Santa Fabiola
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Fabiola de Roma, conocida como Santa Fabiola, fue una benefactora romana; vivió en el Siglo IV, aunque su fecha de nacimiento es desconocida, si se sabe que se convirtió al cristianismo a la edad de veinte años.
Antepasados y matrimonios de Fabiola
Fabiola era una distinguida matrona de Roma, descendía de la gens Fabia, una antigua familia patricia romana que se contaba, según el historiador Tito Livio,3 entre el centenar de familias originarias de Roma. Fabiola llevó una vida mundana con su primer marido, de quien se divorció para casarse nuevamente. En opinión de Sabin, esta laica era egoísta, malcriada y arrogante antes de su conversión al cristianismo.
Conversión
Después de la muerte de su segundo marido, tomó la decisión de entrar a una vida de renuncia y labor hacia los demás. Bajo la guía espiritual de San Jerónimo de Estridón (342-420), ciudad de la provincia romana de Dalmacia, en la costa del mar Adriático, que estuvo en Roma desde el año 382 al 384, dejó los placeres terrenales y asumió la práctica del ascetismo.
Vida y muerte
Fabiola vendió todos sus bienes, distribuyó su dinero entre los pobres y construyó un hospital en Roma para enfermos que recogía en las calles y eran abandonados por sufrir enfermedades que provocaban fuerte rechazo social. Ella los atendía personalmente. En ese tiempo conoció a Marcela de Roma, una dama de noble linaje que estudiaba las Sagradas Escrituras con el consejo de San Jerónimo.
La práctica de la caridad y el cuidado de los enfermos fue quizás una de las causas más poderosas de la expansión del cristianismo: el altruismo de servir a los demás como una forma de acercarse a Dios. Aunque la Iglesia de Roma ayudaba a las personas más necesitadas, carecía de lugar apropiado de asistencia social. El hospital creado por Fabiola fue el primer nosocomio público cristiano y gratuito en todo el occidente.
En el año 395 fue a Belén, a reunirse con San Jerónimo y vivió en el hospicio del convento, donde se dedicó al estudio de las Sagradas Escrituras. Unos años después, retornó a Roma y continuó con su ayuda a los pobres y enfermos hasta su muerte, ocurrida en el año 400.
Su vida de penitencia y piedad sirvió de inspiración para muchos.
