Teatro del siglo XIX

Teatro del siglo XIX
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Concepto:dos movimientos que se dan en el , Romanticismo y Realismo Naturalismo

En el teatro del siglo XIX hay dos movimientos que se dan en el , Romanticismo y Realismo Naturalismo, el más importante, sin duda, en el terreno dramático es el primero; y por eso nos vamos a centrar en él.

Romanticismo

Romanticismo es un movimiento cultural y artístico que surgió en Europa occidental en la primera mitad del siglo XIX como respuesta a la crisis en que habían entrado los ideales de la Ilustración, que podríamos resumir en cinco puntos:

  • La libertad de conciencia: El hombre es el único protagonista de su vida y de la historia. Es preciso que el individuo se libere de la tutela moral de la religión y de la tutela política del Estado y asuma la libertad que le es propia, abandonando la "minoría de edad" en la que secularmente ha vivido.
  • El arbitrio del Estado: El Estado se funda en un pacto entre ciudadanos libres que persiguen unos intereses generales dentro de un marco legal que sirve al bien común.
  • La revolución científico-técnica: La razón empírica se considera el medio más seguro para alcanzar el dominio completo de la realidad, que permitirá revolucionar la técnica.
  • La revolución económico-productiva: La capacidad técnica para actuar sobre el medio físico revolucionará la industria y contribuirá a mejorar las condiciones de vida de la población.
  • La fe en el progreso: Los puntos anteriores se implican uno a otro en una espiral que garantiza el progreso indefinido de la sociedad.

Significado

Romanticismo se presenta en oleadas que van cambiando de carácter. En España suelen distinguirse tres fases: Prerromanticismo (hasta 1833), de carácter conservador; apogeo del Romanticismo entre 1833 y 1843, de carácter liberal; Posromanticismo (a partir de 1843), conservador e intimista. En general, el movimiento, en España, se podría caracterizar mediante tres rasgos:

  • La fantasía, el sentimiento y la imaginación. Los textos presentan amores apasionados, escenas de ultratumba, fantasmas, visiones, recreaciones idealizadas del pasado (particularmente medieval: castillos, monasterios), lugares exóticos del mundo musulmán o asiático.
  • Libertad.

En dos planos: artística (eliminación de las unidades aristotélicas de acción, tiempo y lugar, mezcla de géneros y estilos: la prosa y el verso, lo trágico y lo cómico, uso de polimetría) y personal (actitud rebelde ante el destino trágico y las normas sociales; en muchas ocasiones la única posibilidad de ser libre es abandonar la sociedad, de ahí el gusto por los personajes marginales: el pirata, el mendigo, Don Juan.

  • Individualismo. Se exalta el propio yo y también la propia nación recogiendo sus rasgos diferenciales. Se impulsa el costumbrismo y la literatura popular (romances, baladas, cuentos tradicionales, coplas, refranes, leyendas), así como las literaturas regionales catalana, gallega y vasca.


Goethe en Italia

En el Romanticismo, el autor que conjuga teoría y práctica teatral, adelantándose al resto de Europa, es el alemán Goethe. Este autor no sólo escribió obras que forman parte ya de la literatura universal, como Fausto, el mito del hombre que vende su alma al diablo, sino que también reflexionó sobre el hecho teatral, en su novela “Wilhelm Meister”, donde sigue la trayectoria y el aprendizaje de un muchacho que se va a dedicar vocacionalmente al teatro. En esta novela considera que el teatro es el único arte que puede comunicar con multitudes por medio de la poesía. Como director de escena durante veintiséis años en la corte del duque de Weimar, procuró educar al público y a los actores, estética y moralmente. Estableció un adiestramiento disciplinado para dar al actor dignidad profesional y capacidad de interpretar toda clase de papeles. Consideraba que el actor estaba al servicio del autor y que el espectáculo teatral era el modo de reforzar la transmisión de la palabra.

Drama

Dos son las figuras romántcias por excelencia:

Ángel de Saavedra, Duque de Rivas (1791-1865)

Este cordobés fue uno de los intelectuales que tuvieron que exiliarse en 1823, año en que se dictó contra él una condena de muerte. Pasó a Londres y de allí a Italia, Malta y Francia, donde se ganó la vida pintando cuadros. Regresó a España acogiéndose a la amnistía de 1833 y heredó el título de duque de Rivas. En 1836 es nombrado ministro, pero al año siguiente se ve obligado a huir de nuevo del país, después de haberse pasado al bando conservador. Regresa a España en 1838, se convierte en senador y, más tarde, en embajador de España en Nápoles y París. En el momento de su muerte era el presidente de la Real Academia Española.

Su obra más importante es Don Álvaro, o la fuerza del sino. El protagonista está enamorado de Leonor, hija del marqués de Calatrava, que se opone a su relación. Los novios intentan huir, pero son descubiertos por el marqués. Cuando don Álvaro rinde su pistola en señal de sumisión, el arma se dispara y mata al padre de Leonor. El protagonista, desesperado, marcha a combatir a Italia, donde salva la vida a Carlos, hijo del marqués de Calatrava.

Cuando éste lo reconoce, lo desafía y don Álvaro lo mata. Mientras tanto, Leonor se ha convertido en ermitaña y vive cerca de un convento donde don Álvaro se retira a hacer penitencia. Don Alfonso, el otro hijo del marqués, lo persigue, lo desafía y muere a manos de don Álvaro, que pide socorro para el moribundo. Acude Leonor, a la que su hermano, creyéndola casada con el asesino de su padre, mata de una puñalada. Alfonso aterrado por tanta desgracia se suicida lanzándose por un precipicio.


José Zorrilla (1817-1893)

Su biografía de Zorrilla resulta bastante azarosa. Su padre, un rígido magistrado tradicional y conservador, no se lleva bien con su hijo díscolo, rebelde y bohemio. El joven Zorrilla, con diecinueve años, decide huir de casa y va a Madrid para dedicarse a la literatura. Después de un año de estrecheces, el escritor se da a conocer en el entierro de Mariano José de Larra leyendo un panegírico dedicado al autor. Entra en contacto con el gran mundo literario y se abre camino hacia la fama. Comienza una vertiginosa producción literaria entre la aclamación general: El puñal del godo, Don Juan Tenorio, Traidor, inconfeso y mártir, A buen juez mejor testigo. Sin embargo, en sus últimos años pasa apuros económicos, sus libros y artículos ya no se publican, el Estado suprime su pensión. Muere pobre y desilusionado.

Su obra más conocida es Don Juan Tenorio, la historia clásica del burlador. El argumento parte de una apuesta entre el protagonista y un rival, don Luis Mejía, que le reta a completar su lista de conquistas seduciendo a una novicia. Don Juan acepta y añade al reto la prometida de don Luis, doña Ana de Pantoja. Logra engañar a doña Ana, pero se enamora locamente de la joven novicia doña Inés, que conseguirá que el libertino se arrepienta de sus malas acciones, implore la misericordia de Dios y obtenga así la salvación por el amor.

Fuentes