Portal:Panorama Mundial/DE LA PRENSA/2016-08-26

Cuba: potencia mundial en cooperación internacional

APORREA 18 de agosto del 2016 VENEZUELA

Aníbal Garzón*

El pasado 10 de agosto el semanario de línea editorial neoliberal The Economist publicó un mapa mundial y un gráfico de barras que representan con qué países del Sur (o en vías de desarrollo) cooperó cada país del Norte (o desarrollado) en el 2014. Una información sencilla, pero como veremos con cierto enfoque político a la vez, que ayuda a visualizar y comparar algunas estrategias de Cooperación Internacional de cada Estado analizado; con cuántos países coopera y qué dinero se aporta a cada país.

La información no señala ni las áreas de cooperación prioritarias (educación, género, medio ambiente,... o estrategias militares), ni los tipos o actores de la cooperación (de Estado a Estado, con sociedad civil, empresas o multinacionales...), ni tampoco (algo oculto muchas veces) los objetivos políticos y económicos.

Japón es el primer país del gráfico al cooperar con 141 Estados del Sur, siendo los principales destinos la India, Indonesia, Tailandia, Filipinas, Afganistán, Pakistán e Irak. El país nipón prioriza su presupuesto en la región del sudeste asiático, lugares en disputa hegemónica con China, o zonas de conflicto armado.

Le sigue Estados Unidos como segundo país al gestionar ayuda en 132 países y enfocándose más ampliamente en todo el sistema mundo. Desde América Latina, con México, Colombia y Perú prioritariamente (miembros de la Alianza del Pacífico), a Asia como Afganistán o Pakistán (zonas de conflicto), y países del centro y sur de África. Destaca, además, en Europa la ayuda a Ucrania, país fronterizo con Rusia y en conflicto armado actual que parece reproducir el contexto de la Guerra Fría.

En el caso de España, situado en el puesto catorce del ranking al cooperar con 83 estados, su cooperación internacional se ha centrado -con cantidades económicas menores que Japón o Estados Unidos- justo donde la inversión económica española, por lazos culturales y zonas cercanas, ha sido mayor. También donde hay vínculo con fenómenos migratorios. Es decir, América Latina y el norte de África. Podríamos analizar así los 41 países que representan el gráfico. No todos miembros de la OCDE (ejemplo Tailandia) ni todos los de la OCDE (ejemplo Chile o México). Pero iremos al fondo de la cuestión.

El gráfico al enfocarse bajo el paradigma de la cooperación norte-sur deja de lado un nuevo marco teórico cada vez más creciente en el nuevo sistema multilateral; la cooperación sur-sur. Por ejemplo entre países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), o la cooperación entre países de América Latina como es el caso del ALBA-TCP. Al olvidarse de la cooperación sur-sur The Economist oculta a uno de los actores fundamentales en la cooperación internacional durante los últimos 50 años: Cuba.

UN MODELO LÍDER Y ALTERNATIVO

Cuba desde 1960 ha cooperado con 167 naciones diferentes a pesar de todas las barreras que le ha impuesto el bloqueo de los Estados Unidos, tanto a nivel económico como en la esfera diplomática internacional. La cooperación cubana siempre ha priorizado áreas como educación, salud, emergencias en zonas de desastres naturales y conflictos armados, sin existir la presencia de empresas privadas cubanas y siendo el Estado el único ejecutor.

En el 2013 Cuba cooperó con 91 países del Sur. Así que según este dato Cuba quedaría por delante de España en el gráfico de The Economist arrebatándole el puesto 14, y muy cerca de Suiza que coopera con 93 países.

La cooperación cubana, a diferencia de la cooperación de los países del norte, más que trabajar con capital monetario, que es justo el paradigma neoliberal que utiliza el gráfico The Economist informando del dinero empleado por cada país, trabaja con su rico capital humano.

Cuba envía profesores, médicos, diferentes especialistas,... a cualquier parte del mundo. Por ello, en el 2013 sumó un total de 64 mil 362 cooperantes en el exterior. España ese mismo año tenía solo algo más de dos mil colaboradores en el extranjero.

Tal y como señaló el exministro de economía de Cuba, José Luís Rodríguez, la Isla con su particularidad de aportar en recursos humanos en el 2004 dirigió el 2% del total de su PIB (158,7 miles de millones de dólares según PNUD en el 2005) a la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) superando el compromiso del 0,7% que la mayoría de países del Norte no cumplen. Con la excepción de Suecia, Dinamarca, Luxemburgo, Holanda y Reino Unido en el 2013.

A diferencia de los modelos capitalistas y la relación histórica Norte-Sur, en que la cooperación internacional acaba teniendo la función de abrir nuevos mercado a veces ricos en materias primas o negocios de empresas privadas, el modelo de cooperación cubana persigue otros objetivos de solidaridad, que a la vez no le aportan beneficio económico sino legitimidad política.

Cuba siempre enfocó esta cooperación como objeto de ayuda a los pueblos, y no solo según los lazos con gobiernos cercanos o intereses económicos como el caso de Venezuela. Un ejemplo de su ética solidaria fue el ofrecimiento de Fidel Castro a Estados Unidos de una brigada médica tras los atentados del 11 de septiembre del 2001. Una ayuda de Cuba al pueblo estadounidense a pesar de someter el gobierno norteamericano a la Isla en un férreo bloqueo.

Cuba ha sido ejemplo de la cooperación sur-sur, llevando asistencia técnica a muchos países africanos y asiáticos, fueran gobiernos capitalistas o comunistas. Algo que también ha hecho en América Latina. No olvidemos que la cooperación cubana se inició en el 1960 en Chile tras su duro terremoto en Valdivia. Momento en el que no gobernaba el socialista Salvador Allende sino el liberal Jorge Alessandri.

Por lo tanto, la nación antillana no solo ha tenido como objetivo de la cooperación a sus aliados políticos (Chile de Allende, Nicaragua sandinista, o la Venezuela de Chávez,...) sino a todos los pueblos donde sus gobiernos han permitido la entrada de médicos y profesores cubanos a pesar de las reprimendas de los Estados Unidos.

Esta cooperación no solo ha sido en terreno del otro, sino también en suelo cubano. En concreto, la Isla ha sido siempre un lugar de formación de millares de estudiantes de países del Tercer Mundo para poder hacer su carrera de Medicina y otras especialidades de manera gratuita y posteriormente aplicar sus conocimientos en sus países de origen. El objetivo de producir capital humano.

Gracias al trabajo humanitario y diplomático con la gran mayoría de los países subdesarrollados durante décadas, Cuba siempre recoge su cosecha de amor y respeto como país soberano.

En estos días ha sido más que evidente. Fidel Castro en su aniversario 90 ha recibido todo tipo de felicitaciones de mandatarios -la mayoría de países del sur- y organizaciones internacionales. Líderes de potencias como Rusia o China, entidades de países africanos como Angola y Sudáfrica, personalidades de Vietnam, Irán, o India lo han congratulado.

En cualquier rincón de las Américas,. Fidel Castro, con su gesto humanitario e internacionalista ha conseguido vencer grandes niveles de desinformación y ataque mediáticos sobre el modelo político de la Isla. No solo consiguió que el bloqueo lo rechace toda la comunidad internacional, excepto Estados Unidos e Israel, sino situar a Cuba en la "centralidad política".

Más allá de la izquierda o la derecha, más allá de los modelos del comunismo o el capitalismo, más allá del Norte o del Sur, hoy Cuba es respetada mundialmente por ser, sin abundantes recursos económicos, una potencia en la cooperación internacional a favor de aumentar el Índice de desarrollo humano de los pueblos.

Más de 50 años de trabajo internacional han permitido conseguir a Cuba un prestigio inocultable en todo el mundo, pero todavía la hegemonía del uso de indicadores del paradigma neoliberal ocultan muchos resultados de los grandes logros del pueblo cubano.

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

  • Analista internacional español

La hipocresía de los países ricos

BARÓMETRO INTERNACIONAL 21 de agosto del 2016 VENEZUELA

Migración y deportes

Sergio Rodríguez Gelfenstein*

Las investigaciones científicas han demostrado que los seres humanos se han desplazado a lo largo y ancho del planeta desde que se conoce su existencia en el mismo. Es una de sus condiciones naturales, tal vez una de las más importantes y trascendentes. Lo particular han sido los estudios que se han hecho a partir de las circunstancias en que se produjeron y las repercusiones en términos políticos, económicos, sociales y culturales que han tenido en sus diferentes contextos a través de la historia. Los instrumentos que los poderosos utilizaron en cada etapa, signan su validez o repudio según sea el caso.

La creación de Estados nacionales en Europa a partir del siglo XVII y la expansión por la fuerza de las monarquías del viejo continente, creó regímenes coloniales que dividieron pueblos, alteraron tradiciones, culturas y costumbres, además de violentar fronteras donde existían y establecerlas donde no las había.

El colonialismo creó nuevos países en los que se impusieron las usanzas, cultura, religión e idioma de las metrópolis. Sin embargo, a pesar del esfuerzo por imponer una lógica universal eurocéntrica, en cada rincón del globo, los pueblos avasallados, enfrentaron, -en virtud de su mayor o menor potencia cultural y de su fuerza civilizatoria- la propagación maligna que se les impuso a través de esta avalancha, dada en llamarse modernidad.

El siglo XIX impuso una aceleración del proceso colonial a través de la ocupación de territorios y la reducción de los pueblos, utilizando para ello cualquier instrumento que los poderes europeos tuvieran a su alcance. Por supuesto, este “nuevo acontecimiento” iba a tener impactos significativos en los movimientos poblacionales que durante aproximadamente un siglo y medio hicieron que el planeta se fuera construyendo demográficamente de otra manera.

Además, la irrupción de Estados Unidos como potencia que desde finales del siglo XIX pugnaba por ganarse un espacio en el concierto de los países que tomaban las decisiones, mientas que de forma similar, Rusia aspiró a lo mismo desde principios del siglo XX, –aunque desde otra perspectiva ideológica-, y la ubicación geográfica de ambos actores, fuera de la Europa Occidental irrumpió en la estructura política del planeta durante la segunda mitad de la pasada centuria, estableciendo una nueva lógica a partir, -sobre todo- de la ilimitada expansión de la economía estadounidense, lo cual instauró expresiones inéditas de los desplazamientos humanos.

En tiempos más recientes (desde finales del siglo XX), este proceso generó indudables transformaciones identitarias, que han conllevado entre otras cosas a la cuasi desaparición de ciertas “homogeneidades”, las innovaciones en la creación de políticas públicas en materia de educación y cultura y a profundas mutaciones en las estructuras de la sociedad y la economía.

Estados Unidos y Europa se han visto sometidos, casi desde los mismos comienzos del siglo XXI, a una serie de sucesos que han puesto en evidencia el fracaso de sus políticas migratorias: incremento de acciones violentas, manifestaciones crecientes de inmigrantes afectados por decisiones gubernamentales, exclusión de las minorías y exacerbación del racismo, el chovinismo y la xenofobia, todo lo cual ha sido acentuado por la suposición mecánica de que un inmigrante es un terrorista potencial a la luz de la política de “guerra al terrorismo” inaugurada por el presidente Bush después de los atentados del 11 de septiembre del 2001 en Estados Unidos.

La ola humana de migrantes proveniente de los países del Oriente Medio, que se calcula en alrededor de 18 millones de ciudadanos indocumentados llegados a territorio europeo, antes de la “primavera árabe” y el comienzo de la guerra en Siria, han cambiado para siempre la perspectiva del quehacer gubernamental de los países de Europa, haciendo de este tema una prioridad en la discusión para la toma de decisiones políticas y económicas.

A mediados de la década pasada, se calculaba que Palestina, Turquía, Marruecos y Egipto tenían cada uno dos millones y medio de ciudadanos viviendo en Europa, así mismo, la cifra alcanza a un millón para Argelia y medio millón para Túnez y Líbano, según cifras que aporta el reconocido antropólogo e investigador mexicano Andrés Fábregas Puig. La guerra en Siria, el surgimiento del Estado Islámico, la expansión de Al Qaeda, todo bajo paraguas y visto bueno occidental ha venido a incrementar a niveles alarmantes estas cifras.

Sin embargo, revisando alguna información, encontramos que en Estados Unidos la cifra más alta a la que llegó el número de migrantes indocumentados fue de 12,2 millones en el 2007, lo cual representaba el 4% de su población; Italia recibió 167 mil inmigrantes en el 2014, según Euronews. Por su parte datos oficiales de la Unión Europea señalan que en el 2013 todos los países que la conforman recibieron 3,4 millones, aunque en el mismo año salieron de ella, 2,8 millones, incluyendo ciudadanos de un país de la Unión que se trasladaron a otro.

Los mayores receptores fueron Alemania con 693 mil dentro de una población total de alrededor de 80 millones, es decir, menos del 1% y Reino Unido con 526 mil en una población de 58 millones es decir un poco más del 1 por ciento.

Al mirar estas cifras no se entiende el escándalo que han armado a fin de tratar de encontrar respuestas para un problema que ellos mismos han creado. Solo desde una visión racista y xenófoba que ha incubado en las élites del poder y la política puede explicarse la histeria frente a un problema que como hemos explicado es tan antiguo como la humanidad misma. ¿Qué hubiera pasado si -como Venezuela-, recibieran a 6 millones de migrantes, de una población total de alrededor de 30 millones, es decir el 20% de la población (solo contando a los colombianos) que han llegado al país por un problema que Venezuela no generó y que responde exclusivamente a las paupérrimas condiciones de vida del país vecino, la guerra interna, la delincuencia organizada y el paramilitarismo? ¿Acaso el Presidente Chávez pidió ayuda internacional para concederle a esos inmigrantes todos los derechos sociales con que cuentan los ciudadanos nacidos en el país, incluyendo, salud y educación enteramente gratuita y posibilidad de obtener una vivienda digna en igualdad de condiciones que los venezolanos?

Pero, en realidad lo que motivó esta nota, es la consumación ante miles de millones de ciudadanos de todo el mundo de un acto que devela la mayor hipocresía que se jamás se podría haber esperado de los “dueños del planeta”.

La inauguración de los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro mostraron el desfile de una delegación de migrantes que compitieron bajo las banderas del Comité Olímpico Internacional (COI), decenas de litros de lágrimas se derramaron por tal “acto de humanidad” que se insertaba en un supuesto espíritu olímpico. Espíritu que por cierto, borró del juramento inicial de los juegos la palabra Patria, que se utilizó por primera vez en Amberes 1920, cuando los deportistas se comprometían “…por el honor de nuestra patria y por la gloria del deporte” para mutarla a “por la gloria del deporte y el honor de nuestros equipos” que se usa ahora, por supuesto, en el proceso de mercantilización del deporte que tiende a olvidar los valores insuflados al olimpismo por el Barón de Coubertin y que son expresión del verdadero espíritu que debería primar en los Juegos.

Lo risible de esta delegación de migrantes (seguramente inventada para darse golpes de pecho por los mafiosos que dirigen el deporte mundial) es que cuando comenzaron los eventos, se pudo observar por ejemplo, al equipo de futbol de Suecia compuesto por tres deportistas de origen africano y cuatro árabes, o a una jugadora alemana de tenis de mesa de origen chino, recibiendo instrucciones… en mandarín de su técnica también alemana, y de origen chino. Así mismo, un ucraniano de origen croata que competía en el mismo deporte con un bosnio que representaba a Eslovenia.

Vimos a un pesista mexicano de origen cubano, a un voleibolista ruso participando por Italia y a Pedroso una cubana que también compitió por Italia en 400 metros. con vallas. No dejó de sorprenderme la judoca alemana de apellido Vargas, la futbolista de Dinamarca, en cuyo dorsal pudo leerse Gómez y el pesista Robles de Estados Unidos, así como el atleta británico de 400 metros. de apellido no muy inglés Uhorhogu, y al voleibolista italiano Egoru, negros ambos como sus ancestros evidentemente venidos de África.

Pero, lo que rebasó todo umbral de ironía y descaro respecto del origen de los atletas y la inmoralidad que conlleva esta mirada sobre los inmigrantes, es que de la delegación de Bahréin compuesta por 35 deportistas, 10 nacieron en Kenia, 7 en Etiopía, 6 en Nigeria, 3 en Marruecos, 2 en Jamaica, 1 en Rusia y solo 6 en su país. Este caso, no es más que un vulgar robo de talentos por parte de una monarquía corrupta y desvergonzada.

No tengo duda de que si los migrantes, o los hijos de migrantes hubieran integrado una sola delegación, ésta sería la más numerosa de todas las que participaron y posiblemente la que mayor cantidad de medallas hubiera obtenido. Mientras los gobiernos reprimen brutalmente la emigración, y tratan de impedirla por la fuerza, se vanaglorian por los éxitos que sus naciones obtienen a través de estos talentos que independientemente del país por el que compitieron son expresión de lo mejor de esta humanidad diversa y multicultural que tiene todo el derecho de desplazarse a donde quiera por el sueño de una vida mejor. También son expresión de lo peor del capitalismo putrefacto y decadente que lamentablemente ha transformado al deporte en un negocio y a los atletas en mercancía.

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

  • Analista político venezolano

La playa es mía porque sí

REBELIÓN 23 de agosto del 2016 ESPAÑA

Armando B. Ginés*

En Gandía y Sagunto, localidades turísticas de la Comunidad de Valencia, este verano las playas vuelven a ser públicas, esto es, de todos y de todas, no de la primera persona que llega con legañas a la salida del sol, clava su sombrilla en la arena, se apropia de un trozo de playa y se va a dormir hasta que regrese al mediodía.

Parece una noticia desechable, de las muchas que ofrece el amodorramiento estival, sin embargo ha sido portada de varios medios de comunicación. Incluso cuando la policía se ha personado a orillas del mar, retirando sombrillas sin aparente dueño o anunciando multas por esa tradicional manera de privatizar la arena pública porque sí, entre los bañistas se han montado airadas trifulcas a favor y en contra de la nueva medida municipal.

La cosa no ha pasado a mayores, pero se han difundido imágenes de esos gruñidos populares como si fuera el único conflicto abierto en esta soporífera España, blandengue y satisfecha de haberse conocido a sí misma que alimenta a diario la abulia proverbial de Mariano Rajoy.

Pese a ser una noticia de rango segundón, un análisis más detallado nos puede dar una idea, siquiera aproximada, de las raíces profundas del individualismo patrio y su apego a lo mío, lo exclusivamente privado, en detrimento de lo público.

Alguien ocurrente y chistoso dijo hace bastante tiempo que la propiedad privada nació en el preciso instante que una persona cercó un espacio o territorio creando un afuera y un adentro, de aquí hasta allí es solo mío. Como por arte de magia, los concurrentes no dijeron ni mu, aceptando una situación de hecho que más tarde por mor del derecho se convirtió en legal.

Los que nada tenían tomaron nota mental de tal acontecimiento primigenio y se pusieron a trazar y construir barreras, fronteras, mojones, redes y alambradas para señalar los límites de los imperios, los países y las propiedades particulares. Era muy erótico mostrar los propios poderes en vastas extensiones de títulos varios de propiedad mientras que lo público se iba reduciendo a lo que dejaran libre las migajas de las aventuras de conquista personales.

Ese mito genuino de mayor prestigio de lo mío contra lo de todos ha germinado y forma parte del inconsciente colectivo junguiano de la inmensa mayoría. Lo mío otorga un plus de autoestima y se vive como un ensanchamiento del yo. Mi éxito en la rapiña me ofrece como regalo un estatus más elevado. Todas aquellas personas que sobreviven por necesidad al cobijo de los sistemas públicos son perdedores por naturaleza, ciudadanas de segunda fila.

En la corteza cultural se ha ido haciendo fuerte un pensamiento a modo de hábito o rutina de la conducta que nos guía invisiblemente para aceptar la propiedad privada como un fenómeno natural inalienable. El recetario capitalista ha hecho de esta artimaña ideológica un monumento casi religioso e intocable: la propiedad privada es la expresión última de la libertad de mercado, esa sacrosanta libertad dejada a las manos ocultas y misteriosas de unas fuerzas telúricas y anónimas que asignan los recursos económicos en disputa de forma ciega y justa.

Lo de Sagunto y Gandía se basa en este antiguo mito de la propiedad privada. Una tradición, aparentemente inocua, que moldea una filosofía política antediluviana. Lo mío es inatacable, el que venga detrás que se busque la vida como pueda.

Cualquier conquista histórica se ha basado en ese principio: el primero que llega elige el mejor trozo de pastel. Al resto de mortales solo le queda admirar al pionero y seguir su estela ideológica: luchar hasta la extenuación contra todos para transformarse en flamante amo de otro espacio robado a lo público. Después de la guerra, con el poder que otorga la victoria, vienen las legitimaciones ideológicas y normativas que crean un nuevo territorio de convivencia (y explotación laboral, y desigualdades…).

Gandía y Sagunto son un síntoma contemporáneo de lo expresado hasta aquí. Sobre la mitomanía de la propiedad privada descansan políticas que proclaman la bajada de impuestos, las privatizaciones de los servicios y de los recursos naturales, el libre albedrío individual, el consumismo desmedido, la posmodernidad del riesgo, la feroz competencia empresarial y las reformas laborales que menguan los derechos de la clase trabajadora.

En el imaginario popular sigue valiendo ese aforismo que postula que tanto tienes, tanto vales. Sin propiedad privada, somos nada, don nadies, carne de cañón explotable en el régimen mundo de la globalización neoliberal.

De ahí que los bañistas que madrugan para coger un mísero trozo de arena playera se hayan sentido despojados por el poder público de una prerrogativa no escrita que avala su gesto de apropiarse de un espacio público, prohibiendo a la gente su uso y disfrute general hasta que ellos así lo quieran. Les han tocado su propiedad privada, lo mío. Y eso choca frontalmente contra la costumbre atávica de que lo mío no se toca jamás.

De estas fruslerías o nimiedades se nutren las ideas políticas conservadoras, o sea, las derechas. Su pensamiento prima el egoísmo, la pugna sin cuartel de todos contra todos. Aunque a nuestro alrededor la gente se muera de hambre o sufra, un duende interno nos responde automáticamente, por algo será. Así acallamos nuestra veleidosa conciencia de propietarios por unas horas de un mínimo territorio de arena en una playa atestada de competidores en busca de una cara sombra donde pasar las vacaciones de verano.

Esa escueta sombrilla no nos deja ver más allá de nuestras propias narices y magros privilegios ganados a costa de romper la convivencia pública y la justicia social. En lo pequeño y cotidiano también se expresan los grandes conflictos políticos, culturales, ideológicos y económicos. Pero la realidad se esconde en las miras a corto plazo: ahora mismo, la sombra es mía. ¡Que se jodan los que lleguen después!

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

  • Analista político español

Europa: la vida tras el Brexit

LA JORNADA 23 de agosto del 2016 MÉXICO

Editorial

En una reunión cuya finalidad era analizar el futuro de la Unión Europea (UE) tras la salida de Gran Bretaña (Brexit), a consecuencia del referendo realizado en ese país insular el pasado 23 de junio, la canciller alemana Angela Merkel, el presidente francés François Hollande, y el primer ministro de Italia Matteo Renzi, pasaron revista a los desafíos que enfrenta la alicaída comunidad de naciones, sobre todo en los ámbitos de la economía, la seguridad y la crisis humana, ocasionada por la oleada de refugiados procedentes de Oriente Medio y Asia central. Asimismo, los gobernantes intentaron insuflar nuevo aliento a la UE en vísperas del encuentro cumbre previsto para el próximo 16 de septiembre en Bratislava, Eslovaquia, la primera de ese nivel que habrá de realizarse tras el Brexit.

Como era de esperarse, tras la reunión de trabajo, realizada a bordo del portaviones italiano Garibaldi, Renzi puso el acento en el desempleo y el insatisfactorio ritmo de crecimiento; Merkel, en la necesidad de idear mecanismos conjuntos de acogida a los refugiados y en "mejorar la seguridad de nuestras fronteras", y Hollande abogó por "mejor coordinación, más medios y más recursos para el sector de defensa".

Más allá de los propósitos de los tres gobernantes, es claro que tras la salida de Gran Bretaña persisten percepciones divergentes entre los estados integrantes de la unión y no será fácil conciliar un orden de prioridades comunes en la cumbre de Bratislava.

En tanto, al cumplir dos meses el referendo del adiós británico, se hace evidente que éste no ha afectado en profundidad el funcionamiento europeo en los ámbitos de la seguridad, las finanzas y la migración. En el primero no hay variación, pues Londres y el resto de los países europeos prosiguen su colaboración rutinaria en el marco de la Organización para el Tratado de la Alianza Atlántica (OTAN); en el segundo, el gobierno británico no abandonó la eurozona por la simple razón de que nunca formó parte de ella y optó, en su momento, por conservar su moneda nacional. Otro tanto puede decirse de la política de fronteras: Gran Bretaña rehusó formar parte del llamado "espacio Schengen" y éste, por tanto, no experimentó afectación alguna en su manera de operar.

Las consecuencias negativas del Brexit son una amenaza, en cambio, para trabajadores y estudiantes, migrantes internos de Europa, para los cuales se pronostica un futuro difícil, debido a la pérdida de vigencia de los diversos acuerdos laborales y académicos entre las islas británicas y el continente.

La UE, amenazada por la violencia fundamentalista que sus gobiernos contribuyeron a gestar, por la mediocridad de su crecimiento económico y por una crisis de refugiados que le devuelve en espejo muchas décadas de políticas colonialistas en Oriente Medio, Asia y África, tiene pocos elementos para impulsar el optimismo sobre su futuro. L a salida británica no ha hecho más que acentuar y evidenciar esa sensación de desaliento.

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

¿Internet está afectando cada vez más a nuestra memoria?

APORREA 22 de agosto del 2016 VENEZUELA

Internet es información, por la Red fluye una ingente cantidad de datos que aumenta cada segundo que pasa. Podemos acceder a ese ciberocéano de conocimiento en el acto y prácticamente desde cualquier punto del planeta, un fenómeno que ya está cambiando el modo en que resolvemos problemas y aprendemos.

Benjamin C. Storm, del Departamento de Psicología de la Universidad de California, en Santa Cruz, está convencido de que también está afectando, y de un modo muy profundo, a nuestra capacidad de recordar.

"Utilizamos internet como una especie de muleta, como un apoyo para la memoria, pero cada vez que lo hacemos dependemos más de esta tecnología", indica Storm, que ha coordinado un estudio sobre este asunto en el que participan otros expertos de su misma universidad y de la de Illinois.

En un ensayo publicado en la revista Memory, estos investigadores concluyen que la tendencia a acceder a la Red para solventar dudas sobre asuntos que creemos conocer o recordar detalles sobre los mismos no solo puede afectar negativamente a nuestra capacidad para mantener recuerdos, sino que aumenta cada vez que lo hacemos.

Para determinarlo, se pidió a dos grupos de voluntarios que contestaran a unas preguntas. Para responder, los miembros de uno de ellos podían utilizar un buscador online, mientras que otros debían valerse únicamente de su cerebro.

A continuación, se les planteó que utilizaran el método que quisieran para responder a preguntas cada vez más sencillas. Los resultados mostraron que aquellos que habían utilizado la Red en primer lugar eran mucho más dados a emplearla también a continuación y a hacerlo con más rapidez, esto es, pasaban menos tiempo intentando recordar. De hecho, el 30% de ellos no logró contestar a unas sencillas cuestiones cuando luego se les pidió que no utilizaran internet para responderlas.

"La información disponible aumenta y los dispositivos móviles nos permiten acceder a ella cada vez más fácilmente, así que nos volvemos más dependientes día a día", indica Storm. No obstante, los investigadores señalan que aún pasará tiempo antes de que se pueda confirmar si este fenómeno tiene algún efecto real en nuestra capacidad memorística.

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo