París era una fiesta (libro)

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París era una fiesta
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París es una fiesta.jpg
Autor(a)(es)(as)Ernest Hemingway
Editorial:Arte y Literatura (La Habana)
Géneronovela
ImprentaCombinado Poligráfico Alfredo López
EdiciónFelipe Cunill
Diseño de cubiertaJorge F. Torroella
Primera edicióndiciembre de 1964
PaísCuba Bandera de Cuba

París era una fiesta (A Moveable Feast) es una de las más importantes obras póstumas de Ernest Hemingway (Illinois, 21 de julio de 1899 - Idaho, 2 de julio de 1961).

Trata de sus memorias vividas en París, donde eran "muy pobres, pero muy felices", con su primera esposa, Hadley Richardson.

En la obra están condensados lo mejor de sus recuerdos, sus angustias y alegrías, todo lo que no pudo contar en otras obras, de una manera nostálgica y hermosa, como una serie de anécdotas que nos contara un viejo sabio, sobre lo mejor de su juventud. Su estilo es, por decir lo menos, "puro Hemingway". Sobrio, bien trabajado, muy bien cincelado y nos muestra cómo un libro semiautobiográfico, que puede tomarse como una ficción, o como un libro de memorias, no cae en sentimentalismos ni en lamentos por la juventud que se ha perdido.

París era una fiesta es como Hemingway: sencillo y a la vez profundo. Un ejemplo típico de su famosa teoría del iceberg, donde se adivinan muchas cosas en el fondo, pero se muestran pocas en la superficie.

Origen

En 1956 Hemingway y su cuarta esposa van a París y se instalan en el famoso hotel Ritz:

Aquí, repentina e inexplicablemente, el personal del hotel recordó que treinta años antes había dejado en depósito en el hotel dos cajas de documentos.
Ernest Hemingway

Así Hemingway se encontró revisando durante quince días docenas de libretas escritas a lápiz con los apuntes sobre París que más tarde se convertirían en París era una fiesta.

En los sótanos del Ritz se habían encontrado dos baúles suyos que debían de estar allí desde 1928. Los baúles contenían recortes de periódicos, libros, ropa vieja y sobre todo unos cuadernos de apuntes que le inspiraron la idea de escribir un libro de recuerdos sobre el París de los años veinte. Este fue el origen de la obra póstuma París era una fiesta, que no apareció hasta 1964.
Carlos Pujol

En la biografía escrita por el cubano Norberto Fuentes (n. 1943), Hemingway en Cuba (de 1984), hay una información importante, sobre una anotación que hizo Hemingway que podría considerarse el origen de lo que sería París era una fiesta: "Hemingway cubrió con los signos de su estilográfica una parte considerable de un ejemplar de Cumbres Borrascosas".

Es la anotación inicial del libro de remembranzas parisinas de Hemingway, que tiene el titulo aquí de The lean and lovely years (‘los años de escasez y de amor’, literalmente ‘los años flacos y hermosos’). Se convertiría después en A moveable feast (París era una fiesta). Hemingway comenzó esta obra en finca Vigía entre el otoño de 1957 y la primavera de 1958. Disponía de un primer boceto, escrito en mayo de 1956, sobre una etapa inicial de su amistad con Scott Fitzgerald.

Sinopsis

París era una fiesta, el primer escrito de Hemingway que vio la luz póstumamente, despliega el mítico panorama de la ciudad de París, que en los años 1920 era la capital de la literatura estadounidense. La obra es una mezcla fascinante de paisajes líricos y agudamente personales, con otros más contundentes y anecdóticos en torno a sus años de juventud en aquel encantado lugar en el que fue «muy pobre pero muy feliz», en un tiempo de ilusión entre dos épocas de atrocidad.

Diario del hombre y del escritor, crónica de una época y una generación irrepetibles, este texto alinea en sus páginas a figuras como Gertrude Stein, Ezra Pound, Scott Fitzgerald o Ford Madox Ford. El París cruel y adorable, poblado por la extraordinaria fauna de la «generación perdida» y sus precursores, el ideal de juventud para Hemingway, protagoniza este vivaz testamento tan entremezclado de realidad, deseo y remembranza que Manuel Leguineche prologa sin escatimar entusiasmo.

La excitación de la posguerra, las delicias de la gastronomía francesa, el amor por Hadley, su primera esposa, la práctica de los deportes (boxeo, pesca, esquí), la afición a las apuestas en los hipódromos, la galería de amigos, todo está aquí palpitante, vivo, elegíaco, cargado de infinita nostalgia? El mejor Hemingway está en París era una fiesta.
Manuel Leguineche

Datos técnicos de la obra

El libro está compuesto por veinte capítulos, que pueden leerse de manera independiente, como relatos, ya que no necesariamente hay una secuencia en la trama, son como flashbacks, que como en una película se van presentando continuamente.

Hay una nota firmada por (M.H.) Mary Hemingway. Un prefacio escrito por Hemingway en San Francisco de Paula, Cuba, 1960, en la que hace una advertencia al lector:

Si el lector lo prefiere, puede considerar el libro como obra de ficción. Pero siempre cabe la posibilidad que un libro de ficción arroje alguna luz sobre las cosas que fueron antes contadas como hechos.
Ernest Hemingway: París era una fiesta (pág. 11)

Juicios sobre la obra

Más que una evocación nostálgica de la juventud, el libro es una invocación mágica, un esfuerzo inconsciente para, retornando mediante la memoria y la palabra al apogeo de su vida, el momento de mayor empuje y fuerza creativa, recuperar aquella energía y lucidez que ahora lo están abandonando de prisa. Y el libro es también un desquite póstumo, un arreglo de cuentas con viejos compañeros de vocación y de bohemia.
Vargas Llosa
  • En Cuadernos Hispanoamericanos (Madrid).
Diario de escritor, de sus problemas humanos y estilísticos, al tiempo que crónica de un tiempo y de una generación realmente irrepetibles, este París-fiesta de Ernest Hemingway alinea en sus páginas suscitaciones tan directas cuanto ilustrativas de una Gertrude Stein, de un Ezra Pound, de un Scott Fitzgerald, de un Evan Shipman, de un Wyndham Lewis o de un Ford Madox Ford, junto a esa delicada trama, quizá involuntariamente novelesca, que supone una conducta de semejante vitalidad en sus días más vigorosos y rotundos, año a año y, en muchos pasajes, casi hora a hora reseñada. Un París, ese París cruel y adorable, íntimo y multitudinario, poblado por la extraordinaria fauna de la "lost generation" y sus precursores fue la idea de juventud para Hemingway. (…) Ese París es el protagonista de este vivaz libro-testamento tan autobiográfico como de ficción, tan entremezclado, como la vida misma, de realidad, deseo y remembranza.
Fernando Quiñones

Fuentes