Portal:Panorama Mundial/DE LA PRENSA/2016-09-20

La salvación de los No Alineados

POR ESTO! 15 de septiembre del 2016 MÉXICO

Gustavo Robreño*

Cuando a principios de la década de los 90 del pasado siglo se produjo el colapso de la Unión Soviética y el campo socialista europeo, los imperialistas yanquis y sus aliados de la OTAN y otros cómplices no podían ocultar su júbilo y las predicciones más descabelladas, cegados por la que consideraban su victoria en la llamada guerra fría y el aplastamiento definitivo de cualquier otra idea de progreso, soberanía nacional o justicia social que pudiera aparecer en lo adelante en cualquier rincón del planeta.

En aquella locura inicial, pletóricos de arrogancia y prepotencia, llegaron a anunciar “el fin de la historia”, o lo que es lo mismo, la perpetua permanencia del capitalismo como sistema, en sus más diversas variantes, todas con la misma esencia explotadora, así como de las instituciones que lo arropan globalmente, conceptualizando a su eterna acompañante, la titulada “democracia representativa”.

Parte del jolgorio incluía la supuesta desaparición del Movimiento de Países No Alineados, una importante fuerza política internacional surgida en su primera Cumbre (Belgrado 1961) bajo la inspiración de los principios aprobados por la conferencia afroasiática de Bandung (Indonesia 1955), que abrieron un camino inédito y promisorio para el mundo recién descolonizado.

A este conjunto de países se sumó de inmediato Cuba en América Latina, como parte de la política exterior independiente y soberana establecida a partir del triunfo de la Revolución de 1959.

En medio de la confrontación entre los dos grandes bloques militares (OTAN y Pacto de Varsovia) y los dos grandes superpotencias de la época (Estados Unidos y Unión Soviética) la recién integrada agrupación de naciones emergentes y desvinculadas de los dos grandes pactos militares comenzaron a jugar un activo papel internacional que, objetivamente y a partir de sus posiciones concretas en cada caso, resultaba incómodo e inoportuno, pues se traducía en reducir la influencia y el dominio imperial y neocolonial sobre los países del Tercer Mundo.

Los No Alineados desempeñaron desde el primer momento una consistente lucha por la paz y el desarme, contra el racismo y el colonialismo aún subsistente, por un orden económico justo y equitativo, contra el bloqueo a Cuba y por la abolición de bases militares en territorios extranjeros… Defendieron, en fin, principios que los llevaron siempre, de una forma u otra, a chocar con las pretensiones imperialistas en numerosos temas de la agenda internacional.

De ahí el mal disimulado júbilo cuando supusieron que el Movimiento de Países No Alineados desaparecería y sus miembros, que ya suman un centenar, así lo permitirían; ello hubiera representado una ganancia adicional para el imperio y sus socios más cercanos en las nuevas condiciones.

Pero esta vez sus cálculos fallaron, a pesar de todas las campañas, intrigas y falacias. Los estados miembros del Movimiento No Alineado, tan amplio como diverso, llegaron a la sabia conclusión de que era necesario preservarlo, defenderlo y fortalecerlo con vistas a evitar un mundo unipolar, totalitario y desequilibrado.

El Movimiento no solo fue salvado, sino que está vigente y pujante. La celebración de su 17ª Conferencia cumbre en América Latina, en Venezuela, es una evidente y palpable confirmación.

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

  • Periodista cubano especializado en temas internacionales

Estados Unidos y los golpes parlamentarios

POR ESTO!.net 16 de septiembre del 2016 MÉXICO

Manuel E. Yepe*

Desde Alianzas para el Progreso hasta Operaciones Cóndor, el imperialismo no ha escatimado recursos para evitar que el ejemplo cubano de 1959 cunda en la región.

Es difícil señalar una nación grande o pequeña de América Latina y el Caribe que no haya sufrido en el último medio siglo alguna invasión, ocupación, golpe de Estado o fraude político para corregirle el rumbo a cualquier movimiento popular interno contrario al hegemonismo estadounidense u orientado a exigir el ejercicio de su soberanía nacional.

Los triunfos en eventos electorales de líderes progresistas partidarios de la unidad de la región y de su autodeterminación como naciones libres que ha tenido lugar en el pasado reciente parecían haber creado las condiciones para extender esa tendencia y estimular la posibilidad de éxito de candidatos presidenciales con similares ideales libertarios y avanzados proyectos políticos en otras naciones.

Esa nueva realidad en América Latina y el Caribe de la llegada simultánea al poder de varios gobernantes populares que no eran impuestos, apoyados o necesitaban el visto bueno del gobierno de Estados Unidos, no tenía antecedentes en la región.

Sin embargo, en los golpes con camuflaje parlamentario llevados a cabo en Paraguay y Brasil, el protagonismo imperialista no ha sido tan evidente.

Solo se pudieron identificar como operaciones de Washington cuando recién se conoció el papel que jugó en estas fechorías la diplomática Lilian Ayalde, quien prestaba servicios en las embajadas estadounidenses en Paraguay y Brasil, conectada siempre con la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), organización pantalla de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) cuando se llevaron a cabo las defenestraciones de Fernando Lugo y Dilma Rousseff, respectivamente.

Un informe del periodista argentino Héctor Bernardo publicado por el diario argentino Contexto, el 9 de septiembre en curso, dice que Ayalde no solo fue una importante funcionaria de la Usaid, entidad estrechamente vinculada a la Agencia Central de Inteligencia (CIA), sino que, además, fue la embajadora norteamericana en Paraguay durante el golpe parlamentario contra el presidente Fernando Lugo, y luego se trasladó a Brasil, para ser la embajadora de Estados Unidos durante el golpe (también parlamentario) contra Dilma Rousseff.

“Los dos golpes de Estado tuvieron el mismo modus operandi: la traición del vicepresidente que, con mayoría parlamentaria de su lado, impulsa un proceso destituyente contra el mandatario electo democráticamente y logra quedarse con el poder.

“En los dos golpes tuvo un rol vital la Embajada de Estados Unidos, haciendo lobby para aglutinar a toda la oposición en contra de los presidentes que –en los dos casos- no habían cometido ningún delito.

“Los dos fueron articulados, desde el sillón de la Embajada, por la misma persona: Ayalde. El vínculo de los golpistas con la Embajada se hizo evidente en cables confidenciales revelados por WikiLeaks.

“En el caso paraguayo, los cables firmados por Ayalde dan cuenta de que el Gobierno norteamericano conocía a la perfección las reuniones entre parlamentarios y militares que planeaban destituir al presidente Lugo.

“En aquella ocasión, Ayalde se retiró de la Embajada poco antes de que el golpe se consumase y, luego de pasar un tiempo en funciones en la Usaid, se transformó en la representante de Estados Unidos en Brasil”.

En el caso de Brasil, los cables revelaron la relación que los diplomáticos norteamericanos tenían con el golpista Temer. El hombre que la presidenta Dilma Rousseff definió como “el jefe de los conspiradores” se reunía periódicamente con los representantes de la Embajada de Estados Unidos y les brindaba información que él mismo calificaba como “sensible” y “solo para uso oficial”.

El cable difundido por Wikileaks, que habría sido emitido en el 2005, fue enviado desde Sao Paolo al Comando Sur (con sede en Miami) y señala:

“El diputado Federal Michel Temer, presidente nacional del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), cree que la desilusión pública con el presidente Lula y el Partido de los Trabajadores (PT) proporciona una oportunidad para que el PMDB presente su propio candidato a las elecciones presidenciales del 2006”.

La comunicación revelada también aseguraba que, preguntado sobre el programa de su partido, Temer indicó que “el PMDB apoya políticas que favorecen el crecimiento económico, no tiene ninguna objeción al Área de Libre Comercio de las Américas (Alca) y preferiría ver al Mercosur fortalecerse con el fin de negociar con el Alca como bloque, pero la tendencia parece ser la contraria”.

Selección en Internet: Melvis Rojas Soris

  • Periodista cubano especializado en política internacional

Los bancos centrales del G-7 perdieron la brújula

RUSSIA TODAY 5 de septiembre del 2016 RUSIA

Es indudable, a los bancos centrales de los países industrializados se les agotó la artillería para combatir la crisis. Reunidos con motivo del encuentro anual de Jackson Hole, los responsables de la política monetaria escucharon aterrados el discurso de la presidenta de la Reserva Federal de Estados Unidos, Janet Yellen, quien en lugar de despejar las dudas en torno a la recuperación de la economía global, alimentó todavía más el pánico: es imposible seguir confiando en que la economía norteamericana sea la locomotora que saque del bajo crecimiento a las naciones industrializadas

Ariel Noyola Rodríguez*

A punto de cumplirse ocho años de la quiebra de Lehman Brothers, los bancos centrales del Grupo de los 7 (G-7, integrado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) todavía no consiguen que sus economías registren tasas de crecimiento superiores a 3%.

En un primer momento, la política monetaria sirvió como una poderosa herramienta para evitar una depresión en escala mundial, no obstante, hoy prácticamente está agotada: los bancos centrales de los países industrializados no tienen ninguna posibilidad de revertir por sí solos el ciclo a la baja de la economía global.

La economía estadounidense refleja cómo la política monetaria “no convencional” fracasó rotundamente en su intento por resolver las secuelas más profundas de la crisis del 2008. Según el Departamento del Trabajo de Estados Unidos, la tasa de desempleo se ubica muy cerca de 5% desde agosto del 2015.

No obstante, a la vez que buena parte de la gente ha dejado de buscar trabajo ante la falta de oportunidades, muchas de las personas que sí tienen un empleo en estos momentos estarían dispuestas a trabajar más tiempo para mejorar su nivel de ingreso.

Así las cosas, la tasa U-6 ("subempleo"), que toma en cuenta tanto a los desempleados como a los que trabajan a tiempo parcial por razones económicas sigue estancada en 9,7%, es decir, representa casi el doble de la tasa de desempleo oficial (4,9%).

Cabe destacar, adicionalmente, que la generación de empleo en Estados Unidos no ha logrado convertirse hasta el momento en un incentivo para que los empresarios incrementen las remuneraciones salariales de modo significativo.

Por esa razón la tasa de inflación interanual sigue por debajo de 2%, que es el objetivo de la Reserva Federal (FED).

La caída de los precios del petróleo por su parte, si bien sí ha tenido un impacto positivo en los bolsillos de las familias estadounidenses, ya que ha favorecido la disminución de los precios de los combustibles, también es cierto que el desplome de los precios de los hidrocarburos no deja de fortalecer las tendencias deflacionarias (caída de precios) que, dicho sea de paso, también se han visto apuntaladas por efecto de la apreciación del dólar.

Es así como la esperanza que el G-7 tenía puesta en la locomotora estadounidense para dejar atrás el bajo crecimiento se está diluyendo.

El discurso que la presidenta de la FED, Janet Yellen, pronunció a finales de agosto en Jackson Hole, donde año tras año las autoridades monetarias mundiales se reúnen para intercambiar sus puntos de vista sobre los desafíos que enfrenta la economía global, lejos de despejar la incertidumbre, incrementó la desconfianza entre los bancos centrales.

Fiel a su estilo, Yellen puso de manifiesto su optimismo exacerbado, volvió a presumir que el sombrío panorama económico internacional no le ha impedido a Estados Unidos dirigirse hacia el “pleno empleo”.

Pero, paradójicamente, Yellen se resistió a lanzar cualquier expresión que permitiera anticipar una nueva subida de la tasa de interés de los fondos federales (federal funds rate) en la próxima reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés), a realizarse a finales de septiembre.

La presidenta de la FED quiso dejar claro que, aunque el proceso de recuperación de la economía norteamericana sigue tomando fuerza, aún no es concluyente.

Por ello, si bien el escenario de elevar la tasa de interés de referencia parece cada vez más cercano, todo parece indicar que, si la economía evoluciona de favorablemente, será hasta la reunión de diciembre cuando quizás se ejecute el segundo aumento del costo del crédito, esto es, un año después de haberse llevado a cabo el primero.

Es que para el Gobierno de Barack Obama sería desastroso enfrentar un nuevo temblor financiero justo antes de concluir su mandato, a tan solo unos meses de realizarse la elección presidencial, situación que sería aprovechada por el candidato del Partido Republicano, Donald Trump.

De cualquier manera, lo cierto es que la FED ha perdido toda credibilidad, tanto entre los bancos centrales del G-7 como en el plano interno.

Luego de que el mercado de trabajo sufrió un descalabro en mayo pasado, las cifras del mes de agosto distan mucho de ser promisorias: la nómina no agrícola añadió únicamente 151 mil empleos en tanto que los inversionistas del mercado bursátil esperaban un incremento superior a las 180 mil plazas.

En definitiva, los multimillonarios son quienes han resultado más beneficiados de la presunta recuperación de la economía estadounidense, son ellos quienes a través de la especulación en la bolsa de valores, han ganado enormes sumas de dinero gracias a las políticas de crédito barato de la FED.

Mientras tanto, el ingreso continúa concentrándose en el 1% de la población, con lo cual, crece el descontento social.

Según un sondeo realizado por Gallup en abril, solo 28% de los estadounidenses tenía mucha confianza en las políticas que ha puesto en marcha la FED, mientras que 35% tenía poca o ninguna.

En contraste, en los tiempos en los que Alan Greenspan estuvo a cargo, la confianza en la FED estaba por encima de los 70 puntos porcentuales.

Los bancos centrales del G-7 perdieron la brújula. Janet Yellen, en lugar de presentar respuestas fiables a los graves problemas de la economía mundial, cae en el descrédito una y otra vez.

En los años recientes, los bancos centrales de los países industrializados provocaron que la economía mundial se volviera adicta a la acumulación de deuda y a las operaciones de alto riesgo en los mercado bursátiles, por eso el estallido de una nueva crisis de dimensiones colosales es inevitable, solamente es cuestión de tiempo.

El gran peligro es que esta vez los responsables de la política monetaria ya no tienen artillería para combatirla…

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

  • Economista mexicano, columnista de la revista de opinión Contralínea

Final de historia, comienzo de pesadilla

PÁGINA 12 4 de septiembre del 2016 ARGENTINA

Eric Nepomuceno*

“Michel no hizo nada para ayudarme”, se quejó Eduardo Cunha poco antes de perder su mandato de diputado nacional por aplastantes 450 votos contra diez en su defensa y nueve abstenciones.

“Michel” es Temer, el presidente ungido a raíz de un golpe institucional desencadenado precisamente por Cunha, cuando era el todopoderoso presidente de la Cámara de Diputados.

Al perder su quinto mandato de diputado, Cunha también perdió sus fueros de privilegio. Cae, a partir de ahora, en las furiosas manos del provinciano juez de primera instancia Sergio Moro. Bandolero compulsivo, con una nutrida secuencia de juicios abiertos en el Supremo Tribunal Federal, Cunha se transforma ahora en un ciudadano de a pie.

Y a juzgar por la conducta de Moro, lo esperan sentencias de pesadilla. La cantidad de decenas de años de cárcel a que será condenado no se cuenta ni con los dedos de dos manos.

Le queda una salida, la única para suavizar su futuro de sombras: delatar. Luego de ser defenestrado por sus pares, Cunha rechazó la idea de adherir a la tan polémica modalidad de la “delación premiada”, en que el condenado tiene sus condenas sustancialmente disminuidas a cambio de contar lo que sabe y todo lo que interesa a los fiscales y a la Policía Federal. Dijo, con la soberbia habitual, que no tiene qué delatar porque no cometió crimen alguno.

Bueno, cometió muchos, diversificados y graves. Aseguró que está escribiendo un libro, relatando todos los detalles del largo proceso de juicio político que abrió, por pura venganza personal, contra la expresidenta Dilma Rousseff. “Todos los diálogos, toda la trama”, anticipó, para en seguida decir que espera ganar mucho dinero con el libro.

A interlocutores de su confianza (como si en el mar de lama en que se transformó la política brasileña la palabra “confianza” todavía tuviese algún espacio…),

Michel Temer dice que no abandonó a su aliado. En tono de lamento, dice que era casi nada lo que habría podido hacer.

La verdad es otra, y nada ni nadie logrará ocultarla. Para Michel Temer y los que se engancharon en el poder, tan pronto se abrió contra Dilma Rousseff el juicio en el Congreso el escenario cambió y Cunha, antes elemento esencial, perdió utilidad.

Con su consolidada (y más que justa) fama de símbolo perfecto de la corrupción, pasó a ser una figura incómoda. Sobrevivió por un tiempo, pero su condena estaba más que anunciada.

El problema ahora es otro: a lo largo de una carrera política construida en las sombras, sus archivos son implacables. Si cuenta lo que sabe y lo que hizo y lo que hicieron sus aliados y comandados, destroza a medio Congreso.

Esa era su fuerza para dominar a dos centenares de diputados de escasa o nula significancia y fuerza. Fue traicionado. Ahora, es su fuerza para librarse de décadas de cárcel. Y, claro, su venganza.

Desde principios del 2015, inicio del segundo mandato de Dilma Rousseff, ese político de trayectoria gris y fuerza descomunal se lanzó a las estrellas. Dominando como nadie los regimientos y reglas jurídicas de la Cámara, maniobró a sus anchas.

Acosó y boicoteó al gobierno, se hizo aliado esencial de Michel Temer y su grupo, ostentó su poderío político con la misma osadía que su mujer, Claudia Cruz, una expresentadora igualmente opaca de la TV Globo, ostentaba gastos millonarios, absolutamente incompatibles con el patrimonio y la renta de la pareja. De carteras de cinco mil dólares a clases de tenis de 60 mil en seis meses, hubo de todo. Nada parecía tener límite para la mujer que comentaba alegremente con sus amigas que estaba entrenándose para ser primera dama, mientras el marido insinuaba claramente que para él, ni siquiera el cielo era un límite.

Bueno, ese tiempo se acabó. Los diputados todos (se calcula en poco más de 200) a los cuales Cunha, en sus buenos tiempos, financió campañas y facilitó negocios nada republicanos, lo abandonaron, con la solitaria excepción de los diez que votaron contra la suspensión definitiva de su mandato y los otros nueve que se abstuvieron de votar.

También los medios hegemónicos de comunicación, la banca y el empresariado que elogiaban su desempeño cuando presidía la Cámara y boicoteaba el gobierno de Dilma ahora lo tratan como lo que realmente es, un ladrón voraz y vulgar.

Se acabó el ciclo de poder del corrupto más poderoso de estos tiempos tenebrosos que vivimos en mi país.

Empieza ahora otro tiempo de pesadillas para Michel Temer y el grupo que compone su “núcleo duro”. Todos responden a investigaciones o causas judiciales de corrupción, a empezar por el mismo presidente. Cunha sabe todo de todos.

Podrían, es verdad, haber intervenido para que a Cunha le tocase una punición más blanda. Habría sido un escándalo de dimensiones siderales.

Al abandonarlo a su propia suerte, corren el riesgo tremendo de ser denunciados con amplitud igualmente sideral de pruebas. En esa apuesta, quien más perdió ha sido el país.

Temer sigue buscando una legitimidad inalcanzable. Sabe que es y será, para siempre, la más contundente y visible herencia de Eduardo Cunha, el corrupto que a última hora fue abandonado y traicionado por sus pares y por sus cómplices.

Y que sabrá vengarse. O al menos insinúa que sabe.

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

  • Periodista brasileño del diario argentino Página 12

Lula, perseguido

LA JORNADA 15 de septiembre del 2016 MÉXICO

Editorial

El expresidente brasileño Luis Inácio Lula da Silva fue acusado ayer por la fiscalía de su país, en el marco de la investigación de sobornos en la empresa Petrobras, de propiedad estatal.

La imputación presenta al mandatario como "el máximo jefe de la trama de corrupción" en la petrolera y lo señala por haber recibido comisiones ilegales de la empresa OAS.

El paso siguiente es que el magistrado Sergio Moro decida si el juicio es procedente, cosa que puede darse por segura, habida cuenta de que el juez es enemigo declarado de Lula.

Aunque las investigaciones en torno a las operaciones ilegales conocidas como lava jato han puesto fin a la carrera de varios políticos del ahora gobernante Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), como el expresidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha –principal impulsor de la destitución de Dilma Rousseff–, no debe pasarse por alto que es la dirigencia histórica del Partido de los Trabajadores (PT), y particularmente el exmandatario ahora imputado, el objetivo prioritario del Poder Judicial.

Es significativo que la acusación ocurra días después de que Lula anunciara su intención de presentarse como candidato a las elecciones presidenciales del 2018, lo que otorga a la causa en contra del expresidente un cariz político inocultable.

A ello debe agregarse la poca verosimilitud de la imputación, que contrasta con el nivel de vida del viejo dirigente obrero, muy alejado del enriquecimiento súbito.

En contraste, los numerosos integrantes de la clase política tradicional que han sido involucrados en el caso lava jato –el ejemplo más grotesco es el de Cunha– ostentan, por regla general, fortunas difícilmente explicables si no es por la corrupción.

En tales circunstancias, la crisis política que vive Brasil acaso deba ser vista como una operación en dos fases: una legislativa, que concluyó con la destitución de Dilma Rousseff, y una judicial, que ahora apunta contra su mentor y antecesor en el cargo.

Tal sería, por principio de cuentas, la reacción de una oligarquía que solo coyunturalmente toleró el ejercicio de la presidencia por un antiguo sindicalista metalúrgico y una luchadora social que participó en el movimiento guerrillero en contra de la dictadura militar en los años 60 del siglo pasado.

Pero, más allá de esas animadversiones, es claro que el afán por destruir al gobierno del PT obedecía además al designio de cambiar el rumbo socioeconómico del poder público en la mayor nación de América Latina, suprimir los rasgos soberanistas y populares de la administración y operar una regresión hacia el neoliberalismo, tarea que ya realiza Michel Temer, el presidente impuesto tras la caída de Dilma.

Así pues, la acusación contra Lula parece confirmar que en Brasil se ha operado un golpe de Estado de cuello blanco y que, como ocurría tras los cuartelazos militares de antaño, ha comenzado ya la etapa de persecución de los derrotados.

Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

(NR -Con este editorial el prestigioso periódico mexicano se une a las voces que en todo el planeta denuncian y repudian las infames maniobras de la oligarquía carioca contra dos líderes de reconocida trayectoria: Lula y Dilma)