mismo puñado de arena que puede ponerse en distintos moldes, estos moldes son las formas que son propias de cada lengua, la materia permanece como sustancia formada para una y otra forma lingüística. Cada plano del signo, contenido y expresión, está conformado por una forma y una sustancia, es decir, por propiedades formales puras y por sustancia conformada.

Un ejemplo en el nivel de la morfología: la zona del número (materia) se organiza de distinto modo en las diferentes lenguas. En español, el número se ordena (se forma) en dos categorías singular y plural; el plural se realiza mediante los formantes –(e)s y Ø (casa/casas;papel/papeles; (el) martes/los martes); en cambio, algunas lenguas como el griego antiguo, el sánscrito y el lituano distinguen singular, plural y dual. Esta distinción se verifica también en el plano de la expresión:la materia consiste en la totalidad de los sonidos pronunciables, por ejemplo, el continuum vocálico constituye una zona fonética de materia, que se forma de distinta manera en las distintas lenguas, en dependencia de las funciones específicas de cada una: así mientras que el sistema vocálico del español se compone de cinco vocales, el alemán presenta ocho.

El análisis interno de los planos del signo lingüístico lleva al reconocimiento de elementos menores en cada uno de ellos: así, una palabra como irremediable puede dividirse en distintos elementos menores portadores de significado (i-remedi-(a)ble), que se emplean en otros signos (irreductible) y, a su vez, pueden distinguirse dentro de –ble otros elementos, sin significado –los fonemas-, que sirven para construir otros formantes. En cada plano del signo pueden identificarse no signos, llamados en la teoría figuras del contenido y de la expresión, cuyo número es limitado y que sirven para construir nuevos signos. Las lenguas, por su finalidad, son primera y principalmente sistemas de signos, pero por su estructura interna son algo diferente: son sistemas de figuras que pueden usarse para construir signos.

La propuesta de Hjelmslev revela la fuerte influencia de los lógicos del Círculo de Viena, que aplicaron los métodos y el simbolismo de las matemáticas a los estudios sobre el lenguaje. La teoría lingüística debe poder dar cuenta del sistema de todas las lenguas: se trata de un sistema formal de premisas que busca descubrir y formalizar la estructura de una lengua, independientemente de cualquier realidad extralingüística y de todas sus posibles manifestaciones.

La teoría exige el cumplimiento de un principio metodológico que se denomina "empírico" y que sostiene que la descripción debe cumplir con las condiciones de ser autoconsistente (no contradictoria), exhaustiva y lo más simple posible. En consonancia con este principio, la teoría elige preferentemente el procedimiento deductivo, que parte de las clases para llegar a los componentes pero admite la posibilidad de incluir también el método inductivo.

Publicaciones

Entre sus publicaciones, cabe destacar también:

  • Antropología estructural (1958)
  • Estructuras elementales del parentezco
  • Raza e historia (1952)
  • El pensamiento salvaje (1962)
  • Serie Mitológicas (1964-1971)
  • La huella de las mascaras (1975)
  • Palabra dada (1984)
  • Los símbolos y sus dobles (1989)
  • Historia de Lynx (1991).

Fuentes