Islas de San Simón y San Antón

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Islas de San Simón y San Antón
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Islas de San Simón y San Antón de España
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EntidadIslas de San Simón y San Antón
 • PaísBandera de España España

Islas de San Simón y San Antón. Al fondo de la Ría de Vigo de España, en la denominada Ensenada de San Simón y pertenecientes al concello de Redondela, se localizan estas pequeñas islas unidas por un puente que cuentan con una extensa e interesantísima historia que por desgracia está llena de infortunios y calamidades hasta prácticamente el siglo XXI.

El conjunto de las dos islas mide 250 metros de ancho y 84 de largo. Además existen otros dos pequeños islotes, San Bartolomé y San Norberto.

A lo largo de su historia la isla fue empleada como monasterio, lazareto, cárcel y hogar para niños huérfanos.

El conjunto de las dos islas está catalogado como Bien de Interés Cultural con categoría de Sitio Histórico desde el 29 de julio de 1999.


Historia

El poder de inspiración artística y criadora de este archipiélago fue una constante en su historia, porque en San Simón caben infinitas novelas. Leyendas de corsarios, de monjes templarios, de batallas, de tesoros ocultos y de viajeros llegados de lejanas tierras, alimentadas por los múltiples avatares de los que este archipiélago fue testigo a lo largo de la historia.

En San Simón quiso [[Julio Verne que había recalado el capitán Nemo en sus Veinte mil leguas de viaje submarino, maravillado por la leyenda de los tesoros de los galeones hundidos en la batalla de Rande. Un pasaje que evocaría Carlos Núñez, un referente en la música gallega, que habla de San Simón y del Nautilus en el disco Maio Longo, recogiendo la testigo de los trovadores medievales que, como Meendinho, dedicaron sus cantigas a San Simón y a la ría de Vigo.Gracias a las narraciones del escritor Joaquín Dicenta conocemos también la vida cotidiana en el lazareto durante uno de los períodos decisivos en la historia de la isla, y fueron incontables los novelistas, poetas, escultores o músicos de todos los tiempos que en ella encontraron la fuerza evocadora para sus composiciones.


Orígenes

Probablemente habitado desde la prehistoria y durante la romanización de la Península Ibérica, no existe documentación sobre la presencia del hombre en este espacio hasta el siglo XII, cuando se confirma la existencia de un monasterio fundado por la Orden del Temple, que permanecerá asentada en la isla hasta el siglo XIII.

A partir de ese momento, tres son los períodos más destacados en la historia de San Simón, y absolutamente diferentes entre sí.

De los asentamientos religiosos que alojaron en la época medieval y las incursiones corsarias y batallas navales que sufrieron en siglos posteriores, las islas pasaron a convertirse en un lazareto marítimo, lo que supuso una transformación absoluta de su fisonomía y propició un gran desarrollo del puerto de Vigo

A principios del siglo XX, tras lo cierre definitivo del archipiélago como espacio de cuarentena, de aislamiento para enfermos infecciosos y de reposo de convalecientes, se abriría el capítulo más amargo de su historia, lo de la reclusión de presos políticos. Teniendo siempre presente a homenaje que se les debe a los represaliados que sufrieron el horror de la Guerra Civil y la posguerra españolas, este negro episodio no debe desvirtuar la verdadera identidad de estas islas como fuente de inspiración, tierra de intercambio y diversidad cultural y motor económico para su contorno. Un pasado milenario que dio paso a un presente llenado de promesas de nuevo esplendor, en este caso presididas por el pensamiento, nuestro principal patrimonio.

Batallas y Leyendas

Quizás fueran sus excelentes condiciones naturales o su cercanía a la ciudad de Vigo los factores que motivaron que la isla fuera testigo de numerosos acontecimientos violentos provocados por conflictos territoriales e incursiones armadas, que desembocarían finalmente en el éxodo de los monjes, buscando lugares menos agitados en zonas próximas a Redondela.

Uno de los episodios más sangrientos tuvo lugar en 1589, cuando Francis Drake atacó diversos puntos de la costa gallega en unas incursiones de las que no se librarían las islas de San Simón. De hecho, las crónicas de la época apuntan a que los últimos ocupantes del convento fueron pasados a cuchillo por el célebre corsario, nominado caballero por la reina Isabel I de Inglaterra pero considerado un pirata por la Corona española.

Apenas había pasado un año de la derrota de la Armada Invencible cuando Inglaterra aprovechó el destrozo de los barcos españoles para saquear nuestras costas y apoyar la insurrección portuguesa contra Felipe II de España. Tras atacar A Coruña, al norte de Galicia, con resultados infructuosos gracias a la heroica resistencia de la ciudad, el vencido y humillado Sir Francis Drake arrasó sin piedad a villa de Vigo y, por extensión, la isla de San Simón antes de batirse en retirada y embarcarse en una nueva campaña contra la Corona española.

El archipiélago se vio inmerso también, el 23 de octubre del año 1702, en la batalla de Rande, cuando una flota armada anglo-holandesa atacó las naves españolas y francesas en la ensenada de San Simón, en plena Guerra de la Sucesión.

Los galeones españoles cargados con el mayor envío que se conocía de tesoros procedentes de América, entraron en Vigo el día 22 de septiembre de 1702. Se refugiaron en el fondo de la ría, pero los anglo-holandeses descubrieron el escondite del preciado cargamento. Los españoles estaban preparados para la incursión, protegidos por la escudería francesa, con cañones en tierra y cadenas cruzadas en la ensenada para impedir la entrada de los buques enemigos. Finalmente, el 23 de octubre comenzó la batalla.

Los anglo-holandeses consiguieron conquistar las defensas de tierra con un ataque anfibio logrando una victoria que se repetiría en el mar tras menos de diez horas de un combate, que dejó los navíos franceses en llamas y abrió una vía libre para llegar a los codiciados galeones españoles cargados de tesoros.

Los españoles hundieron sus barcos y hay historiadores que afirman que fueron tragados por el mar con parte de su preciada carga a bordo. Los atacantes victoriosos no pudieron evitar, a su partida, que encallara el único galeón agarrado, que finalmente hundiría en la salida de la ría de Vigo, alimentando de ese modo a leyenda. Antes de abandonar la ensenada los ingleses saquearon la isla de San Simón y, segundo relata Frei Jacobo de Castro, acuchillaron las imágenes de los santos y quemaron la iglesia.

Tan célebre fue la batalla de Rande que Vigo ganó una calle en Londres para recordar la victoria británica en su ría. Además, esta contienda es quizás la mayor fuente de leyendas relacionadas con la ensenada y la isla de San Simón. El mito del tesoro sigue vivo y no sólo reparó en él Jules Verne. A lo largo de la historia se sucedieron las expediciones para buscar el oro de los ver galeones que reposan en el fondo de la ría.

Tras tantas escaramuzas, las órdenes religiosas acabaron abandonando la isla, que siguió siendo escenario de nuevas incursiones británicas como la del Almirante Michells en el año 1719. También se apunta a una posible visita de las tropas de Napoleón durante la Guerra de la Independencia, en el transcurso de las contiendas que culminaron el 28 de marzo de 1809 con un alzamiento popular que permitió liberar Vigo de la ocupación francesa. La conocida como Reconquista, que se conmemora todos los años con diversas actividades y recreaciones históricas, es un hito fundamental en el desarrollo de la villa, ya que supuso la concesión del título de ciudad.

Lanzamiento Marítimo

La isla de San Simón, agotada de sangrientas contiendas, vivió un período de reposo hasta la llegada de un nuevo enemigo aún más temible que las tropas y los navíos de guerra. El mar sería en este caso el transmisor de hasta entonces desconocidas enfermedades infecciosas que se expandieron en Europa en pleno apogeo del comercio exterior con Asia, América y África. Estas epidemias mortales obligaron a crear por todo lo ver continente numerosas estaciones de cuarentena en las que los pacientes infectados eran aislados de los núcleos de población para evitar contaxios.

La historia contemporánea de la isla comenzaría el 1 de junio de 1838, con la inauguración del lazareto marítimo de San Simón para complementar al centro de Mahón, único hasta entonces en España, saturado de pacientes y situado en el alejado Mediterráneo. La denominación con la que fueron bautizados estos espacios se debe a la orden religiosa militar creada durante las cruzadas para el cuidado de los enfermos de lepra, una afición que se conocía como el Mal de San Lázaro por la creencia de que fue la que llevó a la muerte al hermano de María y Marta, resucitado por Jesús.

La construcción de la casa de plagas de San Simón fue un importante y costoso proyecto de ingeniería y arquitectura que permitiría la transformación de la isla en un centro sanitario no solo para la acogida de enfermos, sino también para el control de infecciones y cuarentena de los tripulantes y pasajeros de barcos procedentes del exterior con destino a los puertos de Galicia y de todo el norte peninsular.

Pocos años después de entrar en funcionamiento, el centro fue clasificado como lazareto sucio, destinado al ingreso de enfermos irrecuperables y desahuciados, con graves enfermedades contagiosas, recluidos en la vecina isla de San Antón.

Por mor de esta recalificación fue necesario separar la zona de cuarentena de los buques y el pasaje, ocupada por San Simón, de la isla de los pacientes contagiosos, San Antón. Ambas estaban comunicadas por un puente flanqueado por dos portalones que sólo podrían atravesar los enfermos terminales y las monjas que los cuidaban.

La creación del lazareto supuso la transformación definitiva de la fisonomía de las islas. Se construyeron edificios con diferentes funciones, infraestructuras portuarias y de servicios para acoger a los numerosos buques que atracaban en el pequeño archipiélago, así como espacios verdes entre los que se encuentra el actual parque o el Paseo de los Buxos, uno de los grandes atractivos de la isla que hoy es un emblema de San Simón por su antigüedad y su singularidad. A lo largo de los 85 años de historia del lazareto se atendió la tripulación y el pasaje de miles de buques que debían transitar obligatoriamente por la isla para pasar la inspección sanitaria y someterse a la cuarentena. Esto implicaba el atraque temporal de los barcos y múltiples necesidades de aprovisionamiento y organización, lo que favoreció la creación de empresas consignatarias y el auge de las actividades portuarias en la ría de Vigo.

Por tanto, y a pesar del desgraciado motivo, el lazareto criado en estas pequeñas islas abrió la puerta a un crecimiento sin precedentes en Vigo y toda su comarca, llegando a convertirse en el principal puerto de la costa atlántica española y precipitando un rápido crecimiento demográfico y un meteórico desarrollo industrial.

Este apogeo fue languideciendo conforme avanzaban las investigaciones sobre tratamiento y prevención de las enfermedades epidémicas. Así, desde finales del siglo XIX, y hasta el cierre definitivo en 1927, el lazareto acabó convirtiéndose en centro de reposo y en sede para la celebración de diversos actos públicos.

Guerra y Posguerra

Tras el cierre del lazareto se realizaron diversas propuestas de reutilización de las instalaciones, entre ellas la creación de un aeropuerto marítimo o una residencia para niños huérfanos. Con todo, la Guerra Civil española paralizó cualquier iniciativa y finalmente la isla se convirtió en colonia penitenciaria, función que desempeñó entre 1936 y 1943, albergando presos de zonas próximas y también detenidos procedentes de otros puntos de España.

Mientras la isla grande se destinaba la prisión, en San Antón se instaló el acuartelamiento de los soldados encargados de custodiar el penal. Una vez finalizada la guerra, la época más dura en la vida de la prisión, y la menos tensa posguerra, la colonia penitenciaria se cerró en el año 1948 y se recuperó como albergue de residencia temporal para los miembros de la guardia del entonces Jefe del Estado, Francisco Franco.

La isla volvería a ser testigo de una nueva tragedia en el año 1950, cuando el naufragio de la lancha A Monchita provocó la muerte de 43 miembros de la guardia de Franco, lo que supone la clausura definitiva del albergue.

Las islas serían reutilizadas durante los años 50 para la creación del Hogar Méndez Núñez para la formación de huérfanos de marineros, un proyecto de vida efímera que funcionó entre los años 1955 y 1963. El cruceiro en homenaje a las víctimas del naufragio de A Monchita, inaugurado en 1958 en el islote de As Cobreiras, al sur del archipiélago, fue el último elemento monumental levantado en el conjunto de San Simón antes de su abandono definitivo, que se prolongó durante treinta años hasta un nuevo resurgir en los años 90 del siglo pasado, gracias al desarrollo del plan director que llevará a la rehabilitación de las infraestructuras.

Riqueza Ambiental

Es en la riqueza ambiental y paisajística de las islas donde arranca su fuerza evocadora. Nada sería lo mismo sin sus jardines, sin los paseos alrededor de la capilla de San Simón, los castaños de indias o los tilos de los Balcanes. Ese mismo mar que llevó los monjes, los corsarios, los galeones españoles o los buques en cuarentena a visitar este archipiélago, ayudó también a recalar en él exóticas especies procedentes de las tierras de ultramar, conformando un arbolado colonial que hoy se alza orgulloso para demostrar la influencia que el intercambio cultural tiene también en su flora.

Incluso en el período de abandono de la isla, en el que se vio invadida por plantas silvestres que crecían sin control, confiriéndole un aspecto selvaxe que nunca había tenido en sus tiempos de lazareto, contribuyó a enriquecer su diversidad. Eso sí, gracias a un profundo proceso de recuperación de los espacios exteriores y ajardinamientos originales en el que se controló la expansión de especies invasoras y se realizaron nuevas plantaciones para enriquecer la diversidad ya existente.

Palmas canarias se mezclan con castaños de Indias, robles, acacias, eucaliptos, cedros del Atlas, aligustres chinos y camelias japonesas. Especies autóctonas y foráneas en total armonía presididas por el gran emblema de San Simón, el impresionante Paseo de los Buxos (bojs), que recibe al visitante con su bóveda centenaria. Este denso tránsito vegetal recorre la parte meridional de la isla por su eje central, entre la capilla y el mirador Boca da Ría. San Simón también acoge una pequeña huerta y zona de vivero para favorecer el reconocimiento de especies de cultivo y árboles frutales llegados en su día de otros lugares del mundo, como es el caso de la patata, el maíz o el kiwi, y que influyeron en mayor o menor medida en los paisajes agrícolas de Galicia.

La ensenada

La ensenada de San Simón alberga el archipiélago, que está muy próximo a tierra, ya que la playa de la parroquia de Cesantes conforma una lengua de arena que apunta a las islas. Un canal de agua separa las islas del continente, pero es imposible llegar a la isla por una vía que no sea la marítima. Está situada en una hermosa ría, la más profunda y meridional de las Rías Baixas gallegas, que se angosta en el Estrecho de Rande, unidas sus márgenes por el emblemático ponte atirantado que en el momento de su inauguración, en 1978, era el de mayor longitud del mundo.

En la ensenada confluyen aguas saladas y dulces gracias a la desembocadura del Verdugo y del Maceira, creando un ecosistema único, con esteiros y zonas de marisma, con juncos y colonias de patos, con garzas reales y moluscos, que elevaron este espacio a la categoría de Zona de Especial Protección de los Valores Naturales y Lugar de Importancia Comunitaria en la Red Natura 2000.

La biodiversidad que propició la mezcla de agua doce y salada conforma un escenario típico de las marismas, con el xunco, la verdolaga marina o la spartina marítima como especies dominantes. A eso se unen las llanas intermareais de arena y limo que quedan a cielo abierto cuando baja la marea en esta ensenada de aguas poco profundas, que se convierten en objetivo de numerosas aves que encuentran en los sedimentos de los fondos marinos su alimento y que le ofrecen al visitante aficionado a la ornitología un magnífico espectáculo.

Grandes colonias de patos de diversas especies coinciden en la estación invernal con aves limícolas, capaces de emigrar las grandes distancias, frecuentes en medios acuáticos y muy aprezadas porque son un perfecto indicador de la salud ambiental del hábitat que ocupan, normalmente zonas húmedas que sufren continuas amenazas y alteraciones. Entre ellas figuran el llamado bilurico, típico de las lagunas gallegas, así como el mazaricano chiador y el chorlito gris, que conviven con garzas reales, gaviotas y cormoranes.

Los crustáceos, moluscos y cefalópodos acercan la fauna típica de las rías gallegas. Utilizan como refugio y criadero el manto vegetal que les proporcionan las praderas de zosteba, conocida como seda de mar, que al favorecer los procesos de sedimentación origina una gran diversidad y productividad biológica.


Arte de San Simón

El poso histórico de un pasado milenario y la fisonomía de los jardines han contribuido a darle a todo el conjunto de San Simón un aire decimonónico en el que tanto los espacios exteriores como las edificaciones conforman un gran centro de exposiciones para las artes plásticas, que completan la belleza inspiradora de este escenario único. En estanques, en vestíbulos, en el cementerio, en plazuelas, escondidas entre árboles o el mismo mar, donde el capitán Nemo y sus buzos le dan la bienvenida al visitante, nos sorprenden las esculturas de destacados autores gallegos. Como ya había ocurrido con poetas, narradores y trovadores de todos los tiempos, los artistas encontraron en la historia de esta isla innumerables fuentes para realizar su particular homenaje, desde la emigración y la represión hasta las viejas leyendas, la lírica medieval, la cultura del mar o la propia calma que se respira en San Simón. El arte convive con arquitecturas como el puente de cantería con tres arcos diseñado por Alejo Andrade, la capilla con fachada de estilo neoclásico o el viejo embarcadero y sus cinco muelles.

Conjunto Escultórico

El parque botánico del conjunto de San Simón cobró una gran personalidad gracias a las esculturas que pueblan tanto exteriores como interiores completando el conjunto natural y escultórico. En la visita al archipiélago podemos encontrar obras de artistas como Francisco Leiro, Manolo Paz, Manuel Ferreiro Badía, Moncho Lastra, Silverio Rivas, Francisco Remiseiro, César Lombera, Manuel Coia, Sergio Portela o Jorge Barbi. Una de las obras más conocidas es el monumento parcialmente sumergido en la ribera este de la isla, que recuerda el escritor Jules Verne y sus Veinte mil leguas de viaje submarino, del que son autores Moncho Lastra y Sergio Portela.

Otra de las esculturas emblemáticas de San Simón es la dedicada a los trovadores del mar de Vigo, obra de Manuel Ferreiro Badía, dedicada a Meendinho, Martín Codax y Johán de Cangas. A Cruz de Parella, O ofrecemento da auga, Ventá ao futuro, Xoán sen medo o San Ero son otras de las numerosas esculturas integradas en el paisaje tanto exterior como interior, en una cuidada fusión de naturaleza y piedra que contrasta con las desoladoras imágenes del abandono en el que estuvo sumida la isla a partir de los años sesenta.

Naturaleza

San Simón y San Antón son las islas mayores del archipiélago, que se completa con los islotes de Cobreiras y Pena Blanca. El gran patrimonio del conjunto es sin duda su riqueza paisajística, con unos parques y jardines con una personalidad que se fue cimentando a lo largo de los siglos gracias a la incorporación de nuevas especies traídas de otras tierras y fusionadas con las autóctonas. La fuerza de la vegetación cercada por el mar se confirma en la gran seña de identidad de San Simón: el Paseo dos Buxos. Esta espectacular bóveda vegetal de buxos centenarios es sólo un ejemplo de la diversidad paisajística de la isla, en la que la piedra de los cantiles, los muelles y los malecones, entre los que irrumpe el cristal del mirador invitando a disfrutar de unas vistas espectaculares, son los encargados de enmarcar el verdor del conjunto antes de llegar al azul del mar.

Actividades

  • Con barqueira e remador.
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Taller internacional de traducción poética Cada año se celebra en San Simón este encuentro internacional, en el que seis poetas/traductores intercambian durante una semana sus experiencias en el ámbito literario y traducen a o su idioma la obra poética de sus cinco compañeros y compañeras. Una iniciativa que permite divulgar, a su regreso a los países de origen, los versos de los poetas participantes en cada edición. La isla de San simón retoma su simbolismo para la lírica gallega y se enriquece con el trabajo y con la cultura de las procedencias más diversas. Dirigido por Yolanda Castaño, con el patrocinio de la Secretaría Xeral de Cultura.


  • San Simón Fiddle Camp

La Asociación Cultural Galicia Fiddle desarrolla en la isla el San Simón Fiddle (SSFC), un curso de música especialmente destinado a niños y niñas, donde se combinan actividades musicales con otras de diversión y tiempo libre. El curso se dirige la aquellos alumnos que tengan como mínimo un año de conocimiento de instrumento. No obstante, con la intención de ofrecer la posibilidad de tener una primera aproximación al violín tradicional, el SSFC abre un grupo destinado a principiantes en el que no será imprescindible tener conocimiento alguno del instrumento.

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  • Festival Sinsal

La extensión del Festival Sinsal en la isla de San Simón acoge uno de los acontecimientos más hermosos y especiales de cantos eventos musicales hay durante el año. En horario diurno, por toda la isla, desde el mediodía hasta el atardecer, artistas de todo el mundo se juntan para presentarles su música a niños, adolescentes, adultos y mayores en una experiencia única y sin precedentes en España.

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  • Visitas culturales guiadas

Las islas de San Simón y Santo Antonio acogen visitas culturales para conocer estos espacios declarados Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1999, y que también forman parte de la Red Natura 2000 como hábitat natural europeo protegido. Con una fuerte carga simbólica colectiva vinculada con sus diversos papeles a lo largo de la historia, San Simón fue testigo de tragedias y avatares marítimos, idílica referencia literaria de la poesía medieval, refugio monacal, lazareto para enfermos infecciosos y cárcel del régimen dictatorial franquista para aislamiento político. Hoy es un espacio público para el desarrollo cultural de Galicia, abierto a las visitas organizadas de aquellos que deseen acercarse.

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  • Batalla de Rande a nado

La isla de San Simón acoge las actividades de la asociación deportiva Islas Cíes-San Simón como meta de la Batalla de Rande a nado. Una travesía a nado de unos 27 km de longitud que, partiendo de las Islas Cíes, entrada natural de la ría de Vigo, recorrerá los ayuntamientos de Aldán, Cangas, Moaña, Domaio, pasa por debajo del puente de Rande para entrar en la ensenada de San Simón y finaliza en la isla.


  • Campamentos de verano del Ayuntamiento de Redondela

Las instalaciones de la isla de San Simón se le ceden cada año al Ayuntamiento de Redondela con el fin de desarrollar los campamentos municipales. En turnos de una semana, los campamentos se destinan la rapaces y chavalas de Redondela de entre 10 y 16 años. Entre otras actividades destacan los talleres de cuero, abalorios, reciclaje, desafíos en grupo, gincanas etc.


Fuentes