Bertillón 166

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Bertillón 166
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 Bertillón 166. Primera novela Premio Casa de las Américas en 1960, es una novela inscrita en el comienzo del ciclo de la narrativa de la Revolución Cubana, con altos valores humanos y artísticos.

Bertillón 166 y José Soler Puig

Es raro el literato que se consagre en su primera novela y cuando ya la madurez del ser humano ha desgajado sus flores y sus frutos. Pero como toda regla tiene su excepción, un cubano, llamado José Soler Puig, nacido en Santiago de Cuba en 1916, obtuvo el premio Novela Casa de las Américas 1960, en su primera edición con su novela Bertillón 166, cuando tenía 43 años. A los quince años Soler se propuso escribir un cuento diario, según confesó en una entrevista; cuentos que después quemaría junto a otros del manojo, resultado de una disciplina de trabajo. Un amigo rescató de la hoguera una de aquellas piezas destinadas a priori a ser cenizas y, a cuenta y riesgo lo envió a un lejana y desconocida, que lo publicó. Soler diría después que tal circunstancia lo alegró, sin que creyera que hubiera llegado a algún lugar. Sin embargo, tiempo después, la prestigiosa revista Carteles publicaría otro cuento, y ya entonces el joven escritor sintió algo más que curiosidad, aunque después no volviera repetirse el milagro. José Soler Puig, que como todo ser humano debía ganarse el pan de cada día con el sudor de su frente hizo de todo un poco, que traducido al cubano en la primera mitad del siglo XX significa «un buscavidas»: desde recogedor de café y billetero a vendedor de líquido de freno. Unos cuantos años después entregó «En el año de enero» (1963), «El derrumbe» (1964), «El pan dormido» (1975), «El Caserón» (1977) y «Un mundo de cosas» (1984). Pero Bertillón 166 le dio un premio relevante, fue traducida a diez idiomas y en Cuba tuvo cuatro ediciones, aunque él mismo dijera que «no era gran cosa», sino por oportuna y aunque era la que más quería, se sentía capaz de reconocerle los defectos. Lo cierto es que más de una generación de cubano se estremeció con la angustia de una ciudad atrapada entre el horror y la muerte, entre la vida y la lucha, palpitando en cada uno de sus habitantes que cumple su destino contra la tiranía. Se ha dicho que es una novela con «atmósfera» y es naturalmente porque José Soler Puig vivió la tensión que describe y tal vez porque además no fuera solo el trasmisor de una realidad que más de una vez demostrara ser superior a la fantasía. Santiago era, y es, un sitio repleto de luces y sombras, pero envuelto también en una convulsa situación política que desbordaba sus caminos. Toda la terrible profundidad del drama vivido por los personajes se asume finalmente en los últimos capítulos cuando Nemesio el pordiosero despliega una de los periódicos en donde se daban a conocer las defunciones del día, y tras las palabra «Bertillón 166» se escondía la verdad de los asesinados, gente joven sobre todo. «El sordo entregó el periódico al gordo. Se volvió a su puesto, en la escalinata. Por la calle, pasaba la gente con la misma cara seria, la misma angustia. ¡HASTA CUÁNDO SEÑOR!» José Soler Puig amaba su Santiago, por eso nunca salio de allí sino para regresar siempre y tal vez sus personajes deambulen por sus escenarios como fantasmas buenos que protejan a los que hoy viven en otras circunstancias, llevados de la mano del propio autor, también transitando como luz y sombra, por las calles de una ciudad hermosa y legendaria a pesar del horror de un «Bertillón 166».

Resumen del contenido de la novela

Es la novela de la insurrección. Narra no sólo la rebeldía, la solidaridad entre estudiantes y trabajadores, sino los conflictos, los ahibajos sociales y humanos, los ambientes crudos, las situaciones tensas y la lucha de todos por abrirse paso hacia la libertad. Recrea la atmósfera de la ciudad de Santiago de Cuba en los terribles años de la tiranía de Fulgencio Batista. Con esta novela el autor obtuvo el premio de novela del primer concurso Casa de las Américas, en 1960.

Fuente