Alonso Fernández de Avellaneda

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Alonso Fernández de Avellaneda
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Concepto:Es una novela picaresca en francés escrita por Alain-René Lesage entre 1715 y 1735.

Alonso Fernández de Avellaneda. Seudónimo, no identificado, que utilizó el autor del Quijote apócrifo publicado en Tarragona en 1614 (Segundo tomo del ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha), que pretende ser continuación de la primera parte escrita por Miguel de Cervantes. El desconocido autor era enemigo de Cervantes y sacó esa segunda parte antes que él para perjudicarle. En su libro, llegan a la aldea de Don Quijote unos caballeros que van a Zaragoza a participar en unas justas. Uno de ellos es don Álvaro Tarfe, que se aloja en casa del hidalgo. Don Quijote marcha con ellos a participar en el torneo, acompañado de Sancho, y haciéndose llamar el Caballero Desamorado, porque ha renunciado a Dulcinea. En Alcalá y Madrid le suceden increíbles aventuras. Sancho se queda en la última ciudad sirviendo a un marqués. Tarfe hace recluir a Don Quijote en un manicomio de Toledo. La obra de Avellaneda demuestra una completa incomprensión de los personajes cervantinos y no puede sufrir la comparación con el original. Cervantes estaba escribiendo el capítulo LIV de la segunda parte del Quijote cuando le llegó el libro de Avellaneda, y para contradecirle varió el plan de la novela, haciendo que Don Quijote se encaminase a Barcelona. Cervantes hizo además que los propios Don Quijote y Sancho leyesen el libro de Avellaneda y lo ridiculizasen.

Publicación

En 1614 aparece en Tarragona, al cuidado del librero Felipe Roberto, el Segundo tomo del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, que contiene su tercera salida: y es la quinta parte de sus aventuras, compuesto por el licenciado Alonso Fernández de Avellaneda, natural de la villa de Tordesillas. La suya no constituye la única imitación del libro en tiempos de Miguel de Cervantes, pero si la más importante en su época como para ser citada en la 2ª parte de Don Quijote que apareció publicada al año siguiente. Para sorpresa general (siempre fue considerado pésimo por los comentaristas cervantinos), se ha demostrado que el llamado Quijote apócrifo alcanzó éxito entre los lectores, pues mereció ser reimpreso el mismo año de 1614.

Argumento

La obra se inicia con la llegada a la aldea de don Quijote, identificada con el nombre de Argamesilla de la Mancha (probable referencia a Argamasilla de Alba), de unos caballeros granadinos que se dirigen a Zaragoza a participar en unas justas. Uno de ellos, don Álvaro Tarfe, se hospeda en casa de don Quijote, que ha recuperado la razón y usa su nombre verdadero, Martín Quijada (en la segunda parte de la novela original es Alonso Quijano). Las conversaciones con Tarfe exaltan nuevamente la locura del manchego, quien después de la partida de los granadinos toma la decisión de reanudar su vida aventurera, con el nombre de Caballero Desamorado, porque decide renunciar al amor de Dulcinea del Toboso. Con el propósito de participar en las justas se encamina con Sancho Panza a Zaragoza, pero la pendencia que sostiene con un melonero en Ateca lo hacen detenerse en ese lugar y llegar a Zaragoza cuando ya han concluido las justas. Encuentra, sin embargo, a don Álvaro Tarfe y sus amigos, quienes le hacen objeto de una serie de burlas y le preparan aventuras ficticias. Como resultado de una de ellas parte a Madrid, donde piensa combatir con el gigante Bramidán de Tajayunque, pero antes le ocurren una serie de aventuras en Sigüenza y Alcalá de Henares, en el transcurso de las cuales se une a la pareja una mujerzuela llamada Bárbara, a la que don Quijote identifica como Zenobia, Reina de las Amazonas. En Madrid, los tres personajes son objeto de diversas burlas por parte de los aristocráticos amigos de don Álvaro Tarfe, hasta que finalmente se decide encerrar a don Quijote en el manicomio de Toledo, popularmente conocido como la Casa del Nuncio. Bárbara ingresa en una casa de arrepentidas, y Sancho se queda al servicio de un noble madrileño. La obra termina anunciando una tercera parte, en la cual don Quijote habría de recorrer Castilla la Vieja y visitar Salamanca, Ávila y Valladolid, con el nombre de Caballero de los Trabajos. Al igual que Cervantes, que incluyó en la primera parte del Quijote la historia del Curioso impertinente, sin relación con la acción principal, Fernández de Avellaneda intercaló en su obra dos relatos cortos, al estilo de las Novelas ejemplares: la historia del Rico desesperado y la de los Felices amantes.

Identidad

Ha habido múltiples conjeturas y teorías sobre la verdadera identidad de Fernández de Avellaneda. Hace algunos años, Martín de Riquer abrió una pista a partir de varios indicios —tics de escritura, incorrecciones y torpezas de estilo, repetidas alusiones al rosario— que denunciarían a Jerónimo de Pasamonte, soldado y escritor que fue contemporáneo de Cervantes y combatió en Lepanto, como él, y autor de una "Vida", que no llegó a ser impresa, y que se conserva en manuscrito. En la Primera parte puede haber inspirado el personaje de Ginés de Pasamonte, el galeote, que en la segunda se metamorfosea en Maese Pedro, el titiritero. De origen aragonés, Jerónimo de Pasamonte habría puesto su pluma al servicio de Lope de Vega para cortar el camino a Cervantes. Con todo, como ha mostrado Edward C. Riley, esta hipótesis carece de argumentos realmente probatorios, y es improbable desde el punto de vista estilístico, si se compara la autobiografía, que no alcanzó los honores de la impresión en el siglo XVII, del propio Pasamonte, de muy escaso nivel literario, y de la que Foulché-Delbosc dijo que "Pasamonte escribía tan mal como hablaba, o incluso peor", con la trabajada versión apócrifa de Avellaneda, de un estilo correcto y, en ocasiones, muy logrado. No obstante, cualquiera que sea la identificación propuesta, el prólogo de Avellaneda, atribuido por algunos a Lope de Vega, hirió profundamente a Cervantes, al invitarle a bajar los humos y mostrar mayor modestia, además de burlarse de su edad y acusarle, sobre todo, de tener «más lengua que manos», concluyendo con la siguiente advertencia: «Conténtese con su Galatea y comedias en prosa, que eso son las más de sus Novelas: no nos canse». (Adaptado de Jean Canavaggio, Cervantes en su vivir). Otra teoría sostiene que la obra fue empezada por Pedro Liñán de Riaza, y luego fue acabada de consuno entre los amigos que Lope de Vega tenía en Toledo por entonces, el poeta Baltasar Elisio de Medinilla y el propio Lope quizá. Recientemente, por análisis de léxico, se ha propuesto que Cristóbal Suárez de Figueroa sería el verdadero autor del Quijote apócrifo. Sería una venganza contra Cervantes por haberse interpuesto en sus planes de acompañar a Nápoles al Conde de Lemos, nombrado Virrey. Figueroa se desplazó a Barcelona en un intento desesperado de embarcarse con el séquito del Virrey, pero no consiguió audiencia. Rabioso por ello, deslizó en su libro España defendida unas durísimas estrofas contra Cervantes. Éste, a su vez, le satirizó en el conocido episodio de la imprenta de Barcelona, mofándose de cierto traductor de italiano y editor de sus libros.

Traducciones

El Quijote de Avellaneda fue traducido al francés por Alain-René Lesage, quien publicó en París en 1704 una versión considerablemente modificada de la obra, con el título de Nuevas aventuras del admirable don Quijote de la Mancha (Nouvelles Avantures de l'Admirable Don Quichotte de la Manche, composées par le licencié Alonso Fernández de Avellaneda). La versión de Lesage, que suprimió pasajes y episodios y agregó otros, alcanzó cierta popularidad, como también la continuación que del Quijote cervantino escribieron Filleau de Saint-Martin y Robert Challe. Sin embargo, no fue reimpresa sino hasta 1828.

Continuaciones del Quijote en los siglos XVII y XVIII

Después de la de Fernández de Avellaneda, las primeras continuaciones del Quijote fueron escritas en francés: la Historia del admirable don Quijote de la Mancha, en dos partes escritas respectivamente por Filleau de Saint-Martin y Robert Challe, y la Continuación nueva y verdadera de la historia y las aventuras del incomparable don Quijote de la Mancha, de autor desconocido.

Fuente