Nicolás Peñalver y Cárdenas

Nicolás Peñalver y Cárdenas
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I Conde de Peñalver
Nacimiento 1828
La Habana, Bandera de Cuba Cuba
Sucesor Narciso José de Peñalver y Peñalver
Casa Real Condado de Peñalver


Nicolás Peñalver y Cárdenas. Fue de aquellos habaneros presentes en la expansión de la plantación azucarera esclavista y el tendido de líneas férreas en las fértiles tierras al este de la Habana, que cubrieron gran parte de la provincia de Matanzas en la primera mitad del siglo XIX. La Familia Peñalver amantes de los títulos nobiliarios obtuvieron cinco de la realeza española: marqués de Casa Peñalver y marqués de Arcos; y condes de Santa María de Loreto, San Fernando de Peñalver y el último, conde de Peñalver.

Síntesis biográfica

En 1823 Nicolás Peñalver y Cárdenas contrajo matrimonio con María de la Concepción de Peñalver y Peñalver (tío y sobrina carnales), unidos por lazos endogámicos usuales en esta familia y otras habaneras para conservar el patrimonio. Ella era viuda de su tío Antonio María -hermano de su nuevo esposo- con quien había casado el 7 de agosto de 1820.

Nicolás Peñalver y Cárdenas El I Conde de Peñalver recibió el título en 1836 y fue alcalde ordinario de la Habana (1846), gentilhombre de cámara de su majestad y caballero de la orden de Carlos III. Ocupó la alcaldía habanera, casualmente, tras la sangrienta represión denominada Conspiración de la Escalera (1844). Ese suceso, fue presentado como vasta conspiración de esclavos, pero en realidad resultó ser una confabulación de la oligarquía negrera criolla con las autoridades coloniales españolas.

Aquella represión estuvo destinada a neutralizar a los blancos abolicionistas, liquidar la influencia económica y social alcanzada por negros y mestizos libres y a la vez una manera de escarmentar a los esclavos que en 1843 realizaron algunas inconexas revueltas en el occidente cubano.

En 1841 Nicolás Peñalver estuvo entre los directores de la Empresa del Ferrocarril de Júcaro, creada con un capital de $436 mil pesos, en unión del marqués de Villalba, Joaquín de Arrieta y Pedro Diago, entre otros. Con el fin de exportar la producción, los primeros seis kilómetros enlazaron Banagüises y Pijuán; en 1842 las vías llegaban hasta los muelles (48 kilómetros), y en 1844 se prolongaban con un ramal a Sabanilla, completando 50 kilómetros. El ingenio azucarero Narciso, en Banagüises, fue fomentado en 1840 e hizo su primera zafra en 1842. Poco después ocurren protestas de esclavos en varios ingenios y el 20 de febrero de 1844 algunos hacendados de la región solicitan al Gobernador político de Matanzas la constitución de una fuerza, que provista de armas, haga frente a futuras sublevaciones.

Esa fuerza, autorizada por el Gobernador de Matanzas, fue integrada por propietarios rurales, mayorales y demás trabajadores blancos. Los temerosos dueños de las plantaciones matanceras pronto hicieron alianza con Leopoldo O'Donnell (1809-1867), gobernador y capitán general de Cuba (1843-1848).

O'Donnell recibió confidencias del hacendado esclavista Esteban Santacruz de Oviedo sobre una supuesta conspiración de grandes proporciones y en el batey de la finca Estancia de Soto, próxima a Matanzas, comenzó la oprobiosa carnicería. La Comisión militar de Matanzas dictó sentencias de prisión y destierro a casi dos mil reos, 78 de ellos condenados a muerte, incluido el célebre poeta mestizo Gabriel de la Concepción Valdés, (Plácido) (1809-1844). Más de 300 negros y mestizos, esclavos y libres, perecieron debido a los métodos empleados durante las investigaciones pues ataban a los presuntos sospechosos a unas escaleras para ser azotados hasta arrancarles una supuesta confesión o la vida.

Después de propinar aquel escarmiento y libres de todo peligro, los esclavistas incrementaron el número y explotación de sus dotaciones, entre estas la del Narciso a 400 esclavos en la década de 1850; ese año el ingenio produjo ocho mil cajas de azúcar, a razón de 20 cajas por esclavo; en 1855, 10 mil (25 por hombre), cifras que mantuvo en el período 1857-1859.

Fuente