Acrópolis
Con la intención de disponer de una mejor defensa, los primitivos pobladores emplazaban sus asentamientos en elevaciones naturales del terreno, preferiblemente con bordes escarpados.[1] Con el tiempo, esta zona elevada se convertía en el núcleo a partir del cual iba desarrollándose el crecimiento urbano. Así nacieron ciudades como Atenas o Roma, la cual fue resultado de la unificación de siete poblados ubicados en sus respectivas colinas. Debido a la situación privilegiada, las acrópolis solían albergar los edificios más emblemáticos, como templos o plazas de reunión (ágora), y en ellas se reunían las personalidades de la ciudad o se celebraban actos importantes.
La acrópolis más conocida es la Acrópolis de Atenas, que incluye el Partenón en honor a la diosa Atenea. Otras acrópolis griegas de renombre son las de la ciudad de Aso (en la actual Turquía) o la de Pérgamo, aunque también son famosas las acrópolis de otras culturas, como la acrópolis de Bratislava o la de Constantinopla.
Acrópolis importantes
- Acrópolis de Atenas
- Acrocorinto, acrópolis de Corinto.
Véase también
Referencias
- ↑ Lezama, José Luis (1993). «Teoría social, espacio y ciudad» págs. 400. México: El Colegio de México, Centro de Estudios Demográficos y de Desarrollo Urbano. «Muchas veces la polis contaba con una acrópolis, es decir punto elevado, especie de ciudadela defensiva».
Bibliografía
- Ballesteros Arranz, Ernesto (1985). págs. 24. Hiares.
- Begrassi, Nevio (1982). págs. 80. Madrid: Cupsa Editorial.
- Calabro, Mateo (1991). . España: Universidad de Salamanca.
- Lezama, José Luis (1993). «Teoría social, espacio y ciudad» (PDF) págs. 56-66. México, D. F.: El colegio de México. Consultado el 12 de noviembre de 2015.
Enlaces externos
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