Nhá Chica

Nhá Chica
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Iglesiaiglesia católica
Información personal
Nombre secularFrancisca Paula de Jesús
Nombre religiosoNhá Chica
Nacimiento1808
São João del-Rei, Minas Gerais, Bandera de Brasil Brasil
Fallecimiento14 de junio de 1895
Baependi, Minas Gerais, Bandera de Brasil Brasil
Santidad
Beatificación4 de mayo de 2013

Francisca Paula de Jesús, conocida popularmente como Nhá Chica, nació en 1808 en la aldea de Santo Antônio do Rio das Mortes Pequeno, uno de los cinco distritos de São João del-Rei, un municipio del estado brasileño de Minas Gerais, donde también fue bautizada. Es considerada por muchos católicos como una santa popular y el proceso de beatificación y canonización ya está en marcha en la Santa Sede.

Biografía

Hija y nieta de esclavos, Francisca Paula de Jesús se quedó huérfana a los diez años. Mujer humilde, era ferviente devota de Nuestra Señora de la Concepción y, a petición de su madre, pasó toda su vida dedicándose a la práctica de la caridad. Laica extraordinaria, aún en vida se la llamaba «la madre de los pobres», respetada por todos los que la buscaban, de los más humildes a los hombres más poderosos del Imperio. Durante 30 años, ha reunido donaciones para construir la capilla de Nossa Senhora da Conceição, donde hoy es el Santuario de la Inmaculada Concepción, en la ciudad de Baependi

No tenía apellido porque era hija natural de Izabel María, una esclava, y de padre desconocido, probablemente el dueño de la hacienda. De la madre aprendió las oraciones y las devociones, pero siendo mujer y esclava, no pudo recibir ninguna instrucción escolástica. De adulta nunca advirtió la necesidad de aprender a leer, En punto de muerte, la madre le aconsejó de conducir una vida retirada, para practicar mejor la caridad y conservar la fe cristiana. Así, no obstante tenía tantas peticiones de matrimonio, las rechazó considerando de tener una misión que cumplir, todavía no se mostró nunca contrariada con los pretendientes, es más, se declaraba grata por las buenas intenciones demostradas para con ella.

Queriendo seguir el consejo de la madre restó a vivir sola en una pequeña casa sobre una colina en los límites del centro habitado de Baependi para dedicarse a la oración y atención de los pobres, renunciando de andar a vivir con el hermano que era Teniente de la Guardia Nacional, así Consejero municipal, dedicado al comercio.

Francisca de Paula, mientras tanto, escogió desde la juventud una vida de pobreza: vive en oración pobre entre los pobres. El celo hacia el Señor la empuja a realizar encuentros de oración cotidiana y semanal entre la gente del barrio cercano, a ofrecer el alimento semanal para los pobres, a ofrecer limosnas a los necesitados. Se vuelve así pronto la humilde “madre de los pobres”, como era llamada, lista a recibir a quien se acercaba a ella para pedir oración, consejos, consuelo y conforto.

Solo la fe la llevó a renunciar a una vida agitada sin problemas para el bien de los hermanos. Constituyó una verdadera luz puesta en el candelero. De hecho, a pesar de ser una ex – esclava y descendiente de esclavos, ha atraído a personas de toda raza y tendencia política. Señal que se veía en ella la mujer de Dios, llena de fe y caridad.

Su casa por setenta y cinco años fue un lugar frecuentado por personas simples y Consejeros imperiales, jóvenes y profesionistas de moda, pobres y ricos provenientes no solo de Minas Gerais, sino también de cercano Estado de Sao Paolo y sobre todo de la capital del tiempo Río de Janeiro. Muchos ciudadanos que iban a “pasar las aguas” en el vecino centro de Caxambu, acudían a ella, primero empujados por la curiosidad para terminar pidiéndole oración y consejo. Ella tenía una respuesta para todos, sin nunca sentirse una profesora.

Llamaba a la Santísima Virgen “Minha Sinhá” (mi Señora). El hermano, muere en 1862, y la designa hereditaria universal. Con la conspicua herencia pudo incrementar la actividad caritativa y social, proveyendo también a la construcción de la capilla dedicada a la Inmaculada Concepción de María. Grande fue su capacidad de implicar en esta empresa a todas las personas que la frecuentaban. Atendía a todos con la misma paciencia y dedicación, pero los viernes no atendía a nadie. Fue el día en que lavó su propia ropa y se dedicó más a la oración y la penitencia. Esto se debe a que el viernes es el día que recuerda la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo para la salvación de todos nosotros. A las tres de la tarde intensificó sus oraciones y mantuvo una particular veneración por la Virgen de la Concepción, a quien trataba familiarmente como a una amiga.

El 8 de julio sintió la exigencia de despojarse de todo lo que poseía en calidad de heredera, dictando un testamento en el cual dejó sus bienes a la Parroquia. Dejó indicado que todo tenía que ser vendido y dado a los pobres, hasta como debía realizarse su funeral y cuantas misas tenían que celebrar en sufragio de sus caros. Su hábito de “nobleza” tenía que ser entregado a una joven pobre para su matrimonio.

Fallecimiento

Murió el 14 de junio de 1895. Su cuerpo fue expuesto por cuatro días, sin dar ni siquiera un pequeño signo de descomposición, así se permitió a numerosos fieles, venidos de todas partes, de darle el último adiós. Expuesta para la exequias en la Iglesia Madre de Baependi, fue después llevada en hombros por un grupo de jóvenes a la Capilla construida por ella, donde fue colocada. En 1999 se efectuó el Reconocimiento Canónico y los restos mortales fueron colocados siempre en el mismo lugar en un sarcófago de granito.

Canonización

Mujer fervorosa, Nhá Chica llegó a ser considerada como una santa en vida. En 1991 recibe el título de Sierva de Dios, publicada por la Congregación para las Causas de los Santos de la Curia Romana, por el reconocimiento en la mediación para obtener milagros. Desde el año 2007, está abierto el proceso de beatificación, una de las etapas hasta que se conceda la santidad. Su reputación de santidad se extendió tanto que gente de muy lejos comenzó a visitar a Baependi para conocerla, hablar con ella, contarle sus dolores y necesidades y, sobre todo, pedirle oraciones. En 1954, la Iglesia de Nhá Chica fue confiada a la Congregación de las Hermanas Franciscanas del Señor. Desde entonces, junto a la iglesia se ha iniciado un proyecto de asistencia social para niños necesitados, mantenido por devotos benefactores de Nhá Chica. Hoy el INC - Instituto Nhá Chica acoge a más de 150 niños, tanto niñas como niños. La "Igrejinha de Nhá Chica", después de haber sufrido algunas renovaciones, es hoy el "Santuário Nossa Senhora da Conceição" que recibe a peregrinos de todo Brasil y de diferentes partes del mundo. Muchos creyentes que visitan el lugar piden gracia y oran con fe. Muchos regresan para agradecer y registrar las gracias recibidas. Actualmente, en el "Registro de Gracias del Santuario" se pueden leer aproximadamente 20.000 gracias logradas por intercesión de Nhá Chica.

Fuentes