Lino Dou Allión

Lino Dou Allión
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NombreLino Dou Allión
Nacimiento1871
Fallecimiento1939
La Habana
Causa de la muerteCáncer
NacionalidadCubana
CiudadaníaCuba

Lino Dou Allión desde su incorporación a la Guerra Necesaria estuvo muy vinculado a la personalidad de José Maceo Grajales con quien mantuvo una amistad muy profunda. Al finalizar la guerra al igual que muchos mambises pasó a ser miembro de la Asociación Nacional de Veteranos de la Independencia. Llegó a formar parte de la comisión liquidadora de pensiones de los exmiembros del Ejército Libertador. Supo con su pluma poner muy en alto los ideales de igualdad y independencia por los que entregó su vida.

Lino Dou Allión

En Santiago de Cuba, la capital de la provincia oriental, cuna de patricios ilustres, vió la luz, en el año 1871 Lino D´ou Allyón hijo de Barbara Allión y Lorenzo Dou Calderón. Cursó sus primeros etudios en el Colegio que dirigiera el maestro Juan Portuondo, quien fue laborioso de virtudes cívicas. Terminó sus estudios primarios , y en las aulas al igual que otros jóvenes de la ciudad, y al calor de las nobles prédicas de sus maestros, se fueron forjando sus ecepcionales condiciones de carácter, que le permitieron, desde la juventud, hasta el último minuto de su vida inmaculada, proyectarse siempre hacia los ideales de igualdad y justicia. Desde su época de estudiante de derecho, estuvo vinculado a la lucha por los derechos raciales de los negros y mulatos. Publicó varios de sus trabajos en el periódico La Igualdad (1892-1895).


Su vida al lado de José Maceo

Lino fue ayudante de campo de José Maceo y compartió junto a él la vida en la manigua y tuvo la oportunidad de relacionarse con el León de Oriente, con el que llegó a mantener magníficas relaciones y contarse entre sus amigos más allegados. Compartió con José su pasión por la literatura y sostenía con él discuciones sobre temas literarios. Tal relación llevó a Lino a expresar de José: “Por su valor inmensurable, por su ingenuidad, por su ternura, por su piedad fuera del combate, José Maceo fue un hombre que sembró afectos”1 La tragica caída en combate de José Maceo en Loma del Gato, - su jefe y amigo entrañable – quedó turbado el espíritu del Coronel Limo D´ou, que terminó la guerra bajo las órdenes del enérgico y valiente General Demetrio Castillo Duany, de cuyas fuerzas fue jefe de Estado Mayor. Fue uno de los que participó en el primer entierro de José Maceo al lado de Porfirio Valiente del Monte, Tomás Padró Griñán y Lorenzo González.

Primeras actividades desarrolladas al surgimiento de la República Neocolonial

Al finalizar la Guerra Necesaria y con ello, iniciados los preparativos para la vida de la soberanía, el Coronel D´ou ingresó como cartulario en el bufete del gran abogado Antonio Bravo Correoso. En los inicios de la República Neocolonial se interesó por la vida política y fue designado para la Secretaría de Gobierno Provincial, y en el cargo, al solicitar licencia el Gobernador, desempeñó dicho cargo con entereza y probabilidad que fue la eterna compañera de su vida. No pasó mucho tiempo sin que el voto de sus coterraneos, lo llevasen a la Cámara de Representantes, donde dió pruebas evidentes de su amor a la patria que ayudó a libertar. Político de convicciones, jamás traicionó el programa de su partido, y ciudadado honesto, nunca hizo de la República, que contribuyó a fundar, escalón para aumentar su hacienda, ni pedestal para recibir honores. Entró pobre al recinto de la leyes, y cuando teminó su periodo, empezo a trabajar de nuevo para mantener en el mástil del decoro la bandera de su dignidad. De legislador, pasó a segundo interventor de la República, y después, al de Pagador de las pensiones de sus compañeros de armas, cargo del que se retiró, aunque se mantuvo en plenas actividades en otros sectores de la vida nacional.

Labor como funcionario del estado

Hombre jamás remiso al reconocimiento de las virtudes de otros, se sintió orgulloso de haber sido secretario particular de Don Manuel Despaigne, patriota y ciudadano austero, que como funcionario del Estado siempre marcó rutas de decoro, dignas de imitación, y como si no fuera poco, laboró en la Comisión liquidadora del Ejército Libertador, al lado del Generalísimo Máximo Gómez, que siempre le brindó su amistad, reconociendo en el joven compañero de luchas excepcionales condiciones de honradez.

La masonería en Lino

En las distintas instituciones fraternales a que perteneció,Masonería siombólica y filosófica, ofdelismo y Caballero de la Luz, así como en el nacimiento de las Asociaciones “Hijas de la Acacia”, laboró con la palabra y la pluma, siendo un verdadero interprete de los postulados y doctrinas de dichas agrupaciones.

La pluma en Lino Dou

Escritor ameno, de un estilo peculiar, pero enjundioso de periódicos y revistas de la capital y provincia, manteniendo inalterables sus convicciones, dispuesto siempre a romper lanzas en defensa deCuba y de sus hermanos de raza. Fue redactor de Minerva, revista quincenal dedicada a la mujer de color que reflejaba los problemas de la mujer de la raza negra y colaborador de la “Revista Labor Nueva”, dedicada a tratar los problemas de los negros cubanos desde el punto de vista de estos y del de los que luchaban contra la discriminación racial, la “Revista Adelante”, revista mensual que divulgó las creaciones literarias y artísticas del negro, aunque no limitó a éste su radio de acción. . Colaborador de la sección “Ideales de raza” del Diario de la Marina con la cual el diario logró atraer al público de ascendencia africana; Director del periodico El Mundo, el cuya sección “La Marcha de una raza” colaboró Nicolás Guillén. Fue miembro destacado de la Asociación de Escritores y Artistas Americanos, participó de todos los actos culturales.

Su muerte

Días antes de morir le dice a su amigo Enrique Loynaz en tono solemne: “yo sé que me queda poco tiempo ; los míos sabrán defenderse; pero me voy con una gran pena, pensando en Cuba...”. Aún en su lecho de muerte Lino se sentía inquieto por el provenir de la patria a la que había entregado su juventud, hasta que la enfermedad que minó sus fuerzas, en el año 1939 lo llevó a la muerte.

Su sepelio

Su sepelio fue exponente del aprecio que había merecido entre todas las clases sociales de la nación; centenares de personas acompañaron sus restos mortales. Como hombre de la guerra emancipadora le fueron rendidos todos los honores militares, y cuando el toque de silencio, rendía el último tributo, a quien tantos mereciera, la palabra elocuente y autorizada del general Enrique Loynaz del Castillo, como compañero en la contienda gloriosa y el en nombre de sus familiares agobiados por la pena, dijo, exaltándolos merecidamente, los méritos y virtudes indiscutibles del compañero , amigo y hermano.

Fuente

  • Dou Ayllión, Lino: Papeles del teniente coronel Lino Dou, Ediciones Unión, La Habana, 1983.