Pájaro de fuego (mitología)

Pájaro de fuego (mitología rusa)
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Características

Pájaro de fuego (Firebird). Ave de la mitología eslava. Según cuenta la leyenda, es un ave mágica que brilla con intensidad en las tierras lejanas, se dice también que es una bendición como una maldición para quien logra capturarla.

Origen de la leyenda

El origen del pájaro de fuego (mitología eslava) está perdido en el tiempo, no se sabe con certeza en qué momento de la historia Rusa se escribió. Con el paso de los años ha tenido cambios en donde se revela que dicha ave no solo trae bendiciones a quien lo captura, sino que también sufre serias consecuencias.

Leyenda

Comienza con uno de los cazadores más valientes de Rusia, conocido como Zarévich Iván. Un día, este cazador decidió cazar en un bosque sin follaje que no conocía. Durante su caminata tuvo que deslizarse por una pared pedregosa que terminaba en un salto de agua límpida. Zarévich se disponía a tomar un poco de esta agua cuando percibió a lo lejos un manzano. En una de las ramas del árbol se posaba un ave con un plumaje de diversas tonalidades ígneas
El cazador preparó su arco y flecha para asestar un disparo letal al animal, sin embargo, el ave tuvo tiempo suficiente para volar. A pesar de esto, la fecha impactó antes de que el pájaro huyera.
Para la sorpresa del cazador, el ave podía hablar; le indico que tomara una de sus plumas y que si en algún momento se encontraba en peligro podría batirlas y ella acudiría a su llamado. Zarévich aceptó lo que el ave le indicaba y la dejó libre. Acto seguido se dirigió al lado de un peñasco en donde se celebraba algo, al llegar al lugar quedó deslumbrado por lo que acontecía. En un paisaje sin nada alrededor se elevaba un recinto rodeado de altas murallas donde marchaban unos caballeros petrificados, observó como las puertas del recinto se abrían y de ellas salían un grupo de jovencitas cantando. Una de ellas, tan hermosa, que el cazador sintió el deseo de conocerla. La chica lo vio y le advirtió que huyera de ahí, puesto que ese era el lugar de los demonios del hechicero Kasvhei y que si lo veía no tardaría en convertirlo en una estatua.
Zarévich no sintió miedo; comentó a la joven que él era un príncipe, hijo del Zar y acto seguido le preguntó su nombre. La joven tuvo que moverse con rapidez junto a sus compañeras para entrar de nuevo al castillo. Antes que las puertas se cerraran susurró que la llamaban Zarevna. Una vez que se cerraron las puertas el cazador solo pensaba en volver a ver a Zarevna, no sabía el modo de hacerlo. Cuando cayó la noche tocó a las puertas del recinto. En breve tiempo el cielo comenzó a resonar escuchándose y viéndose truenos y relámpagos. De la tierra empezaron a surgir demonios y se fueron acercando al Zarévich, de pronto, un relámpago iluminó la oscuridad y dejó ver la figura del hechicero Kasvhei.
El maligno hechicero alzó los brazos mientras cantaba a los demonios; una vez se iban aproximando; el cazador sentía como sus extremidades se ponían rígidas, estaba convirtiéndose en una estatua. Lleno de angustia, Iván sacó la pluma que le había dado el ave y la agitó. En cuestión de segundos el ave apareció, haciendo que los demonios se retiraran con sigilo cubriéndose los ojos. De pronto, el suelo empezó a temblar se abrió y llevó a su interior toda la horda demoniaca que lo rodeaba.
En los alrededores de Zarévich no había nadie, ni siquiera él hechicero pero sabía que este aún seguía con vida y debía encontrarlo. El pájaro de fuego se acerco al cazador y le dijo que el alma del mago se encontraba debajo del árbol de manzanos.
En el interior de las raíces del árbol había un huevo de plata, donde residía el alma del mago, Iván tomó el huevo y lo tiro al piso, de este impactó surgió una nube de humo negro y fuego, esta vez el brujo había sido vencido.
Al morir Kasvhei, las murallas del castillo se vinieron abajo, las estatuas volvieron a la vida y las doncellas eran libres de volver con sus amados. Igualmente, Zarevna fue en busca de Iván y al encontrarse se juraron amor eterno.


Existe una segunda leyenda a cerca del ave en la cual el cazador sigue siendo el hijo del zar, pero en su travesía por el bosque encuentra una pluma del pájaro de fuego en el suelo, entonces decide dársela al Zar para que lo reconozca. El zar agradecido le ordena que busque al ave, si no consigue traerla entonces él debía morir.
El joven arquero pidió al zar que durante la noche esparciera por la pradera cien bolsas de maíz y a la mañana siguiente el joven partió en busca del ave. Bajando de su caballo el cazador se trepó a un árbol y aguardo a que el pájaro se apareciera.
En ese instante el caballo actuó para apresar al pájaro de fuego mientras su amo descendía con tres cuerdas para atarlo. Una vez que logró atrapar al ave la llevó al zar quien quedó sorprendido por la acción. No obstante, ahora que veía que fue capaz de completar la tarea, le ordeno que buscara a su amada, y si no cumplía moriría por su espada.
El cazador le pidió al zar que lo dotara con una carpa de plata y con los alimentos más deliciosos, el zar cumplió con el pedido y el joven no tardó en partir al país donde se encontraba la princesa. El castillo se encontraba cruzando un mar, por lo que el arquero comenzó a armar la carpa.
Desde su recamara la princesa pudo ver algo que destellaba en las orillas del mar, salió del castillo y en un bote se dirigió hacia lo resplandeciente. Al llegar el arquero la invita a una comida y a tomar vino, la princesa acepta. El vino no tardó en hacer efecto y la joven se durmió, mientras ella se encontraba en tal estado el cazador la llevaba a su reino.
El zar no podía estar más feliz, pidió que las campanas sonaran con júbilo, lo que despertó a la princesa. El zar le explicó que se encontraba lejos de su hogar y que ahora sería su esposa. La joven llena de disgusto le dijo que no podía casarse con nadie si no contaba con su vestido de novia que estaba debajo de una piedra en medio del mar. A raíz de tal petición el zar volvió a ordenar al cazador ir por la prenda y que lo mataría si no regresaba con ella.
Nuevamente el joven partió con el corcel y cuando llegaron a la orilla del mar vieron a un cangrejo gigante, el corcel se acercó para matarlo pero el animal le suplicó por su vida diciendo que haría cualquier cosa. Entonces el corcel le pidió que fuera al fondo del mar a buscar el vestido de la princesa. El cangrejo asintió y se hundió en el agua, al cabo de unas horas, vuelve con un cofre donde se encontraba el vestido.
De regreso al castillo, la princesa no estaba complacida, pidió que se matara a quien la había secuestrado metiéndolo en agua hervida. El joven fue encarcelado mientras se preparaba el caldero, como último deseo le suplicó al zar que lo dejara despedirse de su caballo. El zar concedió el deseo. Mientras estaban en la celda el corcel le dijo que no se preocupara que saldría bien, que antes que lo tiraran debía saltar por voluntad propia.
El cazador fue llevado al caldero y se arrojó al agua, dos veces se sumergió y cuando salió había cambiado, era ahora un poco más joven y guapo. El zar impresionado quiso ser el siguiente y se tiró al agua, pero algo distinto ocurrió; no se rejuveneció sino que se quemó hasta morir. Luego de esto el zar fue enterrado y el arquero fue coronado como el nuevo zar; la princesa se casó con el.

Características

El pájaro de fuego es descrito como un ave de gran tamaño con plumas majestuosas que brillan con intensidad emitiendo luz roja, naranja y amarilla, tal como lo hace una hoguera luego de que ha pasado la llama turbulenta. Dichas plumas no dejan de resplandecer y no se pueden quitar. Se dice que con tan solo una se puede iluminar una habitación inmersa en la oscuridad.

Representaciones en el arte

Entre las obras de arte más destacadas que han nacido por esta leyenda esta la obra musical de El pájaro de fuego. En un principio, esta obra nace a partir de un cuento ruso para niños, escrito por Igor Stravinski en 1910 con apenas 28 años. Este mismo escritor, realizó la composición para la orquesta y para el ballet.
Dicha obra tuvo una gran importancia histórica, no solo por la primera demostración del compositor, sino también por el comienzo de las colaboraciones entre Diágilev y Stravinski que dieron como resultado obras reconocidas entre las que se destaca Petrushka (ballet en un acto y cuatro escenas, con música de Stravinski, y acompañado en la realización del libreto por Alexandre Benois) y La consagración de la primavera (música de Stravinski).

Fuentes