Ambrosio González del Valle y Cañizo

Ambrosio González del Valle y Cañizo
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Primero de los higienistas cubanos.
Nacimiento7 de diciembre de 1822
La Habana, Cuba
Fallecimiento26 de diciembre de 1913
OcupaciónMédico

Ambrosio González de Valle y Cañizo. Es considerado como el primero de los médicos higienistas del país, que contribuyó con numerosas publicaciones a las Ciencias médicas en Cuba.

Síntesis biográfica

Primeros años

Nació en La Habana, el 7 de diciembre de 1822. Procedía de una familia de notables abogados, maestros, publicistas y poetas.

Realiza sus estudios en el Real y Conciliar Colegio Seminario de San Carlos, en los inicios de la década del 40 del siglo XIX.

Titulos y cargos

Obtuvo el título de médico en la Universidad Literaria de La Habana, en 1846. Fue primer vocal de la Junta Superior de Sanidad, miembro de mérito de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana y uno de los vicepresidentes de la Sociedad de Antropología de Cuba.

Contribuciones

En 1849 editó un Manual de Obstetricia para el uso de las parteras y en 1865, el Manual de Flebotomianos o Sangradores y Dentistas, utilizados como obras de texto para la enseñanza de esas disciplinas. Escribió artículos para la revista Observador Habanero, una de las primeras revistas científicas que circuló en Cuba y para la publicación periódica Crónica Médico-Quirúrgica de La Habana, dedicada a temas médicos que ha circulado durante años.

Sus estudios sobre la mortalidad en La Habana, están referidos en los índices estadísticos impresos entre 1871 y 1882. Reconocidos en la literatura médica cubana como las Tablas Obituarias del Dr. González del Valle, fueron confeccionadas con información procedentes de iglesias, casas de salud y cementerios, mediante la recopilación entre otros datos, de las enfermedades de mayor incidencia en la población urbana: tuberculosis, fiebre amarilla, viruela y cólera. Manifiesta además las causas de las defunciones, por sexo y razas. Aunque con errores y omisiones, refleja con bastante exactitud la situación médico-sanitaria de la capital, por lo que representa un valioso antecedente para los análisis sobre mortalidad y morbilidad de la etapa colonial.

Otros aportes

Su interés en los asuntos de insalubridad, lo llevaron a consideraciones médicas de carácter práctico para evitar, entre otras epidemias, la del cólera, que produjo estragos en 1868. También propuso medidas para el mejor funcionamiento de los llamados lazaretos y dictaminó las normas técnicas para crear una necrópolis en La Habana. Estas últimas son presentadas en un proyecto discutido en 1869, que culmina con la fundación el 30 de octubre de 1871, de la Necrópolis Cristóbal Colón.

Su obra más extensa e importante puede consultarse en la revista Anales, publicación científica de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, a la cual pertenece desde 1865. En sus artículos se destaca los trabajos dedicados al aprovechamiento de los recursos naturales con fines médicos, la situación sanitaria en diferentes zonas urbanas y su relación con la salud; estudios climatológicos y observaciones meteorológicas, más otros temas, donde se analiza la necesidad de construir hospitales, cementerios y rastros en áreas donde no afectarán a las poblaciones.

Fomentó durante su larga vida, una bien nutrida biblioteca de temas médicos, famosa entre sus colegas. Sus discípulos lo recuerdan como un hombre inteligente, de carácter vivo, que esgrimía la sátira aguda pero delicada.

Muerte

Se separó de las labores académicas a edad avanzada y por razones de salud. Murió el 26 de diciembre de 1913.

Fuentes