Diferencia entre revisiones de «Carolina Rodríguez»

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'''Carolina María Rodríguez Suárez''' ([[Santa Clara (Cuba)|Santa Clara]], [[20 de noviembre]] de [[1825]] - Santa Clara, [[2 de junio]] de [[1989]]). Destacada revolucionaria cubana. Con una activa participación en las labores independentista exponiendo su vida en pro de sus ideales.
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'''Carolina María Rodríguez Suárez'''. Destacada patriota villaclareña a quien Martí la catalogó como “El alma de Cuba” por su activa participación en las labores independentistas, exponiendo su vida por la libertad de Cuba.
  
 
==Síntesis biográfica==
 
==Síntesis biográfica==
  
Nació en el callejón del Carmen (hoy calle Carolina Rodríguez), en la villa de Santa Clara. Era hija de Félix Valoia Rodríguez y Ana Francisca Suárez.
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Nació Carolina María Rodríguez Suárez en [[Santa Clara]] el [[20 de noviembre]] de [[1825]], hija del matrimonio de Don Félix Valois, Cadete de Milicias y Ana Francisca Suárez. Creció en aquel ambiente colonial de injusticias y sinsabores que sufrían los cubanos, ese ambiente moldeó su espíritu, convirtiéndola en una luchadora incansable. Se unió en matrimonio a Manuel Casero de quien enviudó, años más tarde.
  
Se dedicó plenamente a la labor independentista desde sus años mozos.
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===Trayectoria revolucionaria===
  
=== Su juventud ===
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La labor de Carolina Rodríguez como agente secreta fue muy significativa, mantuvo vínculos con el General [[Carlos Roloff]] durante la [[Guerra Chiquita]]. En esta gesta conspiró fervientemente y por ello mantenía correspondencia regular con Roloff. Ejemplo de su epistolario, se encuentra la carta del [[12 de marzo]] de [[1879]] en la que le explicaba lo que estaba sucediendo en Santa Clara, que ella tenía armas en su cuarto y otros pertrechos para entregar a un grupo que se iba a lanzar al campo a luchar. También le describió el ambiente que existía en la ciudad en relación con una nueva sublevación, el pesimismo que reinaba en determinados círculos locales y puso de manifiesto la conducta de algunas damas de la villa, que solamente pensaban en fiestas y no atendían sus exhortaciones a cooperar económicamente para la causa.
  
Fue una mujer de un extraordinario atractivo físico, teniendo grandes admiradores entre sus compatriotas, pero a todos los rechazó en aras de sus ideales patrios.
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Esta misiva pone en evidencia que Carolina trabajaba en la clandestinidad con el seudónimo de “Cubanacán” y bajo las órdenes del general Carlos Roloff <ref>Martí, José: Roloff en Tampa. Obras Completas. Tomo 2.  Editorial Nacional de Cuba, La Habana, 1963, p.28. </ref>.  Producto de su labor conspirativa su vida corría peligro, por lo que tuvo que salir hacia [[Estados Unidos]] para evitar la deportación a [[España]]. Allí se vinculó a grupos de exiliados y laboró en una tabaquería donde recibía un modesto salario y vivía precariamente para donar el dinero que ganaba a la causa cubana. En aquellos años, previos al estallido de la [[Guerra del 95]], [[José Martí]] realizaba la labor de preparación de la guerra <ref>Águila Zamora, Hedy: Carolina Rodríguez revista Amanecer No 124. Año XXI, nov.-dic. 2015, p. 16.</ref>.
  
=== Labor revolucionaria ===
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=== José Martí sobre la vida de Carolina ===
  
Participó en diversos movimientos en pos de la insurrección, fundamentalmente en el período de la [[Guerra Chiquita]], prestando su ayuda bajo las órdenes de [[Carlos Roloff]], general de las tres guerras, y con la consideración, el respeto y la admiración de muchos veteranos de aquella gesta.
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Martí conoció a Carolina Rodríguez en esos avatares y quedó impresionado con la tenacidad y convicciones patrióticas de esta mujer. Por la correspondencia establecida entre ellos y los artículos publicados en el [[periódico Patria]], podemos conocer este período de la vida de la patriota Carolina Rodríguez. Martí dignificó la imagen de Carolina con su verbo preciso y con la justeza de las palabras adecuadas para valorar su actitud. Aún cuando Carolina por su patriotismo sin límites, no podía ser olvidada, hay que reconocer que Martí contribuyó a su inmortalidad, distinguiéndola como "El alma de Cuba"<ref>Martí, José: El alma cubana. Periódico Patria, 30 de abril de 1892. Obras Completas. Tomo 5 p. 15 Editorial Nacional de Cuba, La Habana, 1963.</ref>.
  
En esa época, en Santa Clara, Carolina Rodríguez trabajaba a favor de la independencia, estaba al tanto de la conspiración, buscaba el apoyo de hombres probados para aquella empresa y expresa su disposición a participar activamente: «Quiero que me avises con tiempo, antes de romper la guerra, para irme al campo», le dice en la carta a Roloff en mayo de [[1878]], que firma con el seudónimo de Carlota Valdés.
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Por el artículo publicado en Patria se ha podido obtener la imagen de la habitación modesta y muy pulcra, adornada con un vaso de flores como un símbolo de su sensibilidad femenina que la dureza de la guerra no le hizo perder. También, Martí cuenta como Carolina salía muy de mañanita, arrebujada en su manta de lana negra, para ocupar su silla en la tabaquería. Allí, despalillaba tabaco y con el modesto jornal que "con sus manos de setenta años" <ref>Martí expresó que Carolina tenía 70 años cuando en realidad eran 67, atendiendo a su fecha de nacimiento y el momento en que Martí escribe el artículo. La imprecisión, quizás, pudo ser porque ella estaba tan avejentada, según la imagen que nos muestra su único retrato que parecía tener más edad de la que realmente tenía.</ref> y sus dificultades visuales ya latentes podía ganarse; se ocupaba de distribuirlo entre los clubes que recaudaban fondos para la guerra y los cubanos enfermos en el exilio y así apenas quedaba para su sustento. Esta ejemplaridad de Carolina en su modo de vida en el exilio a favor de la causa cubana, también se expresaba en su apoyo a la creación de clubes revolucionarios y a cuantas actividades se realizaron con estos fines patrióticos.
  
También en su labor clandestina, utilizó el seudónimo de Cubanacán, exponiendo constantemente su vida para llevar armas, medicinas y correspondencia a sus compañeros.
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En [[1894]] en West Tampa se efectuaba una gran fiesta patriótica en conmemoración del [[Grito de Yara]]. Los tabaqueros cubanos que trabajaban en los talleres de la comunidad de emigrados de Tampa habían cedido el producto de ese día de trabajo para los fondos de la revolución. En ese escenario, también se pidió una contribución para ayudar al costo de una operación que tenía que hacerse en la vista Carolina Rodríguez y que aquella enorme concurrencia hizo sus aportes para este propósito humanista.  
  
El [[29 de abril]] de [[1879]] se reunió con un grupo de hombres para establecer y organizar un [[Club de Revolucionario]] sujeto al reglamento del [[Comité Revolucionario]] de [[Nueva York]].
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Carolina estaba presente y alzó su brazo para decir que: "en virtud de que los trabajadores habían contribuido con el día de trabajo para armas y municiones con que libertar la Patria y como ella no podía contribuir de igual manera, aunque cegada para siempre, cedía la cantidad allí recolectada para su curación, a la adquisición de dichas armas y municiones con que libertar la Patria de todos los cubanos" <ref>Fernández Ramírez, Narciso: Martí y sus cartas a Carolina Rodríguez. Vanguardia, 31 enero. 2009, p. 3.</ref>.
 
 
Los activos trabajos de Carolina Rodríguez, unido a su condición bien definida de enemiga del colonialismo, hicieron crítica su situación en Santa Clara, en conocimiento por fuentes fidedignas, que el Comandante general conocía sus actividades y estaba dispuesto a detenerla si comenzaba la lucha, determinó su traslado hacia [[La Habana]] el [[14 de agosto]] de [[1879]].
 
 
 
En la capital continuó sus actividades conspirativas, siendo deportada por esta razón a Isla de Pinos, donde no decayó su actividad revolucionaria.
 
 
 
En este mismo año fue deportada a [[Cayo Hueso]], donde fue bautizada por la emigración con el sobrenombre de La&nbsp;Patriota, fundando de inmediato el Club A.&nbsp;Díaz Marcano, agrupando en el mismo, cientos de mujeres para apoyar la lucha, de puerta a puerta recogía dinero para la causa, trabajaba como despalilladora de tabaco, tomando de su jornal la parte más pequeña para su sustento y el resto para contribuir ala independencia de la Patria.
 
 
 
En ciertos momentos en que los aportes no fueron muy abundantes, Carolina Rodríguez anunció su visita a una de las fábricas de tabaco, diciendo que iba a hablar. Los exiliados cubanos conocían sus exaltados entusiasmos, su viva localidad, pero no sus dotes en el difícil campo de la oratoria y por oír a Carolina estaba ese día muy concurrido el local.
 
Acompañada de otra persona que fungía como lazarillo, porque ya apenas veía, llegó a la tabaquería, siendo recibida con aplausos. Carolina se dirigió a los tabacaleros pidiendo ayuda para operarse, ya que casi estaba ciega, señalando que nunca había pedido nada para ella, pero que era necesario. Extendió un pañuelo de gran tamaño sobre el piso, donde fue depositada la contribución de los trabajadores, al final les dijo con voz emocionada: «Gracias, gracias, pero perdonen que los haya engañado: porque esto no es para , es para Cuba, ¡yo puedo continuar siendo ciega!».
 
 
 
No obstante, casi ciega, continuaba realizando esfuerzos a favor de la independencia de Cuba.
 
 
 
El trabajo de La&nbsp;Patriota fue muy notable en [[Tampa]], Cayo Hueso e Ivory City, en estos lugares organizó una intensa labor como propagandística para impulsar la lucha armada, oficiando también como enfermera.
 
 
 
=== Amiga entrañable de Martí ===
 
 
 
Carolina Rodríguez no solo fue patriota, también fue amiga entrañable de [[José Martí]]. Es natural que por ella el maestro sintiera admiración: ella reunía en sí las cualidades que apreciaba José Martí, pero también había probado con su desprendimiento y sacrificio su entrega a la causa independentista.
 
 
 
Esto se pone en manifiesto gracias a un artículo que publicó Martí en el periódico ''Patria'' el [[30 de abril]] de [[1882]]. Aquí la nombra «El Alma Cubana»:
 
 
 
{{sistema:cita|Por la mañanita fría, con los primeros artesanos sale a las calles, arrebujada en su mantón, se sienta, hasta que oscurece, a la mesa de su trabajo. Y cuando cobra la semana infeliz, porque poca labor pueden hacer ya sus manos de setenta años, pone en su sobre unos pocos pesos, para un cubano que está enfermo en Ceuta sin razón, y en el sobre que queda pone dos pesos más y se los manda al Club Cubanacán.|José Martí}}
 
 
 
También en otro párrafo describe con gran precisión José Martí, la labor de esta patriota en el exilio:
 
 
 
{{sistema:cita|Con ojos de centinela y entraña de madre, vigila la cubana de setenta años, por la libertad, adivina sus enemigos, sabe donde están todos los cubanos que sufren, sale a trabajar para ellos, en la mañanita fría, arrebujada en su manta de lana ¡Esa es el alma de Cuba!|José Martí}}
 
 
 
Aquí el maestro destaca a Rodríguez como el espíritu que mueve a la causa independentista y que mantiene viva la voluntad de ser Cuba libre.
 
  
 
=== Muerte ===
 
=== Muerte ===
  
Según datos de investigaciones se han esclarecido algunos aspectos de su vida, se sabe que era viuda de don Juan Manuel Casero.
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Al finalizar la guerra, los cubanos a partir del primero de enero de [[1899]] pudieron regresar a Cuba. Así llegó Carolina muy enferma y casi ciega a su ciudad natal. Ocupó una habitación en una casa de la calle el Carmen en Santa Clara, donde murió el [[2 de junio]] de ese año. No recibió homenajes, ni fue reconocida por sus méritos patrióticos.  
«La vieja de los cubanos» ―como también la llamaba Martí― regresó a su ciudad natal, con sus setenta y tres años de edad, a su paso por la Habana fue poco advertida.
 
  
Pocos meses después de su regreso murió en Santa Clara el [[2 de junio]] de [[1989]], en la más absoluta miseria.
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Al pasar de los años en [[1939]], por acuerdo adoptado por el Ayuntamiento y el Centro de Veteranos y Patriotas de Santa Clara, con fecha [[4 de octubre]] de ese año, decidieron rendirle homenaje póstumo. Así exhumaron sus restos para colocarlos en el panteón de los veteranos, para lo cual distribuyeron esquelas mortuorias de invitación al pueblo de Santa Clara. En capilla ardiente, la noche de 26 de enero de 1940 en la sede del Centro de Veteranos (en Calle Cuba y Carretera Central) fueron velados sus restos, trasladados al cementerio de la ciudad y colocados en el panteón de veteranos donde reposan actualmente <ref>Florit, Antonio y Narciso Fernández:  El segundo entierro de Carolina Rodríguez, la Patriota. El Santaclareño, junio 2011, p2.</ref>.
  
=== Reconocimiento ===
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De igual manera, por disposición del Ayuntamiento del [[10 de junio]] de [[1899]] se decidió llamar con su nombre al antiguo callejón de El Carmen, atendiendo a que en ese lugar pasó los últimos días de su vida, dicha calle ostenta actualmente su nombre como merecido homenaje. Recientemente -el 31 de mayo de 2013- se colocó una tarja en la fachada de la que se considera su última morada (callejón de Carolina Rodríguez, entre Julio Jover y Berenguer en Santa Clara).
  
El ayuntamiento de Santa Clara acordó el 10 de junio de [[1989]] dar el nombre de «Carolina Rodríguez» a la calle denominada Callejón del Carmen, donde había nacido y regresó para morir sola la insigne cubana.
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La Sociedad Cultural José Martí de ViIla Clara, creó un club de jubilados en Santa Clara que lleva su nombre y honran a la patriota con su trabajo por la divulgación y el conocimiento de la obra martiana y la vida de esta ejemplar mujer.<ref>Águila Zamora, Hedy: Carolina Rodríguez revista Amanecer No 124. Año XXI, nov.-dic. 2015,--p. 16..</ref>
  
En el centro de Veteranos, en reunión el [[8 de enero]] de [[1939]], se acordó que los restos de Carolina Rodríguez fueran sepultados en el Panteón de los Veteranos, en el Ayuntamiento, el 4 de octubre de 1939.
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==Referencias==
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Dando cumplimiento a dicho acuerdo, los restos de la Patriota, fueron expuestos en Capilla Ardiente en el Centro de Veteranos de esta ciudad en la noche del [[26 de enero]] de [[1940]] y trasladados al Cementerio General el sábado 27 a las ocho de la mañana, quedando depositados en el Panteón de Veteranos del Cementerio General de Santa Clara.
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==Fuentes==
  
==Fuentes==
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* Carolina Rodríguez Colección Garófalo  en Fondo Personal García Garófalo,  Leg. 4, Folio 205. Archivo Histórico Provincial de Villa Clara.
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* ........................Periódico Patria, marzo 24 de 1893, en Obras Completas Tomo 5 p 417. Editorial Nacional de Cuba, La Habana, 1963.
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* .......................El alma cubana. Periódico Patria, 30 de abril de 1892. Obras Completas. Tomo 5 p. 15 Editorial Nacional de Cuba, La Habana, 1963.
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* ......................Fernandina 19 de febrero 1893. Obras completas. Tomo 20, p. 421. Editorial Nacional de Cuba, La Habana, 1963.
  
* ''Obras completas de José Martí''. Tomo V.
 
* Sala de la Mujer del Museo Provincial de Historia [[Abel Santamaría]].
 
  
 
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última versión al 11:51 12 mar 2022

Carolina Rodríguez
Información sobre la plantilla
Carolin1.jpg
Independentista villaclareña
NombreCarolina María Rodríguez Suárez
Nacimiento20 de noviembre de 1825
ciudad de Santa Clara,
provincia de Las Villas,
capitanía de Cuba,
Reino de España Bandera de España
Fallecimiento2 de junio de 1899 (73 años) 
ciudad de Santa Clara,
provincia de Las Villas,
capitanía de Cuba,
Reino de España Bandera de España
ResidenciaSanta Clara
Nacionalidadcubana
Otros nombresCarlota Valdés
CónyugeDon Juan Manuel Casero
PadresFélix Valoia Rodríguez y Ana Francisca Suárez

Carolina María Rodríguez Suárez. Destacada patriota villaclareña a quien Martí la catalogó como “El alma de Cuba” por su activa participación en las labores independentistas, exponiendo su vida por la libertad de Cuba.

Síntesis biográfica

Nació Carolina María Rodríguez Suárez en Santa Clara el 20 de noviembre de 1825, hija del matrimonio de Don Félix Valois, Cadete de Milicias y Ana Francisca Suárez. Creció en aquel ambiente colonial de injusticias y sinsabores que sufrían los cubanos, ese ambiente moldeó su espíritu, convirtiéndola en una luchadora incansable. Se unió en matrimonio a Manuel Casero de quien enviudó, años más tarde.

Trayectoria revolucionaria

La labor de Carolina Rodríguez como agente secreta fue muy significativa, mantuvo vínculos con el General Carlos Roloff durante la Guerra Chiquita. En esta gesta conspiró fervientemente y por ello mantenía correspondencia regular con Roloff. Ejemplo de su epistolario, se encuentra la carta del 12 de marzo de 1879 en la que le explicaba lo que estaba sucediendo en Santa Clara, que ella tenía armas en su cuarto y otros pertrechos para entregar a un grupo que se iba a lanzar al campo a luchar. También le describió el ambiente que existía en la ciudad en relación con una nueva sublevación, el pesimismo que reinaba en determinados círculos locales y puso de manifiesto la conducta de algunas damas de la villa, que solamente pensaban en fiestas y no atendían sus exhortaciones a cooperar económicamente para la causa.

Esta misiva pone en evidencia que Carolina trabajaba en la clandestinidad con el seudónimo de “Cubanacán” y bajo las órdenes del general Carlos Roloff [1]. Producto de su labor conspirativa su vida corría peligro, por lo que tuvo que salir hacia Estados Unidos para evitar la deportación a España. Allí se vinculó a grupos de exiliados y laboró en una tabaquería donde recibía un modesto salario y vivía precariamente para donar el dinero que ganaba a la causa cubana. En aquellos años, previos al estallido de la Guerra del 95, José Martí realizaba la labor de preparación de la guerra [2].

José Martí sobre la vida de Carolina

Martí conoció a Carolina Rodríguez en esos avatares y quedó impresionado con la tenacidad y convicciones patrióticas de esta mujer. Por la correspondencia establecida entre ellos y los artículos publicados en el periódico Patria, podemos conocer este período de la vida de la patriota Carolina Rodríguez. Martí dignificó la imagen de Carolina con su verbo preciso y con la justeza de las palabras adecuadas para valorar su actitud. Aún cuando Carolina por su patriotismo sin límites, no podía ser olvidada, hay que reconocer que Martí contribuyó a su inmortalidad, distinguiéndola como "El alma de Cuba"[3].

Por el artículo publicado en Patria se ha podido obtener la imagen de la habitación modesta y muy pulcra, adornada con un vaso de flores como un símbolo de su sensibilidad femenina que la dureza de la guerra no le hizo perder. También, Martí cuenta como Carolina salía muy de mañanita, arrebujada en su manta de lana negra, para ocupar su silla en la tabaquería. Allí, despalillaba tabaco y con el modesto jornal que "con sus manos de setenta años" [4] y sus dificultades visuales ya latentes podía ganarse; se ocupaba de distribuirlo entre los clubes que recaudaban fondos para la guerra y los cubanos enfermos en el exilio y así apenas quedaba para su sustento. Esta ejemplaridad de Carolina en su modo de vida en el exilio a favor de la causa cubana, también se expresaba en su apoyo a la creación de clubes revolucionarios y a cuantas actividades se realizaron con estos fines patrióticos.

En 1894 en West Tampa se efectuaba una gran fiesta patriótica en conmemoración del Grito de Yara. Los tabaqueros cubanos que trabajaban en los talleres de la comunidad de emigrados de Tampa habían cedido el producto de ese día de trabajo para los fondos de la revolución. En ese escenario, también se pidió una contribución para ayudar al costo de una operación que tenía que hacerse en la vista Carolina Rodríguez y que aquella enorme concurrencia hizo sus aportes para este propósito humanista.

Carolina estaba presente y alzó su brazo para decir que: "en virtud de que los trabajadores habían contribuido con el día de trabajo para armas y municiones con que libertar la Patria y como ella no podía contribuir de igual manera, aunque cegada para siempre, cedía la cantidad allí recolectada para su curación, a la adquisición de dichas armas y municiones con que libertar la Patria de todos los cubanos" [5].

Muerte

Al finalizar la guerra, los cubanos a partir del primero de enero de 1899 pudieron regresar a Cuba. Así llegó Carolina muy enferma y casi ciega a su ciudad natal. Ocupó una habitación en una casa de la calle el Carmen en Santa Clara, donde murió el 2 de junio de ese año. No recibió homenajes, ni fue reconocida por sus méritos patrióticos.

Al pasar de los años en 1939, por acuerdo adoptado por el Ayuntamiento y el Centro de Veteranos y Patriotas de Santa Clara, con fecha 4 de octubre de ese año, decidieron rendirle homenaje póstumo. Así exhumaron sus restos para colocarlos en el panteón de los veteranos, para lo cual distribuyeron esquelas mortuorias de invitación al pueblo de Santa Clara. En capilla ardiente, la noche de 26 de enero de 1940 en la sede del Centro de Veteranos (en Calle Cuba y Carretera Central) fueron velados sus restos, trasladados al cementerio de la ciudad y colocados en el panteón de veteranos donde reposan actualmente [6].

De igual manera, por disposición del Ayuntamiento del 10 de junio de 1899 se decidió llamar con su nombre al antiguo callejón de El Carmen, atendiendo a que en ese lugar pasó los últimos días de su vida, dicha calle ostenta actualmente su nombre como merecido homenaje. Recientemente -el 31 de mayo de 2013- se colocó una tarja en la fachada de la que se considera su última morada (callejón de Carolina Rodríguez, entre Julio Jover y Berenguer en Santa Clara).

La Sociedad Cultural José Martí de ViIla Clara, creó un club de jubilados en Santa Clara que lleva su nombre y honran a la patriota con su trabajo por la divulgación y el conocimiento de la obra martiana y la vida de esta ejemplar mujer.[7]

Referencias

Fuentes

  • Carolina Rodríguez Colección Garófalo en Fondo Personal García Garófalo, Leg. 4, Folio 205. Archivo Histórico Provincial de Villa Clara.
  • ........................Periódico Patria, marzo 24 de 1893, en Obras Completas Tomo 5 p 417. Editorial Nacional de Cuba, La Habana, 1963.
  • .......................El alma cubana. Periódico Patria, 30 de abril de 1892. Obras Completas. Tomo 5 p. 15 Editorial Nacional de Cuba, La Habana, 1963.
  • ......................Fernandina 19 de febrero 1893. Obras completas. Tomo 20, p. 421. Editorial Nacional de Cuba, La Habana, 1963.