Portal:Panorama Mundial/DE LA PRENSA/2016-04-06

La sonrisa de Obama

CUBADEBATE 23 de marzo de 2016 CUBA

Daylén Vega Muguercia*

OBAMA, AL IGUAL que yo, creció en tiempos de Bloqueo. El actual presidente de los Estados Unidos de América, tenía apenas 6 meses de nacido cuando la Orden Ejecutiva Presidencial 3447 implantó formalmente el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba. Obvio, no fue su responsabilidad. Probablemente no había pronunciado aún su primera palabra. Conocería sobre el “embargo” años más tarde y escaparía de sus manos infantiles cualquier posibilidad de decisión o reacción.

Pero hoy Barack Obama es el presidente de los Estados Unidos. Conoce lo hostil, opresivo y agresivo de esa política, al tiempo que reconoce los obsoletos mecanismos de aislamiento provocados por la Guerra Fría.

Estuvo de visita en Cuba – la nación que tantos años ha sufrido las consecuencias del bloqueo-, caminó por sus calles, dialogó con su gente, sonrió; pero no pidió perdón por los años de dolor que el país que representa ha causado a nuestro pueblo. Obama se esconde tras sus artes de buen orador y olvida los niños que murieron a causa de la guerra bacteriológica, las vidas que se extinguieron con el avión de Barbados, los cuerpos agujereados de Boca de Samá, las bombas en Playa Girón.

El mandatario, sonríe. Habla de paz, nos saluda y sonríe. Dice que Estados Unidos y Cuba son hermanos con diferencias, pero con la misma sangre. Y yo inevitablemente recuerdo la historia de Caín y Abel.

Habla sobre el valor de la familia y cómo miraremos desde el “futuro de amistad” al pasado de aislamiento, y sonríe como si olvidara las familias separadas por el conflicto, los hermanos que tiñeron de sangre el océano siendo víctimas de políticas norteamericanas que fomentan la emigración ilegal desde esta Isla.

“Estados Unidos se funda en los derechos del individuo”, refiere el mandatario aludiendo a los derechos universales. ¿Democracia, libertad de expresión, elecciones libres? Y pone como ejemplo su historia, con una madre soltera, proveniente de una familia de escasos recursos y aun así llegó a la Presidencia. “Es una prueba de la libertad de mi país”, se vanagloria. Sonríe.

¿Cuál libertad es de la que habla, a qué derechos se refería Barack Obama como ejemplo? A los de 46 millones de personas que están por debajo de la línea de la pobreza, o los más de 500 mil que viven en las calles de ciudades como Nueva York o Los Ángeles (de los cuáles 140 mil son adolescentes); o la libertad de expresión de los Occupy Wall Street que fueron víctimas de la brutalidad policial, los desalojos y las detenciones.

“Nadie puede negar el servicio que miles de médicos cubanos han llevado a los pobres, a los que sufren” reconoce el presidente, al tiempo que propone estrechar la colaboración médica con Cuba. Sin embargo, a Obama parece habérsele olvidado que su país promueve un programa exclusivo de visado para los galenos cubanos que abandonen las misiones de cooperación en terceros países.

Obama sonríe y dice que no quiere imponer cambios en Cuba, pero no cesa de querer vendernos su “modelo”, mientras destina 20 millones de dólares para la subversión y los programas de cambio de régimen. Aboga por el derecho de los cubanos a un sindicato, pero se olvida que alrededor del 80 por ciento de los trabajadores de Estados Unidos no tiene derecho a sindicalizarse. Y si se manifestaran al respecto perderían incluso sus empleos.

Entonces me detengo a pensar en ese Obama sonriente, despreocupado, desenfadado que ha visitado Cuba, y quiere “mejorar” la vida de los cubanos. Que nos pone frente al modelo estadounidense y esgrime comparaciones. Que habla de libertad, derechos humanos, valores del individuo y ha hecho silencio total ante el reclamo de devolución de la Base Naval en Guantánamo, un terreno que su país ocupa ilegalmente y donde, por demás, sus soldados torturan y coartan las libertades de cientos de personas.

Obama, al igual que yo, creció bajo el Bloqueo. Pero a mí no se me olvida la historia, no le doy la espalda. Solo quien no ha vivido en carne propia las consecuencias de esa política hostil, puede sonreír despreocupado.

Vuelva a Cuba en el futuro Presidente; ya como ciudadano estadounidense, y ojalá como turista, y a una Cuba sin bloqueo. Verá de lo que hemos sido capaces los cubanos, sin renunciar a nuestra historia.

Selección en Internet: Johan González Zayas

  • Periodista cubana. Trabaja en el sitio Videos CubaHoy. Colabora con Cubadebate y otros sitios digitales

El debate sobre la idea de desarrollo es capital en Cuba

REBELIÓN.org 1 de abril de 2016 ESPAÑA

Entrevista a Geidy Fundora, socióloga e investigadora cubana

Enric Llopis*

EN ÉPOCA DE mayor apertura a la iniciativa privada y la inversión multinacional, el Gobierno de Cuba ha reiterado el mantenimiento de las conquistas sociales de la Revolución. También se percibe un riesgo hacia una deriva más individualista y consumista en las mentalidades, como consecuencia del mayor peso del sector privado. En medio de una amalgama de debates abiertos, la socióloga, investigadora y miembro de la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba, Geidy Fundora (La Habana, 1986), sostiene que hay uno capital: “Qué entendemos los cubanos por desarrollo”. Su trabajo gira en torno a dos ejes: la relación entre política y desarrollo tanto en Cuba como en otros países de América Latina; y las políticas de equidad en relación con las desigualdades.

Colaboradora del Centro Martin Luther King dedicado a la educación y comunicación popular para la transformación, Geidy Fundora es autora de investigaciones sobre el “Cuentapropismo en el proyecto socialista cubano: ¿Sólo cuestión de desarrollo económico?” y artículos en torno a “la dimensión socio-transformadora del pensamiento de Chávez” o los retos del cooperativismo en Cuba. La entrevista tiene lugar después de una conferencia organizada por la ONG “Entrepobles”.

-El VI Congreso del Partido Comunista Cubano aprobó en 2011 los 313 Lineamientos que marcan las directrices de la política económica y social en la isla. ¿Los cambios económicos introducidos en Cuba pueden abrir el camino a valores diferentes, vinculados al consumo y el mercado?

Los Lineamientos son orientaciones generales que en sí no generan un cambio de valores, que por lo demás ya se vienen produciendo a lo largo del tiempo. Con la crisis económica y social que sufrió el país a partir de los años 90 del pasado siglo -tras la caída de la Unión Soviética y el inicio del “periodo especial”- empiezan a surgir desigualdades, diferencias entre la gente y formas nuevas de relacionarse. Hoy en día la gente habla de que con la “apertura” a otras expresiones culturales y formas de mercado, puede darse una mayor tendencia al consumismo.

-¿De qué modo se expresan estos cambios, este periodo de incertidumbre, en el arte y la cultura?

Una canción muy ilustrativa y que refleja la preocupación por ese viraje hacia otro tipo de cultura es la canción “Timbiriche”, del trovador e intérprete Tony Ávila, que también aparece en la parte final del libro “Cuba: los correlatos socioculturales del cambio económico”, compilado por Mayra Espina y Dayma Echevarría. La canción habla de todas estas preocupaciones por ejemplo, cuando dice: “Un cubano con licencia/es un tren echando humo/le pido a Santa Clemencia/no nos consuma el consumo/de uno a uno/cubano, abre tus puertas y tus ventanas/que no te muerda el aroma de esa manzana/No dejes que te consuma la competencia y a tu timbiriche cógelo con paciencia. El “timbiriche” es un pequeño negocio privado de supervivencia, que fomenta la producción y valores individuales. Hay, por tanto, un patrón que tiene a trabajadores contratados y se preocupa por las mercancías que produce y vende en el mercado.

-¿Recoge también el cine cubano estas manifestaciones de individualismo?

Hay una película que a los cubanos nos mueve por dentro: “Cuba Libre”, del realizador Jorge Luis Sánchez, estrenada en diciembre de 2015 en el Festival Internacional de Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana. El filme se desarrolla en el final de la guerra hispano-cubano-norteamericana de 1898, cuando las tropas de mambises están a punto de vencer a las de la colonia española. Estados Unidos entra en el conflicto con el pretexto de la explosión de uno de sus barcos. La película trata de cómo dos niños viven y procesan estos hechos, y de cómo Cuba entra en el nuevo siglo. Se aprecia cómo hay personas con un tipo de formación más orientada a la colonización de los otros, a imponer su forma de ser y a pensar que se sienten superiores. También de los procesos de negociación, en qué se ha de ceder y en qué cosas no, las frustraciones, valores e intereses…

-¿Tiene esto algo que ver con la aproximación de relaciones entre Cuba y Estados Unidos?

Uno de los niños es descendiente de mambises, le han inculcado que sea más rebelde e irreverente. Además lleva ese espíritu en la sangre. El otro menor es descendiente de haitianos, sabe inglés y su abuelo le pidió siempre que lo hablara. Se convierte en el mediador y traductor durante la entrada que realizan las tropas norteamericanas. La idea central es que te encuentras con algo que realmente no conoces y una situación que no sabes cómo manejar. La posición en la película del general mambí es la de una generación que se sacrificó muchísimo, que fue a la manigua para luchar por la sociedad que quería. El general termina suicidándose, mientras su hijo empieza a ver los valores supuestamente positivos de los estadounidenses. La película te implica en el orgullo de ser cubano, de alcanzar la independencia y rebelarte contra el dogma de la colonia española. Pero después te hacen entrar en un juego que no esperas, te obligan a mediar y negociar.

-¿Cuáles fueron, por tu experiencia, las reacciones a la película?

Había cubanos con una posición bien clara, antiimperialista, que les confirmó en su estrategia y en que hay que tener los pantalones y las sayas bien puestas. Pero también hubo quien entró en el cine con su “sueño americano” y salió tragando saliva en seco, porque en la película se muestra de manera muy clara lo que supuestamente se gana, pero también lo que se ha de ceder, entre otras cosas, la dignidad.

-Te refieres a debates abiertos en la sociedad cubana y a obras artísticas que plantean conflictos. ¿A qué intereses responden las críticas en materia de libertad de expresión?

Una amiga argentina, exiliada de la dictadura y que estuvo muchos años viviendo en Noruega, vino a Cuba y nos pusimos a conversar en los jardines del ALBA cultural de La Habana, precisamente antes de un concierto del cantautor e integrante de la Nueva Trova de los 80, Gerardo Alfonso. En sus canciones adopta la perspectiva de mostrar las cosas buenas y malas que pasan. Yo también le conté a mi amiga las cosas que me gustaban del país y las que me molestaban. Nadie me persiguió. Ella lo pudo contrastar. Ese día me quedó muy clara la imagen construida de prácticamente una mordaza en la boca. Además, actualmente existe todo un espacio virtual no estructurado, la “blogosfera” cubana, donde te encuentras con blogueros de un anticubanismo irracional y posturas hipercríticas; otros que prácticamente reproducen los discursos públicos oficiales y otros con una posición más dialógica respecto a lo que está ocurriendo.

-¿Cuáles son los debates más relevantes abiertos actualmente en la sociedad cubana?

Cuando terminaron de discutirse los Lineamientos, Raúl dijo que hay tres problemas que preocupan a la población: alimentación, vivienda y transporte. De un modo u otro, son los problemas “históricos” y de los que la gente habla. Que haya acceso a alimentos más variados y con precios más económicos; que mejore el servicio de transporte (las ineficiencias se deben a que hay “guaguas” que se rompen y faltan piezas de repuesto, a lo que se une la superpoblación de La Habana en parte por la migración rural); y por último que baje el precio de los materiales de construcción para que el cubano pueda reparar su vivienda. Estos serían los problemas de un cubano de a pie. Otra cuestión es la de los trabajadores por cuenta propia con su negocio.

-¿Qué diría un “cuentapropista”?

Te dirían que hay un mercado mayorista que les vende y que dependen del estado para poder importar sus productos; pedirían también pagar menos impuestos, y que encierren a algunas personas de la supervisión que son corruptos y no les dejan hacer sus negocios en paz. Pero si preguntáramos a personas implicadas, militantes en las luchas de género, te dirían que lo primero es terminar la adopción de este enfoque en todas las leyes, además de la capacitación; por ejemplo incorporar la cultura de género en la policía. Porque no basta con cambiar las leyes. En cambio, los blogueros discuten sobre la velocidad de acceso por Internet o sobre la fibra óptica. Es muy complejo cerrar todo lo que hoy está en debate. A mi juicio, hay uno que es capital: ¿Qué entendemos las cubanas y los cubanos por “desarrollo”?

-Además del riesgo de que cundan los valores individualistas y consumistas, ¿qué contradicciones ha generado la empresa privada?

Se habló de quién protege los derechos del nuevo sector. Hubo varias transformaciones respecto al sector privado. Por ejemplo, darles derecho a la seguridad social y que pudieran tener acceso a los sindicatos. Ocurrió que en un mismo sindicato empezaron a militar tanto dueños de negocios privados como las personas contratadas. Entonces, ¿cómo resolver en esos espacios los problemas que podía tener un contratado cuando se daban al tiempo relaciones de poder muy fuertes? Además, ¿de qué problemas comunes podían estar discutiendo un trabajador de una empresa estatal que produce pulóvers, con el dueño de una fábrica privada, que opera con otras lógicas? Es un debate que surgió con los Lineamientos.

-¿Y en cuanto a la inversión de las multinacionales?

Cuando uno lee la cartera de inversiones en Cuba en 2015, observa que algunas se destinan por ejemplo a campos de golf. Se utiliza como pretexto recaudar fondos de un turismo de alta categoría. Pero son proyectos que generan grandes costos ambientales. Sin embargo, es cierto que también hay inversiones extranjeras orientadas a las energías renovables, en concreto, parques eólicos y paneles fotovoltaicos. Hay que estar alerta a qué tipo de inversiones se abre paso. Me parece que es un debate en el que haría falta más participación popular, ya que todavía se está dejando muy en manos de los expertos en economía –quienes manejan esta información- y en los estratos de carácter administrativo.

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

  • Periodista y desde 2008 colabora habitualmente en las diferentes secciones del periódico Rebelión.

La nueva derecha en Brasil

LA JORNADA.unam.mx 1 de abril del 2016 MÉXICO

Raúl Zibechi*

LA HEGEMONÍA EN las calles brasileñas pertenece hoy a la derecha, por primera vez en 50 años. Poco antes del golpe de Estado de marzo de 1964, la derecha protagonizaba grandes manifestaciones contra el presidente progresista João Goulart, como la Marcha de la Familia con Dios por la Libertad en São Paulo, que congregó a cerca de 300 mil personas.

Bajo la dictadura la izquierda ganó las calles. A contrapelo, impuso modos de protesta, símbolos y discursos que sentaron su hegemonía hasta el 20 de junio de 2013. Ese día comenzó la llamada Revuelta de los Coxinhas (término peyorativo para referirse a varones blancos de clase media alta, engreídos, pitucos en lenguaje rioplatense).

Lo que sucedió aquella noche en las principales ciudades del país aún no ha sido dilucidado, pero lo cierto es que aprovechando manifestaciones masivas del Movimento Passe Livre (MPL) contra el aumento de las tarifas del transporte urbano, decenas de miles de coxinhas con la bandera de Brasil y los colores verdeamarelo desembarcaron en las marchas, agredieron y expulsaron a quienes portaban símbolos de izquierda y tomaron el control de las manifestaciones.

No es la simple reproducción de la vieja derecha católica y militarista que apoyó el golpe de 1964. Es una nueva derecha: sin partido, de clase media alta (con ingresos de más de cinco salarios mínimos), apoyada por empresarios industriales mientras el agrobusiness está en el gobierno; que acepta el aborto, el matrimonio igualitario, la despenalización de la mariguana y la gratuidad de los servicios públicos. Pero se opone a las cuotas para estudiantes negros en las universidades y cree que Bolsa Familia la perjudica.

Es un error pensar que actúan digitados por los medios, como si fueran autómatas. Lo que no quiere decir que los medios estén al margen de la actual coyuntura brasileña. Es una derecha militante, que tiene estrategia y organizaciones propias, laica, politizada, formada en universidades privadas y públicas.

La primera acción de calle fue convocada por el Movimiento Cívico por el Derecho de los Brasileños, más conocido como Cansei (me cansé), el 17 de agosto de 2007, a la que asistieron 5 mil personas cuando aún latía el mensalão, el primer escándalo de corrupción que sacudió al gobierno del PT desde 2005. Las crónicas de prensa ironizaban sobre las marcas exclusivas de ropa que lucían los manifestantes, quienes fueron rechazados por los más importantes dirigentes del socialdemócrata PSDB, entre ellos el ex presidente Fernando Henrique Cardoso.

Pese a la fugacidad del movimiento, nació un patrón de acción que luego se repite: gritos de fuera Lula, participación de actrices y actores populares de telenovelas, apoyo de la Federación de Industrias de São Paulo (FIESP) y de la Orden de Abogados de Brasil (OAB), y expulsión de personas que portaban banderas del PSDB porque se definen como anti-partidos.

Pero lo decisivo fue lo sucedido entre 2007 y 2013, aunque es poco atendido por los medios y los analistas. La nueva derecha creció en los centros de estudiantes de universidades públicas que eran bastiones de la izquierda. El caso más significativo sucedió en la Universidad Nacional de Brasilia (UNB).

En 2009 se creó el grupo Alianza por la Libertad, autodefinido como liberal, que ganó la dirección del centro de estudiantes en 2011 con 22 por ciento de los votos, ante la fragmentación de las izquierdas. Fue reelegida por cuarta vez en 2015, con 60 por ciento de los votos, desplazando a las agrupaciones del movimiento estudiantil. La UNB había protagonizado luchas muy importantes como la ocupación de la rectoría en 2008, exigiendo la renuncia del rector denunciado por corrupción.

Alianza por la Libertad, vinculada al grupo Estudiantes por la Libertad (financiado por fundaciones neoliberales y anticomunistas de Estados Unidos) y al Instituto Liberal, se concentró en temas cotidianos de los estudiantes, como la limpieza de los baños y la seguridad en el campus. Mientras el movimiento estudiantil planteaba sus demandas en términos generales, la derecha buscaba soluciones concretas muy elementales. Sus principales apoyos estaban en las facultades de ingeniería, derecho y economía.

En esos años la derecha ganó otras universidades estatales como Minas Gerais y Rio Grande do Sul, y creció en otras, siempre rechazando la política partidaria, acusando a los militantes de izquierda de buscar cargos de confianza. Sus cuadros se formaban en institutos y organizaban agrupaciones de nuevo tipo.

En paralelo, se expandieron las marchas contra la corrupción. En 2011 hubo marchas en 25 ciudades, siendo la de Brasilia la más numerosa con 20 mil personas con el apoyo de la OAB. Los manifestantes llevaban banderas brasileñas y cantaron el himno nacional, lo que indica que un movimiento legítimo fue cooptado por la derecha más militante.

La hipótesis es que antes de la explosión de junio de 2013 la nueva derecha ya era una fuerza social y tenía experiencia en la conducción de masas, justo cuando la militancia de izquierda abandonaba la calle y se volcaba hacia el Estado. La nueva derecha creó una cultura de protesta en la calle, lo que le permitió reconducir las marchas hacia sus objetivos. Sobre la base de esas experiencias, en 2014 nacen los grupos que hoy convocan millones: Movimento Brasil Livre, Vem Pra Rua y Revoltados On Line.

¿Por qué las izquierdas no han sido capaces de entender este avance de una nueva derecha y todo lo atribuyen a los medios? Una respuesta, provisoria, es que no se comprende la realidad desde las instituciones sino desde la calle. La página passapalavra.info fue la primera en advertir lo que se venía, la misma noche del 20 de junio, al igual que ex miembros del MPL, como el antropólogo Paíque Duques Santarém y el filósofo Pablo Ortellado. Esta nueva derecha no puede combatirse con argumentos ideológicos, sino en la disputa viva de la vida cotidiana.

Selección en Internet: Melvis Rojas Soris

  • Escritor y pensador-activista uruguayo, dedicado al trabajo con movimientos sociales en América Latina.

Las fotos de la CIA son dignas de una dictadura perversa

THE GUARDIAN 28 de marzo de 2016 REINO UNIDO

La exclusiva de The Guardian sobre el degradante trato a los prisioneros debería importar a todos los estadounidenses, lo están haciendo en su nombre

Trevor Timm*

JUSTO CUANDO EL desagradable tema de las torturas vuelve a colarse en la carrera por la presidencia de los Estados Unidos, the Guardian ha revelado nuevos e impactantes detalles sobre la brutalidad del gobierno estadounidense durante la era Bush.

Como ha informado el periodista de The Guardian Spencer Ackerman, la CIA fotografió a un grupo de prisioneros desnudos, atados y, algunos de ellos, con moratones, justo antes de enviarlos a centros de tortura controlados por los peores dictadores del mundo en ese momento, incluidos Assad, Mubarak y Gaddafi. Según la descripción de un exfuncionario de EEUU, las fotos son "espantosas".

El informe es un crudo recordatorio de que el gobierno estadounidense mantiene en secreto, aún hoy, algunas de las peores acciones de la administración Bush. La noticia cobra mayor relevancia tras los atentados de Bruselas, que han devuelto la tortura al centro del debate político de Estados Unidos.

Inmediatamente después de los ataques, Donald Trump, el candidato a presidente mejor posicionado del Partido Republicano, pidió emplear la técnica conocida como la "bañera" en los interrogatorios, un crimen de guerra por el que se enjuició a soldados japoneses tras la Segunda Guerra Mundial. Trump ya dijo en varias ocasiones que si fuera presidente utilizaría técnicas "mucho peores" que esa para interrogar a los prisioneros.

Es una verdad que todos los estadounidenses necesitan saber. Desnudar a los sospechosos, sacarles fotografías humillantes y enviarlos a distintas partes del mundo para ponerlos en manos de torturadores son acciones dignas de una dictadura perversa Casi peor que eso es la actitud de los medios de comunicación de Estados Unidos, que lo presentan como un tema a debatir. En una entrevista con Trump, la presentadora del programa Today Show, Savannah Guthrie, alimentó esta idea utilizando el cobarde eufemismo con que los republicanos se refieren a las torturas ilegales: "Algunas personas piensan que esa cruel técnica de interrogación funciona, y otras personas dicen que no".

¿En serio? ¿Acaso la presentadora (o cualquier otra persona) puede señalar a un solo experto en interrogación capaz de fundamentar que las torturas "funcionan", aparte de los mediocres defensores de la administración Bush que nunca en su vida interrogaron a nadie?

Pero dejemos de lado por un instante la pregunta inmoral de "si sirve la tortura". Es lo mismo que preguntar "si sirve la esclavitud". Según los estatutos, los tratados y la constitución, la técnica de la "bañera", como tantas otras formas de tortura utilizadas en los Estados Unidos durante la administración Bush son claramente ilegales.

Como la administración Obama se ha negado descaradamente a enjuiciar a los arquitectos del programa de tortura y a los abogados del Departamento de Justicia que le dieron su marco legal, hoy los crímenes de guerra son vistos nada más que como una disputa metodológica entre republicanos y demócratas.

Sigue bajo cuatro llaves, en una caja fuerte del Departamento de Justicia, el informe del Senado sobre las torturas de la CIA que podría echar luz sobre las fotografías publicadas por The Guardian. Lo mantienen fuera del alcance de los investigadores con el cínico objetivo de impedir que se haga público mediante la Ley de Libertad de Información.

Por otro lado, la administración Obama ha estado peleando con uñas y dientes con la Unión de Libertades Civiles de EEUU (ACLU) para impedir que se publique otra serie de fotos del ejército estadounidense cometiendo torturas en prisiones de otros países poco después del 11-S. En repetidas ocasiones, un juez le ha ordenado al gobierno que muestre las fotos pero el tema se ha retrasado durante meses.

Exponer la verdad queda en manos de los denunciantes y de los periodistas de investigación. Es una verdad que todos los estadounidenses necesitan saber. Desnudar a los sospechosos, sacarles fotografías humillantes y enviarlos a distintas partes del mundo para ponerlos en manos de torturadores son acciones dignas de una dictadura perversa. Debería ser una pesadilla y en realidad es parte de las políticas de EEUU en el siglo XXI. Esta es la última advertencia. Si decidimos ignorarla, será bajo nuestro propio riesgo.

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

  • Cofundador y director ejecutivo de la fundación Freedom of the Press. Periodista, activista y abogado.