Síndrome de Sjögren

Síndrome de Sjögren
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El síndrome de Sjögren o síndrome seco es una enfermedad autoinmune en la que la sequedad ocular y de boca suelen ser las primeras manifestaciones de un proceso crónico complejo.

El síndrome de Sjögren. Se le llama también ‘síndrome seco’. Es una enfermedad autoinmune en la que como síntomas fundamentales aparecen la xeroftalmia –sequedad ocular– y la xerostomía –sequedad de boca–, aunque adicionalmente el paciente con síndrome de Sjögren puede tener otras muchas manifestaciones de múltiples órganos.

Características

Es una patología autoinmune que puede ser primaria o estar asociada a otras enfermedades autoinmunes.

El síndrome de Sjögren no tiene una causa única, aunque aparece en individuos con una predisposición genética. Aun así no hay ningún análisis que permita predecir qué personas lo sufrirán. Los síntomas iniciales suelen ser la sequedad de boca y ojos que pueden durar años sin que el paciente consulte con el médico. Con el tiempo, al ser una enfermedad crónica, pueden aparecer muchas complicaciones en diferentes órganos y una merma importante de la calidad de vida de la persona afectada.

Es la segunda enfermedad autoinmune en frecuencia (después de la artritis reumatoide). Es mucho más común en las mujeres. Así, por cada varón afectado de Sjögren hay 9 mujeres enfermas. Los primeros síntomas suelen aparecer entre los 40 y los 60 años, aunque a veces el diagnóstico puede demorarse durante años. No se sabe exactamente la incidencia porque varía mucho por la edad, el sexo y la raza, y porque los criterios diagnósticos han ido cambiando a lo largo de los años, pero se considera que entre el 0,5% y el 4% de los adultos lo padecen.

Por desgracia no hay ningún tratamiento efectivo que cure la enfermedad, que tiene un curso crónico. Tampoco se puede detener su curso o hacer que vaya más despacio. No obstante, sí hay medidas de control de los síntomas, aunque a menudo son insuficientes para logar una mejoría completa de los problemas que sufre el paciente. Esto hace que la calidad de vida de los afectados pueda verse muy afectada, no sólo por lo molesto que resulta la sensación continua de sequedad de boca y ojos, sino también porque puede acompañarse de complicaciones graves que ensombrecen el pronóstico en los casos en los que aparecen.

Un control adecuado por un médico experto en síndrome de Sjögren –habitualmente un reumatólogo, o un internista experto en enfermedad autoinmunes– permitirá detectar las posibles complicaciones y tratarlas de forma adecuada y precoz. La colaboración del oftalmólogo también es fundamental para el abordaje de los problemas oculares que puedan presentar los pacientes. Hay, además, asociaciones de pacientes que sirven de apoyo a los afectados y a sus familiares.

Fuentes

webconsultas.com