Pelucones (Chile)

Bando pelucón
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Fundación1811, 1822 o 1823
Disolución1836(1)
Ideología políticaConservadurismo
Mercantilismo
Republicanismo
Autoritarismo
CoaliciónCon los o'higginistas y los estanqueros
PaísChile
1 Fusión con el bando estanquero y los o'higginistas en el bando conservador.

Pelucón o Pelucones (en alusión al anacrónico uso de pelucas por parte de la aristocracia). Es una denominación coloquial, habitualmente despectiva, con que se conocía en Chile, durante la primera mitad del siglo XIX, al bando político conservador que se funda tras la abdicación del Director Supremo Bernardo O´Higgins Riquelme. Se caracterizó por su gran apego a la tradición y a la idea de la necesidad de una autoridad fuerte. Formaron parte de este grupo miembros de la aristocracia santiaguina, de raigambre colonial, antiguos Realistas, terratenientes, miembros del ejército; además de personeros de la Iglesia Católica. Sus rivales liberales, en tanto, eran llamados pipiolos por los pelucones. Son los antecesores del Partido Conservador y del Partido Nacional o Monttvarista.

Principios políticos

Los pelucones aspiraban a un sistema que no rompiese completamente con las tradiciones coloniales y no modificase la estructura de la sociedad existente, la cual en resumidas cuentas, no sería diferente de la mantenida durante el control español. Otras de sus características era su fuerte respeto por la Iglesia, pues
eran decididos partidarios del patronato, tradicionalistas, propiciando el mantenimiento de instituciones de carácter aristocrático, tales como los mayorazgos, (…), su ideal es un gobierno paternal, blando, conciliador, honrado y sensato, enemigo de cambios y novedades, ejercido por medio de juntas y congresos dirigidos por ellos.
Podemos señalar entonces, que los fundamentos o el ideario que los pelucones propugnaban eran bastante claros. En primer lugar el tema del orden y la autoridad estaba marcado por dos puntos: primero la conservación de la hegemonía social de la oligarquía por sobre las otras clases sociales. El segundo punto estaba relacionado con la tradición civil en el gobierno.
Se entiende que desde 1830 hasta 1837, el peluconismo como fuerza social y política, bajo la inspiración de Portales, tuvo un solo punto de vista inflexible, el orden a cualquier precio.
Entre las principales figuras de la corriente pelucona, encontramos a José Tomás Ovalle, Agustín Eyzaguirre y Juan Egaña, -
este último y su hijo Mariano Egaña, serán, en cierta medida, los principales ideólogos del sector-. La importancia de Egaña se hará tangible al tomar un papel trascendental en la redacción de la constitución de 1823, también llamada la constitución moralista, por su alto contenido limitante y normativo hacia las conductas de los ciudadanos; un aspecto notable es “la incorporación de conceptos éticos, que se traducían en un control de los ciudadanos mediante visitadores que debían recorrer el país y la mantención de un registro donde se inscribían las buenas y malas acciones de cada uno”.
Pero esta constitución, obra más bien académica y de una aplicación casi imposible, ni siquiera fue aplicada de forma real en el país, de hecho,
la mayoría de los hombres dirigentes, se convencieron luego de la ineficacia de la constitución de Egaña, y el mismo Director de la República, don Ramón Freire, suspendió su ejercicio cuando sólo habían transcurrido algunos meses desde su promulgación.

Referencias