Mariano Bellver
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Mariano Bellver. Escultor honorario de cámara con Isabel II, destacan en su producción sus obras de temática religiosa, como la Flagelación de Cristo, para Aranjuez, o la de San Martín para el templo madrileño de esta advocación. Se formó artísticamente con Tomás en la Academia de San Fernando.
Síntesis biográfica
Hijo de Francisco Bellver y Llop, también escultor como su padre. Nació en Madrid en 1817, estudiando en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, siendo discípulo en esta noble institución del escultor de Cámara José Tomás.
Trayectoria artística
Mariano Bellver contribuyó de forma activa al esplendor del Liceo Artístico y Literario de Madrid. Realizó numerosos trabajos, logrando una pública consideración de sus obras. Fue nombrado escultor de Cámara Honorario de Isabel II, jurando su cargo el 3 de mayo de 1860, ante don Buenaventura Carlos Arriban, Comendador de Número de la Real Casa y de la Orden de Carlos III, Jefe Superior de la Administración, Jubilado y Secretario de la Intendencia General de la Real Casa y Patrimonio.
De los documentos presentados por este artista dio fé el 11 de junio de 1871, el notario del Ilustre Colegio de Madrid don Pablo de la Lastra. En un memorial que envía al Intendente de la Casa y Real Patrimonio el 21 de junio de 1875, señala que ha ejecutado muchas obras para el Palacio Real y otras que quedaron pendientes en las dolorosas y tristes jornadas del fatídico año de 1868 (año de la renuncia al trono y exilio a París de Isabel II), a continuación manifiesta que dejó una Purísima, igual a la que existe en el Real Monasterio del Escorial, la cual fue restaurada y pintada de nuevo.
Muerte
Falleció en Madrid, el 27 de abril de 1876.
Obra
Entre sus obras conservadas más importantes, destacan por su alto nivel artístico y gran calidad estética: el Grupo de la Santísima Trinidad que preside el retablo de la Capilla de San Pedro de la Catedral de Sigüenza (Guadalajara); y el altorrelieve colosal del grupo escultórico de San Martín a caballo en el acto de cortar con su espada parte de su capa, y entregársela a un pobre, en el retablo del altar mayor en la iglesia parroquial de San Martín de Madrid. Ambas obras, de original composición, son muy expresivas y están ejecutadas en madera policromada, dorada y estofada. Siendo objeto del presente estudio.