Portal:Panorama Mundial/DE LA PRENSA/2016-11-03

Casi 25 mil reclusos se mantienen en huelga en 50 prisiones de EEUU

TIEMPO ARGENTINO 23 de octubre del 2016 ARGENTINA

Mientras las autoridades estadounidenses utilizan la retórica satánica de los derechos humanos contra los gobernantes de ls naciones que no se le subordinan, millones de sus conciudadanos son sometidos cada día a atropellos que pueden calificar como esclavitud. El presente artículo ilustra esta contrastante realidad. (NR)

El principal reclamo se refiere a las condiciones de trabajo, a las que califican de "esclavitud moderna", tanto en establecimientos estatales y federales, como en privados. La protesta ha pasado desapercibida para la mayoría de los medios

Unos 24 mil reclusos en 50 prisiones de 12 estados de EEUU llevan adelante desde hace unos 40 días diferentes huelgas en reclamo de mejores condiciones de trabajo y como denuncia a la brutalidad brutalidad policial, pero la protesta ha pasado inadvertida para la mayoría de los medios locales.

Las protestas comenzaron el 9 de septiembre, fecha en que se conmemoraba el aniversario 45 de la masacre en la prisión de Attica, en el estado de Nueva York, que culminó con la muerte de 33 presos y de otras 10 personas entre oficiales y funcionarios civiles, luego de que las autoridades reprimieron un motín.

El principal reclamo de los reclusos se refiere a las condiciones de trabajo, que califican de "esclavitud moderna" tanto en las prisiones estatales y federales, como en las privadas, según el sitio web Vox.

En varias prisiones los internos se están negando a trabajar, lo que ha causado problemas de funcionamiento en algunos establecimientos.

Mientras en varios estados los presos son obligados a trabajar dentro de las prisiones por unos pocos centavos por hora, en otros como Arkansas (sudeste), Texas (sur) y Georgia (sudeste) son forzados a realizar tareas de forma gratuita.

La enmienda 13 de la Constitución de EEUU, que abolió la esclavitud en el 1865, habilita de hecho el trabajo gratuito como castigo para las personas convictas por un delito.

En otras instalaciones los presos iniciaron huelgas de hambre en reclamo de mejores condiciones de reclusión y como denuncia ante situaciones de abuso de parte de los funcionarios.

Según la revista The Nation, en Kinross Correctional Facility, en el estado de Michigan (norte), los reclusos fueron abordados por un grupo de oficiales armados con "rifles, gas pimienta y escudos" cuando protestaban pacíficamente en uno de los patios de la prisión.

Aproximadamente unos 150 fueron esposados y dejados a la intemperie, bajo la lluvia, durante unas cinco o seis horas, señala la revista citando al medio Detroit Free Press.

En el estado de Wisconsin (norte), donde varios presos estaban en huelga de hambre desde antes del 9 de septiembre, en protesta por la utilización de la medida de aislamiento como sanción disciplinaria, algunos reclusos fueron alimentados por la fuerza, consigna Vox.

Nuevas protestas en varias prisiones se desarrollan desde el 15 de octubre hasta el domingo 23.

Según los últimos datos del gubernamental Buró de Estadísticas Judiciales, correspondientes al 2014, unos 2,2 millones de personas están presas en EEUU.

Se estima que entre 700 mil y 900 mil presos realizan algún tipo de trabajo intramuros, con una paga promedio de 20 centavos de dólar la hora, según datos de la organización The Marshall Project.

El salario mínimo establecido por el Gobierno federal a julio del 2015, es de 7,25 dólares la hora.

La tasa de encarcelamiento de EEUU es de 693 presos cada 100 mil habitantes, la segunda más elevada del mundo, detrás de las islas africanas de Seychelles.

El 22% de todos los presos del mundo están en cárceles estadounidenses.

Selección en Internet: Raquel Román Gambino

Urge salvar a Haití de la pobreza y el olvido

CANARIAS-SEMANAL 25 de octubre del 2016 ESPAÑA

Aunque muy poco se informa al respecto, el alcance de la colaboración llegada a Haití en medio de sus sucesivas desgracias es nimia. El estado deplorable de su población y la desprotección ante los fenómenos naturales como el huracán Mattthew, que acaba de dejar centenares de muertos, así lo confirman

Orlando Ruiz Ruiz*

Haití duele como una herida honda que no logra sanar. Puede asegurarse que nadie que habite hoy en cualquier sitio de la devastada nación del Caribe insular, marcada por las sacudidas del planeta y la furia de los huracanes, guarde recuerdo alguno de haber vivido tiempos de bienestar.

Pero en esta tierra no siempre se enseñoreó la miseria, hace poco más de dos siglos la nación caribeña producía las tres cuartas partes del azúcar mundial. Las sucesivas intervenciones extranjeras y la voracidad de la dictadura de los Duvalier abrieron las puertas al saqueo más despiadado y condujeron al país en un breve lapso a la pobreza y el desamparo.

Los intentos por emanciparse se desvanecieron siempre ante la presencia de los fusiles estadounidenses y las presiones económicas: dos golpes de Estado contra Aristide -el presidente que surgió de la voluntad popular- e incontables acciones políticas truculentas así lo confirman.

Hace algo más de dos décadas la reportera cubana Flor de Paz, que visitó entonces a los médicos cubanos que ya prestaban servicios de colaboración en la isla, relata: "por el borde de las calles y caminos corre el agua de los vertederos. Allí es frecuente ver gente que orina o corrige, pero también niños que enjuagan sus manos o hacen navegar un barco de papel, en inocente desafío a la enfermedad.

“La estampa de Puerto Príncipe antes de ser barrida por el terremoto y los huracanas era ya la de una ciudad de amargos contrastes: modernos automóviles que circulaban por las estrechas calles y caminos sin asfaltar, rodeados de una multitud de transeúntes en perenne movimiento entre el polvo con cestas o cualquier tipo de artefacto sobre sus cabezas.

“Esta urbe nació en las faldas de un sistema montañoso que forma parte de casi todo el territorio haitiano. La ciudad nunca ha prosperado, pero ha crecido hacia arriba. La lucha por la supervivencia de los pobres y el intento de evasión de los más ricos se fue convirtiendo con los años en un maratón interminable. Unos agarraban a como se podía sus chozas a las laderas; otros, los más afortunados, afincaban los cimientos de sus palacetes en lo alto”.

El terremoto aplicó a todos su justicia; luego avalanchas y deslaves como los provocados por el huracán Matthew han completado la obra destructora.

Para los grandes medios tal parece que el desastre comenzó el 12 de enero del 2010; pero hace 20 años cifras oficiales indicaban que el 70% de los haitianos no tenía empleo, mientras la deuda con los Estados Unidos y la Unión Europea, superaba ya los 900 millones de dólares. Por esa época las Naciones Unidas habían reconocido ya que igualmente el 70% de los habitantes de Haití vivía por debajo del nivel de pobreza, y no había grietas en la tierra.

La tragedia para este pueblo no es un fenómeno nuevo. Como relata también la citada periodista tras la presencia de los primeros médicos cubanos en Haití: “Para los haitianos el que está enfermo se tiene que morir, porque salvarse siempre ha costado muy caro y están muy entronizadas las predestinaciones religiosas que justifican en las personas pobres esta realidad”.

Son precisamente los médicos y enfermeras enviados por Cuba desde hace más de tres décadas los que han ayudado a borrar ese concepto fatalista entre la población de los barrios insalubres

Tras el terremoto las naciones más poderosas prometieron perdonar la deuda, pero nadie sabe cuál de ellas. En ese entonces, el 40% estaba en propiedad del Banco Mundial, el otro 40% del adeudo era con el Banco Interamericano de Desarrollo, y del 10% correspondía al Fondo Monetario Internacional.

Aunque poco se informa al respecto, el alcance de la colaboración brindada a Haití en medio de sus sucesivas desgracias es nimia. El estado deplorable de su población y la desprotección ante los fenómenos naturales así lo confirman. Son precisamente estas instituciones crediticias las que convirtieron con sus políticas de choque a la nación del Caribe en un país mendigo. Mientras tanto Cuba, abatida también por las furias de la naturaleza, sigue mandando sus médicos a sanar las nuevas heridas

El gobierno de Estados Unidos “conmovido” por el terremoto del 2010 dijo que iba a dedicar “miles de millones de dólares para ayudar al pueblo haitiano”. En los días posteriores al desastre comenzó enviando dos mil soldados y 250 "sanitarios". En las semanas siguientes la ayuda se redujo al envío de 14 mil marines, el aumento del presupuesto militar y alguna que otra migaja. Según revelaciones del Centro de Noticias de la ONU que cita al vocero de la organización, Stephan Dujarric, de los 120 millones de dólares solicitados para remediar en lo esencial las afectaciones dejadas por el huracán Matthew, se han recibido apenas 15 millones hasta el momento.

Contrastantemente, la reportera cubana Morelys Morales da cuenta en un artículo difundido en las redes hace pocos días, que el presupuesto aprobado por la ONU para las “fuerzas de mantenimiento de la paz”, del 1ro de julio del 2016 hasta el 30 de junio del 2017, asciende a 345 millones 926 mil 700 dólares, o sea, más del doble de lo que requería Haití en ayuda inmediata.

Este país en bancarrota y devastado por el sismo y los sucesivos huracanas no necesita promesas de préstamos ni “fuerzas de paz”, sino una ayuda concreta como la que hacen llegar Cuba y Venezuela. Urge salvar a Haití de la pobreza y el olvido.

  • Periodista cubano