Portal:Panorama Mundial/DE LA PRENSA/2016-09-01

“Es hora de separar a patrones de trabajadores dentro del cooperativismo minero”

REBELIÓN 29 de agosto del 2016 ESPAÑA

Entrevista a Alfredo Rada Vélez, viceministro de coordinación con movimientos sociales de Bolivia

Las organizaciones de las cooperativas mineras efectuaron durante una semana bloqueos de caminos que afectaron a los departamentos de la parte occidental de Bolivia. La acción de protesta alcanzó su pico máximo de violencia el jueves 25 de agosto con el asesinato del viceministro de régimen interior, Rodolfo Illanes. Luego de ese crimen y el repudio ciudadano que generó hacia los cooperativistas, sus bloqueos fueron inmediatamente levantados. Sobre estos hechos conversamos con el viceministro de coordinación con movimientos sociales, Alfredo Rada.

-¿Cómo puede explicarse este conflicto con los cooperativistas mineros?

-Se explica en el contexto de una situación económica que se deteriora por el impacto de la caída de los precios internacionales de los minerales, además de otros rubros exportables que tiene Bolivia (gas, soya, quinua entre otros). Ante esta caída la dirigencia del cooperativismo minero, en la que predominan cada vez más los sectores patronales que han acumulado poder económico al interior de las cooperativas, reacciona violentamente buscando tres objetivos:

1) Lograr más concesiones, subvenciones y financiamientos estatales destinados a su sector.

2) Preservar dentro de las cooperativas las formas flexibilizadas de explotación de la fuerza de trabajo, evitando cualquier tipo de organización sindical dentro de las cooperativas.

3) Lograr el reconocimiento de facto de las sociedades entre el capital manejado por los patrones cooperativistas con el capital privado nacional y extranjero.

Los tres objetivos tienen un claro contenido de clase, en este caso de una nueva burguesía que en la última década fue incubándose en las cooperativas más grandes hasta que éstas dejaron de ser “entidades sin fines de lucro” para convertirse en empresas capitalistas semiformales.

Cuando hablo de nueva burguesía me refiero a los nuevos ricos que se han encumbrado gracias a la explotación del trabajo de los llamados “segundas manos” o peones, a los que incorporan en las minas bajo la modalidad de pago a destajo, sin contrato de trabajo, sin derechos laborales y por supuesto sin derecho a organizarse en sindicato. Para prohibir la organización sindical acuden a un embuste: “dentro de las cooperativas todos somos iguales”; sabemos que eso no es cierto, que al interior de las cooperativas hay patrones y hay peones.

Pero volviendo al actual conflicto con las cooperativas mineras, si el movimiento de protesta tiene orientación y objetivos patronales, ¿cómo logran movilizar a grandes contingentes de trabajadores? Lo hacen convirtiendo su interés particular en interés general bajo la consigna de “estabilidad laboral”; los patrones les dicen a los trabajadores: “si no te movilizas para que el gobierno nos atienda entonces dentro de un tiempo ya no tendrás trabajo”. De esta forma los jerarcas del cooperativismo minero (que son por lo general los socios más antiguos) se aprovechan de una base social a la que convierten en grupo de choque, que llega a actuar con la saña que mostró en el brutal asesinato del compañero viceministro de régimen interior, Rodolfo Illanes, ocurrido en la localidad de Panduro.

-¿Cómo pudo ocurrir que esta fracción patronal se adueñe de las organizaciones que representan al conjunto del cooperativismo minero?

-Porque dentro del gobierno el tema de la política hacia el cooperativismo minero nunca fue resuelto bajo un enfoque revolucionario. Se comete el error de considerar al conjunto de la Federación Nacional de Cooperativas Mineras (FENCOMIN) como entidad aliada, sin ver que a su interior se han ido constituyendo clases sociales, una burguesía semiformal por un lado y por el otro un proletariado precarizado, al que como gobierno debíamos sumar para el proceso de cambio apoyando su organización y defendiendo sus derechos laborales de los abusos que cometen los patrones. En otras palabras, dotarnos de una estrategia que diferencie la base laboral de la jerarquía patronal dentro de las cooperativas.

En vez de esto se confiaba en los dirigentes, muchos de ellos afines al gobierno no por convicción y principios, sino por interés y conveniencia. Para mantener la alianza el gobierno no intervino en asuntos laborales dentro de las cooperativas, era flexible con ellas en cuanto al cumplimiento de la normativa ambiental, no acentuaba la presión tributaria. Hoy vemos que esta orientación pragmática sólo condujo a fortalecer al enemigo de clase.

El tema de la relación entre patrones y trabajadores es medular para el cooperativismo; por ello no es ninguna casualidad que lo que originó este conflicto fue la aprobación en la Asamblea Legislativa Plurinacional de una ley que reconoce a los sindicatos dentro de las cooperativas. Si al interior de las cooperativas mineras crece la tendencia hacia la autorganización de los trabajadores, entonces una de las fuentes del poderío económico de los patrones –la precariedad laboral- comienza a ser erosionado.

El momento actual de condena ciudadana generalizada a la dirigencia del cooperativismo minero es parecido por las circunstancias a la tragedia de septiembre del 2006, cuando la matanza entre cooperativistas y asalariados por el control del cerro Posokoni en Huanuni, devino en el cierre de 4 cooperativas y la estatización de todo ese distrito minero, además de la destitución del ministro de minería quien era nada menos que el presidente de la FENCOMIN.

Ojalá que ahora sepamos como gobierno actuar sin vacilaciones ni pactismos, mandando mensajes claros a la base laboral del cooperativismo que ha sido engañada por su dirigencia patronal, sentando claramente la posición de que somos un gobierno de los trabajadores que no permitiremos más abusos y explotación dentro de las cooperativas mineras.

-¿Y qué hacer respecto a esa dirigencia patronal que controla la FENCOMIN?, ¿seguirá siendo aliada del gobierno?

-La dirigencia patronal de FENCOMIN deberá rendir cuentas ante la justicia por el intento desestabilizador de la democracia que ha realizado, por el atentado a la economía nacional y, fundamentalmente, por el vil secuestro, tortura y asesinato del compañero Rodolfo Illanes. Su autoría –intelectual, material, o ambas- tiene que establecerse en los ámbitos judiciales. Pero además, hay que recortar el poderío económico de la burguesía “cooperativista”, que ya hemos visto que no vacilará un segundo en tumbar este proceso y a Evo. Ese poderío económico se origina en su propia acumulación de capital, gracias a la explotación laboral y a la depredación de la naturaleza; pero no hay que olvidar que también esa acumulación es facilitada por las concesiones gubernamentales.

Este conflicto ha puesto en la mesa nacional de debate los siguientes temas:

1) El rol del cooperativismo minero en la economía nacional, planteando el imperativo de cernir del sistema cooperativo a las empresas capitalistas semiformales que parasitan a su interior.

2) La necesidad de seguir defendiendo los derechos de los trabajadores, lo que tiende un puente de reconciliación con la Central Obrera Boliviana (COB) y debe servir para acercarnos a los trabajadores de las propias cooperativas mineras.

3) La necesidad de defender la Madre Tierra, tan dañada en sus aguas y tierras por la depredación que efectúan las cooperativas en su conjunto.

El enorme descrédito en que ha caído la dirigencia del cooperativismo minero, luego del asesinato del compañero Illanes, ha diezmado un movimiento desestabilizador que tuvo un enorme despliegue de recursos económicos y logística. La FENCOMIN atraviesa por una de sus peores crisis en laque puede terminar perdiendo todas las concesiones obtenidas del gobierno. Se abre una oportunidad para avanzar con una política nacionalizadora en la minería, pues ha saltado uno de los obstáculos que siempre se ha opuesto a este avance.

Hay que honrar el sacrificio del compañero Illanes y la mejor forma es luchando por la justicia social y la plena soberanía sobre nuestra riqueza minera.


Selección en Internet: Raquel Román Gambino

A propósito de la condena de una gobernante inocente: corrupción y corrupciones

ALAI 29 de agosto del 2016 ECUADOR

Leonardo Boff*

La presidenta Dilma está siendo condenada mediante un tribunal de excepción por un Congreso Nacional en el cual el 60% de sus miembros se enfrenta a acusaciones penales. El Senado que la juzga no posee ninguna calidad moral, pues más de la mitad de él, 49 senadores, están acusados de distintos delitos. Contra Dilma no se consiguió probar ningún delito. Por eso se inventan otras razones como el “conjunto de la obra”, cosa que contradice la materia del proceso venido de la Cámara: algunos actos gubernamentales del año 2015 solamente.

El economista Luiz Gonzaga Belluzzo resumió bien la tónica general de este proceso perverso: “Se trata de una reacción conservadora, retrógrada que se expresa en tentativas autoritarias de impedir el avance de la sociedad. Somos una sociedad profundamente antidemocrática, prejuzgadora y, sobre todo, culturalmente deformada. Hoy estamos asistiendo a una degeneración de lo que ya está degenerado. Aquí no prosperaran los ideales de democracia y el Estado de Derecho. Todo se hace con truculencia, con arbitrariedad, incluso lo que se hace pretendidamente en nombre de la ley” (en Carta Maior 27/06/2016).

Otra crítica contundente nos viene del sociólogo, expresidente del IPEA, que escribió un estimulante libro: La estupidez de la inteligencia brasilera (Leya 2015): “El golpe fue contra la democracia como principio de organización de la vida social. Fue un golpe dirigido por la ínfima élite del dinero que nos domina sin ruptura importante desde nuestro pasado esclavócrata. Desde entonces Brasil es el palco de una disputa entre estos dos proyectos: el sueño de un país grande y pujante para la mayoría; y la realidad de una élite de rapiña que quiere drenar el trabajo de todos y saquear las riquezas del país para el bolsillo de media docena” (Quién dio el golpe y contra quién, en FSP, 04/2016).

Lo que estamos presenciando es la reanudación de este segundo proyecto, socialmente perverso y negador de nuestra soberanía. Basta observar la truculencia del ministro de relaciones exteriores que de diplomático no tiene nada. Es un agente de las privatizaciones y del alineamiento de Brasil a la lógica del neoliberalismo de los países centrales, rompiendo con nuestros vecinos aliados del Mercosur y traicionando los ideales de una diplomacia “activa y altiva” en diálogo con todos los pueblos y tendencias ideológicas.

Hay muchas formas de corrupción. Comencemos por la palabra corrupción. San Agustín explica la etimología: corrupción es tener un corazón (cor) roto (ruptus) y pervertido. El filósofo Kant hacía la misma constatación: “somos un leño tan torcido que de él no es posible sacar tablas rectas”. En otras palabras: existe en nosotros la fuerza de lo negativo que nos incita al desvío. La corrupción es una de las más fuertes.

Ante todo, el capitalismo aquí y en el mundo es corrupto en su lógica, aunque esté socialmente aceptado. Él simplemente impone la dominación del capital sobre el trabajo, creando riqueza con la explotación del trabajador y con la devastación de la naturaleza. Genera desigualdades sociales que éticamente son injusticias, lo que origina permanentes conflictos de clase. Por eso, el capitalismo es por naturaleza antidemocrático, pues la democracia supone una igualdad básica de los ciudadanos y una garantía de sus derechos, violados aquí por la cultura capitalista.

Pensando en Brasil podemos decir que la mayor corrupción de nuestra historia es el hecho de que las sucesivas oligarquías hayan mantenido a gran parte de la población, durante casi 500 años, en la marginalidad y el de haber emprendido un proceso de acumulación de riqueza de los más altos del mundo, hasta el punto de que el 0’05% de la población (71 mil personas) controlan gran parte de la renta nacional.

Tenemos ejemplos escandalosos de corrupción, denunciados últimamente por el llamado “Petrolao”, por los Zelotes y por los Papeles de Panamá. Pero no nos engañemos. Hay cosas peores. El Sindicato Nacional de los Procuradores de la Hacienda Nacional, en su “Evasionómetro”, denunció que en el 2015 solamente en cinco meses hubo una evasión de 200 mil millones de reales (Antônio Lassance, en Carta Maior 02/05/2015). Esto es mucho más que el “Petrolao”, y sólo en 5 meses. Aquí se ocultan los grandes corruptores y corruptos que siempre procuran esconderse.

Bien decía Roberto Pompeu de Toledo en 1994 en la revista Veja: “Hoy sabemos que la corrupción forma parte de nuestro sistema de poder así como el arroz y el fríjol de nuestras comidas”.

La condena de la Presidenta Dilma se inscribe en esta lógica de la corrupción que se apoderó de gran parte de la casta política. Lo que se hace contra ella es una injusticia sin medida: condenar a una inocente y a una gobernante honesta.

La historia no los perdonará. Llevarán en sus biografías el estigma de golpistas merecedores de una soberana repulsa de los que buscan caminos transparentes y éticos para nuestro país.

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

  • Teólogo brasileño

El cambio climático y las inundaciones en Baton Rouge, ¿cuándo aprenderemos?

DEMOCRACY NOW! 26 de agosto del 2016 EEUU

Amy Goodman* y Denis Moynihan**

El agua está bajando lentamente en Baton Rouge, Louisiana, y se está comenzando a hacer visible la magnitud del daño provocado por las últimas inundaciones. La terrible inundación ha provocado la muerte de 13 personas y la destrucción de alrededor de 60 mil hogares.

Según los meteorólogos Jeff Masters y Bob Henson, del servicio meteorológico Weather Underground, agosto ha sido el mes más lluvioso en Baton Rouge en 174 años, cuando se comenzó a llevar registro. Añadieron que: “desde el 1º de junio, en Baton Rouge ha caído la impactante cifra de mil milímetros de agua. En tres meses ha llovido más de lo que llovió en Los Ángeles en los últimos cinco años”.

El Presidente Obama viajó al lugar y declaró después de haber recorrido parte de la ciudad devastada: “Creo que cualquiera que pueda ver las calles y especialmente el interior de las viviendas, se dará cuenta de que las vidas de las personas se han visto afectadas por esta inundación”. Si bien Obama fue criticado por sus opositores políticos por no haber visitado las zonas inundadas de Baton Rouge antes, lo que ocurrió un día después en la vecina ciudad de Nueva Orleáns debería ser más preocupante.

El Gobierno de Obama realizó una gran licitación para el otorgamiento de licencias de explotación de gas y petróleo en el Golfo de México. Esta ironía no se le escapó a Antonia Juhasz, una periodista y analista especializada en asuntos de energía que viene realizando un seguimiento de las empresas petroleras multinacionales que realizan extracción de petróleo en aguas profundas.

“Tras la visita de Obama a zonas inundadas en Louisiana, el 24 de agosto, en el Superdomo, el Departamento del Interior subastará licencias para la perforación en aguas profundas de 10 millones de hectáreas del Golfo de México” tuiteó la periodista, seguido de: “Después de que las protestas casi impiden llevar a cabo la licitación en el Superdomo en marzo, por primera vez la BOEM impidió la presencia de público en la licitación y permitió seguirla solo a través de Internet”. BOEM es la sigla en inglés que corresponde a la Dirección de Gestión de Energía Oceánica. El organismo estaba licitando 10 millones de hectáreas en la zona oeste del Golfo de México para la exploración y extracción de gas y petróleo en aguas profundas.

Entrevistamos a Antonia Juhasz, en Democracy Now!, justo antes de que comenzara la licitación: “El momento para que se sucedan estos acontecimientos no podría ser peor. Hubo una inundación histórica, el presidente está allí para ofrecer la ayuda de la FEMA y, con suerte, ayudar a quienes se quedaron sin nada y, al mismo tiempo, el Departamento del Interior perpetúa los problemas que contribuyen a acelerar la tormenta, que contribuyen a hacerla más intensa, que hacen que estas tormentas sean más frecuentes. Me refiero, por supuesto, a la quema de combustibles fósiles, que es lo que provoca el cambio climático”. Lo que hace que la situación sea aún más irónica es el lugar donde se realiza la licitación: el Superdomo. Después de que, en el 2005, Nueva Orleáns quedó bajo agua como consecuencia del huracán Katrina, este estadio deportivo se convirtió en el refugio de último recurso de entre 15 mil y 20 mil habitantes desplazados.

Si bien no se puede vincular todo evento climático extremo con el cambio climático, se prevé que las tormentas, las sequías, los incendios forestales, las inundaciones y los huracanes serán cada vez más frecuentes y severos a causa del calentamiento global. Esas miles de personas que se alojaron en el Superdomo después del huracán Katrina deberían ser consideradas refugiados climáticos. Que ahora se organicen en este edificio licitaciones para promover la extracción de más combustibles fósiles es aún más indignante.

Hay un creciente activismo de base que se está oponiendo a la extracción y el traslado de combustibles fósiles, desde comunidades en el Golfo de México a las Grandes Llanuras del norte de Estados Unidos y Canadá. El martes, cientos de personas se manifestaron contra la licitación. Una gran pancarta flameaba debajo de un globo con la leyenda: “Otro Golfo es posible”. Cuatro manifestantes fueron arrestados por negarse a salir de la oficina del Departamento del Interior en Nueva Orleáns.

En marzo, una licitación similar de permisos para la explotación de petróleo en el Golfo casi tuvo que cancelarse debido a las protestas de cientos de manifestantes en el Superdomo. La manifestación tuvo lugar apenas semanas después de que otra gran inundación azotara el sur de Louisiana.

Mientras tanto, en Dakota del Norte, más de mil activistas indígenas han montado el campamento Sacred Stone Spirit para impedir la construcción del oleoducto Dakota Access, que tiene un valor de 3 mil 800 millones de dólares. Los activistas afirman que el oleoducto podría contaminar el río Missouri, que abastece a la tribu sioux Standing Rock y a otros millones de personas río abajo. También el miércoles, se realizó una acción de protesta frente al Tribunal federal de Distrito de Washington D.C., donde la tribu sioux Standing Rock ha presentado una demanda relacionada con el oleoducto contra el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos.

En lugar de permitir que se realice más extracción de petróleo en aguas profundas frente a la costa del Golfo de México, el Presidente Obama debería dedicar sus últimos meses de mandato a hacer todo lo posible para disminuir la dependencia de Estados Unidos de los combustibles fósiles.

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

  • Periodista estadounidense. Presentadora de Democracy Now!

El grito ausente

REBELIÓN 29 de agosto del 2016 ESPAÑA

Armando B. Ginés*

Si te pisan, gritas. Gritas si te golpean; ante un peligro inminente también gritas. Es casi natural gritar para pedir ayuda, para evitar un dolor mayor, para solidarizarse con el propio cuerpo maltrecho. El grito inicia una socialización de la injusticia individual, el reconocimiento de que otros asimismo viven una situación similar. Cuando el grito pretende cambiar el estado de cosas y revertirlas se convierte en un acto político consciente.

De ahí que John Holloway otorgue al grito enojado y expresivo de una constitución primigenia e iniciática hacia un mundo diferente. El grito transforma la realidad, dotando de sustancia al sujeto que padece y estableciendo una dialéctica con el sistema opresor. Sin grito no existe capacidad de resistencia: todo se queda en el vacío del sufrimiento sublimado.

Tiene razón Holloway, donde el grito brilla por su ausencia la vida social y política se queda en nada, mera repetición de rutinas y de sometimiento acrítico al orden establecido. Todo fluye como una eternidad sin acontecimientos relevantes ni historia que hacer ni contar en la que la eternidad se instala como un todo ideológico compacto y circular.

Romper ese círculo exige un esfuerzo extraordinario, ir contracorriente, deseducarse a conciencia, volver a pensar y pensarse de otra manera poniendo en jaque las verdades absolutas que pasan por certezas inamovibles. Ya lo dijo Noam Chomsky desde el Norte: el sistema educativo cumple en Occidente y sus colonias culturales asimiladas una función decisiva para conformar mentes clónicas que solo piensen lo que se puede pensar dentro de una dinámica capitalista que no deja alternativas ni posibilidades para oponer discursos contrarios a sus tesis y visiones interpretativas del mundo: el capitalismo se piensa a sí mismo como una verdad cerrada y omnicomprensiva.

Desde el Sur, Boaventura de Sousa Santos incide en esta perspectiva de actuar desde la deseducación rigurosa y filosófica, tanto en la práctica como en la teoría, dando voz a los gritos invisibles del universo contemporáneo. Un mundo sin centros neurálgicos ni jerarquías intelectuales; un mundo que debe hacerse haciéndose en la cooperación y el diálogo a varias bandas, alejándose del patriarcado del conocimiento académico sancionado por la superioridad de Europa y EE.UU. En definitiva, hay que re-vestirse, desmadejando el tejido cultural construido en los últimos siglos por la prepotencia y preponderancia del hombre blanco. Tenemos que des-pensar lo pensado al tiempo que tenemos que pensar cómo des-pensarnos.

El callejón sin salida del neoliberalismo ha borrado de la lucha política el futuro porque toda la realidad se ha transformado en un futuro permanente: no hay porvenir alguno al ser la lucha por la supervivencia feroz, meramente deseante de momentos evasivos, sin presente que vivir. Urge evadirse del instante para des-hacerse en el siguiente momento, siempre igual al precedente. No edificamos futuro jamás, solo huimos de futuros en futuros de blanda consistencia. Se hace imposible habitarnos cuando no residimos en ningún presente.

En ese viaje de nada sirve gritar. El grito se encuentra sublimado, encajonado en la existencia mediante controles sibilinos del régimen ideológico y cultural que nos provocan parálisis a través de miedos y prejuicios casi insalvables. Ser diferente no tiene premio, en la masa está la salvación. Gritar es un signo de inferioridad manifiesta, debemos competir hasta la extenuación. El silencio recompensa con el éxito, el éxito reside en ser más silencioso que el prójimo, en agachar la cabeza y hacer el mayor acopio posible de sucesos de consumo: consumir tiempo, sumarse a experiencias estereotipadas, adquirir habilidades técnicas y funcionales para competir mejor y con mayor ahínco.

¿Para qué gritar si el que inicia el griterío será tachado de inadaptado y sobre su persona recaerá el estigma del monstruo? El que grita tiene perspectivas ante sí poco halagüeñas, puede ser un perdedor de por vida. Por ello la sublimación, ese sumidero donde la impotencia social y política deviene en autojustificaciones de conductas neuróticas y conservadoras a ultranza. Con sobrevivir, basta y sobra.

Ese mundo es el siglo XXI, en tierras de Occidente al menos, ese vasto espacio de globalidad que se cuela por cualquier intersticio de la realidad produciendo esterilidad en el pensamiento crítico y autónomo. Las vanguardias sindicales y de izquierda presentan en el mundo rico un agotamiento de ideas colosal. Ya no se puede pensar la realidad objetiva ni el presente ni el futuro con las herramientas tradicionales de otros tiempos no tan lejanos.

El neoliberalismo rampante, los pasados estados del bienestar y la negociación colectiva de épocas pretéritas han tocado techo: desde la socialdemocracia pactista no hay soluciones viables para las grandes mayorías ni para los países emergentes ni para los sumidos en una pobreza estructural. Paradoja donde las haya: hay más hambre y sed que nunca en el mundo mientras avanzamos a velocidades estratosféricas en los campos de los dispositivos tecnológicos y los conocimientos científicos. La gente se muere por falta de comida en simultáneo con un ingenio sofisticado lanzado a cualquier galaxia de nombre estrafalario.

Ese contraste absurdo de desigualdad debiera provocar gritos ensordecedores, pero no es así. Transigimos: la realidad que nos llega no sirve de resorte para gritar desaforadamente. Ya no gritamos ni por impotencia. Somos incapaces de pensarnos como sujetos libres y activos. El otro también calla: callamos en una sinfonía de silencios transidos de pánico.

Y cuando algún grito ponderado nos llega de algún remoto rincón del planeta, su señal nos alcanza con debilidad levantando una polvareda de sospechas infundadas: son seres inferiores, son gentes atrasadas, son aborígenes, son animales con forma humana. Nada más. Pero esos gritos son nuevos y debieran aportar a aquellos que quieran escucharlos un mensaje diáfano: la soledad del hombre blanco occidental está hecha de miedos atávicos a pensar de otro modo, a mirar más allá de su propio solipsismo de autosuficiencia.

Jamás llegará ningún futuro sin pensar el presente desde otra perspectiva radical. O deseducamos nuestras sublimaciones y des-pensamos nuestras certezas o todo seguirá igual, renqueando hacia un Norte quimérico desde el Sur de nuestra indigencia vital.

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

  • Analista político