Pedro Margarit

Pedro
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Pedro de Margarit, en el monumento de Colom de la capital catalana
NombrePedro Margarit
Nacimiento1456
Castell de Ampurdà (Gerona), Bandera de España España
Fallecimiento1497
OcupaciónMilitar

Pedro Margarit. Fue un militar, marino y colonizador español. Caballero catalán de noble familia, pariente lejano del obispo de Gerona, Juan Margarit. Nació en el Ampurdán (Gerona) a mediados del siglo XV.

Síntesis Biográfica

Descendía de noble familia catalana, que desde siglos atrás había prestado relevantes servicios a los monarcas y que, en el siglo XV, se honró con un varón tan docto como el historiador don Juan Margarit, obispo de Gerona.

Inicios

Nació hacia 1456 en Castell de Ampurdà (Gerona). Hijo de Constanza Margarit y Juan Bertrán pertenecía a una conocida familia de marinos barceloneses. Figura como vecino de Zaragoza en 1490 tras haber pasado mucho tiempo en la corte desde 1478 como continuo de los reyes, puesto que hizo compatible con sus servicios al duque de Villahermosa. Margarit, alguacil del Santo Oficio de Zaragoza en dicho año de 1490, fue beneficiado por Fernando el Católico el 30 de octubre, en correspondencia a los servicios prestados, sueldos a percibir con cargo a los bienes que se habrían de confiscar a los herejes de Barbastro, así como el beneficio de las propiedades de un vecino de Tarazona condenado por el Santo Oficio.

Trayectoria Militar

Por su participación en la guerra de Granada, el rey le premió con una merced de 400 sueldos anuales sobre el peaje de Zaragoza y otra por la que se le adjudicaba el derecho de montazgo en Daroca, de nobis plurimis serviciis in hoc Bello Granate et alias prestitis, in eorumdem serviciorum aliquam recompensam..., ambas con fecha 7 de julio de 1491. Todo ello, además del hábito de la orden militar de Santiago evidencia la estima y confianza que Fernando el Católico tenía hacia la persona de Pedro Margarit, un caballero muy principal aragonés, en frase del padre Las Casas.

La mención viene como consecuencia de que en el segundo viaje de Colón, que salió el 25 de septiembre de 1493 figura Margarit como maestro de armas de la expedición que habría de defender las nuevas tierras encontradas de la ambición de los portugueses. Mantuvo buenas relaciones con Colón, a quien había conocido durante el largo tiempo en que el nauta genovés había seguido a la corte de los monarcas en persecución de su proyecto. Tras la conquista y pacificación de la Isla Isabela, realizada por Margarit, Colón le nombró capitán de la fortaleza de Santo Tomás. Después, los problemas surgidos entre el almirante y los expedicionarios, en relación con los abastecimientos y el trato despótico practicado por Colón hacia la gente de palacio e hidalga, agriaron aquellas buenas relaciones y Margarit se alineó con los descontentos contra Colón.

Colón antes de partir en su viaje de búsqueda de la tierra firme dejó órdenes a su hermano Diego y al capitán aragonés Pedro Margarit de lo que se debía de hacer mientras él estuviese fuera.

Al capitán le ordenó desfilar por La Española provocando el máximo de jaleo posible para atraer la atención de los indígenas y asombrarlos mostrando el moderno armamento europeo, los caballos y su supuesta naturaleza sobrehumana. Una vez atraídos se les debería de dar un trato amistoso y generoso para demostrar su benevolencia y así tenerlos como aliados y no como enemigos. Esta técnica fue la que siguió Colón en todas sus visitas por el Caribe y le funcionó bien, excepto en algún caso aislado.

El otro objetivo, aparte de impresionar a los nativos, era explorar el resto de la preciosa isla en busca de sus riquezas naturales, hacer un reconocimiento general y obtener datos fiables para su colonización.

Margarit salió para realizar el proyectado desfile militar y dejó a Alonso de Ojeda al mando del fuerte de Santo Tomás. En vez de obedecer las órdenes del Almirante decidió por cuenta propia ir a las ricas llanuras de la Vega Real y visitar las villas indias desperdigadas por la misma. Los indígenas les trataron generosamente como era costumbre en ellos, pero al ver que los expedicionarios no se marchaban sino que cada vez les pedían más y además se mostraban excesivamente libertinos con sus mujeres comenzaron a preocuparse y a molestarse con su presencia.

Estos hechos llegaron a La Isabela y Diego Colón escribió a Margarit advirtiéndole sobre su comportamiento y ordenándole que siguiese el plan original. La respuesta fue contundente: se consideraba independiente en su mando; y su cargo, procedencia nobiliaria y posición de favorito del Rey legitimaban sus decisiones y actos. Era una rebelión de la nobleza contra el poder de los Colón.

El problema se amplió cuando los caballeros, hidalgos y aventureros residentes en la Isabela apoyaron a Margarit en su decisión. Estos consideraban a los Colón unos extranjeros mentirosos y mercenarios que labraban su fortuna a costa de su duro trabajo cuando a ellos se les había hablado de magníficas riquezas y buena vida. También recibió el apoyo del Padre Boil, cabeza de la comunidad religiosa y vicario apostólico del Nuevo Mundo. La nobleza y el clero dejaban oír su voz por primera vez en América.

Querían volver a España y revelar al rey lo que realmente estaba ocurriendo en La Española y descubrir a todo el mundo las mentiras y los tejemanejes de los Colón. Finalmente se apoderaron de algunos buques del puerto de La Isabela y marcharon de vuelta a Castilla antes de que regresase Colón.

Primera consecuencia: Las tropas castellanas estando Colón de viaje y el capitán Pedro Margarit huido se convirtieron en un ejército sin cabeza que hizo lo que le vino en gana. Provocaron el justificado enojo de los indígenas que hartos de estos excesos y viendo a los españoles divididos en pequeños e indefensos grupos tomaron cumplida venganza de las afrentas y fueron aniquilándolos poco a poco.

El cacique Caonabo, autor de la masacre de los españoles del Fuerte de Navidad, planeó limpiar la isla de extranjeros sitiando el fuerte de Santo Tomás, pero allí se encontró Llegó a tal su atrevimiento que, con otros enemigos de Colón, entre ellos el padre Boil, partió hacia España sin esperar el regreso del Almirante. Llegado en noviembre de 1491 a la Península, pintó con los peores colores el gobierno de Colón en las Indias, ponderando el desorden, la mala administración, los abusos y el mal trato a los españoles. Tales inculpaciones comenzaron a quebrantar la confianza real en Colón y, por el mal ambiente creado, formaron el inicio del camino que condujo a la prisión del Almirante y sus hermanos a cargo de Bobadilla. De Margarit sólo se sabe que siguió a sueldo de la Corte, y que todavía vivía en Zaragoza en 1497, sin que, al parecer, se le castigara por su deserción.

Fuentes