A priori

A priori
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Concepto:Locución latina que significa “de lo anterior”.

A priori. Término de la filosofía idealista que designa un saber obtenido antes e independientemente de la experiencia, inherente desde un principio a la conciencia, a diferencia de a posteriori, o saber obtenido de la experiencia y como resultado de la misma. Semejante contraposición es característica, ante todo, de la filosofía de Kant, quien consideraba que el conocimiento obtenido mediante las percepciones sensoriales no es verdadero; contraponía, en calidad de condiciones del conocimiento verdadero, las formas apriorísticas de lo sensorial (espacio y tiempo) y de la razón (causa, necesidad, etc.). El materialismo dialéctico niega todo conocimiento apriorístico.[1]

Generalidades

Es posible establecer una distinción entre el conocimiento a priori (que, de acuerdo al filósofo Immanuel Kant, es necesariamente verdadero y universal, ya que no depende la experiencia) y el conocimiento a posteriori (aquel que se obtiene de manera empírica).

Las proposiciones a priori, por lo tanto, son necesarias. Las demostraciones directas en las matemáticas, por ejemplo, pertenecen a este tipo de locuciones. De esta forma, el conocimiento a priori permite predecir un fenómeno o anticipar ciertas características.

Para la filosofía escolástica, las proposiciones a priori aparecen vinculadas a la ontología y equivalen a aquello que antecede en el orden causal.

Para Kant, todo conocimiento empírico está sujeto a condiciones a priori, a las que denomina como trascendentales. Al no tener comprobación empírica, se trata de un conocimiento que es postulado y sustentado por la razón.

René Descartes, por su parte, señalaba que la razón es una facultad independiente de la experiencia. Esto supone la existencia de un conocimiento innato (a priori), como explicó con su frase “Cogito, ergo sum” (“Pienso, luego existo”).

Los juicios sintéticos a priori son aquellos relacionados con la lógica (por ejemplo, “subir para arriba”). En cambio, los juicios a posteriori tienen una validez particular y son empíricos, ya que se comprueban con la experiencia (“Las mujeres de Buenos Aires hablan más que los hombres”).

Referencias

  1. Rosental M. y P. Iudin. Diccionario Filosófico. Ediciones Universo, Argentina, 1973, p. 22.

Fuentes