Portal:Panorama Mundial/DE LA PRENSA/2016-10-28

¿Cuál será el resultado de las elecciones presidenciales en EEUU?

Miguel A. Núñez Martín*

Falta poco más de una semana para que EEUU celebre sus elecciones presidenciales, el 8 de noviembre, y continua agitándose una campaña electoral cargada de sucios manejos, a los que se apela para derrotar al candidato oponente entre los dos partidos dominantes mientras el resto de los aspirantes inscriptos sólo constituyen la expresión de intentos sin posibilidades, aun cuando el nivel de insatisfacción hacia los candidatos demócrata y republicano les permita recibir un porcentaje mayor en el voto popular de lo normalmente previsible.

Las propuestas de acciones políticas futuras, que pudieran sustentar el alcance de programas en beneficio de los acuciantes problemas de la sociedad estadounidense y de su proyección como país -aun desde la condición de primera potencia imperialista-, se pierden en un rejuego de descalificaciones a la actuación personal.

Como nunca antes en contiendas electorales de esta nación que se puedan rememorar, se ha puesto de manifiesto tal nivel de degradación, que caracteriza al aludido sistema democrático en los Estados Unidos. Sus medios de difusión forman parte, alientan y promueven la imagen y los ataques que uno u otro candidato presenta a su oponente.

A los debates presidenciales se les evalúa por la efectividad de los golpes se propinan y la capacidad y efectividad de los contra ataques, incluso esperando que pueda generarse un nocaut como en una pelea estelar de boxeo, y no por la riqueza o debilidades de sus propuestas políticas. Ante algo así, las batallas entre los gladiadores en el circo romano resplandecen por su sentido del honor y valentía.

La candidata demócrata Hillary Clinton cuenta con la mayor preparación y experiencia para desempeñar la presidencia de EEUU, la más preparada desde George Bush padre. De ser electa, sería la primera mujer en la historia estadounidense en ocupar dicha responsabilidad. Dispone de una fuerte maquinaria proselitista organizada en todo el país y una disponibilidad de fondos financieros superior a Trump para la fase final en la promoción de su nominación, sin contar con apoyos indirectos por otras vías.

La candidata demócrata goza del respaldo de la gran maquinaria de su partido, que le permitió obtener la nominación luego de triunfar en 28 estados, pero que obligó a rejuegos, maniobras y acciones de descrédito para descartar las aspiraciones del senador Bernard Sanders, quien aún con menos recursos financieros y la oposición de la maquinaria dominante demócrata, logró ganar las contiendas de primarias y caucus en 22 estados, con un respaldo significativo entre electores jóvenes, mujeres y otros sectores.

Donald Trump multimillonario sin experiencia política previa se presentó como aspirante presidencial por el Partido Republicano. La maquinaria tradicional y dominante del Old Party actuó contra él, pero ninguna de las figuras políticas que le acompañaron como contendientes pudieron tener un resultado favorable en los eventos de las primarias y caucus. Unos retiraron sus aspiraciones desde fechas tempranas, y otros, como el senador Ted Cruz por Texas, en una etapa final, luego de triunfar en solo 9 estados.

Trump ha estado apelando desde un primer momento a la idea de que él representa una alternativa diferente al establishment político de Washington, tanto republicano como demócrata, con una suerte de declaraciones y propuestas populistas y conservadoras, en las que se resalta lo que significa su experiencia como hombre de negocios. En ellas ha evidenciado posturas controversiales y erráticas, por lo que ha propiciado una evaluación en su contra que lo juzga como un político no calificado para ejercer la presidencia del país.

Sin embargo, logró imponer su triunfo como aspirante a la presidencia, ganó los eventos electorales republicanos en 35 estados con el respaldo de 13,3 millones de votos, por lo que no fue posible a las fuerzas del liderazgo del partido impedir su nominación en la Convención Nacional y que se adoptara la plataforma política republicana más conservadora de los últimos años. Parecía que el liderazgo republicano se aprestaba a respaldar la opción Trump a regañadientes, aun cuando determinadas voces no dejaban de expresar su insatisfacción, pero era la alternativa que tenían para tratar de derrotar a Hillary Clinton.

El magnate neoyorquino llegó a este resultado porque pudo ganar a su favor el voto mayoritario dentro de los hombres blancos, dentro de las bases de los seguidores del llamado Tea Party y de distintas expresiones de la derecha evangélica religiosa, como fuerzas fundamentales. A pesar del carácter controversial y cuestionable de muchas de sus propuestas políticas, para esa gran masa no despreciable de votantes, Donald Trump constituye una alternativa diferente a los rejuegos del establishment político. Ellos esperan que pueda hacer algo distinto en favor de sus posiciones,.que cuestionan el estado de decadencia en que se encuentra la nación.

Según Robert P. Jones, presidente de uno de los principales centros encuestadores de EEUU, el Public Religion Research Institute (PPRI), el 62% de la clase trabajadora estadounidense y el 70% de los protestantes evangélicos señalan que el país ha experimentado un período de declinación en los últimos 60 años. Este porcentaje es aún más alto entre los republicanos y quienes apoyan a Trump, pues el 68% de ellos piensan que la vida en su país ha empeorado, mientras que en los demócratas el 66% valora que ha mejorado.

A modo de ejemplo, se cuestiona la postura de Trump de construir un muro en la frontera con México para detener la migración ilegal y también los juicios despectivos y denigrantes que ha vertido sobre dichos emigrantes, pero de poner en vigor dicho plan, ante una eventual victoria en noviembre, en realidad no haría otra cosa que concluir o perfeccionar el muro que se ha estado edificando a través de años.

El fenómeno de la xenofobia contra los emigrantes ilegales se ha ido incrementando en EEUU y otros países de culta Europa que también apelan a muros y otras medidas contraproducentes y represivas. Desde otro ángulo, la administración Obama es la que más expulsiones de emigrantes ilegales ha realizado de los últimos gobiernos norteamericanos. Ya en esta fase final de la campaña, que se inició con la conmemoración del Día del Trabajo, el pasado 5 de septiembre, y con la celebración de los tradicionales debates presidenciales, han continuado predominando diferentes acciones y ataques de descrédito con filtración de informaciones, particularmente del campo de la intimidad personal de los contendientes, mientras continua brillando por su ausencia la profundización en las políticas a desarrollar hacia el futuro.

Antes del segundo debate entre Trump y Hillary Clinton, el 9 de octubre, el periódico The Washington Post reveló el contenido de un video del año 2005 donde el magnate neoyorquino hace referencias soeces, ofensivas y machistas en su relación para con las mujeres. De inmediato se generó un conjunto de declaraciones de condena e incluso la solicitud de que renunciara como candidato a la presidencia por parte de distintas figuras del Partido Republicano, y algunos anunciaron el retiro de su respaldo político, a lo que se han sumado comentarios y análisis de prensa y otras consideraciones para reafirmar que ello es una evidencia más que lo descalifica para llegar a ocupar la silla presidencial.

No es la primera vez que se apela a recursos de tal naturaleza para desacreditar, impedir o dificultar la elección de candidatos a la presidencia u otros cargos políticos por haber consumido drogas en su juventud, por antecedentes de alcoholismo, por tener relaciones sexuales contrarias al apego a los ¨cánones morales aceptados o por acciones fraudulentas en negocios, entre otras, pero muchos de ellos han resultado elegidos y posteriormente, en el ejercicio de su mandato, han incurrido en acciones aún más negativas y graves, como la mentira y manipulación política por parte del Presidente para justificar la agresión contra Iraq en el 2003.

No en balde en este rejuego de filtraciones negativas resulta sospechoso que en el difundido video del 2005 que atribuye conductas sexuales poco éticas a Trump estuviera participando el joven periodista de la cadena de televisión NBC, Billy Bush, quien sería presentador del programa para el cual había sido invitado el magnate norteamericano. Como curiosa coincidencia, Billy Bush es sobrino de George Bush padre y primo hermano del expresidente George W. Bush y de su hermano Jeb Bush, quien aspiraba este año a la nominación presidencial. El clan Bush se opone a la elección de Trump. La NBC ha suspendido a Billy Bush de su labor como presentador en el popular programa matutino Today”, pendiente de una revisión mayor del tratamiento de este asunto”.

Trump ha expresado disculpas por sus alusiones en dicho video en un intento por disminuir el efecto negativo, y por otro lado, contraatacó aprovechando el segundo debate presidencial, para recordar a la opinión pública referencias directas a acciones en las que incurrió el expresidente William Clinton en este campo, incluso en el ejercicio de su mandato. Pero en los días subsiguientes continuaron divulgándose por diferentes mujeres acusaciones contra el magnate de los bienes raíces por actos de acoso sexual cometidos contra ellas, que se propalan y amplifican a través de los medios de difusión.

Diferentes líderes republicanos del Senado, la Cámara de Representantes, gobernadores, entre otros, han continuado desasociándose de la campaña del magnate estadounidense o retirándole su apoyo, acrecentando una estampida en su contra. Incluso han hecho anuncios de que votarían por la Clinton.

Nunca antes en las elecciones presidenciales de los últimos 50 años, se ha puesto de manifiesto tal nivel de oposición en el liderazgo demócrata o republicano contra el candidato nominado por el partido correspondiente. Los juicios emitidos por distintos políticos republicanos evidencian que tienen temor a identificarse con Trump y que el deterioro creciente de su imagen y su derrota electoral incida negativamente en los resultados de las contiendas para la Cámara de Representantes, el Senado y otros puestos electivos, que den así al traste con la mayoría republicana que hoy detentan.

Esta división a lo interno dentro de los republicanos es un factor que favorece a la candidata demócrata y a otras campañas de contendientes de dicho partido, pero cómo incidirá en la masa de votantes que respaldan a Trump, cuando se pone de manifiesto que la maquinaria política republicana que actúa en el marco del tradicionalismo y del establishment de Washington se aparta del nominado que obtuvo esta representación por el apoyo del voto popular y a partir de la esperanza de contar con una figura que defienda la necesidad de renovación y cuestionamiento de todo ese manejo tradicionalista.

Trump ha respondido que ahora se siente más libre y se ha soltado de las ataduras a algún compromiso con el liderazgo republicano. Es una situación, que como ya apuntamos no tiene antecedentes en eventos previos, y por lo tanto difícil de evaluar, pues no puede apreciarse solo a una escala nacional sino en los estados más contenciosos donde aún no aparece un claro ganador y que podrían inclinar los resultados electorales en una u otra dirección a través del llamado colegio electoral.

En este escenario, si el abstencionismo creciente en las elecciones norteamericanas no incide negativamente contra la gran coalición de votantes que apoya tradicionalmente a los demócratas, Hillary Clinton posee una ventaja significativa. En la última elección presidencial, 71% de los latinos, 73% de los descendientes de asiáticos y 93% de los negros votaron por Barack Obama. Además, en la citada elección del 2012, dos tercios de los jóvenes menores de 30 años votaron por Obama.

Esta ventaja, sin embargo, se ve algo reducida por las bajas tasas de participación en las elecciones de las minorías étnicas, y en particular de los latinos, comparados con los anglosajones.

De acuerdo con la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos y Designados (NALEO) este año 27,3 millones de latinos son elegibles para votar. Sin embargo la proyección de NALEO es que participen unos 13,1 millones de electores hispanos.

Otro elemento favorable lo puede constituir el voto de las mujeres , por ser Hillary Clinton la primer mujer que puede dirigir los destinos de la Casa Blanca y todo el cuestionamiento negativo contra Trump por actos lascivos que incrementa el rechazo hacia el mismo. Las mujeres en promedio acuden más a las urnas que los hombres en EEUU. En las elecciones pasadas, 55% votaron por el actual presidente.

La Clinton cuenta con un partido unido tras su nominación; el presidente Obama, que cuenta con popularidad, realiza una amplia campaña en su apoyo; el senador Bernard Sanders continua apelando a sus seguidores para que respalden a la candidata demócrata ante la posibilidad de poder promover políticas favorables para el país y la importancia que tiene derrotar al magnate Trump. Hillary posee una ventaja de importancia en el balance conjunto más reciente de las encuestas de popularidad que se han realizado.

Sin embargo, también existe cuestionamiento a la actuación que ella ha tenido en su vida política en estos 30 años. No es sólo la primera mujer en poder ser electa presidente sino que establecería nuevamente en la Casa Blanca a la familia Clinton, que cuenta con respaldo de seguidores, pero también con importante rechazo. Asumiría la presidencia la expresión de una figura de renombre del establisment. político tradicional del país, que independientemente de que trate de promover su sello en las decisiones políticas, estará apegada a la necesidad y conveniencia de la negociación y el compromiso en favor de esas fuerzas.

Veamos que ocurre en estos últimos días en la contienda electoral, cuánto nuevo lodo se derrama y cuál es el resultado del voto final que se emita el 8 de noviembre.

Este proceso tiene características diferentes a otros eventos precedentes con un candidato como Donald Trump cuestionado desde muchos ángulos, que busca erigirse como un populista-nacionalista-conservador y que para muchos es un multimillonario exitoso.

De lograr triunfar, en contra del pronóstico más generalizado, requerirá conformar una coalición de gobierno, luego del descalabro a lo interno en el Partido Republicano, pero no en contraposición a los intereses dominantes en el sistema imperialista que rigen al país.

  • Analista político cubano

Evidentemente The Washington Post no sabe leer

Arthur González*

Como si fuera un boxeador a punto de recibir un knock out, el diario The Washington Post lanza golpes a ciegas contra la nueva Directiva Presidencial, PPD-43, firmada por Barack Obama, sobre la política de Normalización de las Relaciones con Cuba, acusándolo de enviarle un mensaje equivocado al presidente cubano Raúl Castro.

Es sabido que ese diario estadounidense defiende los intereses más reaccionarios de la comunidad cubana radicada en Estados Unidos, con especial preferencia de los miembros de la mafia terrorista anticubana de Miami, integrada por esbirros del dictador Fulgencio Batista y sus descendientes; asesinos, torturadores y ladrones, que sienten odio visceral por la Revolución.

Recientemente el FBI desclasificó documentos sobre esos cubanos, ratificando sus acciones terroristas en Estados Unidos, por tanto, la verdad sale a flote respecto a esos autotitulados “exiliados”, cuando realmente muchos son prófugos de la justicia cubana por cometer delitos comunes.

En sus ataques a la mencionada Directiva, ese diario demuestra su incapacidad para leer e interpretar la letra de la misma, que en ningún momento pretende ayudar al gobierno cubano.

Para demostrar que las intenciones de Estados Unidos continúan la misma línea trazada en el 1959 por el presidente Dwight Eisenhower, solo deben prestarles atención a los proyectos para desmontar el socialismo desde adentro, en una simbiosis filosófica con el “Proyecto Democracia”, aprobado por el presidente republicano Ronald Reagan, con el cual logró acabar con el socialismo en Europa del Este.

La candidata presidencial por el partido demócrata, Hillary Clinton, lo confirmó en agosto del 2015 en Miami, cuando defendió la nueva política hacia Cuba, al afirmar:

[…] “pude comprender que nuestra política de aislar a Cuba estaba fortaleciendo las garras de Castro en el poder en vez de debilitarlas, lo cual perjudicaba nuestros esfuerzos para restablecer el liderazgo de Estados Unidos en todo el hemisferio […] estábamos ayudando al régimen para que mantuviera a Cuba como una sociedad cerrada y controlada, en vez de promover la apertura positiva a la influencia externa en la misma forma que lo hicimos de forma tan efectiva con el antiguo bloque Soviético y en otros lugares…”

Los periodistas de The Washington Post parece que no comprenden que las relaciones diplomáticas no persiguen ayudar al gobierno socialista, sino minarlo desde adentro al ejercer influencia directa sobre su población, mediante el traslado de los valores que defiende Estados Unidos, y poco a poco trabajar a los jóvenes, y a aquellos cubanos que está acogidos a las licencias otorgadas por el gobierno para el trabajo privado.

Si fueran más astutos e inteligentes esos que acusan a Obama, pudieran descifrar lo que este pretende alcanzar de una forma más práctica y sutil, ya que casi 60 años de una política obtusa no dio los resultados esperados y sí la pérdida de cientos de miles de millones mal empleados, algo reconocido incluso por el ex jefe de la Sección de Intereses en La Habana, que puede leerse en los cables publicados por el sitio WikiLeaks.

En la cuestionada Directiva, DPP-43, se dice en perfecto inglés, que “Estados Unidos seguirá trabajando por el aumento de los lazos pueblo a pueblo, el respeto de los derechos humanos y los valores democráticos”, según los conceptos de la política yanqui.

Al mencionar el tema de los viajes a la Isla, expone que el aumento de los mismos tiene como propósito “el desarrollo de un sector privado que ofrezca mayores oportunidades económicas”, o sea que la mejoría de esa porción de la población cubana les muestre a los trabajadores estatales que el sistema capitalista es superior al socialismo.

Por supuesto, para darse cuenta de las dobles intenciones de ese programa, hay que tener un mínimo de inteligencia y al parecer es algo que no abunda en The Washington Post.

Cuando Obama autorizó las negociaciones para “el aumento del acceso a internet e impulsar la conetividad de los cubanos, especialmente de los jóvenes para intercambiar información e ideas”, no fue para mejorar sus habilidades científicas y culturales, sino para seguir al pie de la letra lo expresado en el 1996 por la RAND Corporation, del Instituto de Investigaciones para la Defensa Nacional de Estados Unidos, en un estudio presentado al Departamento de Defensa, titulado “Las telecomunicaciones cubanas, las redes de computación y sus implicaciones en la política de Estados Unidos”.

Lo recomendado por esa Corporación fue:

“Ayudar a la apertura en Cuba y forzar el surgimiento de una sociedad civil independiente para alentar el enlace de Cuba a Internet, utilizar Internet para transmitir noticias y análisis balanceados, promover el uso de Internet por ONG cubanas, universidades y otros destinatarios”.

En ese mismo camino, en marzo del 2005, Roger Noriega, Subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental, afirmó en una audiencia congresional:

“Estados Unidos flexibilizó los requisitos de las licencias para que, por primera vez, puedan ser entregadas computadoras personales de alta velocidad, a grupos de la sociedad civil en Cuba”.

¿No hay cultura entre los periodistas del diario washingtoniano para recordar que en un evento celebrado en el 2012 por la Fundación Heritage de Estados Unidos y Googles Ideas, se elaboró un informe para el gobierno norteamericano, donde se recomendó la creación de una red WIFI remota para posibilitar el acceso a Internet de los cubanos?

En ese conclave, el Senador Marco Rubio, participante en el mismo, aseguró:

“El sistema totalitario cubano podría derrumbarse, si todos los cubanos tuvieran libre acceso a Internet, pues Cuba seguiría la misma suerte de aquellos países que pasaron la Primavera Árabe”.

Esos miopes que no alcanzan a ver lo expuesto en la PDD-43, deben saber que en la política de Estados Unidos hacia Cuba nada es casual y menos bondadoso; solo hay que leer lo que asegura la misma:

“Vamos a continuar pronunciándonos en favor de los derechos humanos, incluidos los derechos a la libertad de expresión, religión, asociación y reunión pacífica como lo hacemos en todo el mundo. Nuestra política está diseñada para apoyar la capacidad de los cubanos de ejercer sus derechos humanos universales y libertades fundamentales, con la expectativa de que un mayor comercio ofrezca a un segmento más amplio de la población cubana la información y los recursos necesarios para lograr un futuro próspero y sostenible”.

Por suerte, los cubanos si saben leer y bien, por lo que no resultará fácil engañarlos, ni siquiera cuando la PDD-43 afirma:

“El Departamento de Defensa (DOD) seguirá tomando medidas para ampliar las relaciones en materia de defensa con Cuba en lo que favorezca los intereses de los Estados Unidos… El DOD apoyará la inclusión de Cuba en el sistema interamericano de defensa y en las conferencias regionales de seguridad y defensa, que le proporcionarán a Cuba un papel en la estabilidad hemisférica”.

En ese aspecto, lo que hacen ahora es aplicar la recomendación presentada en el 1999 por analistas del Council on Foreign Relation, donde platearon:

“Llevar a cabo medidas constructivas para lograr la confianza militar a militar. Mientras más confiados estén los militares cubanos de que Estados Unidos no tomará ventajas militares de una apertura política o económica, será más factible que elementos de las fuerzas armadas cubanas toleren o apoyen tal apertura”.

60 años han servido de preparación y entrenamiento al pueblo cubano y las nuevas generaciones conocen la verdadera historia y nadie los puede adormecer con cantos de sirena, todos saben lo que está en juego, la soberanía de la patria.

La Casa Blanca y el Consejo de Seguridad Nacional están convencidos de que las medidas actuales están en camino correcto para materializar sus aspiraciones.

Los funcionarios de los ministerios tampoco podrán ser envueltos en la miel envenenada que desean hacerles tragar, con la posibilidad de otorgarles visas para visitas familiares, recibir remesas y paquetes desde Estados Unidos.

Esa estratagema es añeja, conocida, e incluso desclasificada, pudiéndose leer en un informe del 15.08.1968, cuando el Departamento de Estado y la CIA analizaban la necesidad de un cambio de política hacia Cuba, y la Agencia quería que se le autorizara:

[…] abordar a los líderes cubanos alrededor de Castro para asegurarles que Estados Unidos no desea echar por tierra o borrar los logros de la Revolución, y están preparados para cooperar con ellos, y apoyarlos en lo que fuera posible, en un régimen posterior a Castro, a cambio de que cooperen de forma encubierta para la CIA, proporcionando información y quizás, hasta realizar una acción oportuna que acelere la sustitución de Castro como líder del país”.

Contra Cuba todo está ensayado y la PDD-43 lo que ha hecho es plasmarla en un lenguaje menos ríspido y más edulcorado, para que solo los incautos piensen que existe la posibilidad de una mejoría en las relaciones, aunque a todas luces no hay modificación en los puntos vitales que afectan el desarrollo del sistema pues como dice la misma:

“…está guiada por los intereses de seguridad nacional, tal y como están descritos en la Estrategia de Seguridad Nacional del 2015”.

La guerra económica, como califica la CIA al supuesto embargo, se mantiene, los programas y el financiamiento para el desarrollo de acciones de la contrarrevolución siguen inamovibles, la Radio y TV Martí, igual que la Ley de Ajuste Cubano como pieza clave de la manipulación de la emigración y el robo del personal de la Salud en el exterior. Mientras, la revocación del contrato de arrendamiento del territorio cubano que ocupa la Base Naval en Guantánamo, ni aceptan discutirlo.

Con todos estos argumentos nadie podrá creerle a The Washington Post, cuando asegura que el mensaje de Obama a Raúl Castro es “haz lo que quieras”; porque más bien el enviado es: “créete que deseo ayudarte”.

Ante situaciones como estas José Martí sentenció: “!Qué tristeza, ver tanto y saber tan poco”!

  • Analista político cubano