Culturas africanas

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Las culturas africanas
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Concepto:El término cultura proviene del latín cultus que a su vez deriva de la voz colere que significa cuidado del campo o del ganado. Hacia el siglo XIII, el término se empleaba para designar una parcela cultivada, y tres siglos más tarde había cambiado su sentido como estado de una cosa, al de la acción

Cultura Es el conjunto de todas las formas, los modelos o los patrones, explícitos o implícitos, a través de los cuales una sociedad regula el comportamiento de las personas que la conforman. Como tal incluye costumbres, prácticas, códigos, normas y reglas de la manera de ser, vestimenta, religión, rituales, normas de comportamiento y sistemas de creencias. Desde otro punto de vista se puede decir que la cultura es toda la información y habilidades que posee el ser humano. El concepto de cultura es fundamental para las disciplinas que se encargan del estudio de la sociedad, en especial para la antropología y la sociología.

Historia

Hasta hace un tiempo más o menos cercano, de Africa se sabía poco y mal. Los eruditos del siglo XV resumían su saber escribiendo sobre los mapas del continente "Ibi sunt leones" (Allí hay leones) y la cabeza más enciclopédica hasta el siglo XIX, que era la de Hegel, describía a los negros como una raza infantil y a Africa como "...el espíritu ahistórico, el espíritu no desarrollado, aún envuelto en las condiciones de lo natural... situado en el umbral de la historia del mundo".

Efecto del desconocimiento

La subordinación inherente a un continente marginal y esclavo. Pero la descolonización del tercer cuarto del siglo XX dió lugar a una época nueva que ha enfrentado a los pueblos africanos a las complejas tareas de su desarrollo social y cultural. Ellas pasan por la reafirmación de una identidad que tiene entre sus fuentes la restitución del pasado africano. La historia de Africa -ha dicho Ki-Zerbo- es la historia de su toma de conciencia.

El saber acopiado por Occidente sobre el pasado de África

Esta lleno de mitos. Entre ellos, el mito de la imposibilidad de su historia científica; el mito de la inaccesibilidad de su pasado; el mito de la ausencia de escritura y el mito del estancamiento natural de los pueblos negros que hizo objeto del interés histórico sólo al Africa vinculada al mundo mediterráneo y a temas puntuales como Egipto, el Magreb o la Etiopía cristiana. Si esos mitos no son superados, la historia científica de Africa no puede construírse. La tarea exige la doble operación de desmontaje o deconstrucción de la historia africana tradicional -escrita a la luz de los prejuicios de una mirada eurocéntrica y dominadora- y de reconstrucción crítica de un pasado ignorado y vastísimo.

C. Darwin

Plantea que nuestros primeros padres hayan vivido en Africa más que en cualquier otro lugar, así formuló una intuición que parece confirmar la ciencia contemporánea. Investigaciones actuales suponen la concurrencia de condiciones favorables que convirtieron a ese continente en el espacio donde se desarrolló en lo esencial el proceso de hominización, se dice que África atesora la serie más completa de restos prehistóricos humanos. Tres mil años antes que en Europa, el neolítico comenzó en Africa. Y no en Egipto, sino en el Sáhara, que era entonces una zona atractiva, de ríos de importancia y abundante vegetación en la cual el intercambio de técnicas entre comunidades propició una práctica agrícola muy diversificada -trigo, cebada, sorgo, mijo, palmeras, plantas textiles, etc.- y una ganadería mucho más modesta, que fueron desarrolladas de forma autónoma y paralela a la de otros pueblos asiáticos e indoamericanos.

Los pueblos

Africanos del Sáhara neolítico crearon mediante su agricultura una de las primeras revoluciones tecnológicas de la historia, ello les permitió construir una vida estable y desplegar un intercambio técnico y cultural con pueblos de otras regiones, el desarrollo alcanzado desde el sur por las comunidades del Sáhara fue irradiado progresivamente hacia el norte de Africa, y la civilización que luego floreció en el valle del Nilo no se explica sólo por los cambios operados allí gracias a la fertilización extraordinaria y a la fuerte concentración demográfica que estimuló la desertización del Sáhara, sino precisamente por la riqueza cultural creada y trasmitida por los pueblos negros más antiguos del sur, en quienes los egipcios reconocían a sus antepasados.

Los egipcios

Organizaron una civilización agrícola de gran desarrollo artesanal y una consistente estructura estatal y militar que se impuso sobre las poblaciones vecinas, entre ellas sobre los reinos nubios, que extendieron a través del río un comercio ventajoso por el cual exportaban hacia el sur manufacturas de bronce y otras producciones y asímismo, inventaron la escritura, sobre sus papiros estampaban jeroglíficos que evolucionaron hasta integrar un alfabeto y, significativamente, concedieron a la mujer un papel relevante. Lo atestiguan la ascendencia de la madre en su cultura, la existencia de un clero femenino y prácticas como la restitución de los bienes raíces a la mujer y el ofrecimiento de regalos a los suegros. Sus espléndidas obras de arte tenían una profunda inspiración religiosa y su cosmovisión ponderaba no el valor del progreso sino del equilibrio y la paz por oposición a las fuerzas de la perversión y el caos.

Entre los siglos VII y XII

Se fundan la mayoría de los grandes reinos africanos. Desde el siglo VII había tenido lugar la conquista musulmana del norte de Africa y ello facilitó la organización de un comercio intracontinental a través del Sáhara y desde las costas con los reinos del Africa subsahariana en el que los árabes, estimulados por beneficios considerables, actúan como intermediarios. Los imperios de Gana y Awdaghost al occidente y de Nubia y Aksum al noreste, por ejemplo, que sometieron varios reinos y se extendieron por territorios ricos en minas auríferas, alcanzaron un poder económico importante gracias al comercio de oro y de esclavos. Esos reinos crearon ciudades en cuyos límites se desarrollaban mercados internos que atraían los productos agrícolas y ganaderos. Cortes encabezadas por reyes negros abrigaban consejos civiles -los consejos del rey que eventualmente nombraban, por su competencia técnica, ministros musulmanes- y organizaban poderosos ejércitos con cuyo respaldo se emprendían acciones expansivas que intensificaban su poder o indicaban la hora del debilitamiento.

A partir del siglo XVI

Procesos exógenos obstaculizan la vida independiente de los pueblos de Africa los estados musulmanes no se contienen en su papel de intermediarios y se lanzan a una política expansionista que contribuye a la desmembración de los imperios del interior, de esa política fueron relevados progresivamente por los europeos, que luego de explorar el continente ponen en marcha la institución de la trata. El comercio al por mayor de negros africanos se impuso para satisfacer las necesidades de mano de obra barata abiertas en el nuevo mundo, a través de factorías o estaciones que rodeaban desde las costas el continente africano y donde se concentraban los esclavos capturados o traídos del interior, se organizó la trata, cerca de cien millones de esclavos fue el saldo de una sangría humana que involucró también a los propios gobernantes africanos.

Los cambios históricos decisivos que consagraron

La situación de dependencia general y el retraso de Africa tuvieron lugar posteriormente, en los veinte años que median entre 1890 y 1910, las potencias europeas conquistaron, ocuparon y sometieron a un continente cuyo territorio, en un ochenta por ciento estaba gobernado por sus dirigentes autóctonos, en su abrumadora mayoría, estos se negaron a la imposición y expresaron su determinación de defender su soberanía y su independencia, su religión y sus formas de vida tradicional.

fuentes