Necesidad y casualidad (Filosofía)

Necesidad y casualidad
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Concepto:Categorías filosóficas que reflejan dos tipos de conexiones objetivas del mundo material.

Necesidad y casualidad. La necesidad es una categoría filosófica que sirve para designar aquellos aspectos de la realidad, que por estar íntimamente ligados a lo esencial del desarrollo, deben de ocurrir, se abren paso a través de la realidad hasta que existen de manera inevitable. La necesidad es portadora de los aspectos esenciales de la realidad que expresa, y se desprende de las relaciones internas de la misma realidad, se deriva de ella. La casualidad puede ocurrir independientemente de la voluntad o no de los seres humanos.

Necesidad y ley

El carácter obligatorio de la subordinación causal de todos los fenómenos presupone que en el mundo reina la necesidad. Se denomina necesario el comienzo y desarrollo de los fenómenos que se desprenden de las relaciones más esenciales que presiden un proceso dado. Desarrollo necesario es aquel que, atendidas las condiciones presentes, no puede por menos de producirse. Así, por ejemplo, en la historia del mundo vivo los organismos menos adaptados son sustituidos necesariamente por los más adaptados. La necesidad en la naturaleza y la sociedad se revela de la manera más completa en las leyes. Al admitir la necesidad en la aparición y desarrollo delos fenómenos se presupone que dichos fenómenos se hallan sujetos a determinadas leyes, las cuales existen con independencia de la voluntad o del deseo de los hombres. Toda ley es manifestación de la necesidad a que los fenómenos se subordinan. Por ejemplo, cualquier cuerpo levantado sobre la superficie de la Tierra caerá necesariamente si no hay una fuerza opuesta que lo sostenga. Aquí se pone de manifiesto la ley de la gravitación universal.

¿Qué es ley? La relación o dependencia - profunda, esencial, estable y que se repite- entre los fenómenos o entre los distintos aspectos de un mismo fenómeno. .

Así, la ley de Arquímedes determina la relación estable entre el peso del líquido o gas desplazado cuando se sumerge en él un cuerpo y la "fuerza ascensional" que sobre este cuerpo ejerce el líquido o gas. Las leyes pueden ser poco generales, cuando son valederas dentro de una esfera limitada (ley de Ohm), y más generales, cuando actúan en esferas muy amplias (ley de conservación de la energía). Ciertas leyes establecen una dependencia cuantitativa exacta entre los fenómenos y pueden ser expresadas matemáticamente (leyes de la mecánica).Otras no admiten las fórmulas matemáticas exactas (ley de la selección natural). No obstante, lo mismo unas que otras expresan la relación objetiva y necesaria de los fenómenos. El conocimiento de las leyes de la realidad objetiva ayuda a penetrar en las causas de los acontecimientos y es por eso una base segura para que el hombre consiga los fines que en su actividad se propone. Ninguna ley, sin embargo, puede abarcar el fenómeno en toda su amplitud. Expresa únicamente lo que en él es más esencial. Para descubrir la ley a que se subordina un fenómeno hay que hacer abstracción de las circunstancias secundarias que lo acompañan y obtener, en su aspecto puro, el nexo esencial y decisivo. La ciencia realiza esto tanto por vía experimental como por la deducción lógica, por la abstracción de los aspectos esenciales del fenómeno Así, la ley de la caída libre de los cuerpos (ley de Galileo) hace abstracción de la resistencia del aire no la toma en cuenta y establece que todos los cuerpos caen con la misma aceleración. Mas dentro de nuestra atmósfera, la caída del cuerpo puede ser rápida, como en el caso de la piedra, o lenta, como le ocurre a la hoja seca; el cuerpo puede incluso elevarse durante algún tiempo, como las semillas del diente de león y de otras plantas. La ley de Galileo rige en todos los casos. Mas el simple conocimiento de esta ley no basta para explicar plenamente la caída de un cuerpo en las condiciones concretas en que ello se produce. Necesitaremos conocer también las circunstancias en que dicha ley actúa.

Necesidad y casualidad

La categoría de necesidad y casualidad nos permite comprender que existen fenómenos y acontecimientos que ocurren sin falta y bajo ciertas condiciones. A estos fenómenos se los conoce como necesidad. Por ejemplo el trabajo revolucionario en la clase obrera es una necesidad para la revolución, por la misión que la historia le ha planteado a la clase obrera. Pero junto a la necesidad se da la casualidad porque necesidad y casualidad no están aisladas. La casualidad puede ocurrir independientemente de la voluntad o no de los seres humanos. En el ejemplo anterior, la formación de un sindicato que hará posible la misión histórica del proletariado, se ve de repente supeditado a la casualidad que significa la crisis de esa empresa que obliga a los trabajadores a emigrar hacia otro país impidiendo el cumplimiento de la necesidad de conformar el sindicato de trabajadores que ayude al objetivo estratégico de la clase obrera.

¿Qué es la necesidad? La necesidad es una categoría filosófica que sirve para designar aquellos aspectos de la realidad, que por estar íntimamente ligados a lo esencial del desarrollo, deben de ocurrir, se abren paso a través de la realidad hasta que existen de manera inevitable. La necesidad es portadora de los aspectos esenciales de la realidad que expresa, y se desprende de las relaciones internas de la misma realidad, se deriva de ella.

Por ejemplo, la vida es un fenómeno necesario de la evolución de la materia de lo más simple a lo más complejo, por ello la vida es portadora de la esencia del desarrollo, el movimiento y el cambio, que se manifiesta como permanente desintegración y reorganización, de esto se desprende que la muerte es un hecho necesario para la vida misma, la vida y la muerte son dos expresiones necesarias de un mismo fenómeno, el desarrollo de la materia. La necesidad, lleva en sí misma sus causas.

¿Qué es la casualidad? La casualidad, es otra categoría filosófica, que nos expresa lo no necesario, lo que puede o no ocurrir de una determinada forma, es la forma como se expresa la necesidad, la manera como la necesidad se abre paso a través de la realidad, los "intentos " que ésta hace en su camino a la existencia, no está conectada directamente con la esencia, sino a través de lo necesario; por ello, a diferencia de lo necesario, depende de causas externas para realizarse.

Por ejemplo, la muerte es una necesidad para el desarrollo, incluso de la vida misma; pero la forma como la muerte se haga realidad, es algo casual.

Entre la gran variedad de fenómenos de la naturaleza y de la sociedad humana los hay que no se desprenden necesariamente del desarrollo de una cosa concreta o de una serie dada de fenómenos; pueden ocurrir y pueden no llegar a producirse, pueden suceder de una manera y pueden darse de una manera distinta. Son los fenómenos casuales. Por ejemplo, el granizo que destruye la cosecha es casual si nos referimos al trabajo del agricultor y alas leyes de crecimiento de las plantas. Acerca del problema de la casualidad se ha debatido, y no poco, en la ciencia. De la proposición, acertada, de que todos los fenómenos de la naturaleza y de la sociedad humana están sometidos a la causalidad, muchos hombres de ciencia y filósofos llegaban a la errónea conclusión de que en el mundo hay sólo necesidad, de que los fenómenos casuales no existen. La casualidad, según ellos lo entienden, es un concepto subjetivo con el que designamos las causas que no hemos llegado a conocer. Tal opinión es profundamente errónea, puesto que identifica dos conceptos distintos: necesidad y causalidad. Cierto que en el mundo no hay fenómenos sin causa; cierto también que los fenómenos casuales están condicionados causalmente. Pero eso no quiere decir que los fenómenos casuales sean necesarios. Tomemos un ejemplo. El tren descarriló y los vagones volcaron. Podemos conocer la causa del accidente, que pudiera ser la mala sujeción de los carriles a las traviesas; sin embargo, el descarrilamiento será una casualidad, y no necesidad. ¿Por qué? Porque fue originado por una circunstancia que no se derivaba de las leyes del movimiento de los trenes por la vía, ya que técnicamente no hay dificultad alguna para conseguir unas condiciones en que el accidente no se produzca. La negación de la casualidad objetiva lleva a conclusiones nocivas desde el punto de vista científico y práctico. Si admitimos que todo es igualmente necesario seremos incapaces de separar lo esencial de lo no esencial, lo necesario de lo casual.

Con tal criterio, como dice Engels, la propia necesidad es reducida al nivel de la casualidad. Para comprender correctamente lo que es necesidad y casualidad hay que considerar no sólo la diferencia, sino también el vínculo que entre ellas existe. Este vínculo no lo comprende en absoluto el metafísico, para el que necesidad y casualidad son términos opuestos que no tienen nada de común. Contrariamente a la metafísica, la dialéctica materialista demuestra que no es correcto oponer absolutamente la casualidad a la necesidad, tomar la primera aisladamente de la segunda, como hacen quienes se atienen a un modo de pensar metafísico. La casualidad absoluta no existe. Únicamente hay casualidad con relación a algo. Se equivocará quien piense que los fenómenos pueden ser sólo necesarios o sólo casuales.

Cualquier casualidad contiene un aspecto de necesidad, de la misma manera que la necesidad se abre camino a través de un sinfín de casualidades. La dialéctica dela necesidad y la casualidad estriba en que la casualidad se manifiesta como forma de la necesidad y como complemento suyo. De ahí que también existan casualidades dentro del proceso necesario. Un ejemplo. A la llegada del invierno, en las latitudes altas vienen los fríos y nieva. Esto es necesidad. Pero qué día será precisamente aquel en que el termómetro marque bajo cero y nieve, cómo será el frío, cuál será la cantidad de nieve que caiga, etc., todo esto es casual. Y al mismo tiempo, en estas casualidades aparece la necesidad, pues tanto el frío como la nieve son características obligatorias del invierno en las latitudes altas. En el anterior ejemplo del tren que descarrila, el accidente era una casualidad. Pero si en el ferrocarril hay una organización deficiente, si la disciplina de trabajo es débil, si el personal no conoce bien su oficio, los accidentes dejarán de ser una rara casualidad y se convertirán en consecuencia necesaria del mal servicio en la vía. Cierto que, aun así, serán más o menos casuales las circunstancias concretas y el lugar y el tiempo en que se produzca cada accidente. Las casualidades influyen sobre la marcha de un proceso necesario, pueden acelerarlo o retardarlo. Muy a menudo se incorporan hasta tal punto a la marcha del proceso que se convierten en necesidad. Así, según la teoría de Darwin, los inapreciables cambios casuales de los organismos, cuando les son útiles, son fijados por la herencia, se robustecen en e curso de la evolución y acaban por modificar la especie. Las diferencias casuales se convierten así en caracteres necesarios de la especie nueva. Todo lo dicho nos prueba que la necesidad y la casualidad no se hallan separadas por un abismo infranqueable; se interactúan y se convierten una en otra en el proceso de desarrollo.

Del nexo de la casualidad y la necesidad se deduce que también los fenómenos casuales se hallan sometidos a ciertas leyes, que pueden ser estudiadas y conocidas. Así, por ejemplo, la estadística nos dice que en los Estados Unidos los blancos viven más que los negros. Esta ley no significa que todo blanco viva más que todo negro. Hay blancos que mueren siendo todavía jóvenes y hay negros que llegan a hacerse muy viejos. Pero por término medio, en su conjunto, esta ley rige, y en ella queda reflejada la penosa situación de los negros en los Estados Unidos, la discriminación racial, sus peores condiciones de vida, un salario inferior, etc. Las leyes a que los fenómenos casuales se subordinan han sido recogidas en diversas teorías científicas, entre las cuales se encuentra la teoría matemática de las probabilidades.

Interrelación dialéctica

Lo necesario y lo casual, son dos aspectos de una misma realidad, uno expresa lo esencial del desarrollo y el otro una forma de expresarlo. Lo necesario se debe expresar, lo casual puede o no expresarse; sin embargo, existe una unidad dialéctica entre ambos conceptos, "... lo que se afirma necesario se compone de toda una serie de meras casualidades y que lo que se cree fortuito no es más que la forma detrás de la cual se esconde la necesidad, y así sucesivamente.", afirma Engels en Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana. Lo necesario se distingue de lo casual, a la vez que se realiza en ello. De la forma cómo se realicen las necesidades, es decir de las casualidades, depende hasta cierto punto, las condiciones más o menos favorables para el desarrollo de lo necesario, existiendo así, una mutua interrelación y dependencia entre ambas.

Fuentes

  • F. Engels, Anti-Dühring, ed. cit., pág. 81.
  • F. Engels Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, Gospolitizdat, Moscú, 1955, pág. 18.
  • C. Marx y F. Engels, Obras, ed. cit., t. IV. pág. 297.
  • Rosental, M.&Iudin, P. Diccionario filosófico, Editora Política, 1973, La Habana, Cuba, p. 334.

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