Portal:Panorama Mundial/DE LA PRENSA/2016-10-18

El país invisible

REBELIÓN 13 de octubre del 2016 ESPAÑA

William Ospina*

La afirmación más frecuente, y más falsa, de la jornada histórica del 2 de octubre, en labios de políticos y periodistas, fue que medio país estaba por el SÍ, y medio país, y un poco más, estaba por el NO.

Pero esa ceguera es una de las causas de la guerra y de todas las violencias que padecemos. Sumados los seis millones largos que rechazan los acuerdos y los seis millones que los aprueban, no se hace un país. Colombia no son 12 millones de personas: queda por saber lo que piensan los 20 millones de ciudadanos que no votaron y los 18 que no pueden votar.

La anémica democracia colombiana muestra ostentosa sus 12 millones de votos, los ganadores muestran triunfales sus seis millones, proclamando: “esto ha dicho Colombia”, y todos se esfuerzan por ignorar esos 20 millones de ciudadanos que resultaron inmunes a la esperanza, a la propaganda, al soborno y a la amenaza.

Pero en esos 20 millones no sólo están los problemas del país sino que están también las soluciones. Allí está la sociedad no formalizada, la que no tiene empleo ni propiedades, la que no tiene acceso más que a un sistema enfermizo de salud y a un sistema incompetente de educación.

Los jóvenes desamparados a merced de la violencia y de la marginalidad, los mayores sin pensiones, los que padecen un sistema de justicia inicuo y siempre postergado, los desplazados de todas las violencias, millones de personas cuya indudable vocación de paz se ve contrariada por la pobreza, la falta de oportunidades, la adversidad y la desesperación, pero que aun así sostienen con su recursividad y su esfuerzo este país paralizado por la burocracia y exprimido por la corrupción.

Claro que a los políticos no les importa la gente que no vota, ese no es su negocio. Pero a quien quiera arreglar el país sí deberían importarle, y no como electores sino como conciudadanos, hijos de nuestra historia y padres de nuestro futuro. Si algo es evidente es que el proceso de paz de estos cinco años no fue diseñado para ellos y ni siquiera los tuvo en cuenta.

Bien merecida tiene Santos la indiferencia de las grandes mayorías de este país, que son las que debían llenar las calles y las plazas el día de la firma del acuerdo, y salir a votar jubilosas el 2 de octubre, pero que ni siquiera se sintieron convocadas. Aquí, como siempre, no se llama a la gente a construir la paz sino a aprobar la paz que los expertos diseñan bien lejos de la vereda y del barrio.

¿Quién le dijo a Santos que la firma solemne de un acuerdo de paz en un país desgarrado se hacía en una ceremonia VIP diseñada sólo para la tribuna internacional, en la ciudad más elitista del país, y dejando por fuera no sólo a la gente humilde de la propia ciudad sino hasta a los medios de comunicación nacionales?

¿No está pintada ahí la arrogancia de esta aristocracia de medio pelo que no logra diferenciar la paz de todos de un festival elitista? ¿Cómo logra el presidente soslayar el hecho de que ni siquiera el gobierno de España haya venido a respaldar su ceremonia, para no hablar de Barack Obama, que es capaz de visitar por varios días a Cuba, el mayor adversario de su país, y ni se digna acompañar a quien ha sido el socio más fiel de los Estados Unidos en el continente desde el día siguiente de la toma de Panamá?

¿Por qué dijo Santos que si perdía el SÍ al otro día recomenzaba la guerra? ¿Por qué dijo Humberto de la Calle que no había acuerdo mejor y ahora todos se disponen a mejorarlo? La paz que diseñan nuestras élites y su clase política es una paz para ellas, pero no para el país. Ahora van a intentar montar otra vez el Frente Nacional, y veremos no sólo a Uribe en Palacio sino a lo mejor el renacer de aquella vieja fraternidad que por razones electorales se revistió por un tiempo con los ropajes de la Bella y la bestia.

Ya están hablando del medio país del SÍ y del medio país del NO: que Colombia se vaya preparando para quedar una vez más por fuera del acuerdo entre los dirigentes, que cuando se odian es para ponernos a pelear entre nosotros, y cuando se unen es para borrarnos. Todavía están pensando que se puede hacer la paz sin empezar a corregir las tremendas injusticias que dieron origen a la guerra.

Pero no deja de ser alentador advertir que esta vez no les fue posible polarizar a los colombianos. De los seis millones que votaron por el sí, estoy seguro de que la mitad no cree en Santos, sino que anhela fervientemente la paz. Y de los seis millones que votaron por el NO, la mitad, más que adorar a Uribe no quieren a Santos ni a las FARC, y tienen sus razones.

Es el viejo bipartidismo el que tiene al país como está. Es la vieja dirigencia y su clase política la que se nutre de nuestras esperanzas y de nuestros desengaños. Siempre nos hacen creer que debemos sentarnos a esperar las soluciones que están diseñando, el país feliz que sólo ellos saben cómo construir. Ahora han puesto a las FARC a pedir perdón en cada esquina, y eso está bien, pero los dueños de todo, que son los responsables de todo desde hace 70 años, nunca asumen su responsabilidad. Hay que verlos: ellos son los que acusan y los que perdonan.

Y el día en que lo tengan todo bien diseñado, preparémonos para otra hermosa ceremonia VIP, a la que sí vendrán el rey de España y el presidente de los Estados Unidos. Otra ceremonia en la que no tendrán cabida esos 38 millones de colombianos que ahora quedaron por fuera, pero tampoco muchos de los que apasionadamente votaron por el SÍ y por el NO.

Porque el país de las élites colombianas es muy pequeño. Puede influir con su discurso de promesas y de rencores sobre 12 millones de personas: pero eso no significa que las vayan a dejar entrar en la fiesta.

Selección en Internet: Melvis Rojas Soris

  • Escritor y periodista colombiano

Octubre incandescente: ¡EEUU amenaza a Rusia con atentados yihadistas supuestamente ajenos!

LA JORNADA 2 de octubre del 2016 MÉXICO

Alfredo Jalife-Rahme*

Obama parece haber apostado a la putrefacción de las fronteras de Rusia y China o bien ha sido rebasado por sus “superhalcones” militares –quienes no lo obedecen más, como sugieren en forma inverosímil varias fuentes– cuando solamente le queda el mes de octubre, previo a la crucial elección presidencial del 8 de noviembre para operar su última jugada bélica.

El mandatario busca con ella impulsar a su aliada Hillary Cinton mediante su nada sorprendente sorpresa de octubre: la captura mercadotécnica de Mosul (norte de Irak), hoy en manos de los yihadistas, operación que se realizaría a partir del próximo día 19, fecha que coincide con el último debate entre Hilllary y Trump en Las Vegas. El diagnóstico global es prístino: la insostenible unipolaridad de Estados Unidos, que rehúsa compartir el nuevo orden tripolar con Rusia y China cuando propicia el caos planetario mediante su fuga bélica hacia adelante.

Octubre comienza bajo los peores auspicios, cuando se han recalentado todos los frentes incandescentes, donde EEUU, desde su declive, confronta a sus dos principales adversarios geoestratégicos –Rusia resucitada y China en pleno ascenso–, en sus linderos y/o en su periferia inmediata: desde Ucrania, pasando por el binomio Siria/Irak hasta el Mar del Sur de China, éste como corolario del reequilibrio militar y mercantil del imperio en el océano Pacífico.

Ahora dos medianas potencias nucleares, India y Pakistán, colisionan en el corazón del subcontinente indio –la región más poblada del planeta– por su prevalencia en Cachemira (frontera con China), sin contar la ausencia de negociaciones del contencioso nuclear de Norcorea (frontera con China y Rusia), que cuenta con 20 bombas nucleares, cuya grave tensión exacerba el escudo conjunto misilístico de EEUU en Sudcorea.

Las geofinanzas globales viven un similar momento previo a la quiebra de Lehman Brothers en el 2008, hoy con la espada de Damocles de la insolvencia del máximo banco alemán Deutsche Bank, que tiene en ascuas a toda Europa y al euro.

La geoeconomía global no anda bien con su falta de crecimiento, mientras las geofinanzas globales padecen la disfuncionalidad de la hegemonía del dólar, con la salvedad de la incrustación oficial de la divisa china, el renminbi, en el alicaído sistema de los derechos especiales de giro del fatigado FMI.

Con toda su cacofonía de propaganda eviscerada, está mucho peor que hace ocho años el mundo que lega Obama, postizo premio Nobel de la Paz, como lo fue el inflado polaco-bielorruso-israelí Szymon Perski –alias Shimon Peres–, padre de la bomba atómica del Estado racista/ apartheid/paria de Israel, con un máximo de 400 bombas atómicas clandestinas, y autor de la carnicería de infantes libaneses en Qana, sin contar sus atrocidades permanentes contra los palestinos. ¡Vaya paz de los sepulcros!

Los pasados lunes, martes y miércoles de la última semana de septiembre fueron angustiosos.

Lunes: el pugnaz Ashton Carter, secretario del Pentágono, anunció la modernización de las armas nucleares de EEUU con el fin de disuadir a Rusia.

Martes: ante los legisladores, el general Joseph Dunford, jefe estado mayor de las fuerzas conjuntas, se rebeló a compartir un acuerdo sobre espionaje con los rusos, en referencia al laxo ambulantaje yihadista.

Miércoles temprano: John Kerry, secretario de Estado, amenazó finiquitar toda cooperación entre su país y Rusia para acabar con la guerra civil en Siria, si Moscú, Damasco y Teherán (más la guerrilla chiíta libanesa de Hezbolá) no cesaban el asfixiante sitio de Alepo, cuyo epílogo decidirá el destino de Siria y, por extensión, de Líbano.

La etérea cooperación para el cese al fuego en Siria entre los cancilleres Kerry y el ruso Serguei Lavrov no duró mucho debido al “error accidental” del Pentágono que bombardeó Deir-Ez-Zor el 17 de septiembre, donde fallecieron alrededor de 90 soldados del régimen de Bashar al Assad, lo cual favoreció en forma indirecta a los supuestamente combatidos yihadistas y, más que nada, enfureció al Kremlin.

Miércoles por la tarde: después de los amagos de ruptura de Kerry, en forma aterradora, el portavoz del Departamento de Estado, el almirante retirado John Kirby, amenazó a Rusia con todos los males del yihadismo global, como si él conociera su operatividad y sus alcances mejor que nadie:

“Las consecuencias son que la guerra civil proseguirá en Siria, que los extremistas y grupos, extremistas continuarán explotando los vacíos que existen en Siria para expandir sus operaciones, que incluirán sin duda ataques contra los intereses rusos, quizás las ciudades rusas, y Rusia continuará enviando a casa soldados en bolsas de cadáveres, y seguirán perdiendo recursos, y aún quizá, más aviones. La estabilidad que dice buscar en Siria será más elusiva”.

¿Constituyen los yihadistas la (pre)dilecta carta geopolítica de EEUU para zaherir a Rusia, China e India y con la que pretende imponer su caos global?

Kirby confesó que obviamente no deseamos ver al régimen sirio adquirir territorio adicional en Alepo.

La captura de Alepo antes del 8 de noviembre dañará la imagen tanto de Obama como de su candidata Hillary, lo cual puede favorecer a Donald Trump.

Como los rusos no son mancos nucleares, menos ahora en la etapa de la resurrección del zar Vlady Putin, su réplica feroz no se hizo esperar.

Más allá de lo consabido de que varios grupos en Siria apoyados por EEUU operan con Al Qaeda y Al Nusra –quienes agradecen la entrega de armas del Pentágono, lo cual ha sido explotado por Lavrov–, su vicecanciller, Serguei Ryabkov, fustigó las amenazas y el chantaje, que buscan imponer soluciones favorables a Washington y sus clientes y son producto del quiebre emocional de la primera potencia mundial.

La portavoz de la cancillería rusa, Maria Zakharova, preguntó en forma sarcástica si los yihadistas a cargo de los ataques contra Rusia serían ejecutados por los moderados o los extremistas que no han podido discriminar sus ventrílocuos de EEUU.

Hasta The Washington Post admite que el empantanamiento de Rusia en Siria, que vaticinó Obama, no sucedió, cuando a la franca intervención de Moscú solamente le falta el triunfo por la vía militar o mediante las negociaciones en términos rusos.

¿Mosul por Alepo?

Según varias fuentes –de EEUU, Israel, Turquía y kurdas–, Obama adelantó la fecha del inicio de captura de Mosul por las tropas conjuntas de EU/Irak con los peshmergas kurdos, al fatídico 19 de octubre, que coincide con el último debate entre Hillary y Trump.

¿Se quedó EU sin geoestrategas y diplomáticos para únicamente optar por inalcanzables soluciones militares?

Fuera de la alucígena unipolaridad, que no aceptan más sus rivales geoestratégicos Rusia y China, en la aciaga fase de Obama, no se diga con la pugnaz rusófoba Hillary, EU se ha quedado corto de ideas para compartir el nuevo orden tripolar del que depende el resto del planeta.

  • Analista mexicano de origen libanés


¿Habría que juzgar a Vladimir Putin?

RED VOLTAIRE 12 de octubre del 2016 FRANCIA

Thierry Meyssan*

Los neoconservadores estadounidenses e israelíes consideran a Vladimir Putin responsable del resurgimiento de Rusia y desde el 2001 tratan de detenerlo, juzgarlo ante una jurisdicción internacional y condenarlo. Fiel servidor de esa estrategia, el presidente francés Francois Hollande acaba de sugerir públicamente que su homólogo ruso debe ser considerado responsable de los crímenes de los yihadistas en Siria

Durante la Segunda Guerra Mundial, el Jefe del Estado Francés que abolió la República Francesa y colaboró con la ocupación nazi, Philippe Petain, juzgó y condenó a muerte en ausencia a quien anteriormente había sido considerado su casi seguro sucesor, Charles De Gaulle, para entonces convertido en jefe de la Francia Libre.

Siguiendo el mismo esquema, el actual presidente de la República Francesa, Francois Hollande, acaba de mencionar la posibilidad de abrir un procedimiento judicial internacional por los crímenes de guerra cometidos en Siria y juzgar no sólo al presidente de la República Árabe Siria, Bachar al-Assad, sino también al presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin; palabras de las que se hizo eco –aunque con mucha más prudencia– el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

Esas declaraciones llegan en momentos en que Canadá, Estados Unidos, Francia, Holanda y el Reino Unido apoyan a los yihadistas que ocupan barrios del este de Alepo luchando allí contra el Hezbollah, Irán, Rusia y Siria.

No es nuevo este deseo de condenar a Vladimir Putin. Ya pudo verse durante la segunda guerra de Chechenia, en relación con en el tema de Ucrania y ahora en el marco de la cuestión siria. Es una idea recurrente de los neoconservadores estadounidenses e israelíes. Durante la campaña electoral rusa del 2012, Estados Unidos llegó incluso a proponer al entonces presidente ruso Medvedev ayudarlo a presentarse como candidato en contra de Vladimir Putin, financiar su campaña electoral y garantizarle pleno acceso a los círculos de los dirigentes del planeta si se comprometía a entregarles a Vladimir Putin. Lo cual, evidentemente, Medvedev no hizo.

El 29 de julio del 2015, los neoconservadores se las arreglaron para hacer llegar hasta el Consejo de Seguridad de la ONU un texto de Victoria Nuland –la esposa del líder republicano Robert Kagan, convertida entonces en portavoz de la hoy candidata demócrata a la presidencia, Hillary Clinton, en aquella época secretaria de Estado (Victoria Nuland es actualmente asistente del secretario de Estado a cargo de Europa y Eurasia). Aquel texto proponía la creación de un tribunal internacional especial para juzgar a los autores de la catástrofe del vuelo MH17, derribado sobre Ucrania, incidente que costó la vida a 298 personas. La proposicion mencionaba una Comisión Investigadora Internacional en la que Rusia figuraba oficialmente como miembro, pero cuyos demás integrantes la habían excluido, lo cual hacía posible endilgar la responsabilidad a Rusia así como juzgar y condenar a Vladimir Putin.

Rusia mostró que era absurdo crear un tribunal internacional para ocuparse de algo que era más bien un hecho criminal de crónica roja, al tiempo que mostraba igualmente el carácter tendencioso de aquel procedimiento y recurrió al veto. La prensa occidental minimizó aquella maniobra de Occidente.

Washington considera, con toda razón, a Vladimir Putin como el arquitecto de la reconstrucción de Rusia posterior a la disolución de la URSS y al periodo de saqueo que marcó la era de Boris Yeltsin (cuyo gobierno “ruso” fue conformado en las oficinas de la NED. En Washington se imaginan, erróneamente, que si sacan a Putin del juego será posible rebajar nuevamente a Rusia a lo que fue hace 20 años.

El presidente francés Hollande hizo saber a su homólogo ruso que no lo acompañaría en la inauguración de la nueva catedral ortodoxa de París, prevista para el 19 de octubre, que se limitaría a recibirlo en el Palacio del Elíseo, sede de la presidencia de Francia, y que la conversación con él tendría que abordar obligatoriamente la situación en Siria.

El presidente Putin simplemente decidió posponer sine die su viaje a Francia. Su vocero declaró que el presidente ruso está dispuesto a viajar a París cuando su homólogo francés “se sienta cómodo”, reacción que recuerda la manera de actuar de un adulto ante el capricho de un niño malcriado.

El actual desencuentro entre el presidente Hollande y la Federación Rusa tiene que ver simultáneamente con el tema de Ucrania (rechazo ruso del golpe de Estado nazi en Kiev, reincorporación de Crimea a la Federación Rusa y respaldo ruso a la República del Donbas) y con la cuestión de Siria (rechazo del intento yihadista de golpe de Estado y respaldo a la República Árabe Siria). Es poco probable que ese desacuerdo se resuelva antes de que termine el mandato presidencial de Hollande o con su sucesor –si resultara electo Alain Juppé, como parecen indicar actualmente los sondeos. Tanto Hollande como Juppé han vinculado sus destinos personales con Washington, a expensas de las vidas de miles de sirios.

Oficialmente favorable a la proposición de Francia, el ministro británico de Exteriores, Boris Johnson, llamó a los súbditos de su graciosa majestad a realizar manifestaciones ante la embajada de Rusia en Londres, en una especia de respaldo a la campaña contra el gobierno de Putin que en realidad prefigura una retirada del Reino Unido de los problemas vinculados al tema de Siria.

Selección en Internet: Melvis Rojas Soris

  • Periodista y activista político francés

Los peligros globales

POR ESTO! 14 de octubre del 2016 MÉXICO

Pedro Díaz Arcia*

La creciente turbulencia en la contienda electoral de Estados Unidos no debe desviarnos de temas de carácter prioritario para la seguridad mundial, en el marco de un incremento de tensiones entre Washington y el Kremlin, en el contexto de un impetuoso desarrollo de la llamada “cuarta revolución industrial”.

Esta nueva revolución caracterizada por la creciente interacción de tecnologías de avanzada “cambiará el mundo tal como lo conocemos”, según científicos de diferentes esferas del quehacer productivo y social. Es decir, transformará la forma en que vivimos y, de ser así, creo que también la forma en que pensamos, porque el hombre piensa según vive.

Además, todo sucederá a gran escala y a toda velocidad. Sin dejar fuera del impacto el mercado del empleo, la desigualdad en los ingresos, la seguridad geopolítica y la incidencia en los patrones éticos en cualquier rincón del planeta.

Por supuesto, los principales beneficiados serán los países industrializados y las grandes corporaciones que podrían incorporar más de 14 billones de dólares a la economía mundial en los próximos 15 años. ¿Cuánto de ese monto aliviará el hambre, la falta de asistencia médica en el mundo, la desnutrición infantil, o disminuirá las tasas de mortalidad por enfermedades fácilmente curables?

¡No sabemos! La ciencias económicas no tienen calado para entrar en esos puertos.

Mientras, un total de cincuenta armas nucleares estadounidenses en la base aérea de Incirlik en Turquía, no lejos de la frontera con Siria, corrieron el riesgo de caer en manos de “terroristas u otras fuerzas hostiles”, advirtió en agosto un informe publicado por el grupo de reflexión independiente Stimson Center. Aunque la preocupación ya latía en el seno de la sociedad estadounidense, se recrudeció a partir del frustrado golpe de Estado contra el presidente Recep Tayyip Erdogan, cuando el propio jefe de dicha instalación nuclear era uno de los conspiradores.

Más de ocho mil militares, involucrados en el intento, eran terroristas. Como dijo una de las protagonistas del informe: la seguridad mundial está en una ruleta rusa.

Steve Andreasen, ex director de Defensa y Control de Armas del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, afirmó entonces en el diario Los Angeles Times: “A pesar de que hasta ahora hemos evitado la catástrofe, tenemos muchas pruebas de que la seguridad de las armas norteamericanas en Turquía puede cambiar de un día para el otro”. Pero el Departamento de Defensa guardó un significativo silencio.

En la última edición de su programa Noticias de la Semana, Dmitry Kiselyov, presentador favorito del presidente Vladimir Putin, dijo que el “comportamiento insolente” de Estados Unidos hacia Rusia podía tener “consecuencias nucleares”. Rusia ha realizado importantes movimientos militares: el envío de tres barcos de guerra de la Flota del Mar Negro al Mediterráneo, con misiles teledirigidos capaces de portar cabezas nucleares; el despliegue de misiles, con capacidad nuclear, en el enclave de Kaliningrado, en la frontera con Polonia; también suspendió tres acuerdos nucleares con Estados Unidos.

Por otra parte, el jefe de redacción de la revista Russia in Global Affairs, Fyodor Lukyanov, alertó “esta es la situación más peligrosa desde la Guerra Fría, para concluir con una aventurada alerta a Washington, “Si quieres una confrontación, la vas a conseguir en todas partes”.


Selección en Internet: Inalvys Campo Lazo

  • Investigador y analista político cubano