Ocasionalismo

Ocasionalismo
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Concepto:Teoría idealista religiosa; afirma en lo esencial que el alma y el cuerpo no actúan directamente una sobre el otro, y viceversa.
Ocasionalismo. (del latín “occasio”: ocasión). Teoría idealista religiosa del siglo XVII; intentaba superar lo que tiene de inexplicable la interacción de alma y cuerpo si se acepta el dualismo de Descartes; para ello, explicaba todos los fenómenos psíquicos y físicos, así como sus influencias recíprocas por la intervención directa de Dios. El espiritualista francés Malebranche llevó el ocasionalismo hasta el extremo de considerar como acto divino toda condicionalidad casual.

Sentidos diferentes de ocasionalismo

En dos diferentes sentidos puede entenderse el ocasionalismo. De manera estricta como el conjunto de las teorías que varios pensadores cartesianos o filósofos influidos por Descartes propusieron con el designio de resolver el problema de la interacción entre las sustancias, la pensante y la extensa. En otro sentido más lato como una serie de tesis que diferentes escuelas, y diferentes filósofos y teólogos, de la antigüedad o de la época moderna, presentaron y sostuvieron para dar una solución al problema del conflicto existente entre el determinismo, la providencia o predestinación divina, y el libre albedrío humano.

Ocasionalismo en sentido estricto

El primero de los sentidos o sentido estricto apareció de modo definido con el dualismo cartesiano. En cuanto éste era admitido, se presentaban varias soluciones.

  1. Entender que debe haber, al mismo tiempo, una sustancia pensante y extensa. Esta concepción fue, justamente, la sostenida por el mismo Descartes, mediante la tesis singular de que el alma tiene su sede en la llamada glándula pineal.
  2. Considerar que las dos sustancias, la pensante y la extensa no son otra cosa que dos atributos correspondientes a una única y singular sustancia que es la divinidad, o Dios. En tal posición se encuenra la filosofía de Baruch Spinoza.
  3. Admitir que las dos sustancias, extensa y pensante, han sido como predeterminadas ab initio por Dios, de tal manera que pueden asemejarse al funcionamiento de dos relojes que marchan simultánea y sincrónicamente, no por azar, ni por ninguna otra razón, sino por "una armonía preestablecida". Tal ha sido la solución de Geulincx y Leibniz.
  4. Concebir que en cada "ocasión" en que se produce un movimiento anímico, Dios interviene para provocar el correspondiente movimiento en el cuerpo. O al revés. Esta es la solución estrictamente denominada "ocasionalista". Posición de Malebranche.

Puede advertirse, de este modo, que el ocasionalismo sustituye el concepto de causa o causalidad, por el de ocasión. Esto sostiene la implicación de que toda causa está circunscrita a una situación, ocasional.

Algunos pensadores que representan esta doctrina entienden que Dios ha intervenido, de una vez para siempre, con el propósito de determinar de modo adecuado la relación entre las dos sustancias.

Pero también han estado los que sostuvieron -o sostienen- que hay una intervención continua y persistente en el tiempo, de Dios.

Así pues, el ocasionalismo se presenta como una reacción y una alternativa crítica a la gnoseología con raíces aristotélicas, aquel realismo antropológico cognoscitivo que tanto había influido en la formación de una perspectiva filosófica cristiana durante la época medieval.

Ocasionalismo de Nicolás de Malebranche

Artículo principal: Nicolás_de_Malebranche

Malebranche tiene como referencia significativa a Descartes; fue uno de los continuadores del pensamiento filosófico cartesiano. Asimismo añadió a su propio pensamiento aspectos teológicos san agustinianos, su otro gran referente. Esta síntesis entre San Agustín y Descartes llevó a Malebranche a plantear el ocasionalismo: filosofía bastante radical con respecto a los asuntos metafísicos tradicionales.

El ocasionalismo lleva hasta sus últimas consecuencias el dualismo cartesiano res cogitans - res extensa: niega que exista alguna conexión entre ambas substancias. Al igual que Descartes, para Malebranche el alma y la extensión son substancias, es decir, cada una de ellas puede concebirse sola sin la necesidad de concebir alguna otra cosa que la soporte. Estas dos substancias tienen sus propias modificaciones, sus modos de ser. Los modos, a diferencia de las substancias, necesitan de algún sustrato en el cual puedan ser.

Alma y extensión son entonces dos substancias diferentes e independientes la una de la otra. Esto porque los modos de la extensión son básicamente relaciones de distancia: pueden medirse, compararse, cuantificarse… es decir, son objeto de la geometría. En cambio, los modos del alma -razonamientos, sentimientos, deseos… pensamientos- no aceptan el mismo trato. Por lo tanto, son substancias completamente diferentes. Lo que está aquí en cuestión es la materialidad del alma y de sus modos. No es un tema que Malebranche cuestionó. Tampoco que el cuerpo humano sea meramente material o extenso, y que por lo tanto, no piense. Por ello, planteó estos modos del alma absolutamente independientes de la extensión: dice Malebranche que se puede pensar sin la necesidad de la extensión, del cuerpo. ¿Se puede pensar sin un cuerpo, no siendo cuerpo?

Malebranche incorpora en su filosofía la célebre frase:

"cogito ergo sum". Yo soy algo que piensa, nada más. Y como este modo no le es propio al cuerpo, yo no soy cuerpo.

En los planteamientos anteriores, Malebranche es bastante cartesiano. Sin embargo, Descartes identificó un punto de conexión entre alma y cuerpo: la glándula pineal. Fue su respuesta a la problemática de no ser éste cuerpo, sino ¿cómo se explicaría el que las manos escriban lo que estoy pensando? En cambio, Malebranche rechazó alguna conexión entre alma y cuerpo, por más pequeña o rara que sea -como la glándula pineal. Su respuesta a la problemática anterior fue un tanto más radical: el ocasionalismo.

Malebranche puso el alma a vivir en un mundo inteligible que no tiene ninguna comunicación con el mundo material, al cual pertenece el cuerpo. Este mundo material es un mundo invisible para los seres humanos. Por lo tanto, se está imposibilitado para conocer el mundo tal y como es . ¿Cómo se conoce? ¿Qué se conoce? ¿Cuál es la garantía de que se conozca algo, de que algo exista, de que se exista? La respuesta de Malebranche es Dios.

En Malebranche, el ser humano es enteramente pasivo: la única forma de que conozca algo es que lo reciba (pasivamente, sin ni siquiera un acto de apropiación) en su ser. Y según Malebranche, Dios es el que imprime las ideas en el hombre, pues es el único que tiene acceso a los objetos del mundo ya que es infinito, omnipresente y omnisciente. La noción de Dios malenbranchiana encierra o contiene absolutamente todo lo que es: la extensión que se percibe es la extensión inteligible contenida en Dios, la representación de la extensión en sí que sólo Dios conoce. Dicho de otra manera, Dios es causa de si mismo y de todo lo que existe. De aquí que sea causa del conocimiento, que lo ocasione. Lo que se conoce es lo que se ve por y en Dios: tal es la tesis de Malebranche.

En las tesis de Malebranche se puede advertir la presencia de presupuestos comunes. En primer lugar, la consideración de que cada individuo no es un actor independiente en el escenario del mundo, sino un mero espectador que aprecia lo que sucede. Por otra parte, la doctrina de que las acciones en que se está involucrado no son provocadas por el ser humano, sino por Dios. También se encuentra la idea de que no es el sujeto el que ejecuta los movimientos del cuerpo como consecuencia de los movimientos de su alma, sino que es Dios el artífice que los promueve.

Fuentes