Alfredo De Angelis
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Alfredo De Angelis. Pianista, director y compositor.
Síntesis biográfica
Nace en la localidad de Adrogué, sur del gran Buenos Aires el 2 de noviembre de 1910. Desde muy chico comienza a aprender solfeo y armonía. Sus primeras actuaciones son acompañando al cantor Juan Giliberti, que anuncia sus presentaciones con carteles que afirman que el propio Gardel lo había reconocido como su sucesor.
Trayectoria
Pasa a la orquesta de Anselmo Aieta reemplazando al pianista Juan Polito. Como dato curioso, en aquella formación participa como violinista Juan D'Arienzo. Conjuntamente con el bandoneonista Ernesto de la Cruz, acompaña al cantor Félix Gutiérrez, exitoso estribillista de varias orquestas de la época.
En 1934, pasa por la orquesta de Graciano De Leone. Después arma un binomio con Daniel Alvarez y más tarde, integra la orquesta Los Mendocinos dirigida por Francisco Lauro.
En 1940, forma su propia orquesta, debutando el 20 de marzo de 1941 en el café Marzotto de la calle Corrientes, con el vocalista Héctor Morea, quien es el único de sus cantores que no llega al disco.
Actúa en radio El Mundo, con las voces del referido Morea y de su nueva incorporación, Floreal Ruiz. Así llega al Glostora Tango Club, mítico programa radial que se emitía diariamente y que estaba un ratito antes del más popular de los radioteatros: Los Pérez García.
Adquiere fama y popularidad y no resulta extraño que el sello Odeon lo incorpora en su elenco artístico, donde graba 486 temas, desde el 23 de julio de 1943 al 21 de enero de 1977. Se caracteriza por haber elegido muy buenos cantores, basten como ejemplo: Floreal Ruiz, Carlos Dante, Julio Martel, Oscar Larroca, Juan Carlos Godoy, Roberto Florio, Roberto Mancini, Lalo Martel, entre otros. El caso de Carlos Dante es muy especial porque lleva a la orquesta a su plenitud, convirtiéndose en su mejor cantor, su sello distintivo.
Alfredo De Angelis, es en el cuarenta el propulsor de los dúos vocales. Recorriendo su discografía se destacan en primer lugar el binomio Dante-Martel con sus perlas “Pregonera”, “Remolino” y “Pastora”, entre otros. Luego el dúo Dante-Larroca, después Juan Carlos Godoy con Lalo Martel y Roberto Mancini.
De Angelis no tiene la impronta de Aníbal Troilo ni de Osvaldo Pugliese, pero es un director honesto que se refugia en un tango tradicional que llega fácilmente al reconocimiento popular. La prueba está en la cantidad de discos que graba y que tienen un impresionante éxito comercial. Pero la irrupción del ritmo audaz y vertiginoso de Juan D'Arienzo, coloca nuevamente al tango en la preferencia de los jóvenes, que no sólo recuperan el gusto por su danza, sino que se lanzan a recrearlo.
Alfredo De Angelis se inscribe dentro del grupo de orquestas que pone el acento en el baile. Esto sin embargo no significa que carecieran de valor artístico, por el contrario, es afatadas, muy bien orquestadas y cuentan con grandes músicos y vocalistas. Nuestra élite intelectual siempre desprecia lo popular, lo que prendía rápidamente en el gusto de la gente, porque no valorizaba, ni valoriza, el fenómeno sociocultural que significa la danza. Tiene la belleza de un trabajo armonioso y sincronizado, del que resulta un tango prolijo y sencillo, logrado con un eficaz manejo del ritmo y muy respetuoso de la melodía y del lucimiento del cantante. Se dirá que el estilo es simple y la fórmula poco ambiciosa se repetía, pero hoy, a la distancia, se deleita escuchando sus grabaciones algunas de ellas antológicas.
Muerte
Alfredo De Angelis fallece en Adrogué (Buenos Aires), Argentina el 31 de marzo de 1992.
