Adolfo Horta Martínez

Plantilla:Personaje deportivo

Adolfo Horta Martínez  conocido como el hombre del boxeo total. Campeón del orbe en 1978, 1982 y 1986, Horta ganó otros muchos cetros pero no pudo pasar del lugar número dos olímpico en Moscú 1980 . Ahora trabaja como entrenador en la academia provincial de su natal Camagüey, desde donde consulta mucho a Honorato Espinosa, quien le adiestró durante 14 años en el equipo nacional.

Inicios

Nace el 3 de octubre de 1957 en la Ciudad de Camagüey, al este de la capital cubana, y desde muy temprana edad empezó a practicar el deporte de los puños.Tenía 11 años y pesaba 32 kilos cuando comenzó en 1969, por embullo de los muchachos que ya lo practicaban en el reparto Florat. En 1970 ingresó en la Academia Provincial, después fue dos veces campeón nacional en la categoría de menores, y con 15 años lo llamaron a la selección grande.

Tuvo la primera presentación en un certamen de envergadura fue en el VII internacional Giraldo Córdova Cardín que se celebró precisamente en la Ciudad de Camagüey.

Allí enfrentó al representante de la antigua Unión Soviética Víctor Liminov, en ese combate a pesar de caer derrotado, Horta dio una agradable demostración ante el boxeador europeo, esto el público cubano lo reconoció y desde entonces lo tuvo entre sus favoritos.

Trayectoria deportiva

Los triunfos comenzaron a llegar dos años después cuando se coronó por primera vez campeón nacional en el Torneo Playa Girón en la división de los 54 kilogramos, en ese propio año 1976 sostuvo un reñido combate contra el monarca olímpico de Munich 1972, Orlando Martínez.

La afición estuvo dividida en cuanto al resultado de esa pelea, la gran mayoría consideró que el boxeador camagüeyano había ganado, pero en definitiva el que viajó a las olimpíadas de Montreal 1976, fue el zurdo Martínez.

En 1978, se efectuó en Belgrado, el II Campeonato Mundial de Boxeo, donde Adolfo Horta ganó la primera medalla dorada en la división de los 54 kilogramos tras derrotar al yugoslavo Sacirovic.

La ciudad alemana de Munich fue sede del III certamen del orbe, allí asistió el púgil camagüeyano en la división de los 57 kilos y se llevó la corona luego de vencer en el cartel final al mongol Otgombayee.

El tercer título lo obtuvo en el IV Campeonato Mundial con sede en Reno, Nevada en losEstados Unidos, donde Horta peleó en los 60 kilogramos, y derroto en reñida decisión al venezolano Jovito Rengifo.

Con la tercera diadema de oro el formidable peleador, anunciaba su retirada de los cuadriláteros, dejando tras si una formidable historia de más de 300 combates ganados, en los cuales enfrentó a los mejores exponentes del planeta de tres divisiones.

En su carrera boxística de alrededor de 15 años, este destacado atleta cubano sólo tuvo un momento desafortunado, y fue cuando se le escapó la presea dorada en los juegos olímpicos de Moscú en 1980.

En esa oportunidad luego de un buen primer asalto, se vio afectado en los dos siguientes ante el alemán Rudi Finn, y perdió las oportunidades de alcanzar la gloria olímpica, única deuda pendiente que dejó como atleta este boxeador antillano.

Después de el retiro

Luego de su retiro como deportista activo, se inició para Horta una vida diferente, comenzó a trasmitir sus conocimientos a las jóvenes figuras en la Academia Provincial de esta disciplina en su ciudad natal,y ha prestado también su colaboración con México en dos ocasiones.

Ese es Adolfo Horta Martínez, el llamado “Hombre del boxeo total”, el mismo que con veloces combinaciones de golpes marcaba puntos para alcanzar una y otra victoria en los cuadriláteros del mundo.

Entrevista realizada

¿Tu mejor amigo en el equipo élite?

Me llevaba bien con todos. Aldama, Teófilo, Jorge Hernández, Bernardo Comas entre otros. Pero el mejor fue Ángel Herrera, con quien mantengo una excelente relación.

¿Quiénes fueron tus oponentes más exigentes en casa?

Peleé en una época muy dura, y en Cuba enfrenté a hombres difíciles como Jesús Sollet, Raúl Despaigne, Ángel Herrera, José Aguilar, todos de gran calidad y siempre decididos a llevarse la victoria. Era un momento en que las primeras figuras sentían gran presión de quienes le seguían, algo menos visto ahora.

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