Abuelo y nieto
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Abuelo y nieto. Este cuadro se conoce también con el sobrenombre de Ayo y su infante, como si el anciano del retrato fuera el criado encargado de criar al niño, en vez de ser su familia. Sin embargo, el ambiente de cariño e intimidad ha inclinado finalmente a pensar que se trata de un abuelo y su nieto. Es uno de los retratos más prodigiosos de su autor, junto al de Retrato de Giovanna Tornabuoni. Lo que destaca, evidentemente, es la falta de idealización en una época en la que todos los retratados querían parecer héroes de la Antigüedad clásica.
La obra
El pintor se ha sometido fielmente a los rasgos de su modelo e introduce la idealización en la personalidad y la relación de los dos protagonistas: en toda la atmósfera se puede palpar el amor entre ambos y el ennoblecimiento que de ello resulta hace bellas las dos figuras. Ghirlandaio pinta los vestidos de ambos en un rojo brillante característico de la zona de Venecia, aunque trabaja en Florencia. Este color se asociaba a nobleza y riqueza, puesto que era un color caro de conseguir (aunque más caro era el azul y el dorado).
Transmite
La composición del pintor alude bastante a los modelos flamencos que transmitió el pintor Antonello da Messina, al situar a los modelos junto a una ventanita lateral que se abre a un paisaje; sin embargo, el paisaje es típicamente italiano, similar al de la Anunciación de Leonardo da Vinci o al de la Adoración de Lorenzo di Credi.
