Anna Borkowska

Sor Anna Borkowska
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Anna Borkowska recibe el premio Justa de las Naciones..jpg
Monja polaca que se destacada en la lucha contra el nazismo.
NombreAnna Borkowska
Nacimiento1906
Bandera de Polonia Polonia
Fallecimiento1988
Otros nombresSister Bertranda

Anna Borkowska (Sister Bertranda). Monja polaca de un convento dominicano en las afueras de Vilna, Lituania, ayudó a Abba Kovner y a otros combatientes de la resistencia escondiéndolos en su convento y luego contrabandeando armas para ellos en el gueto.

Síntesis biográfica

Nacida en 1906, en Polonia, se licenció en la Universidad de Cracovia, ordenándose, poco después monja y llegó a ser madre superiora de un convento de las Hermanas Dominicas en un claustro en Kolonia Wileńska, cerca de Wilno (Vilna). Durante la Segunda Guerra Mundial.

Se abren la puertas de su convento

Cuando comenzó la matanza de judíos en Vilna, Borkowska abrió las puertas de su convento a un grupo de 17 miembros de los movimientos clandestinos pioneros judíos sionistas. A pesar de la enorme diferencia entre ambos grupos, se trabaron excelentes relaciones entre las monjas cristianas y los judíos seculares de izquierda. Los pioneros hallaron un refugio seguro detrás de los muros del convento; trabajaron con las religiosas en los campos y continuaron con su actividad política. Llamaban a la madre superiora Ima (Mamá en hebreo).

Apoyando a Abba Kovner

Fue en los claustros del convento que Abba Kovner, un líder del movimiento Hashomer Hatzair en Vilna, escribió su famosa proclama llamando a la rebelión. Con lo que sólo puede ser descrito como una formidable intuición, Kovner captó cabalmente el significado de la matanza de Ponar, y advirtió que dichas matanzas eran parte de un plan sistemático y global para asesinar a todos los judíos de Europa.

Años después, Abba Kovner declaró que las ideas de la rebelión del gueto fueron concebidas en el convento: “Hitler está planificando la aniquilación de la judería europea... ¡No vayamos como ovejas al matadero! ¡Es cierto que somos débiles e indefensos, pero la resistencia es la única respuesta al enemigo!... ¡Resistir! ¡Hasta el último aliento!”, escribió. El manifiesto que Kovner leería a sus compañeros el 31 de diciembre de 1941 fue impreso en el convento y distribuido en el gueto.

Su increíble labor

Hacia fines de diciembre de 1941, los pioneros decidieron abandonar la seguridad del convento y retornar al gueto con el fin de fundar el movimiento de resistencia. Borkowska intentó disuadirlos de partir, pero fue en vano. Unas pocas semanas después de su regreso, Abba Kovner fue llamado a las puertas del gueto. Borkowska había llegado y había dicho que quería sumarse a los judíos en el gueto: “Dios está en el gueto”, dijo. Kovner la disuadió. Cuando ella le preguntó qué necesitaban, Kovner le respondió que necesitaban armas. Fue Borkowska – una monja comprometida con la espiritualidad y la no violencia- quien contrabandeó las primeras granadas hacia dentro del gueto.

En septiembre de 1943, cuando las sospechas nazis respecto de ella aumentaron, los alemanes arrestaron a Anna Borkowska. El convento fue clausurado y las hermanas dispersadas. Eventualmente, Borkowska solicitó ser dispensada de sus votos monásticos, pero continuó siendo una mujer profundamente religiosa.

Muerte

Muere en el año 1988.

Méritos a su labor

La mano amiga de Borkowska nunca fue olvidada por los pioneros sionistas que inmigraron a Israel después de la guerra, pero sólo en 1984 se reestableció el contacto entre ellos. Por aquel tiempo ella tenía 84 años de edad y vivía en un pequeño apartamento en Varsovia.

Ese mismo año Yad Vashem galordonó con el título de Justa de las Naciones a Anna Borkowska y a seis monjas de su convento, y Abba Kovner plantó un árbol en su honor en la Avenida de los Justos en el Monte de la Memoria.

Abba Kovner viajó a Varsovia para entregarle a Anna Borkowska la medalla. “¿Por qué merezco yo este honor?”, preguntó Borkovska, a lo que Kovner respondió:

“Usted ha sido Anna de los Ángeles”. Explicó: “Durante los días en que los ángeles nos ocultaron sus rostros, esta mujer fue para nosotros Anna de los Ángeles. No uno de esos ángeles que inventamos en nuestros corazones, sino un ángel que ha creado nuestras vidas para siempre”.

Fuentes