Jorge Ruiz Ramírez

En el año 1947 arribó a Taguasco, procedente de La Habana, el Doctor Jorge Ruiz Ramírez, venía a conocer y explorar este territorio, para posteriormente decidir si se vendría a vivir con su familia y ejercer su carrera de medicina en esta localidad.

Hijo de un mambí veterano de la guerra de independencia y sobrino de dos tíos de igual condición mambí, se instaló de inmediato en una casa arrendada en la calle que hoy día lleva por nombre José Antonio Echeverría, e igualmente arrendó, para su consulta, un local contiguo a la farmacia en el centro del pueblo.

Supo darse a respetar y a querer por todos en este lugar, entusiasta, fanático a la práctica de varios deportes, desinteresado y muy humano. Llega a consultar gratuitamente y a regalar el dinero necesario a sus pacientes para que puedan adquirir los medicamentos necesarios, dona su propia sangre para salvar la vida de un niño y transporta en su auto hasta la capital a varios pacientes para que sean mejor atendidos.

Fue asesinado el 24 de octubre de 1957 cuando trataba de salvar la vida de un herido de bala, su asesinato fue ampliamente repudiado por tratarse de un hombre – médico, al que torturaron, golpearon atrozmente y balearon por el único delito de tratar de salvar vidas humanas. Este galeno fue atraído por Taguasco e inmortalizado por su actuar, en este propio territorio.

Orígenes y llegada a Taguasco

En Guasimal, territorio perteneciente a la provincia Sancti Spíritus, nace José, padre de Jorge Ruiz Ramírez, es hijo de una familia humilde compuesta por sus padres y seis hermanos; tres hembras y otros tres varones, los varones llamados Wenceslao, Rafael y Alejo, todos de apellidos Ruiz Rubio.

José Ruiz Rubio (Pepe) participa junto a sus hermanos Wenceslao y Alejo en las luchas independentistas como soldados, formando parte de la tropa de Máximo Gómez lo cual es reflejado en varias de las bibliografías consultadas. Alcanzando Wenceslao el grado de Alférez y José el de Sub. Teniente.

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Machete libertador de José Ruiz Rubio, padre del Mártir

Muestra de ello lo constituye el machete que se exhibe hoy día en la sala principal del Museo Municipal de Taguasco, donado por la familia Ruiz Pina. Este objeto perteneció a José Ruiz Rubio (Pepe), padre del Doctor Jorge Ruiz Ramírez, instrumento que lo acompañó en toda la contienda mambisa.

José Ruiz Rubio (Pepe) después de concluida la guerra se muda de Guasimal a Sagua la Grande, convirtiéndose allí el 8 de septiembre de 1918, en progenitor del Doctor Jorge Ruiz Ramírez.

Poco tiempo después esta familia decide mudarse a la capital, y residen en la zona de Santo Suárez de la Ciudad de La Habana, aquí Jorge culmina todos sus estudios y comienza a trabajar para poder pagarse los estudios de medicina que realizaba de forma simultanea. Después de graduado es invitado por un primo comerciante José Ruiz Pina, que residía en ese entonces en la capital, para que lo acompañara en un viaje por el interior del país, hasta la localidad de Taguasco donde residían varios primos y tíos.

Vivienda

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Local para brindar consulta

El medico recién graduado acepta la propuesta del primo y visita Taguasco en ese año 1947. Tanto queda impresionado por el lugar, que rápidamente se instala, junto a su joven esposa, en una casa arrendada que hoy día conserva su fachada original y está ubicada en la calle José Antonio Echeverría #7.

Establece su consulta permanente en un local arrendado en la actual calle Camilo Cienfuegos, donde radica hoy día el área de medicina verde y contigua a la farmacia del Consejo Popular de Taguasco.

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Primos hermanos de Jorge Ruiz Ramírez

Jorge se apoya en parte de su familia residente en la localidad y con cierta solvencia económica, para conseguir el financiamiento inicial de su residencia y consulta. En la foto que se muestra aparecen los únicos primos hermanos que aún viven y habitan en Taguasco, en la calle 14 norte #1 (Casa de Altos), en el fondo aparece a la derecha una foto del Doctor Jorge Ruiz Ramírez y a la izquierda otra perteneciente a Alejo Ruiz Rubio, tío del médico y padre de los primos Isabel Ruiz Pina y Ramón E. Ruiz Pina.

Desempeño como médico en el territorio.

Aunque tenía a su disposición un local fijo para su consulta casi en el centro del pueblo, nunca dudó en salir y socorrer a cualquier paciente que lo necesitara, según las personas entrevistadas jamás negoció sus servicios, o sea, lo primero era el paciente, si traía dinero lo atendía y si no lo atendía igual y en repetidísimas ocasiones después de culminada la consulta era el propio galeno quien le regalaba a su paciente el dinero para que este pudiera adquirir los medicamentos que necesitaba y realizara su tratamiento y cura lo más rápido posible.

Existen varias anécdotas en relación con su faceta profesional que se relacionan a continuación:

• Cuenta su primo hermano Ramón Ruiz Pina (Mongo) que un día, un campesino pobre le comunicó que él necesitaba que el médico atendiera a su hija, se quejaba de mucho dolor en ambas piernas, al parecer dicho señor no disponía del dinero para visitar la consulta, cuenta que el médico que se encontraba tomándose un refresco se volteó y le indicó a la pequeña que se descalzara y caminara hacia el frente, le indicó que caminara nuevamente, seguidamente apartó al padre de su hija y le recomendó que debía conseguir un transporte y trasladar a su hija hacia Sancti Spíritus, porque su diagnóstico era poliomielitis y él no disponía de los recursos y medios para confirmarlo, el padre obedeció y a su regreso les contó a todos del asombro de los médicos de Sancti Spíritus por un diagnóstico tan acertado.

• Cuenta Lorenzo Nazco que su hermano Caridad tenía un tumor en una de sus piernas y nadie se atrevía a curarlo y que fue Jorge quien en su propio auto lo traslado a la capital y él mismo lo intervino quirúrgicamente para abaratar el tratamiento y todo fue un éxito.

• Cuenta una señora residente en Santa Rosa que una vecina suya de aproximadamente 35 años y embarazada, se pasó toda una noche con una gran hemorragia vaginal, al otro día fueron a buscar al médico Jorge, este en su propio auto fue hasta el lugar, tamponeó a la mujer y como su auto no pudo llegar hasta la casa por un gran cerro de piedras que dificultaba el paso, la trasladaron hasta su auto y de allí a la consulta donde Jorge detuvo la hemorragia salvando a la mujer.

• Cuenta una de sus ex empleadas domésticas y que aun vive que a su hijo mayor Carlos se le presentó repentinamente un dolor de apéndices, para operarlo necesitaba una donación de sangre y que fue el propio médico Jorge Ruiz Ramírez quien extendió su brazo para donar la sangre y poder operar el hijo de esta mujer.

• La más conocida de sus anécdotas fue la que lo inmortalizó el 24 de octubre de 1957. Sabía que era médico, conocía sus obligaciones dentro de su profesión, trataba a toda costa de cumplir con su deber como médico: salvar vidas bajo la circunstancia que fuera, confiado en que iban desarmados todos asumió como muchas otras veces el traslado de un paciente a una clínica, para tratar de curar su patología, en este caso se trataba de heridas de balas con perdida abundante de sangre.

Asesinato del Doctor Jorge Ruiz Ramírez.

No era un hombre médico que desde la clandestinidad tomaba un arma y se batía a tiros con sus enemigos, no era un médico que desde una trinchera y portando un arma defendía una determinada posición militar o trataba de conquistar otra. Era un simple hombre, civil, desarmado que tenía un título y una profesión con un juramento de salvar vidas humanas en las condiciones que fueran necesario, como acostumbraba él a hacerlo.

Su sentido del deber, su respeto por su trabajo y la gran humanidad que existía en su interior lo llevaron a actuar en contra de los muchos consejos que le dieron amigos y familiares, el acompañamiento de un paciente herido de bala (el Palmerito) al hospital de Sancti Spíritus, bajo una situación política muy tensa debido a la guerra que en aquel momento se desarrollaba en el país y que de sobra él conocía. Con el valor necesario para asumir un tipo de acción cómo esta, localizó a su amigo Agapito Moya y lo comprometió a que le sirviera de chofer para transportar al herido, confiado quizás en que todos eran civiles desarmados y que por su condición de médico sería considerado y respetado según los acuerdos de tratados internacionales al respecto ejecutó dicha acción.

El capitán de la dictadura batistiana Ramón Mirabal encolerizado por los hechos acontecidos anteriormente en Taguasco protagonizados por el Palmerito (la muerte de un soldado y un teniente de la guardia rural), descargó toda su furia e instintos torturadores sobre el propio Palmerito, Agapito Moya y Jorge Ruiz Ramírez.

El cuerpo del doctor Jorge Ruiz Ramírez, según sus familiares y testigos oculares presentaba múltiples quemaduras, huesos rotos y heridas de bala.

Al doctor Jorge Ruiz Ramírez en el cuartel de Sancti Spíritus le dieron con la culata de un fusil por el hueso temporal (la frente) hundiendo esta área y dañando su cerebro, según sus familiares y testigos oculares presentaba múltiples quemaduras, huesos rotos y heridas de bala al igual que sus dos compañeros.

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Despedida de duelo con amigos y familiares antes de ser llevado a su última morada

Dichos cadáveres fueron botados cerca de Jíquima de Peláez, Cabaiguán, y luego trasladados hasta el cementerio de Zaza del Medio; el del médico se llevó hasta Taguasco donde permaneció pocas horas en la casa de su primo hermano Rafael Ruiz Pina (Felo), pues la esposa del médico y su madre decidieron de mutuo acuerdo trasladarlo para la capital donde residía su padre y brindarle allí los cortejos fúnebres en su honor.

Su asesino el ex capitán Ramón Mirabal aunque trató de evadir la justicia revolucionaria luego del 1 de enero de 1959, permaneció oculto por algunos años, finalmente fue identificado, denunciado, capturado, procesado por un tribunal revolucionario en la audiencia de la ciudad de Santa Clara, y condenado por los crímenes cometidos a la pena de muerte por fusilamiento, la cual se llevó a cabo en los alrededores de Cabaiguán.

Actualmente en el Museo Municipal de Taguasco se encuentran en exhibición varios de los objetos personales del Doctor Jorge Ruiz Ramírez que fueron donados por familiares y amigos de dicho mártir, a continuación se muestran algunos.

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  Vitrina de exposición en el Museo Municipal de Taguasco en memoria al Mártir.

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  Libreta personal del doctor adaptada como Historia Clínica de sus pacientes.

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  Espejuelos y soportes del calzado del Mártir, pues padecía de escasez de visión y patologías Ortopédicas.

Otras anécdotas del médico Jorge Ruiz Ramírez.

Era aficionado al deporte, participaba activamente en las actividades del club de pescadores de Taguasco; en una ocasión y de regreso a Taguasco, después de concluir una pesca en Ciego de Ávila, el camión que los transportaba fue detenido y todos los pescadores apresados por considerarlos revolucionarios. Le gustaba la natación y el tenis de mesa, practicaba voleibol en un terreno aledaño a su vivienda, apoyado por su esposa y por otras muchachas del vecindario, las trasladaba en su propio auto hasta Santiago de Cuba, Ciego de Ávila y con mayor frecuencia al Tenis Club de Sancti Spíritus para jugar con otros equipos.

Muy fanático al béisbol y muy defensor de su territorio, acompañó al equipo de Los Ripiaos en casi todos sus campeonatos, transportándolos, pagándoles bebidas y comidas, además de filmándoles películas cuando jugaban. Durante los juegos de pelota estimulaba a los jugadores de los Ripiaos proponiéndoles dinero si hacían buenas jugadas. Cuentan que una noche un integrante de dicho equipo se encontraba en la periferia de un baile porque no tenía dinero y Jorge Ruiz le regaló lo suficiente como para que se divirtiera en grande toda la noche.

Desinteresadamente llevaba a peloteros y amigos en su auto a la capital para presenciar los juegos de béisbol de las grandes ligas, los que le servían como preparación a los atletas de Los Ripiaos y siendo presidente de la Colonia Española de Taguasco, puso en práctica un proyecto de construcción de un área de recreo que incluía una piscina y una edificación en los terrenos que hoy día ocupa la casa de los combatientes que no pudo ver realizarse pues la muerte lo sorprendió.

Según vecinos, le gustaba mucho bailar e invitaba a amigas y amigos para públicamente enseñar y aprender de esta actividad. Dicen además que era muy entregado a su esposa e hijos, querido por todos y bien llevado, que no tenía enemigos, que era generoso y acostumbraba a prestar y regalar dinero sin interés alguno, muy humano, que empleó en su casa a un pobre haitiano (Bernardo) al que vestía como rico y se paseaba en sus mejores caballos, que la noche antes de su asesinato se encontraba en La Colonia Española de Taguasco, quería jugar al poker y para conseguirlo le prestó dinero a algunos presentes para poder jugar, aquella noche perdió cerca de trescientos pesos.

Fuentes

• Revista Bohemia. No 27. Fecha: 2 julio 1982.
• Documentos, testimonios, anécdotas ofrecidas por Carlos Ramón Ruiz Sánchez (primo de Jorge Ruiz Ramírez) y otros familiares y amistades.