Ejea de los Caballeros

Eje de los Caballeros
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Municipio de España
EntidadMunicipio
 • PaísBandera de España España
 • ProvinciaBandera de la Privincia de Teruel.png Teruel
 • ComarcaVilla de la prov. de Zaragoza
Población (2011) 
 • Total1 7,344 hab.

Eje de los Caballeros. Villa de la prov. de Zaragoza a 80 km. de ella. Municipio de 615’7 km.2. Capital indiscutible de la comarca de las Cinco Villas. Situada en la confluencia del río Arba de Luesia con el Arba de Biel, en un amplio valle que facilita las comunicaciones entre la montaña. Su población: en 2011, 17.344hab.; en 1998,14.734 hab.; en 1981, 15.842 hab.; en 1965, 14.969 hab, em 1960, 10.988hab.

Enciclopédico

La villa imperial de Ejea de los Caballeros, en el corazón de las Cinco Villas, constituye la capitalidad de una comarca natural, centro cerealista de lo que se dio en llamar, en tiempos, «el granero de España»; los nuevos regadíos han aportado la riqueza de otros cultivos también importantes, como son la producción de pimiento y tomate, junto a una variada gama de hortalizas. Lugar de Cortes, la antigua Segia ha sabido conservar su pasada grandeza artística y monumental. Una parte muy importante de la historia de Aragón tuvo su escenario allí, a orillas del río Arba, resultado de la unión de dos ríos procedentes de Luesia y de Biel, que llevan el mismo nombre. Existen interesantes restos de épocas pasadas, aunque nada queda de la abadía, el palacio real y las murallas. Las iglesias de Santa María de la Corona y de El Salvador (esta última, con categoría de colegiata). La de Santa María es la más antigua, ya que fue ordenada su construcción por Alfonso I. La iglesia de El Salvador corresponde al románico de transición y responde al tipo de templo-fortaleza, con su correspondiente torre almenada. Luego está la basílica de la Virgen de la Oliva, levantada en el lugar de emplazamiento de lo que fue parroquia de San Pedro. Ejea convoca anualmente un concurso de masas corales para conmemorar las fiestas del Agua, llamadas así en recuerdo de la llegada del primer caudal para los nuevos regadíos. Las fiestas mayores tienen lugar el 12 de septiembre, con festejos taurinos (la plaza de toros dispone de ascensor para acceder al palco de la presidencia) y otros actos populares.

Prehistoria y Arqueología

Corresponde a la Segia ibérica que acuñó moneda ibérica. Se levanta sobre el cerro ubicado entre los ríos Arba de Luesia y Arba de Biel, en posición sumamente estratégica. En el casco de Ejea son frecuentes los hallazgos de moneda ibérica, sobre todo de la propia ceca indígena, además de otros romanos, restos de lápidas y de monumentos inmuebles indeterminados. Entre ellos, monedas imperiales, y en la barriada de Jesús Obrero se halló la lápida funeraria de Lucio Antonio Sinón, que le dedicaron sus anónimos libertos al norte de Ejea, en la zona de Asín, se encuentra un importante epígrafe, el único que documenta en piedra el nombre segiensi, atribuido a un Lucio Postumio Flaco. El término municipal de Ejea presenta una gran riqueza arqueológica: el miliario del Castillo de Sora (de Augusto y de la vía de Caesaraugusta a Pamplona), con importante villa , además de los restos de la Plana del Tío Lambán y la Punta de la Vinagreta.

Historia Media

Durante la época musulmana fue una importante plaza fuerte, primero de los Banu Qasi y después de los tuyibíes, y constituyó un importante centro defensivo de los musulmanes frente a las posiciones reconquistadas de Sos, Luesia, Biel, Agüero, Murillo de Gállego y Ayerbe. Antes de su conquista por los cristianos estuvo sometida al pago de parias, siendo concedidas una parte de éstas al monasterio francés de la Gran Selva por Sancho Ramírez; igualmente a este monasterio se le concedieron en 1091 todas las mezquitas de Ejea. Su reconquista se debió a Alfonso I en 1105 aunque algunos autores han pretendido que era anterior. En noviembre de 1106 encontramos ya a su primer tenente, Lope López. En esta villa se celebraron las Cortes de 1265, de las cuales salieron importantes acuerdos como el de que el Justicia fuera nombrado por el rey, pero escogido entre los caballeros. Desde este momento las cuestiones entre el monarca y la nobleza (ricoshombres, caballeros e infanzones) o las internas de este último estamento debían someterse a la decisión del Justicia. La villa tuvo voto en Cortes. Según el censo de 1495 pertenecía a la sobrecollida de Tarazona, contando con cuatrocientos once vecinos. Entre los edificios medievales más importantes destacan la iglesia de Santa María, edificada en 1174, y la de San Salvador, que fue consagrada en 1222. Contamos, además, con las noticias de que, entre 1306 y 1320, Jaime II ordenó levantar un palacio, dando las órdenes oportunas primero al noble Esteban de Roda, y más adelante a Pedro Gil de Liuranyes.

Arte

  • Iglesia de Santa María de la Corona: Edificada en la parte alta de la población, en el lugar de un antiguo castillo próxima a donde estuvo la iglesia de San Juan Bautista. Conserva en su arquitectura el carácter militar, como se advierte en la terminación almenada del exterior de su cabecera.

El templo fue consagrado en 1174 por el obispo de Zaragoza, don Pedro Torroja, y realizado en estilo románico avanzado, como corresponde a la fecha tardía de su terminación. Es de una sola nave, que se cubre con bóveda de cañón apuntado sobre fajones, distribuida en cinco tramos, más cabecera absidial (por fuera poligonal) cubierta con bóveda de horno nervada. El acceso al interior se realiza por una portada románica, abierta en el lado derecho de la nave. Posee arquivoltas decoradas con temas geométricos y capiteles vegetales estilizados. En el tímpano, un crismón de reducidas dimensiones constituye su único ornamento. Entre 1649 y 1650 se realizó la portada occidental, en estilo clasicista. La iglesia posee una torre, cuadrangular, situada a los pies del edificio en el lado derecho de la nave. Su primer cuerpo, en piedra sillar, es contemporáneo del resto de la fábrica; el segundo, en ladrillo con resabios mudéjares, es más tardío. Sucesivas capillas poco profundas (salvo la inmediata al presbiterio en el lado derecho de la nave) se abrieron entre los contrafuertes, cuyas embocaduras, de diferentes estilos, denotan la variada cronología de su construcción. Entre las más notables está la que ocupa el tercer lugar en el lado izquierdo de la nave: bella portada, decorada con yeso, en estilo gótico-mudéjar, similar en factura al vecino púlpito poligonal y a la barandilla del coro (que se sitúa a los pies, en alto, sobre arco rebajado), de fina tracería calada. En el lado derecho se abren cuatro capillas, entre las que se citan, por el valor de sus retablos, la del Crucificado, costeada por la villa de Ejea en 1609, con talla policromada de comienzos del XVII, y la de Santa Tecla, con los santos Cosme y Damián, costeada por los Aloas, con hermoso retablo pintado sobre tabla, en estilo gótico tardío, de autor no conocido, que cabe situar a comienzos del siglo XVI. En la capilla mayor una arquería ciega recorre el interior de esta parte del edificio. En uno de sus arcos se insertaron -con ocasión de las obras de restauración realizadas entre 1978 y 1979- dos altorrelieves que corresponden a una Anunciación, de estilo románico avanzado, procedente del próximo monasterio de Cambrón (Sádaba). El retablo mayor actual ocupa el lugar del primitivo, que era de tablas pintadas y estaba dedicado a los Misterios de Nuestra Señora, para cuya realización concediera ayuda el arzobispo de Zaragoza en diciembre de 1422. En enero del año siguiente, el pintor Bonanat Zahortiga cobraba parte de los 460 florines, precio de la obra. El actual es de gran tamaño, en estilo barroco tardío. El centro lo ocupa la imagen de Nuestra Señora, titular de la iglesia, con el Niño en el regazo, sedente en trono. Es obra gótica de la decimotercera centuria. En los laterales figuran tallas barrocas de gran tamaño, de San José con el Niño y de San Joaquín, y en el coronamiento hay un San Juan Bautista y el escudo de la villa. En el lado izquierdo de la nave hay tres capillas, desiguales en tamaño. En la primera, retablo de la Coronación de María, con escenas de su vida en los laterales y guardapolvos con ángeles músicos y las armas de los Bayétolas, sus donadores. Es obra importante del primer renacimiento aragonés (h. 1521), atribuida por C. Morte García al pintor Antonio de Aniano En el intradós de la misma capilla quedan restos de pintura mural, en estilo hispano-flamenco, con la representación del Árbol de Jetsé. Para esta iglesia realizó Miguel Ximénez un retablo dedicado a San Miguel y Santa Catalina (h. 1489), cuyo bancal, con la firma del artista, fue adquirido por el Museo del Prado en 1930. Las tablas principales (de la Virgen con el Niño, San Miguel y Santa Catalina) están en colecciones privadas, y el Calvario que lo coronaba se encuentra insertado en el altar mayor de la iglesia del Salvador, en la misma población.

  • Iglesia del Salvador: Iglesia colegial, principal parroquia de Ejea, fue consagrada por el obispo de Zaragoza, Jimeno de Luna, en 1222. Estructuralmente románica, con rasgos avanzados dentro del estilo, posee una nave única que cubre con bóveda de cañón apuntado sobre arcos fajones y una cabecera poligonal (tanto por dentro como por fuera) cubierta con bóveda nervuda cuyos nervios confluyen en una clave independiente. A esta primitiva estructura se le hicieron algunas modificaciones, no fundamentales, en el transcurso del tiempo, entre las que sobresale una galería hecha a fines del XV, sobre la cubierta de las capillas añadidas, dos capillas «cruceros» góticas, y seis (cuatro en el lado derecho de la nave y dos en el izquierdo) mandadas hacer por don Hernando de Aragón en 1545.

El emplazamiento del edificio, en la zona baja de la población, motivó, sin duda, el aspecto de fortaleza que ofrece, acentuado por la original silueta de una de sus torres que flanquean la fachada (la segunda no llegó a concluirse) con almenas y garitones cilíndricos en los ángulos, y coronada con un cuerpo hexagonal que culmina en chapitel agudo. Torre vigía, construida en período gótico, similar a la de Santa María en Uncastillo Dos son las portadas que acceden al interior del templo; constituyen bellos ejemplos de escultura románica tardía y se pueden adscribir al taller del convencionalmente apelado «maestro de Agüero. La portada oeste presenta en su tímpano el crismón sostenido por ángeles, y en los capiteles temas vegetales animales y antropomorfos entre los que destaca el de la danzarina (¿Salomé?), por ser habitual en la obra del citado taller. La portada norte, protegida con pórtico moderno, es, a pesar de su peor estado de conservación, superior en monumentalidad y riqueza iconográfica. En un tímpano se representa la Última Cena y en las arquivoltas alternan motivos profanos con escenas de la vida de Cristo, desde la Anunciación a la Crucifixión. En el interior, las obras más destacadas son: en la capilla de San Mateo (la segunda desde el presbiterio, en el lado derecho de la nave), retablo del titular, en tablas pintadas, de estilo renacentista aragonés (h. 1549) y bella mazonería plateresca: San Mateo, San Agustín y San Valero, debajo Santas Justa y Rufina, San Juan Bautista y San Juan Evangelista, y como remate el Calvario. Procede del lugar de Escorón (Z.). En el mismo lugar, seis tallas en piedra de yeso (1,33 cm. de alto) alojadas en hornacinas abiertas en el muro occidental y meridional, identificadas como San Pedro, San Pablo, Santiago el Mayor, San Juan Bautista, Santo Ángel (?) y San Juan Evangelista, son de estilo hispano-germánico de finales del siglo XV, obra de un discípulo local del maestro Hans. En el altar mayor, gran retablo de tablas pintadas, con imagen del titular de talla, dentro de una mazonería gótica de complicada tracería. Obra muy repintada en épocas recientes, que oculta bajo la decoración actual el primitivo retablo gótico, del que aún se advierten dos escenas -Flagelación y Vía Crucis- en el basamento, que llevó a cabo el pintor Blasco de Grañén en 1440.

  • La iglesia del Salvador fue declarada monumento nacional en 1931. De ambas parroquias proceden notables piezas de orfebrería, de los siglos XV a XVIII, que denotan la importancia alcanzada por Ejea de los Caballeros durante dicho tiempo.
  • Santuario de Nuestra Señora de la Oliva: Situado en el lugar de la antigua parroquia de San Pedro Apóstol. Su fábrica actual corresponde a 1765, en que fue reedificado desde sus cimientos. Modelo clasicista y monumental, de planta en forma de cruz latina, cabecera y brazos poligonales, y capillas entre los contrafuertes, al que se ingresa desde los pies mediante pórtico. La nave, de tres tramos, se cubre con bóveda de cañón con lunetos, el centro del crucero con cúpula provista de tambor sobre pechinas, y la capilla mayor con crucería, al igual que los extremos del transepto.

El retablo mayor, de gran formato, es de estilo neoclásico y de fines del XVIII. En hornacina central se encuentra la imagen titular, obra en madera tallada y dorada (1,30 m. de alto), modelo francogótico del siglo XIV, muy restaurado. Nuestra Señora de la Oliva, en pie, con el Niño en el brazo izquierdo y un ramo de olivo en la mano derecha, vino a Ejea el 10-VIII-1600, procedente del monasterio cisterciense de la Oliva (Navarra), cuya comunidad tuvo propiedades en Ejea desde el siglo XIII. En los lados figuran San Benito y San Bruno y como remate San Juan Bautista, tallas de fines del siglo XVIII. A ambos lados del presbiterio, grandes lienzos del siglo XVIII (segunda mitad) que conmemoran, el del lado derecho, la Aparición de Nuestra Señora de la Oliva al rey Alfonso I el Batallador, y el contrario, la batalla que decidió la reconquista de Ejea por los cristianos acaudillados por Alfonso I. En el lado derecho del crucero, lienzo grande de la Inmaculada Concepción (entre San Juan Bautista y San José, a la derecha, y San José y Santa Ana, a la izquierda) firmado y fechado: joseph luzan f(ecit). 1781. En el lado izquierdo del crucero, retablo de Nuestra Señora del Rosario, en estilo barroco tardío (de 1731); obra de talla, muy rica en decoración. En el centro, imagen de la titular, y a los lados, de San Francisco de Asís y de San Antonio de Padua. En las cuatro pechinas que sostienen la cúpula del crucero están pintadas las cuatro virtudes cardinales: son obra de factura dieciochesca, del taller de Luzán, muy notables por su carácter goyesco, a pesar de estar muy restauradas. De los altares que ocupan las diferentes capillas destacan, en el lado derecho de la nave, el de San Antonio de Padua, con lienzo pintado por José Luzán en 1781, firmado y fechado de su mano. En el lado izquierdo de la nave, retablo del Cristo, con talla policromada del siglo XVIII, y retablo de San Roque, con mazonería del siglo XVIII en estilo barroco e imaginería moderna. En él estuvieron insertadas dos tablas pintadas de Santa Águeda y Santa Juliana (1,10 x 0,60 m.) de un retablo en estilo gótico aragonés de comienzos del XVI, procedentes de otro templo de la misma población. En lo alto del coro, que ocupa el último tramo de la nave, lienzo grande de José Luzán con la venida de la Virgen a Zaragoza, portando los ángeles el sagrado pilar. Pintura muy similar a la que procedente de la capilla del Pilar de la catedral de Huesca guarda hoy el Museo Diocesano de dicha ciudad. En la sala alta que accede al camarín de Nuestra Señora de la Oliva, en un armario que contiene diversos objetos litúrgicos, se guarda un busto de la Virgen con el Niño (0,53 m. de alto) en madera policromada. Es obra de estilo flamenquizante, relacionable con la escuela castellana de finales del XV. En el terreno de la arquitectura civil, Ejea conserva todavía algunas casas de interés en estilo aragonés, distribuidas en la zona antigua de la ciudad.

Fuentes